EL CUERNO DEL ABISMO DE LA GARGANTA DE LA SERPIENTE
En este mito, un hombre joven, llamado “El Sereno” escucha la llamada de los Dioses, viaja hacia el Abismo de la Garganta de la Serpiente y encuentra un guardia que ha desertado de su puesto. Ante esto, viaja el puesto de vigilancia abandonado y hace sonar un gran cuerno. Con esto consigue avisar a los aliados de las criaturas de Caos del Abismo. Es un mito menor, que se hace en algunas aldeas de la región y que sirve para protegernos de los seres caóticos que viven en el Abismo de la Garganta de la Serpiente. Ya que este mito se desarrolla en el escenario de la gran batalla contra el Caos de Yo Luche Nosotros Ganamos, tiene más importancia que otros mitos menores.
El Sereno escucha una misteriosa llama y deja sus aposentos y se adentra en el campo. Está en la planicie al sur de Abismo de la Garganta. Es de noche ya que, en este tiempo, el Sol está murto y en el Inframundo. Al noreste, el Sereno observa una figura corriendo hacia el sur por la planicie. Mientras rayos iluminan el cielo, el Sereno observa el penacho que lleva en el caso y lo identifica como un miembro de la guardia. El Sereno corre para interceptar al guardia, que está desfallecido y tiene el rostro desencajado por el miedo. El Sereno le pregunta al guardia porque ha desertado, y este le responde que estaba en Colina Mendar y ha dejado el cuerno mágico allí. “Todo ha acabado, no queda nada, está viniendo esta vez. Corred, huid, o nos cazará y no quedará nada de nosotros”. Mientras el Sereno se dirige hacia el norte el guardia se despide diciendo “buena suerte, hijo mío”.
El Sereno corre durante la noche a través de la desolada planicie. Gusanos del tamaño de un perro, mitad caracol, mitad escarabajo, están esparcidos por el paisaje. Pero son muy lentos y dispersos como para entorpecer el viaje.
El sereno llega a Colina Mendar y sube a la torre de vigilancia simple, con una escalera de madera al costado. Un enorme cuerno militar reposa en la cima. En la distancia se observan criaturas de Caos que suben por los acantilados, pero en la oscuridad son solo sombras distantes. El Sereno hace sonar el cuerno, avisando a los aliados de la amenaza. El mito termina.