¿Qué te pasa, puño de hierro? - dijo este, riendose ante las extrañezas de Polux.
¿Te has mareado por cabalgar ya más de dos días? Vamos, espabila, que no falta mucho.
Al llegar a la aldea, estos comenzaron el ataque.
Pólux miraba extrañado a todos lados, a la vez que se preguntaba por qué lo llamaban por su apodo de su joven época de mercenario, sin duda tenía que buscar algún reflejo para verse, pues aquello no le cuadraba, ¿había viajado al pasado? ¿había sido todo un sueño? muchas preguntas para la simple mente del guerrero.
Por ello, un tanto dubitativo, siguió al resto del grupo en el ataque, aún estaba bastante ido, pero tenía que proseguir sin levantar muchas sospechas o podría acabar muy mal.
Así pues, se dispuso a atacar la aldea y saquear y violar todo lo que pudiera, nunca había tenido muchos reparos en ese aspecto, y menos aún sin el sabio consejo moral de Varen...
Polux terminó por unirse al grupo de bandidos en el saqueo a la aldea, antes de que llamase demasiado la atención allí.
De un momento al otro, se halló así mismo persiguiendo a una mujer, bajandose así del caballo y acorralandola contra la parte trasera de una casa, empujandola así contra la pared de la misma. Allí, rompería la parte del vestido que cubría la cadera de la campesina, para comenzar a violarla.
Tras unos minutos y finalizado el asunto, la golpearía para dejarla en el suelo.
A los segundos, verías a un niño corriendo hacia las montañas.
Pólux era muchas cosas, pero no un infanticida, dejó que el niño corriera, se escondiera o que hiciera lo que quisiera, no era una amenaza, y no veía ninguna recompensa en capturarlo o matarlo. Así pues, prosiguió por aquella aldea, fijándose en los rostros de todos, alguien le tenía que resultar familiar, si aquello era un sueño, un viaje al pasado o simplemente todo lo que había vivido antes era el sueño de verdad; algo del entorno debía propiciar algún recuerdo en él.
No obstante, todos aquellos temas metafísicos, rebasaban con creces el simple intelecto del guerrero, por lo que se dedicó a pasear por la aldea, esperando encontrar alguna pista de algo, aunque no sabía bien qué buscaba...
Vaya paranoia le estás metiendo a mi pobre Pólux XD.
Polux decidió dejar que el niño huyera, y tras los gritos de la mujer que solo repetían ''corre, corre, no pares'' entendiste que debía ser su madre.
Entraste por una puerta trasera de la casa dónde agarraste a esa campesina, para hallar allí un sin fin de recuerdos que te golpearían de forma contundente en tu cabeza.
Una cama con un bordado de flores violaceas que te traían recuerdos pertubadores. Un florero gris, con grietas sobre su superficie. Y algunos cuantos dibujos hechos con barro que recorrían el suelo.
Te detuviste a pensarlo, y finalmente la respuesta golpeó tu mente. Esta era tu casa. Cuando eras chico y vivías pacificamente con tu madre en Roland. Antes del ataque de los bandidos. Antes que golpearan y violaran a tu madre... la cual habías violado tú ahora.
Pólux se quedó en shock durante unos instantes, nada de aquello tenía sentido para él, es que acaso los espíritus del castillo le perseguían y lo castigaban en sueños, ¿se estaba volviendo loco? No obstante, aunque no entendía quién podía ser ese niño, pues su madre siempre le había dicho que nació tras el ataque de los bandidos, el dolor de haberle hecho tanto daño a su querida Laerta, era más importante que cualquier cosa.
Por ello, con el rostro compungido por el arrepentimiento, se tumbó junto a su madre e intentó ayudarla, a la vez que repetía una y otra vez sumamente dolido:
-¡Lo siento!, ¡lo siento madre!... -decía mientras intentaba ayudarla como le fuera posible, aunque entendía que ahora mismo estuviera aterrada de miedo.
Por lo que vació las bolsas que había llenado con el saqueo y le dijo nuevamente a Laerta:
-Toma, todo esto es para ti, pérdoname por lo que te he hecho por favor... -dijo arrodillado en el suelo y notando como las lágrimas recorrían sus mejillas.
Acto seguido, buscó una vacinilla, la llenó de agua, y se la ofreció a la mujer para que se limpiara las heridas, o le dejara a él hacerlo si se lo permitía...
Una cosa dire, según mi historia, mi pj nació tras dicha violación, por lo que ese niño no puedo ser yo, no sé si debo mantener eso, es sólo una diferencia narrativa para que mi pj pueda interpretarla, o por contra es un error. Yo de momento lo tomo como que es un fallo dentro del "sueño" si te parece bien.
La mujer, presa del miedo, no quiere escuchar ni saber nada de Polux, solo busca escapar de este. Más histérica se pone cuando el otro empieza a llamarla ''madre''. Solo pensaría con qué clase de enfermo está, que primero la viola y luego le dice madre.
Si Polux le daba la oportunidad, esta escaparía.
Aunque de poco serviría, porque un bandido que pasaba por allí a caballo, usaría su espada para terminar de matarla al pasar velozmente.
Vamos Polux, tenemos asuntos pendientes aún. Toma tu caballo, rápido.
si si estoy al tanto, pero es un sueño, no se apega a la realidad, por eso los bandidos te llaman con tu apodo de mayor jaja
El guerrero al ver como aquel malnacido mataba a su madre, perdió los nervios por completo, viéndolo ahora a él como el causante de todo aquello, por lo que sin dudarlo ni un instante, y dejándose llevar por la ira exclamó como un loco:
-¡Malnacido! ¡has matado a mi madre! ¡morirás por ello hijo de puta! -dijo a la vez que se lanzaba contra él con su espada en ristre...
Motivo: Ataque
Tirada: 2d6
Resultado: 4(+1)=5
Bien, bien, he obrado correctamente entonces, ahí va mi pésimo ataque, a ver como acaba esta paranoia XD.
Polux arremetió contra el bandido, pero así como se acercaría a este, se esfumaría en el aire mismo cuando su espada quiso chocar contra su cuerpo.
Acto seguido, confundido, mareado, miraría a su alrededor, y no vería absolutamente a nadie allí. La aldea, incendiada, consumiendose por el gran fuego, pero totalmente desierta.
Este caería al suelo, arrodillado, empobrecido y con un gran dolor en el pecho. No comprendía qué estaba ocurriendo.
Cuando menos se lo esperaba, empezó a sentir el ruido de olas rompiendo contra rocas y un barco. Empezó a sentir como el suelo se movía, propio de cuando navegas. Al levantar cabeza, observaría a su viejo amigo Varen.
Varen estaba allí, con un uniforme militar que jamás le habías visto antes. Parecía muy serio y observaba a Polux con indignación, en vez del rostro amistoso al que Polux estaba acostumbrado.
Levantese soldado, de inmediato. Nos estamos acercando a las puertas del averno.
Extrañado, Polux por fin asomaría cabeza y notaría que todo el sitio dónde hallaban parecía maldito, tenebroso, oscuro. Rocas, negras como nunca había visto antes, el agua rompe contra ellos en un sonido infernal. Por alrededor parecía que recorrían el río de un bosque, pero árboles marchitos y espantosos, le darían un pésimo augurio al mercenario.
El guerrero seguía sin entender qué demonios estaba pasando, pero al menos esta vez se alegró que todo lo de su madre fuera un mal sueño, pues no podría vivir con ello. No obstante, el nuevo panorama le resultaba igual de extraño, pero respiró un poco más tranquilo al ver a su amigo Varen junto a él, por lo que poniéndose de pie y olvidando su pesadilla anterior le dijo:
-No sabes como me alegro de verte la cara amigo mío -dijo risueño y contento de olvidar lo anterior- ¿dónde demonios estamos? ¿y los demás? ¿y por qué me hablas así de estirado? me recuerdas a los viejos tiempos en los que nos vigilaban los superiores y tenías que hacerte el estricto jajaja -rió contento de recordar aquellas peripecias, para instintivamente mirar alrededor y asegurarse que no había ningún superior mirando, aunque aquello no podía tener sentido, ¿verdad?...
Varen observa con desprecio a Polux, a la vez que reparte una fuerte bofetada a este.
¿Qué le hace creer que puede dirigirse a su superior de esa forma? ¡Levantese soldado, y vaya a la proa, de inmediato!
El barco estaba lleno de soldados y se dirigía por un canal que parecía hacerse cada vez más estrecho. Tras un determinado lapso, finalmente verías una gigantezca puerta que parecía tener el tamaño de una montaña entera.
Hemos llegado - replicó un soldado - es la puerta del inframundo.
Aquí se acaba nuestro viaje.
Muy bien, ¡preparen los cañones! ¡Aquí dejaremos nuestras vidas, caballeros! Todo sea por escapar de aquí y volver con los vivos.
De la puerta comenzaron a salir cientos de espectros que fueron a reclamar las vidas de los navegantes. Lucharon de forma desesperada contra cada uno, en vano, muriendo hasta el último.
¿Sabes qué pasa cuando mueres en el inframundo? - le dijo Varen a Polux - tu alma se pierde en la oscuridad, como si jamás hubiera existido.
Aquel entorno era demasiado para la pobre muerte de Pólux, tal era así, que el guantazo de su amigo era lo que menos le extrañaba. No entendía nada de aquello, ¿se supone que estaba en el infierno? ¿que estaba muerto? ¿por qué demonios Varen no le reconocía? Todo aquello y mucho más estaban volviendo loco al guerrero, no dudaba que tuviera motivos para ir al infierno, pero ¿cómo había muerto? ¿se supone que no debía recordarlo?
En fin, ante aquel galimatías mental, el mercenario se dedicó a hacer lo que le mandaban, era lo que siempre había hecho y era lo único en lo que se sentía cómodo en medio de aquel caos, estaba seguro que nadie le aclararía nada por mucho que preguntase...
Así pues, se colocó junto a uno de los cañones, y se preparó para usarlo, contra lo que sea que hubiera que hacerlo; aunque justo cuando empezaba a olvidarse de aquella locura, el cabrón de Alfred le puso la piel de gallina con ese susurro, nunca le había preocupado su alma, pero ahora empezaba a hacerlo...
Finalmente Polux sintió como su sangre se hervía, todo empezó a volverse más nublado. Los monstruos atacaban al barco y se acercaron hasta él, se levantó para atacar y gritó. No tienes idea de qué fue lo que te gritaste, porqué antes de eso, simplemente te tocó despertar...