Partida Rol por web

Dejando a un lado las luces de la ciudad, llegáis hasta el lugar donde reside la Magistrado Matsu. El interior está casi a oscuras, aunque algunas lámparas iluminan con su tenue luminosidad las salas del interior del hogar. Ningún sonido llega hasta vosotros desde el interior, mientras que las voces de la vida nocturna de Kyuden Bayushi alcanzan sin problemas vuestros oídos. Voces de distintas conversaciones, caminantes nocturnos y otros ruidos comunes hacen que el interior de la residencia de Matsu Mitsuko parezca aislado del resto de Rokugan.

Sigilosos como la propia muerte, Sayuri y su marido se acercaron a la residencia. La Asahina necesitaba entrar para poder lanzar el hechizo que dormiría a los ocupantes de la casa, y así se lo hizo saber a su esposo. Llevaba con ella los pergaminos necesarios para su arte, por lo que con mucho cuidado de no hacer ruido sacó el necesario, lista para comenzar a invocar la ayuda de los kami de Aire.

Con mirada curiosa Yamaneko observa a su esposa ejercer su poder con gestos discretos pero cargados de un significado que se le escapaba, el viento pitó en sus oídos y él aguardó alguna señal para saber en qué momento debía actuar.

Sus ojos pasan del rostro de Sayuri al hogar de la magistrada y examina las entradas a la casa, los obstáculos que interponen en su camino y el número de guardias que podrían percatarse de su presencia.

El hogar está bien situado, con pocos lugares para esconderse o infiltrarse. La entrada principal parece el lugar más sencillo, pero seguramente habrá un criado cerca que daría la voz de alarma si os adentrarais en la morada. Puesto que la casa reposa sobre pilares de madera, las ventanas más accesibles están a algo más de dos metros de altura. Para acceder por ellas, deberíais utilizar una escalera, o ayudaros el uno al otro.

Cuando Yamaneko afina la vista, ve una sombra proyectada por las lámparas que arden en el interior de la casa. Posiblemente un criado, no parece armado. Sin embargo, no puedes asegurar que no haya más personas despiertas dentro de la casa. La puerta principal está cerrada, pero no tiene ningún cerrojo, por lo que no encontraríais ningún problema en acceder por allí.

OFF: Las tienes que hacer tú, yo no puedo saber si dentro caen dormidos o no.

Las manos de la Shugenja danzan de un lugar a otro, mientras su cuerpo ejecuta los precisos movimientos. Una corriente de aire se levanta en torno a ella, y en esta se pueden observar a los etéreos kamis de viento. El kimono se agita al son del viento, y con un último movimiento y unas palabras susurradas al mismo viento, el aire parece disiparse y hacerse más silencioso, como un rumor en mitad de la noche. Entonces, os parece percibir como las luces del interior de la residencia se agitaran, las llamas de las lámparas alteradas por el viento.

Una vez las llamas vuelven a su tranquilidad natural, te parece escuchar un pequeño golpe contra el suelo en el interior de la residencia.

Rodeada por los etereos kamis del aire que la habían favorecido con su bendición, Sayuri cerró los ojos por un instante. Murmuró una oración de agradecimiento a los espíritus antes de que se disiparan, y se giró a su esposo.

-Vamos, es la hora.

Moviendose de la forma más sigilosa posible, comenzó a acercarse a la casa, pendiente de cualquier movimiento o señal de actividad.