Partida Rol por web

Rickard se acercó a su hermana a toda prisa, cuanto antes partieran mejor.

- Myria, estoy algo preocupado con esta reunión. No me gustaría perderme nada, pero esto creo de corazón que es importante. La gente tiene que ver que son nuestros vasallos por una razón, no por que si. Necesito que estés atenta a todo lo que pueda pasar, hay mucha gente que puede infravalorarte por ser una mujer, y necesitamos que uses eso como arma. A pesar de todo vamos a un sitio peligroso, no todos son nuestros amigos en esa reunión. Es necesario que estemos muy unidos y demos una imagen de absoluta fortaleza - En ocasiones Myria podía ser un poco rebelde, pero a donde íbamos era un sitio peligroso para ser rebelde.

Le sujetó la cara con las manos y le miró con ternura y un poco de preocupación. Luego le dio un cariñoso beso familiar en la frente. - Eres la más lista de todos, pero tienes que tener mucho cuidado - 

Había muchas sorpresas esperando en aquella reunión. Lo que más temía era que hubiera alguna propuesta de matrimonio que Myria seguro rechazaría...

Vi venir a mi hermano Rickard a toda prisa, parecía preocupado, me bajé de Almendrita para hablar con él un momento.

-Sí, ya me sé la parte de que hay que cuidar de nuestra gente, pero lo importante es que vuelvas bien ¿Vale?- Después continuó hablando y yo le miré un poco extrañada por lo que me contaba, si era tan importante ¿Por qué no me habían dicho nada?

-¿Y por qué nadie me ha explicado nada? ¿Eh?- Alzo una ceja y me acerco a él un poco seria, aunque enseguida se me suavizo la expresión, aun me preocupaba que se fuera a luchar contra unos bandidos, esas cosas no me gustaban, sabía que eran necesarias pero la idea de que fuera mi hermano mayor no me parecía nada buena.

Me da un beso en la frente y lo miro. -Siempre voy con cuidado, ya lo sabes… ¿Pero qué vamos a hacer ahí?- Le digo mucho más sosegada esperando que me conteste alguien de una vez, Samuel no me había contado demasiado y nadie más había hablado conmigo.

-Es para ir preparada… ¿En quién no confías?- 

Cuando están en un aparte, antes de ir a preparar las cosas para el viaje.

-No demores con la tontería de los bandidos. Los dos sabemos que ya deben haber huido fuera de la zona, hasta la próxima vez. Paseen un rato, e intenta convencer a Rickard de apostar algunas patrullas en la zona y enviar el resto de los hombres de regreso al castillo... No quiero dejar a tu padre con lo mínimo. Luego pongan rumbo a Paso Pajar... 

Le dío una con una palmada en la espalda. Parecía listo a despedirse, pero luego se toco la frente con el indice.

-Ah si, en caso de que por casualidad encuentren algunos de esos infelices, no pierdas el tiempo en despacharlos y cuida que el heredero llegue vivo y entero, lo de siempre.

Lady Myria. -la saludo, amable y afectuoso-  

Pues si, mi cría, nos llama Lord Buckler.  Parece que se ha decidido repartir Pazo Pajar.  La Casa traidora ha sido desterrada o destruída.  Espero que hayan sido benevolentes con los ancianos y niños.  Espero. Debemos preguntar. -le dijo, como siempre, con ese tono que indica que está encargándole cosas, labores de inteligencia y averiguancias.  Confía tanto en ella para ese navegar, y luego para decidir. 

Partiremos para allá.  Me gustaría que vinieras conmigo.  

Mandaré unos hombres con Rickard, antes, a perseguir y ojalá capturar a los bandidos.   Parece que violaron a una joven campesina.  Se robaron también los pobres recursos de nuestra pobre gente.  Tu hermano, con mucha claridad se pronunció por hacer una batida.  Aunque él llegue tarde.  Será un buen lord.  

Es importante que la gente vea que nuestros esfuerzos van hacia protegerlos, que importan para nosotros.  Lo son.  -Otra vez ese tono con el que le pedía que mantuviera un oído para monitorear esa situación en el tiempo.  Que estuviera atenta hacia cambios en cómo era vistos por su gente.  En la isonomía, aun más, la gente es importante.  La relación entre un Señor y su familia con la gente de sus tierras y barcos es bilateral, recuerda.

Ahora bien, es buena hora para alistarse y partir.  Buen momento para hacer contactos allá.  Lleva ropa de todo lo que creas que habrá, para baile y campo.  Y lo que necesites.  

Asentí más tranquila y contenta, al menos me habían dicho de qué iba todo y porque tenía que ir mi hermano a buscar esos bandidos, aunque me preocupara por él, me parecía importante lo que decía mi padre. Si se podía proteger a la gente pues se debía hacer.

-Ahora me queda mucho más claro.-  Pensé en el equipaje que llevaba, para campo supongo que iba bien, tenía mi bonita capa y mi ropa toda servía, si se rompía o se manchaba tampoco pasaba nada y las botas eran bastante prácticas. En cambio para bailar lo veía un poco más complicado, es más la simple idea de ir a un baile no era lo que más me apetecía, me había llevado unas sandalias, pero la ropa sería similar a la que llevaba siempre, no tenía nada especial.

Por otro lado, podía aguantar estar un momento en una sala mientras hablaban sobre cómo se repartirían las tierras de esa pobre gente, que ni siquiera sabía que habían hecho exactamente, pero ya que iban todos y mi padre quería que fuera no me iba a poner a discutir por eso, además tenía pensado aprovechar el viaje para conocer un poco la zona, aunque Pazo Pajar sonara realmente aburrido, un poco de variedad no estaría mal. Eso sí, para el baile que no me buscaran.

-Supongo que llevo todo lo necesario.-Le sonreí a mi querido padre, tampoco es que tuviera mucho más. Tiré un poco de las riendas para que girara un poco Almendrita y volverme a colocar donde estaba antes.

Ahora tocaba esperar, hasta que empezáramos con el gran viaje hacia el interior del continente, lejos de la brisa marina, eso me entristeció un poco, si viajaba tendría que ser por la costa, era mucho más hermosa y agradable, aunque era lo único que conocía realmente, no sabía encontrar la belleza a unas tierras lejos del mar, al menos de momento.

Demoro ligeramente su aparición mientras elegía cuales vestimentas llevaría al corto viaje, y si el ir armado al completo seria realmente necesario, considerando a lo que iban y a la exagerada escolta que ya los protegería. Pero la propiedad se impuso; al fin y al cabo era el castellano y maestro de armas, mejor ir como guerrero para dejar las cosas claras desde el comienzo.

Finalmente se llego al patio luciendo la vieja pero bien cuidada armadura de láminas de su padre, que seguía viéndose bastante imponente, además de ser adecuada a su condición; incluso pudiendo comprarse una mejor, la prefería para no ser confundido con un caballero. De todas formas podía opacar a más de uno de estos con el corcel que montaba, entre otras cosas.

Guio a la bestia con calma junto a Lord Creesen, para interpelarlo en privado en voz baja.

-Confió en que no vamos a desaprovechar la oportunidad de hablar sobre algo mas que las tierras a repartir. Ya que vuestros hijos y los vecinos también estarán, es un momento propicio para cerrar alianzas; las necesitamos.

Lord Cleesten hizo a su caballo andar al paso para hablar con su castellano.

Todo es plan con maña, si.  Y no sólo mis hijos, Nathan.  Espero que los soldados mismos se encuentren alguna enamorada y se la traigan de regreso en unos meses. Con permiso de sus padres, espero.  Así iremos aumentando nuestra población. 

¿Quienes son casaderos y casaderas entre las familias con quien más queremos alianzas?  -reflexionó en voz alta con Ostlich.

Recuerda que quisiera como nueras y yerno alguien que apoye o al menos no se oponga a las reglas de isonomía en nuestras tierras.  Una alianza sólo por poder no sirve si no hay atracción de las personas y confluencia de las ideas. 

Busqué alguna espada del castillo, alguna vieja y no muy buena pero con una buena funda para disimular, también alguna protección de cuero para las justas si es que había, y fui a buscar a mi caballo Pisapinos. Si llegaba a haber un torneo tendría que conseguir alguna lanza pero suponía poder encontrarla allá. También guardé ropas buenas para llevar para poder estar presentable y me puse ropa también de buen nivel con el emblema de la Casa. No ingresé, sino que esperé afuera dejando atado a Pisapinos para salir con la familia.

-No estamos en una posición de exigir detalles tan nimios cono la atracción o siquiera las simpatías de ideas…+suspiro, resoplando. Tan absorto en su experimento de gobierno, muchas veces lord Creesen no parecía entender lo grave de la situación que atravesaban. Nathan se enserio, mirándolo fijamente.+ Si continuamos así, en poco tiempo habrá que vender hasta el castillo para pagar las cuentas, la gente y las tropas nos abandonaran, y tendréis el dudoso honor de ser el ultimo señor de los Thalassos. Entonces de nada valdrá tanto trabajo cuando campesinos, soldados, e incluso vuestros hijos, tengan que trabajar para otra casa por un mendrugo de pan...

Descanso la siniestra en la empuñadura de su elegante espada, una hoja forjada en el castillo de Bastión de tormentas, firme y resplandeciente. Al menos seria un caballero errante bien armado si llegaban a ese aciago destino.

-En la fiesta podremos ver que hay disponible entre vuestros vecinos, y sé por donde empezar. Pero tenéis que haceros la idea que incluso entregar a Myria a un bastardo seria un sacrificio ganancial, por el bien mayor. +apunto, esperando que el espantoso ejemplo fuera más que claro para ilustrar su punto.

Durante los breves minutos que precedieron la separación hubo confidencias, anhelos, planes murmurados y la promesa de volver a encontrarse al siguiente día.

Una vez se dijo todo y el viento quedó como el único testigo de todo lo que se había pronunciado, las puertas de la gran fortaleza comenzaron a abrirse y todos observaron cómo el grueso de la Casa Thalassos se puso en marcha seguida por un tercio de sus tropas. Para cuando parecieron perderse en la lejanía, Egil se convirtió en altavoz de un par de órdenes pronunciadas por el heredero de la casa y entonces el segundo tercio empezó a caminar a marchas forzadas encabezados por los dos jóvenes.

Detrás quedaron multitud de miradas que buscaban seguirles mientras podían, en los hombros de los que marchaban quedaba el futuro de la Casa y de ellos dependía su gloria... Una frase resonó en todos sus corazones: Sin ser notados.