El día siguiente al encuentro con los bandidos Calypso despertó sombrío. Mientras levantaban campamento se apartó un poco del grupo y buscó el sol del amanecer. Entonces se arrodilló ante su dorado dios Pélor en los cielos, lanzando una suave plegaria por las almas de los caídos el día anterior, volviendo rápidamente ántes de que los demás partieran. Se sentía aún triste por no haber podido enterrarles y dado la bendición uno a uno a los cadáveres, pero sabía que su misión era más importante.
A lo largo del resto del día estuvo callado y sombrío. Se hacía muchas preguntas; sobre la misión, y también sobre las razones del Duque para ocultarles información. Y también sobre su destino...
Calypso miró durante todo el día a Nae y a Aeldar. Ambos parecían alegrarse de llegar a las tierras élficas. Calypso, en cambio, sentía melancolía y tristeza. Recordó su infancia y la pérdida de su madre. Hacía muchos años que no estaba entre elfos y, aunque se encontraban lejos de su tierra natal, sabía que volver a estar entre elfos le haría sentir de nuevo la certeza de su propia muerte.
Tras llegar a aquél hermoso río, y beber de su agua, sin embargo, se animó un poco. Se sintió con la cabeza desejada y la mente más clara. Una idea cruzó su mente. Esperó casi al anochecer para ir a hablar con Nae.
- Oye, Nae. ¿Crees que, cuando lleguemos a tu pueblo, podrías arreglar un encuentro con algún elfo venerable? Alguien sabio, que haya vivido mucho, quero decir. Tengo algunas preguntas que hacerle.
Una vez hubieron superado con éxito el contratiempo con los bandidos, el grupo de despidió de las guardias y siguió su camino hacia el pueblo de los Robledales. Oliver estaba deseoso de llegar a aquel pueblo, principalmente porque aquello suponía que una etapa del viaje concluía con éxito y por otra parte como le prometió a Nae, tenia ganas de agradecerle a su pueblo los tan valiosos objetos que les hicieron llegar a través de aquel rió.
A Oliver le dio la sensación de que a medida que avanzaban el camino parecía hacerse mas frondoso, los arboles parecían mas altos y robustos que lo que estaban acostumbrados a ver, no tardaron mucho en detenerse para pasar la noche, la cual transcurrió tranquila y sin novedades.
A la mañana siguiente Oliver pareció despertarse con una extraña melodía, la cual desaparecía si se ponía mas empeño en escucharla, aquello dejo a Oliver algo perplejo, hasta que poco después Nae explico al grupo que es lo que era aquella sensación que todos notaban y nadie parecia tener explicación para la misma.
Nae llevo al grupo a un pequeño manantial del cual se dio de beber a los caballos y después cada uno bebió lo suficiente como para saciar la sed. Después Nae pidió algo de privacidad la cual le concedimos sin rechistar.
Reanudaron la marcha y durante todo el camino Oliver estuvo mirando a sus compañeros uno por uno. Cuando llego la noche, acamparon y pasado un rato Nae saco su ney y volvio a regalar al grupo una hermosa melodia.
Al rato Oliver se retiro a descansar despidiendose del grupo y buena parte de la noche la dedico a hacer balance de lo vivido hasta ese momento.
Lo que esta claro es que todos los componentes del grupo son de fiar y no dudaría en dar mi vida por cualquiera de ellos.
Oliver se acabo durmiendo mecido por la melodía que tocaba Nae.
Decidieron partir enseguida para recuperar el tiempo perdido en el combate y no retrasar su llegada a los Robledales. A la mañana siguiente hicieron un alto en el camino a mediodía para descansar y recuperar fuerzas. Ya se encontraban cada vez más cerca de su destino y Nae buscó un pequeño estanque donde poder beber. Cuando todos hubieron descansado les pidió que se alejaran para ella poder entrar en el agua y poder comunicarse con su pueblo, en un día estarían allí.
La jornada de viaje siguió sin más interrupciones y cuando decidieron parar al anochecer el ánimo del grupo era excelente. Calypso se le acercó a Nae y una vez esta le escuchó no dudó en su respuesta.
-Ya había pensado que te gustaría entablar conversación con ellos, seguro que sus consejos nos serán muy útiles para nuestro viaje y especialmente para ti. Te prometo que haré todo lo que pueda porque puedas tener esa reunión.
Para que la alegría no decayese la joven elfa comenzó a tocar su ney mientras recordaba todo lo que había vivido durante esos días...Había pasado momentos muy tristes, ahora conocía a un nuevo grupo de amigos y se encaminaba hacia una aventura de la cual no conocía el final...Echaré de menos a mi pueblo cuando partamos hacia Willem por lo que tendré que disfrutar del poco tiempo que estaré alli. Aun así tengo que estar muy agradecida por los buenos compañeros que me han tocado, ahora son como una segunda familia. Al acabar su canción decidió ir a descansar. Naedunëa se durmió feliz pensando en que pronto volvería a ver a su familia...
Áran se quedo algo sorprendido.
-Por supuesto que fumaré contigo si así lo deseas, pero nunca he sido buen fumador y nunca he probado el tabaco enano. Espero que no sea muy fuerte para mí...
¿Será costumbre enana? Qué extraño, probaré mo vaya ser una ofensa rechazarlo...
Y así finaliza el primer capítulo. Podéis postear, pero la acción no avanzará hasta que abra una nueva escena.
Tras el camino más apresurado de lo normal a través de los caminos que llegaban a los Robledales, al fin estaban en suelo elfico descansando y eso relajaba un poco a Sigmund. Al menos en ese lugar tendrían un descanso total sin tener que preocuparse de su seguridad.
Al asaltarle ese pensamiento por la noche, cerca de la hoguera, una risa burlona se asomó en el rostro del guerrero.
"Descanso total" pensó "pero si hasta ahora el viaje ha sido una excursioncita..." negó con la cabeza un par de veces. "Si, una excursioncita... después de los robledales empieza lo bueno".
Sigmund había estado estudiando los caminos durante 4 días en palacio y sabia que había tramos que no eran nada fáciles, ya fuera por la geografía o por los seres que se decía habitaban aquellos lares. Además, había que juntarle el enemigo al que se enfrentaban. Ya se había enfrentado en tiempos pasados a la magia negra junto con su amigo Oliver y nunca se salía bien parado, buenos hombres habían caído a su lado por culpa de la magia...
Suspirando para sus adentros, Sigmund respiró profundamente el fresco aroma a naturaleza del hermoso bosque y se calmó mientras la tonada de Nae desvanecía los pensamientos de desasosiegos pasados.
Según el duque, nadie les seguía, pero ellos habían visto indicios de que no parecía ser así, y ahora habían dejado a cuatro testigos por el camino que podrían indicar en qué dirección habían marchado y cuántos eran. "Bueno, lo hecho, hecho está. Al menos se salvó alguna vida... Espero no haber condenado las nuestras".
Empezaba a notar el sueño y su mirada vago por el pequeño campamento que habían montado, todos parecían tranquilos, Thorin les regalaba otra de sus canciones mientras hacía estallar algunas carcajadas en el grupo. Todos parecían agradecer la naturaleza del sitio donde estaban y olvidaban las preocupaciones que se cernían sobre ellos. "Buenas gentes nos hemos juntado... me alegro que por lo menos, me rodee de ellos".
Cuando Nae termino de tocar su flauta, los ojos de Sigmund se posaron en los suyos "Además, la belleza siempre nos acompaña" y asintió sonriendo dando gracias a Nae por la música.
Finalmente, viendo que su viejo amigo Oliver se iba a dormir, decidió hacer lo mismo.
Jajaja ¿se nota que me aburro en el curro? Ale! siento el tocho :P
Al finalizar la cena, la joven y hermosa Lindórië se acercó a Calypso, y con mucha suavidad, se agarró a su brazo para conducirlo paseando hacia un camino de piedra que bordeaba el tiempo por la ribera del río. No había luces que iluminaran la senda, pero lo que Calypso percibió como la luz de la luna, rebotaba contra los árboles dotando al bosque de una extraña tonalidad azulada.
- Naedunëa ha mencionado que deseas hablar con un elfo viejo y sabio y aquí estoy, ¿qué es lo que te aflige, Calypso?
Las palabras viejo y sabio no parecían concordar con aquel rostro casi juvenil de la reina e hicieron al clérigo fruncir el ceño, pero enseguida recordó los procesos de envejecimiento de los elfos que le impedían determinar la edad de aquella aparentemente joven dama y relajó el rostro.
Thorin solto una carcajada enorme al ver los tosidos de Aran al probar el tabaco favorito de los enanos.
-Se necesitan varios años para apreciar el verdadero sabor de el tabaco enano, y los humanos corrientes no llegan a apreciarlo nunca jajaja.-El enano se desternillaba de risa a costa del bromeado humano.Al cabo de n rato, Thorin espero que el chico no se lo hubiera tomado a mal.
Horas despues cabalgaron de nuebo en direccion a los Robledales.Tras un largo camino repleto de extraños y robustos arboles se encontraron con un venerable anciano elfo.El enano seguia al grupo cerrando la comitiva.Cuando llegaron a la increible ciudad elfica a Thorin le brillaron los ojos.Aquella construccion estaba realizada de la forma mas pulida y perfecta que habia visto en su vida.Reconocio al instante los detalles grabados en la piedra con la firma de Aldorin, el mayor constructor Enano de todos los tiempos.
-Por...las barbas...de...Aldorin-Dijo a la vez que el elfo pronunciaba el nombre del noble enano.La impresion de Thorin fue en crescendo a medida que se acercaban a las instalaciones.Cuando se adentraron en el edificio el asombro de Thorin tuvo su apogeo.Las construcciones, los detalles, las columnas, todo era obra de la misma mano enana.Thorin no podia mas que acercarse a cada roca tallada que le llamaba la atencion.Aquel dia fue de grandes emociones para el enano.Sin duda estaba realmente asombrado.Poco a poco la mano elfa ya no le resultaba tan desagradable, y la comida del banquete, tras las palabras aduladoras del elfo que la presidia, era fenomenal.
Los altos robles que flanqueaban la entrada al recinto élfico, las ocultas viviendas ocultas en los laterales y árboles del cañón. La imponente construcción enana con forma de antiguo templo.
Todo ello hizo que Calypso disipara algunas de las sombras que rondaban su corazón. Ante la presencia de tamaña magestuosidad, resultaba difícil, por no imposible, de creer que una existencia como aquella pudiera estar, alguna vez, en peligro. Aqué lugar parecía, sin duda, el más hermoso sobre la tierra. Y estar allí trasmitía la falsa sensación de que nada. Nada maligno, podría jamás aquél portentoso lugar.
Las palabras de Lindorië durante la cena le hicieron darse cuenta de que aquella elfa era, a pesar de su apariencia, un ser antiguo y sabio. Versado en la magia y en profecías. Las nuevas noticias sobre un nuevo mal en el sur ensombrecieron aún más los pensamientos de Calypso. Aquellas palabras le hiceron tener esperanza en que sus dudas serían resueltas durante la reunión con Lindorië pero, por otro lado, también temía que sus palabras pudieran desvelarle demasiado a la hechicera. ¿Estaría poniendo en peligro la misión? Debería mantener la disciplina, y cuidar mucho lo que diría, "o incluso pensara" en presencia de la bruja.
Llegó el momento que Calypso, a la vez, más esperaba y temía. Terminada la cena, Lindórië tomó amablemente su mano y se alejaron de los demás, tomando un hermoso y solitario sendero...
Si los elfos eran, en esencia, seres mágicos. Y si la profecía era cierta, y al final de su viaje se desataba una magia poderosa, capaz de hacer temblar los cimientos del mundo, incluso aquello afectaría a los inmutables elfos. Calypso no deseaba desvelar la esencia de la profecía a Lindorië. Temía que la elfa quisiera impedirles a los aventureros el viaje, aunque detras de este impedimento, hubiera, en esencia la necesidad de impedir, tal vez, un mal mayor.
- Tengo infinidad de preguntas en mi cabeza, y me resuta difícil saber que palabras usar. Temo poner en peligro toda nuestra misión. A veces dudo de los actos de mis propios compañeros de viaje, e incluiso sobre la verdadera naturaleza de la misión.-
- Busco respuesta en la buena educación élfica que me dió mi padre. En el respeto a la vida y las maneras élficas. Pero, con el tiempo, he vivido ya muchos años entre humanos, y me he dado cuenta con los años que, a pesar de ser débiles, mentirosos y falibles, en realidad el cometer errores y enmendarlos es la forma humana de hacer las cosas. Y también me he dado cuenta, a mi pesar, que hay en mí interior más de esa naturaleza humana de lo que yo desearía. -
La mirada de la elfa, aunque amable, parecía un zafiro que pudiera atravesar su mirada hasta llenar hasta el más profundo de sus pensamientos... Calypso suspiró. El momento se acercaba...
- Estas es la pregunta que tengo que hacerte. Un Druida, una Mgo, un Oráculo me desveló una profecía. En esa profecía, de la que no dudo, me desvelaba que al final de nuestro viaje haríamos algo; algo cuyas consecuencias .... temo. -
-Tódo, en realidad se reduce a una sóla pregunta.- Aquí la boca de Calypso se secó. Era un riesgo muy grande. Y una elfa sabía y poderosa como ella podría deducir muchas cosas de esa pregunta. La voz de Calypso tembló al hacer la pregunta: - ¿Qué? ... ¿qué ...sabes... de la ... Gema de ... Willem?
La reina elfa de los Robledales escuchó con calma las cuestiones que el clérigo le iba planteando mientras asentía con la cabeza. Apenas mostró reacción alguna a sus comentarios salvo un pequeño parpadeo ante la última cuestión que Calypso no sabía si otorgar a la sorpresa por la pregunta o a un esfuerzo por recordar aquel nombre.
- La gema de Willem... -murmuró pensativa- Conozco Willem, y conozco antiguas historias sobre extrañas gemas mágicas, pero ninguna relación entre Willem y una gema. Lo siento.
Puedes contestar o dejarlo como está. Tú decides.
Calypso escuchó atentamente... Cuando está termino reflexionó unos minutos, acompañado por ella, sobre lo que la Reina le había dicho.
Repentinamente, Calypso soltó la mano de la Reina, se adelantó unos pasos, para inmediatamente girarse y arrodillarse frente a ella, agachando la cabeza, en señal de sumisión.
-Majestad. Vuestra sabiduría es grande en extremo. Gran señora, quisiera pediros perdón, pues os he ofendido sin que lo supiérais. Vine aquí con oscuros pensamientos, y desconfiando de aquellos de mi propia estirpe, los elfos. Incluso también, desconfié del noble propósito de mi misión. ¡¡E incluso de mis propios compañeros de viaje!!. Ahora me doy cuento que era yo el que llevaba la desconfianza en mi corazón, quizás al sentirme incomprendido. El que la ha traido incluso al corazón de vuestro propio reino. Pero vos la habéis apartado de mi corazón...
- Porque vos me habéis mostrado una verdad tan sincera con vuestras propias palabras, majestad. Esas palabras serán esa luz de la que habláis, la que iluminará mi camino, y la que portaré incluso en la más intensa oscuridad. Vine aquí con pensamientos oscuros y dudas; y salgo cargado de esperanza y convencimiento... Señora, ¡Vuestras palabras me han trasmitido una gran confianza! Cada vez que dude, pensaré en ellas de nuevo y me darán fuerza.- Ahora Calypso eleva su rostro, para mirar con humildad desde su posición de rodillas a Lindorië.- Perdonadme, pues ahora sé que me equivocaba, al creer que nadíe podría comprenderme. De ahora en adelante diré que hay una Reina en este mundo capaz de leer en el corazón de todo hombre. Su nombre es Lindorië... Reina elfa de los Robledales.
Calypso esperará su perdón, y después partirá en silencio, tras una gran reverencia, y con el permiso de la reina, a reunirse de nuevo con sus compañeros y dormir plácidamente, como hacía años que no dormía...