Partida Rol por web

    En tu particular misión has alcanzado uno de los valles usados como zonas de cría por los retorcidos poderes del caos. Se trata de una grotesca burla a la vida, una orgía constante donde nacen y mueren un sinfín de criaturas y abominaciones esculpidas por el capricho de lo dioses oscuros, la supervivencia del más fuerte rige este lugar. A medida que te acercas puedes oír un eco muy similar al de un enjambre de abejas enfurecidas, la tierra aquí parece encontrarse fusionada de una manera impía con jirones de piel y carne que palpitan como si tuvieran vida propia.

    Extrañas torres semejantes a agujas brotan de la tierra aquí y allá junto con espantosos "árboles" más semejantes a fieras cruelmente desfiguradas y transmutadas que a los habitantes de cualquier bosque de las regiones del sur. Los colores están en continuo cambio, aunque predominan diversas tonalidades de rojo y azul. Tus instintos se encuentran sobreexcitados y una vorágine de emociones amenaza con tomar el control, miedo, lujuria e ira, todas ellas tienen cabida aquí y todas ellas aúllan en tu mente ávidas por lograr dominarte. 

    Haciendo acopio de tu fuerza de voluntad logras adentrarte en el valle. Aún no te has internado a las zonas más profundas, pero no terminas de deshacerte de la sensación de estar siendo continuamente observado desde las sombras, seguramente haya depredadores ocultos por toda la zona aunque, de momento, ninguno de ellos se ha atrevido a hacer acto de presencia.

    Poco tiempo tardas en dar con algo que llama tu atención, en una loma del terreno encuentras una cueva, un hedor nauseabundo surge de ella y restos de cuerpos de criaturas indescriptibles en avanzado estado de descomposición siembran la tierra aquí y allá. Está claro que te encuentras ante la guarida de uno de los habitantes del lugar y parece que este ahora no se encuentra presente.

me acerco lentamente a la cueva

    Si en el exterior de la cueva las señales se mostraban poco halagüeñas, en el interior la cosa no era mucho mejor. Los olores se intensificaron, nuevos cuerpos desmembrados surgían a derecha e izquierda e incluso había dado en una esquina con un montículo que parecía formado de un amasijo de metal semifundido. La visión de Skref tardó en poder acostumbrarse a la ausencia de luz, aunque resultaba mucho más preocupante si lograría mantener la conciencia bajo el influjo de aquel almizcle asfixiante.

    Sus sentidos se pusieron alerta, toda esa muerte generaba una clara llamada de alarma pero poco después pudo dar con un pequeño botín, al parecer, parte de las víctimas del dueño de aquella madriguera habían sido guerreros y varias armas se encontraban apiladas en una esquina, eso si, su estado era bastante cuestionable, al menos a primera vista, llegar hasta ellas para asegurarse del tipo de tesoro que podría haber oculto entre tanta chatarra suponía llegar a un punto de no retorno en el que la salida de la cueva quedaría demasiado lejos como para alcanzarla en una simple carrera y el hombre bestia aún no podía confirmar por completo que se encontrase solo allí adentro.

genial, esto tiene pinta de interesante mientras hecho un vistazo a unos de los cadáveres, era un hombre bestia,  un simple ungors, con el pecho abierto y los órganos totalmente comidos normal que muriese, entonces pareció oír algo detrás suyo, se puso alerta mientras miraba a su alrededor, poso su mano en el arma, con un poco de mala suerte seria un engendro del caos, -mejor así podre demostrar mi devoción, o puede ser simple comida, ¿cuando fue la ultima vez que comí humano?-salgo de mis pensamiento y grito- ¿quien anda ahí?

    Alertado por un sonido extraño giras sobre ti mismo para tratar de localizar el origen mientras das una voz de advertencia. Nadie responde, permaneces en silencio por unos instantes tratando de afinar el oído por si quien fuera que andase allí volvía a delatarse una segunda vez. Poco tardo en dar fruto tu breve espera, un sonido pesado que se dispersa por la cueva, parece provenir de un punto más hacia el interior, avanzas con cuidado cayendo en la cuenta de que en la pila de armas hay algo más que chatarra oxidada, algunas de las armas aún no han sido cubiertas por el óxido y localizas un hacha de batalla en buen estado y con el mango de hueso que parece destacar entre el resto de piezas junto con una espada desmesuradamente ancha y tosca, muy parecida a esa especie de machetes usados por los orcos.

    Pero el botín deberá de esperar un poco más, sigues avanzando y tu respuesta se desvela ante ti. La solución era sencilla y aún así no habías dado con ella, las pilas de metal derretido, el olor apestoso, los cuerpos a regurgitados a medio digerir... un lomo cubierto de espinas oscuras y carmesíes aparece al final de la gruta, es un troll del caos, por suerte está dormido y parece no haber caído en tu presencia todavía.

al ver el troll del caos me sorprendo, pero rápidamente me preparo para lanzarme, entonces me acuerdo de Ujle el quemaramas, el chaman de mi antiguo rebaño, y de la batalla hace tres años contra los orcos en las colinas de la abundancia, cuando todo el rebaño, casi muere por culpa de 7 troles, si no llega a ser por el, ni de su advertencia sobre la alta regeneración y su falta de ella por el fuego, habría muerto mas de los casi 2 centenares de bestigor que cayeron, necesitaba algo de fuego para matar a ese bicho.

observo al bicho, "no, no, aquella vez íbamos con un chaman y aun así hubo muchas bajas, yo solo no conseguiré mas que deshonrar a mi tribu" observo el mapa y marco el lugar de la guarida, "juro por mi tribu, que volveré y aunque no consiga botín, te matare", salgo de la cueva sin despertar al troll y vuelvo a mirar al foso de las fieras, "buscare algo para enmendad mi cobardía", empecé a buscar algo que matar.

    Resignado por tamaño rival, te alejas de la guarida sin tan si tan si quiera considerarte digno de tomar parte del botín. Impulsado por descargar la frustración que sientes contra el próximo que se cruce en tu camino te adentras en el foso. Un nuevo olor llena tus fosas nasales, uno similar al que inundaba la guarida del troll, pero carente por completo del almizcle característico de esos seres.

    No, este es distinto, es el olor a putrefacción desprendido por la carroña, pero hay algo más, algo familiar, tratando de localizar el origen prosigues en tu marcha para dar con la primera señal, es un poste que se eleva hasta casi igualar tu altura, hundido bruscamente en el terreno por un golpe y del que cuelga el pellejo desollado de un humano, elevas la mirada y ves que más adelante se encuentran varios más, aunque no idénticos. La mayoría son de humanos, pero otros parecen pellejos de gors, orcos e incluso seres que ni tú mismo eres capaz de reconocer, esta clase de advertencias son muy propias de los hombres bestia, usadas para sembrar el terror en los que osen penetrar en los cotos de la tribu.

    Pero esto esta lejos de despertar el temor en ti, es más, el sentimiento es casi el opuesto, tu pulso comienza a elevarse, la tus fosas nasales se inflaman y notas el sabor a cobre en el fondo de tu paladar, sientes la pulsión de gritar y un furor que lucha por tomar el control de tu mente.

consigo controlar mis impulsos de gritar, y lanzarme contra el coto de la tribu, "no, primero tenia que hablar con el caudillo de la tribu, antes entrar en el coto de la tribu", miro a las advertencias, sobre todo a los cadáveres de humanos, "vaya desperdicio de comida, por lo menos de eso no me tendré que preocupar" pienso, mientras avanzo hacia el coto, me  fijo en los cadáveres, menuda falta de originalidad, todos muertos de la misma forma, destripados y comidos (ya sea por los hombres bestia o por gusanos)