Partida Rol por web

Sorprendido por lo que ocurría amagué a levanté como si pudiera hacer algo, pero atento a lo que ocurría me quedé en mi lugar. Me hubiera gustado ayudar al Gower, pero no lo conocía y si era como su padre, probablemente se lo hubiera buscado. Busqué la mirada de su hermana, como buscando acaso una respuesta.

Retrocedió en su silla un tanto para apartarse del exabrupto de Ser Greggor, quedando libre para intervenir físicamente si hacia falta. Pero no se levanto de su asiento, inspirando hondamente en su lugar. Era un hombre muy impetuoso sin duda…

-Ser Gregor… No es lugar ni momento. +dijo en tono suave y conciliador+ Deje al muchacho, mientras esta a tiempo de que esto quede en un simple malentendido. Piense que no quiere terminar la fiesta tan pronto; las putas lo extrañarían…

Torció ligeramente los labios en una mínima sonrisa amistosa. Tal vez el humor también sirviera para calmar a las fieras, como se decia que la musica lo hacia.

Estaba caminando contenta, mientras pensaba en todas las posibilidades que podría encontrarme. ¿Tendría algo especial este castillo? Si no lo tuviera, pensaba salir a ver que veía por los alrededores, tal vez tuviera algo, contaba con eso, ya que si no me aburriría demasiado. Por otro lado sentía cierta añoranza por la falta del mar, me gustaba sentir su brisa y aquí estábamos demasiado lejos para notar todo eso.

De repente, unos gritos interrumpieron mis pensamientos, deteniéndome para girarme a ver qué pasaba. No entendía nada, sin duda habrían dicho algo que le molestara, pero parecía que eran algo más que palabras, lo que estábamos viendo.

Alguien debería detenerlos, la violencia, nunca era una solución adecuada y en éste banquete había mucha gente que la había ejercido al tomar el castillo. Suspiré, algunas personas eran demasiado impetuosas e irascibles, tal vez no deberían juntarlos en un evento así.

Devolví la mirada a mi hermano, pero tampoco parecía saber mucho más que yo, estábamos igual.

¿Donde estará a estas horas?

Cleesten estaba preocupado de que su hijo mayor no hubiera llegado ya. 

Era preocupón. Lo sabía.  Así que buscó distraerse a propósito.  Buscó a los nobles de las tierras vecinas a las suyas. 

Quizá haciendo una estrategia conjunta podríamos acabar más rápido con el bandidaje.  Una acción simultánea sorpresa los atraparía en medio y dejaría al lugar con más paz, y prosperidad para nuestras poblaciones.  Un bien común.  Debo hablar con ellos.  

Sin dejar de mirar la escena de la bronca aquella, buscó a sus vecinos. 

Ser Gregor pareció detenerse repentinamente, al sentirse observado su calentón pareció apaciguarse por un momento. Momento en el que pareció escuchar algo, su cabeza giró en dirección a Nathan quién parecía ser el que había captado su atención en aquel momento de pausa.

Fue entonces cuando Gabe de la Casa Blackstorm cruzó la distancia que le separaba de aquella trifulca.

-Qué haces imbécil. Vas a destruir todo por lo que hemos luchado.- Susurró. Los pelos de su barba apenas eran perceptibles sin embargo el castellano había oído perfectamente lo que había dicho. Entonces el recién llegado pareció percatarse de su proximidad y decidió concluir su reprimienda:

-Perderemos el favor como sigas así. Discúlpate y márchate.

-Mi señor. Ruego que disculpe a ser Gregor. -Comenzó hablando Gabe con una gran habilidad para la diplomacia. -Es un gran hombre para el campo de batalla, la corte no es su terreno sin embargo de él sólo puedes esperar lealtad.

-Mi señor, el joven Blackstorm habla por mi boca. Ruego que me disculpes por haberos aguado la fiesta. Me marcharé para no importunaros más. -Tras una leve reverencia empezó a encaminarse al exterior a paso vivo.

-Bueno... -Dijo sin saber cómo reaccionar. Aquello era una fiesta y el alcohol acostumbraba a provocar este tipo de incidentes. -Creo que tras haber comido todos, lo mejor es que marchemos todos a descansar. -El ambiente estaba ya enrarecido y no había mucho que hacer.

-Los que queráis participar en la cacería estad en el patio de armas al alba con las primeras luces. Recordad... Un buen gozne, hace una buena puerta.

Y tras decir el lema de la casa empezó a poner rumbo al exterior siendo seguido de cerca por su mujer. Su heredero más torpe necesitó la ayuda de Ser Brus para seguir el ritmo. Finalmente la autoridad sobre aquel lugar se había marchado y la tensión que antes se palpaba desapareció.

-¿Qué pasó?- pregunté a mi padre, pero tras haber mirado a la joven Gower, esperaba por alguna razón una respuesta de ella en tanto su hermano parecía estar en el medio de aquello, o al menos quién pensaba que era su hermano. Estaba por salir e irme, iría a buscar a Myria a ver que estaba haciendo. No pensaba madrugar mañana, dado que no pensaba participar en la cacería.

Al ver todo ese alboroto, continué a la expectativa hasta que escuché las palabras de Lord Buckler, ofreciendo ir a la cacería, no creía que me fueran a dejar ir y siendo sincera, tampoco me apetecía, atacar animales no me parecía algo satisfactorio aunque entendía que teníamos que comer, pero prefería no ver ese espectáculo tan salvaje.

El paseo podía esperar, después de esto quería saber que iban a hacer mi hermano y mi padre, me acerqué hacia ellos. Al llegar puse la mano sobre el hombro de mi hermanito.

-¡Hola!- Dije con alegría. -Me iba a ir pero empezaron a discutir y me quedé a mirar.- Miré a mi padre.

-¿Qué vais a hacer mañana? ¿Iréis a la cacería?-

Si los dos marchaban, tendría total libertad para conocer todo esto y esperaba que ninguna obligación, era una posibilidad que se iba formando en mi cabeza y cada vez se me hacía más interesante.

-Yo me quedaré por aquí y quizás… vaya a pasear con Almendrita.-

-No hermana, iré a pasear contigo- dije a mi hermana sonriendole- las cacerías no son lo mio. Creo que será mejor que nos vayamos a dormir, esto parece que ya acabó- había esperado algun comentario de la hermana de los Gower pero parecía que no iba a ocurrir.

Lord Cleesten dijo a sus amigos que saldría de caza con ellos mañana.  Y se quedó callado, avanzando conforme la gente se levantaba de la mesa para platicar alrededor de ella, con copas de vino en la mano.  Fue hasta Nathan y le preguntó en voz baja:

¿Que fue eso?  ¿Hay tema verdadero con el joven Gower, o fue actuado, una de esas pruebas que nos esperan para estos días?  No veía mal juzgar a alguien por quien era más hábil para detener trifulcas entre nobles y gente de nota, pero él no iba a meterse en contra o a favor de un Gower, no por el momento. 

Después de platicar un poco con su castellano le dijo que se iría a platicar con los otros vecinos a sus tierras.  Creo que hay que hacer una estrategia conjunta contra el bandidaje, les proponía.    Estas reuniones habían de ser productivas de una u otra manera.

Nathan solo inclino levemente la cabeza al joven Blackstorm cuando este añadió su intervención, pero no hizo ningún comentario a sus palabras. Eran algo normal, aunque el tono pronunciado…

Los siguió con la vista cuando se retiraron y luego se incorporo, saludando a Marcus y a los demás cercanos antes de retroceder para ir con la familia. Aunque antes de llegar a ellos Lord Cleesen lo encontró.

Ante su pregunta, respondió en tono bajo.

-Dudo que fuera actuado. Podría haber algo interesante allí. Sugiero que cuando converséis con lord Blacstorm deslicéis el tema… Por mi parte vere que puedo averiguar de otras fuentes.

La noche todavía era larga. Nathan se propuso quedarse un rato más, junto a los bebedores y trasnochadores, a ver si sus lenguas soltaban algo mas que historias picantes antes de retirarse a descansar.

Con la marcha de los anfitriones el coro de adulaciones y los comportamientos idílicos fueron desapareciendo y con ellos sus autores, algunos no tardaron en marcharse, otros se quedaron buscando algún tipo de pista y a comentar lo sucedido. Una cosa eran los rumores y otra la realidad... Pues nadie esperaba aquel juego en el que habían entrado.

-Puta mierda, esperaba que repartiera los terrenos a partes iguales. -Dijo alguno -Los cojones, bien sabes que hicimos más, de no ser por lo que hicimos esto habría durado más. -Las conjeturas fallidas así como la exposición de méritos se iban sucediendo hasta que las velas fueron menguando en tamaños al tiempo que ganaban en grosor y decrepitud.

Tal vez fue aquel amago de pelea pero los desánimos se habían instalado y el afán por abrir piernas por unas pocas monedas se había esfumado dejando cierto poso amargo. Tal vez la cacería mejoraría los ánimos al día siguiente. Para cuando Nathan y Cleesten hubieron marchado con los últimos que quedaban de las velas apenas quedaba un pegote de cera que a duras penas aguantaba sus mechas que tenuamente iluminaban la escena en un mar de claros y oscuros.

-Fin de escena-