Partida Rol por web

Los montes milenarios reciben ese nombre debido a que ya estaban ahí mucho antes de lo que la mente humana recuerda. La leyenda dice que fue el único lugar de todo Unour que permaneció inalterable cuando el mundo sucumbió ante la oscuridad, antes de ser salvado por los cuatro elegidos. Y ahora, como parte de algún antiguo compromiso, es misión de estos montes cuidar la antigua historia y por eso en el monte mas alto se sitúa majestuoso el famoso templo milenario donde personas procedentes de todo el mundo dedican su vida a adorar al Dios Supremo, así como a estudiar y transcribir textos sagrados. Es poco habitual ver por la zona a gente ajena al templo, pues los Montes Milenarios no son una zona fácil de atravesar, generalmente nadie se dirige a ellos sin un motivo específico. No obstante, los miembros del templo no dudan en acoger, al menos temporalmente, a todos aquellos que pasen por allí y necesiten unos días de descanso en su largo camino.

El día de hoy era agradable y mientras paseabas tranquilamente por los alrededores del Templo Milenario, disfrutando del hermoso paisaje que siempre presentaban las ancestrales montañas, se te acercó un hombre de andares lentos pero decididos. Por sus atuendos era claramente un monje, no cabía duda de que venía del templo.

Buenos días, muchacho.

(con tono alegre)

Nunca hemos tenido el gusto de conocernos, pues vengo de la Ciudad del Agua, pero me habían comentado que habitaba por aquí un joven que siempre iba acompañado de un aguila. No era consciente de que por esta zona vivieran mas personas aparte de los monjes que habitan el templo y mucho menos que vivieran en las montañas sin un techo bajo el que cobijarse, ¡eso es una hazaña digna de los mejores guerreros, hijo mío! e imagino que te considerás un buen guerrero ¿No?. Porque necesitamos uno y tienes pinta de que te gusta viajar ¿Te apetece ganarte unas cuantas monedas?.

Un dia como cualquier otro, se le antojó acudir al templo, para visitar a sus compañeros que vivían allí, y hablarles un poco de sus cortas aventuras vividas en el espeso bosque de los montes.Avanzaba a paso rápido, firme, con energía, mientras que su compañera de viaje Houlf, descansaba sobre su hombro, rascándose la tripa de vez en cuando con su pico mientras abría las alas levemente.Ya había viajado al templo más de una vez.Sabía que ningún cualquiera podía llegar a este sin dificultades.Tras escalar varios barrancos, trepar por más de una veintena de árboles, balancearse con algunas lianas y saltar alguna que otra grieta, puede ver la grandiosa e imponente fachada del templo.Mira hacia arriba pasándose el antebrazo por la frente para quitarse el sudor mientras resoplaba.

-Fiuu..., ha sido un duro viaje, ¿verdad Rein?- dice mirándola cuando la águila hembra suelta un agudo pero fino grito como si estuviera afirmando a la pregunta de Nefteo.Sigue avanzando, cuando de pronto se encuentra un tipo, con atuendo de monje.

-Buen día señor.Bueno, en realidad no suelo vivir por aquí cerca del templo, pero ha estado en lo cierto en lo de vivir sin techo.Me ha gustado la libertad desde siempre, y pienso que no hay nada mejor para dormir, que contemplar el cielo estrellado y la luna resplandeciente- le comenta al monje-.Me interea su propuesta.No se equivoca, no soy un gran guerrero.....- le dice, no le gustaba considerarse un erudito de la lucha, y así siempre está intentando superarse-..., pero creo que soy lo más parecido por aquí.Estaría encantado de ayudarle, dígame, ¿cual es su deseo?- le pregunta plantando con los brazos en jarra, mientras que el aguila miraba fijamente al tipo y giraba la cabeza a todas partes cuando escuchaba cualquier ruidillo que procedía de la naturaleza que les rodeaban.

No es una misión complicada. Un grupo de monjes, que hemos venido desde la ciudad del agua hace unos meses, necesitamos volver a nuestro templo. Nos vendría bien un escolta. No es que nos hayamos enfrentado a ningun tipo de peligro cuando vinimos pero nos sentiriamos mas seguros si nos acompañaras. Teoricamente, iba a acudir un escolta o dos para nuestro regreso pero parece que vamos a tener que partir antes de lo esperado y no ha habido tiempo para mucho preparativo ni para llamar a nadie.

Aún así la partida no será del todo inmediata. Si quieres puedes venir conmigo hasta el templo, allí te daremos comida y todo lo que necesites mientras esperamos. Pero si lo prefieres puedo venir a buscarte cuando estemos del todo preparados. Como tu prefieras.

Respecto al pago, sería un oro. Supongo que te parece bien ¿No?. Además, una vez en la Ciudad del Agua sería probable que te contrataramos para otros trabajos, si te interesa.

Nefteo asentía a las palabras del monje manteniendo su sonrisa.

-Será un placer.Os acompañaré al templo y partiremos desde allí, así te ahorraré un viaje.Además me viene bien porque me dirijía hacia allí...- respira hondo cerrando los ojos y da una vuelta entera así mismo observando todo el paisaje,

-No cree que esto es maravilloso.Lástima que sea un tanto salvaje y poco accesible.Bueno,encaminémonos hacia el templo pues.Allí hablaremos sobre más cosas....- le dice a la espera de la respuesta del monje.Casi nunca había cobrado en oro, y esta sería la primera vez, además, nunca había visto la ciudad del agua, y ese podría ser el comienza de sus aventuras.

(El monje te lleva hacia el Templo Milenario. Tras un rato de espera, vuelve a aparecer junto con otras dos personas).

- Hola de nuevo - mirando a sus acompañantes - esta es la persona que nos escoltará de regreso a la Ciudad del Agua... Y por cierto, aún no se tu nombre ¿Cual es?. Respecto a ellos dos, este es Dirk - te señala a un monje alto y rubio que parece totalmente abstraido en sus pensamientos - y esta es Aelia - dice señalandote a su segundo acompañante: una joven bonita, de larga melena oscura y ojos castaños. Alta, delgada y de rostro amable - y bueno, a mi puedes llamarme Marco. Y creo que ya podemos comenzar nuestro regreso, intentando entretenernos lo menos posible... ¿O necesitas hacer algo antes de comenzar el viaje?.

Llega al templo tras el monge, y espera a que este llame a sus dos acompañantes.Espera sentado sobre una de las tantas rocas grisáceas que había por la zona, mientras que su compañera volaba sobre la espesura del bosque en busca de algún gusano que echarse al pico.Tras unos momentos, vuelve a aprecer junto con otro monje, bastante alto y de cabellos rubios, y una bella dama de cabellos castaños.Se loevanta de la roca, buscando algo en su bolsa de cuero de viaje.Tras estar palpando su interior unos segundos, finalmente saca un bonito silvato plateado.Se lo coloca entre sus labios para soplar ligeramente.Para los oidos de los monjes, les era insuficiente e insonoro, sin embargo, de pronto una sombra aparece desde lo más alto del cielo, que bajaba en picado, hasta quedarse unos metros por arriba de Nefteo, y es cuando abre las alas totalmente para frenar su caida en picado y posarse elegantemente sobre el hombro de su acompañante.

-¿Ya has comido algo, Rein?- le dice guardándose el silbato.La águila vuelve a producir un agudo grito como si estuvier afimando a la pregunta de Nefteo, para acto seguido desplegar una de sus alas y rascarse con su pico.

-Será un placer escoltaros hasta la ciudad del agua....Yo me llamo Nefteo, aunque en algunos lugares me conocen como "hijo del viento", ya que siempre estoy de un lado para otro y me gusta la libertad.Encantado de conoceros, Aelia, Dirk y por supuesto Marco...- dice amable con una leve sonrisa.

- Es un placer que nos acompañe en este viaje, amigo Nefteo. Me sentiré mucho más segura con un escolta como vos a la hora de atravesar estos parajes... - te dice Aelia, antes de comenzar vuestro viaje.