Partida Rol por web

VALLE DE GODRIC

-Hogar de Lily y James Potter. Un sitio emblemático, cuna del mismísimo Godric Gryffindor. Actualmente residís aquí, en una pequeña casa perfecta para una sola pareja con un cuarto de más, para invitados, etcétera. 

DEFENSAS

-Cero. De momento. 

AÑO: 1978

MES: Noviembre?

DIA/HORA: 22?? A las 7 de la mañana??

Débiles rayos de sol cuelan sus dedos por entre la persiana de la habitación, aún trémulos, aún tímidos, no ha amanecido aún, es muy temprano, pero los ojos verdes de Lily ya parpadean. Suspira, acomodándose en la cama, y contemplando la ventana sonríe sin poder evitarlo. Inspira, tranquila, son tiempos difíciles pero ella no podía ser más feliz.

En suelo pueden apreciarse dos bufandas, ralladas de amarillo y rojo, con un emblemático escudo, una corbata, dos camisas impolutas, una falda y un pantalón, todas las prendas arrugadas, desperdigadas por el suelo.

Sus labios rojos sonríen bajo mechones de pelo escarlata rememorando todo lo que pasó anoche cuando llegaron por primera vez a su nuevo hogar, apenas lleva unas braguitas ahora. Y aunque la noche fue larga hay tanto que hacer que es imposible pensar en quedarse en la cama. Mira de reojo a James, a su lado y se permite una sonrisa llena de cariño. Y aunque se demora un poco, termina besando su frente, dejando la marca de sus labios húmedos para despertarlo, rascándole un poco la cabeza con dulzura.

- Vamos, dormilón, tenemos maletas que deshacer, un montón de cajas por abrir aún, y algunas pociones que preparar.

Un pensamiento fatídico cruza su mente, hay que preparar una defensa que cubra su hogar, más aún en estos tiempos. Se muerde el labio inferior, nerviosa y de repente se siente desprotegida irresponsable, dos sentimientos con los que no sabe lidiar muy bien.

- Voy a preparar café – murmura, abriendo la cama y levantándose.

Se pone la camisa de James, que es la primera que encuentra, se envuelve el cuello con la bufanda, más por la sensación de protección que por el abrigo que da, y vuelve a mirar a James para comprobar si se ha despertado.

AÑO: 1978

MES: Noviembre?

DIA/HORA: 22?? A las 7 de la mañana??

Un nuevo día comenzaba para mi gracias al dulce beso de mi pelirroja preferida, con una sonrisa en mis labios abro mis ojos para encontrarme con los de ella pero agraciado de mi destino sólo me encuentro vislumbrado por aquella silueta, donde moriría recorriéndola una y otra vez. 

- ¿Maletas? ¿Acaso no hay un hechizo para ello? - respondo con aquel tono desenfadado típico de mi, pero cargado de una dulzura capaz de recorrer mil mares, gracias al amor que siento por ella. Sin embargo, me incorporo rápidamente y busco mis pantalones para ponérmelos, la camisa ya tenía dueña así que decidido a vagar por los pequeños pasillos de mi casa con el torso desnudo y mi cabello revuelto como habitualmente lo tenía. Al pasar busco mis gafas y sigo con gracia la estela que Lily había dejado para mi. 

Aquel aroma de mujer que me embriagaba por completo y me hipnotizaba. ¿Cómo no amarla? Siempre tan dulce, decidida y perfecta, nada ni nadie se comparaba a ella y me sentía grandiosamente maravillado por tenerla sólo para mi. 

- ¿Decías? - pregunto al rodear con mis brazos su cintura mientras la atraía hacia mi, permitiendo que mi nariz se entremezcle en aquellos rojos cabellos, con el fin de retener su aroma por más tiempo, imaginando un mundo en donde sólo existíamos ella y yo. 

- En realidad prefiero desayunarte a ti pero bueno... Un café no está mal. - bromeo entre risas al susurrar en su oído y tras besar su cuello sutilmente, me dirijo hacia la mesa con el fin de contemplar su andar en primera plana. 

AÑO: 1978

MES: Noviembre

DIA/HORA: 22/7:00

Recorre los pasillos de casa, descalza, el suelo está frío y ahora mismo no sabe dónde está la cafetera, ni el café, debe estar por una de las cajas que hay en la cocina. Pensativa acaricia la bufanda rallada.

A penas hace un año que decidió entregar su corazón por completo y aceptar la propuesta de James, llevaban juntos desde primero, él jamás había dejado de intentarlo, lo que demostraba un tesón y una fuerza inquebrantable, más allá de todo orgullo. Aquel hombre tenía una nobleza sin parangón y el último curso había demostrado ser responsable y lo suficientemente maduro como para sujetar con fuerza el corazón de Lily, que ya estaba en su posesión, todo él, rojo como su cabello.

Casi como un presagio, los brazos de James la rodean y un escalofrío la recorre de pies a cabeza. Suspira, sujetándose a él y riendo,

- ¿Hechizos? ¿Para deshacer maletas? Hasta que la casa no esté protegida no… vaya a ser que… - y se da cuenta de que está preocupada de nuevo.

El susurro la hace sonrojar, acelerándole el pulso, el beso la lleva a morderse los labios nerviosa de nuevo. James... tan guapo siempre, son su cabello desarreglado, el gesto desaliñado y aun así desafiante siempre.

Iba a seguir camino a la cocina, pero esto no es la escuela, no hay que esconderse, no hace falta medir las dosis de cariño, no… aquí puede ser ella misma. Se vuelve y lo abraza con fuerza, aupándose sobre los dedos de sus pies,  rodeando su cuello con los brazos.

- ¿Desayunarme a mí, Potter?

Sus pómulos rojos como el carmín, y aun así tan lanzada, tan impropio de ella que incluso ella misma se sorprende de su descaro, siempre cuidadosa de que nadie les viera, aunque todos lo supieran.

- ¿Para eso no hay hechizo? – bromea, sonriendo juguetona sin dejar de caminar hacia atrás, en dirección a la cocina.

AÑO: 1978

MES: Noviembre

DIA/HORA: 22/7:00

Muchos fueron los encuentros a escondidas junto a Lily durante nuestro último año en Hogwarts, algo que nos benefició bastante el mero hecho de ser merodeador y conocer cada recoveco del castillo como la palma de mi mano, una garantía para tener privacidad pero no era lo mismo,  siempre estaba presente el mero hecho de ser descubiertos. 

Ahora ya en nuestra casa, donde el libre albedrío se respiraba como una flor, noto la libertad de Lily, bajo el encanto de sus acciones y me roba una sonrisa muy traviesa que surge de mis labios, mientras se enciende una mirada capaz de arrasar con todo lo que es ella. 

Y gracias a ello, al rodearla con mis brazos la subo sobre mi, sintiendo como sus piernas rodeaban mi cintura. - Evans... Deja de preocuparte un momento... - susurro cerca de sus labios, incitandola, era consciente de que debíamos tener cuidado pero estando ella solo con la camisa y sus braguitas, mi mente pensaba otras cosas mucho más pecaminosas y más divertidas. 

Por esa razón, rápidamente la siento sobre la encimera mientras mis manos se escurren con intenciones de recorrer su cuerpo suavemente. - Si... Desayunarte... Toda... - expreso entre beso y beso,  siempre manteniendo aquella pasión desenfrenada pero sin avasallar demasiado, disfrutando minuto a minuto cada sensación que ella me generaba. 

Ahora perdido totalmente en su encanto, es cuando me olvido de practicamente todo el mundo, buscando ser uno con Lily, al sentirla profundamente haciendo el amor. Cada suspiro, gemido o incluso los apasionados besos que nos brindabamos, formaban parte de esa conjunción explosiva que solo el amor podía manifestar. 

Ella era la mujer perfecta y todo lo que necesitaba para mi,  atrás quedaron todos esos años de esfuerzos intentando conquistarla,  había valido la pena y no pensaba soltarme de ella, puesto que la amaba con locura.