El viaje hasta Higashidani Mori ha sido largo pero gratificante. Si al principio Noboatsu estaba resentido con Daigoro por sacarlo a la fuerza de su ensimismamiento autocompasivo ahora tiene que reconocer que su suegro le dio justo lo que necesitaba. Ya no tiene que soportar las miradas de compasión ni los rumores sobre su inutilidad para el clan del Zorro. En vez de eso disfruta de una segunda oportunidad en una misión importante para el clan. Incluso ha empezado a perder la pesada barriga que desarolló durante sus meses de abandono recordando a Namiko y el dolor sordo y persistente que le atenazaba ha remitido casi por completo. Ah, la dulce Namiko. Sólo evocar su nombre hace que se le estremezca en corazón. Al menos ahora puede llorarla tranquilo cuando lo necesita.
Pero no es solamente el corazón de Noboatsu lo que se encuentra perturbado. Cuando llegó al bosque hace dos días captó rápidamente la fuerza de un camino espiritual hacia Chikushudo, el reino de los Espíritus Animales, lo que fue un inicio muy prometedor. Pero cuanto más se adentraba en el bosque más crecía su inquietud y su miedo. Noboatsu siempre ha disfrutado de una conexión única con los animales, pero ahora éstos le evitan o le echan de sus territorios. Pero no son sólo los animales. Los mismos kami del bosque se muestran reticentes a sus llamadas y cuando le contestan lo hacen con evasivas o se niegan a hablar con él. Es como si todo el bosque estuviera preso de una pura y ciega rabia contra los humanos.
Esta noche Noboatsu se encuentra acampado junto al Gin Hebi, el caudaloso río que recorre Higashidani Mori. Cazar animales resulta demasiado peligroso, así que el Zorro tiene que contentarse con sus raciones de viaje y lo poco que ha podido pescar y recolectar ¡Demonios! Incluso los peces parecen evitarle. La pequeña fogata que ha encendido hace bien poco para disipar el frío otoñal, pero le permite cocinar su cena sin arriesgarse a enfurecer aún más a los kami del bosque.
Una manada de lobos tan grandes como los que acechan en Shinomen Mori sale de entre los árboles y rodea al shugenja, las orejas pegadas a la cabeza y los colmillos al aire. Un sólo paso en falso y los lobos le harán pedazos. Lo malo es que resulta imposible saber qué puede ser un paso en falso.
Noboatsu intenta encontrar al líder de la manada. Si consigue aplacarlo el resto de la manada no lo atacará, pero ninguno de ellos parece ser el alfa. Cuando ya está completamente rodeado una figura atrae su atención desde el otro lado del río: una loba de pelaje plateado tan grande como un poni lo observa con ira pero también con interés. Las marcas rojas que brillan en su cuerpo y la inteligencia que hay en sus ojos le indican a Noboatsu de que se trata de una okami, una loba-espíritu. Si Noboatsu tiene alguna oportunidad de sobrevivir a este encuentro sólo será a través de ella...
Han pasado apenas unos meses desde que todo ocurrió todo, pero este largo viaje ha abierto la mente a Nobotasu respecto a cómo ha permitido que su aflicción domine su mente y estropeé su físico. Los primeros días apenas podía caminar unas pocas millas, terminando el día lleno de sudor y casi desfallecido. Con el paso de los días, el Kitsune parece recuperar algo de forma física y mental. Siempre hay ciertos recuerdos para Namiko, e incluso echa de menos a sus compañeros de patrulla en este solitario viaje; pero respeta el empujón de su suegro, que ha conseguido devolverle al camino de su destino...
La misión comienza sorprendentemente bien, encontrando el sendero espiritual hacia Chikushudo; pero algo se respira en el bosque Higashidani Mori que pone los pelos de punta a Noboatsu. Ni su gran conexión con los animales y los espíritus del bosque ha podido calmar esa sensación de rabia que siente contra su persona..
Otra noche más en la que Noboatsu tiene que conformarse con una cena frugal, por temor a enfrentarse a los animales de este bosque en una cacería, y viendo que incluso los peces del río Gin Hebi, junto al que monta el campamento, esquivan sus primeros intentos de pescar...
Tras un bocado inconsistente, me doy cuenta que algo va mal. Al buscar a mi alrededor veo cómo unos lobos me rodean, tal y como haría una manada cazando a su presa. Reconozco por sus gestos y sus gruñidos que están esperando cualquier gesto imprudente por mi parte para lanzarse a por mi. Busco desconcertado a su líder mientras los lobos siguen acercándose. Me cuido muy bien ne no hacer ningún gesto amenazador...
- Ahí está - digo para mí en el último momento, al ver a la gran loba plateada al otro lado del río... Al principio me parece extraño que no esté al frente de su manada, pero pronto comprendo su naturaleza espiritual - Es hermosa - Pienso.
Hago un gesto al espíritu okami a modo de suminisón o respeto, inclinando la cabeza y mostrando el cuello, como haría uno de sus lobos, antes de hablar. Sé que mi sangre de Chikushudo me permite comunicarme con él sin necesidad de ningún hechizo. - Saludos, okami-sama. - Digo con el tono más calmado que me permite mi estado actual de nerviosismo - No pretendía molestaros con mi llegada a vuestro hogar. Soy un hermano Kitsune, sabes que no pretendo dañar a los tuyos... - Intento usar palabras sencillas para conseguir su atención.
A un rugido de la okami la manada retrocede abriendo el cerco alrededor de Noboatsu. Con un salto impresionante la hembra plateada cruza el ancho río para aterrizar al lado del shugenja. Los ojos amarillos del espíritu se fijan en los del humano - Humano, has entrado en los territorios del gran Ouyama (1) donde los tuyos ya no son bienvenidos. Si aprecias tu vida te marcharás de aquí...
(1): Literalmente "Rey de la montaña".
- No pretendía ofender al gran Ouyama - contesto mientras busco en mi mente algún conocimiento acerca de este espíritu, si es que realmente lo es... - Desconocía que este territorio le pertenecía - continuo con un encogimiento de hombros - así como también desconozco qué grave falta han tenido los míos en el pasado para ganarnos su ira, y la de los espíritus a los que siempre hemos tratado con respeto - finalizo haciendo una reverencia antes la loba plateada...
¡Eso es lo que hacéis siempre los humanos! - ruge la loba - Os adentráis en cualquier territorio creyéndoos sus dueños sin importaros quién estuviera ahí antes. Mi padre Ouyama vivía aquí mucho antes de que vosotros llegáseis. Sin embargo os toleró con benevolencia hasta que vosotros asesinasteis a su compañera después del último deshielo - un gemido que tiene más de humano que de animal surge de garganta - Más que eso: la asesinasteis en una zona del bosque a la que Ouyama os prohibió adentraros y como insulto final le arrancásteis la piel y dejásteis su cuerpo despellejado pudriéndose - baja la cabeza y lanza otro gemido. Cuando vuelve a levantarla sus ojos están llenos de dolor y rabia. La manada tensa los cuartos traseros preparándose para abalanzarse sobre Noboatsu - Por eso fue que el gran Ouyama decretó que los humanos debían abandonar estas tierras ¿Qué hicisteis vosotros? ¡Intentasteis ahogar el bosque con esa ridícula presa y cuando la destruimos enviasteis a un asesino a por el gran Ouyama!
La mente de Noboatsu funciona a toda velocidad. A menudo los okami hacen de guardianes de algún lugar importante para los espíritus, y si Ouyama es un okami tan antiguo como afirma su hija sin duda será lo bastante poderoso como para que su cólera se haya contagiado a todo el bosque, y las respuestas de los humanos sólo han empeorado las cosas. Sin embargo está claro que la loba sabe que Noboatsu no ha estado implicado en todo lo que le está explicando o de lo contrario lo habría matado sin más. Tal vez fuera posible hacer de mediador entre los humanos y estos espíritus enfurecidos...
La historia de Ouyama me trae recuerdos por los que no puedo impedir que caiga una lágrima sincera a mi mejilla...
- No todos los humanos somos iguales, y lo sabes - Le digo con firmeza, pero aún con respeto. - Lo que hicieron a tu padre merecería muchos castigos, pero ninguno debe impedir que los que somos amigos de los okami paguemos esas consecuencias - Me arrodillo despacio, evitando que un gesto brusco acabe por despertar toda su rabia - Permite que este humilde amigo de los espíritus medie en esta disputa entre humanos y espíritus, que tantos años ha durado, para hacer que se respete la voluntad de Ouyama y se permita a los humanos respetuosos compartir estas tierras con él. Prometo hacer todo cuanto esté en mi mano para detener a ese asesino y aquellos que lo enviaron. - La miro con resolución a los ojos - Permite que quien también ha perdido a un ser amado consiga completar su destino -
La loba se queda mirando a Noboatsu, reflexionando lo que ha dicho el shugenja. Otro de los lobos se adelanta y se sitúa a su lado.
¿Qué ocurre, San? ¿Quieres que lo destroce?
No, dejadlo. Yo me ocuparé de él - el lobo retrocede. La okami vuelve a encararse con Noboatsu - ¿Por qué te interesa? No perteneces a este territorio y los humanos a los que queremos expulsar no son de tu camada ¿Qué esperas obtener a cambio?...
Aquí entra en juego tanto la mentalidad animal como de espíritu de la okami. Por un lado le cuesta entender por qué querría Noboatsu ayudar a humanos a los que no conoce de nada, y por otro siempre que un espíritu le hace un favor a alguien siempre debe obtener algo a cambio. El que Noboatsu sea humano es irrelevante. Para la okami sólo es un espíritu raro ;)
- Poderosa San - Comienzo haciendo mío el nombre utilizado por uno de los suyos y con un gesto de respeto con la cabeza - Me preocupo por estos humanos porque igual he de convertir a algunos de ellos en mi nueva camada, después de la terrorífica muerte de mis anterior compañeros, cerca de Kitsune Mori, mi hogar. Me han encomendado una misión pacífica en estas tierras, y sé que debo resolver la disputa con Ouyama para poder conseguirla. - Me incorporo despacio. - A parte de mi promesa de dar todo de mí para conseguir que tu padre recupere lo que es suyo, y así poder conseguir mi misión, os ofrezco conseguir un lugar de caza a salvo de cazadores y extraños para tí y para tu manada a cambio de interceder con Ouyama para conseguir el tiempo necesario para hacerlo - Le ofrezco con convicción, con la esperanza de que la propuesta suene lo suficientemente justa en su mente entre espiritual y animal que ne mi mente humana... - Si alguien no resuelve este asunto, puede tener graves consecuencias para todos los espíritus que habitan este bosque, así como para el propio bosque y para los reinos espirituales cercanos a este lugar, que sufran el poder y la ira que se desate en este mundo... -
No creo que puedas ofrecer tanto. Sólo eres un extranjero - gruñe la okami - Pero tendrás tu oportunidad: dejaremos de paz a los humanos mientras averiguas quién es el asesino y lo traes a la presencia del gran Ouyama junto con la piel de su compañera. Sólo entonces se podrá hacer un nuevo pacto entre los habitantes del bosque y los humanos. Tendrás de plazo hasta la primera nevada. Si no cumples tu parte del trato no sólo morirás tú sino que todo el bosque se levantará contra los humanos hasta que todos hayan muerto o hayan huido.
¿¡Qué estás haciendo!? - vuelve a intervenir el otro okami. Un macho beta con pretensiones de alfa, por lo que puede deducir Noboatsu - ¡No puedes hacer pactos en nombre del gran Ouyama!
San se gira hacia el beta y le lanza un rugido furioso - El propio Ouyama me dio ese derecho. Si no estás conforme habla con él pero no vuelvas a cuestionarme - el okami beta se retira mirando a Noboatsu con resentimiento.
¿Y bien, humano de Kitsune Mori? - San se vuelve de nuevo hacia Noboatsu - ¿Aceptas el trato?...
- Acepto el trato - digo colocándome las ropas - Decidle a vuestro padre que calme su ira y yo entregaré al asesino y recuperaré la piel de su compañera -
- Necesitaría localizar la presa que destruisteis y el asentamiento humano más cercano para comenzar la búsqueda - miro alrededor para ubicar mi situación en el bosque (tengo el don de orientación perfecta).
- Por cierto, me gustaría que me hablaseis más de Ouyama. Nunca oí hablar de él a los míos, y parece un espíritu antiguo y respetable -
Sin previo aviso la okami blanca se abalanza sobre Noboatsu y le muerde en el hombro con la fuerza suficiente para romper la piel pero no para aplastar los huesos de debajo. Noboatsu pierde el equilibrio y cae al suelo con muy poca gracia.
Por tu sangre y mis colmillos queda sellado nuestro acuerdo - sentencia la okami - Con esta marca quedas libre de la ira del gran Ouyama. Ningún animal ni espíritu de este bosque te atacará. Ve al norte. Allí encontrarás a los otros humanos y la presa con la que intentaron matarnos. Cuando cumplas tu parte del trato tal vez sea el gran Ouyama el que responda a tus preguntas.
La okami lanza un rugido a su manada y ésta vuelve a internarse en el bosque tan rápido como había aparecido. El okami beta se retrasa para gruñirle una última amenaza a Noboatsu - Los humanos sois una maldita plaga. Vas a fracasar, y cuando lo hagas disfrutaré matándote.
El okami salta hacia la espesura y Noboatsu vuelve quedarse solo...
Noboatsu ha recibido 4 Heridas que recuperará en un día de descanso. Ahora que sabe qué dirección tomar no le costará saber dónde tiene que ir.
Me ha gustado mucho esta primera escena tuya. Por desgracia ahora tenemos que esperar a que los demás jugadores terminen la suya y a que me digan qué van a hacer para montar las siguientes escenas en consecuencia.
La velocidad y la fuerza del okami no me permite apenas reaccionar, y en seguida me encuentro en el suelo con el hombro herido. Un breve vistazo me indica la leve gravedad del mordisco. Noto en el hombro una sensación de cosquilleo que recorre toda la zona... Quizá sea el poder del okami al sellar el pacto del que habla, o quizá sólo sea una sensación habitual tras una herida de este tipo... No estoy demasiado acostumbrado a este tipo de peleas físicas...
- Te agradezco tu ayuda - contesto levantándome mientras veo cómo la manada se vuelve hacia el bosque... El último vistazo del beta me corrobora que entre los espíritus y los animales hay tantas desaveniencias como entre los humanos. - Espero poder ser digno de tu confianza - digo más para mí que para la okami, de la que ya sólo queda un recuerdo, tras haberse internado en la espesura.
Recojo mis cosas rápidamente, apagando el pequeño fuego, aplico un pequeño vendaje a la herida y me dirijo hacia el norte, en busca del siguiente paso en mi camino... Ni me planteo llamar a los kami para curar la herida. He conseguido la paz con Ouyama, pero no me arriesgaré más de lo necesario con los kami mientras no me sea realmente necesario pedir su ayuda.
Ya se ha terminado? Nooooo!!!!
Ha estado genial. Una gran presentación. Muchas gracias. Espero que el resto del grupo no se demore demasiado pero, al ser varios, supongo que me tocará tener paciencia. No hay problema .Tengo el hype a tope.
Dile a Ewgene que me acepte para la segunda parte de su partida de HL!!!!