Los últimos dos días habían sido eternos, aburridísimos. La pareja de hermanos había ido deambulando por los pasillos esperando volver a reconocer la voz. Sin embargo tal y como sospechaban en un principio, no iba a ser fácil reconocer la voz. Al menos mientras no volviesen a recrear las mismas circunstancias: colocados al otro lado del muro y un hueco limitado como único lugar para que la voz pudiera filtrarse.
Además, durante estos dos días un velo de luto y amargura se instaló en Pazo Pajar. Durante este tiempo el difunto estuvo en manos de dos Maestres, la familia Buckler aportó el suyo en una muestra de generosidad y colaboración para con la Casa Horpe. Mientras que el Maestre Roland de los Horpe fue llamado traer en medio de la noche.
Por los pasillos la plebe y los no tan plebeyos comentaban entre miradas serias y muecas morbosas que el finado Lord Cleon Horpe murió como todos sabían por una sección de la arteria carótida en su estómago, sin embargo lo más interesante estaba en que encontraron vino en abundancia en el cual al analizarlo encontraron restos de leche de amapola.
Para todo el mundo algunas de las piezas comenzaron a encajar: la leche de amapola de color blanquecino sería fácilmente reconocible, ahora bien diluida en un vino fuerte no se notaría ni su color ni su sabor. Una buena razón para untar a alguien de cocinas para acabar ensartándole con el acero. Las frías y hoscas miradas confirmaban aquel rumor que flotaba en el ambiente.
Actualmente el patio de Pazo Pajar era un ir y venir de los trabajadores de las caballerizas quienes estaban poniendo a punto un carruaje. Aquel vehículo llevaría los restos mortales del caído Lord de vuelta a su casa. Se había decidido que su hijo bastardo lo escoltase de vuelta a su hogar donde le esperaba la viuda. Mientras tanto el recientemente nombrado Lord Benjamin Horpe se quedaría un día más como cortesía atendiendo así a la solícita petición de su anfitrión. Después marcharía para presentar sus últimos respetos a su progenitor. Así había sido dispuesto y así se haría.
-¿Qué hacéis chicos?- Preguntó la voz del bastardo sacándoles del letargo y tal vez del aburrimiento. -Como sigáis mirando el carro con esta intensidad vais a acabar viendo lo que hay al otro lado. El cuerpo no está allí, lo están velando allí dentro. -Y a mí no me han invitado parecía decir su mirada melancólica.
Con todo el lío que se había formado a lo largo de estos días y con la mala suerte de estar en el ojo del huracán, las cosas no parecían muy alentadoras, puesto que pasear una vez por el castillo y conocerlo pues tenía su parte agradable, pero cuando llevas dos días dando vueltas por el mismo sitio una y otra vez buscando algo que a estas alturas empezaba a pensar que era imposible, pues irremediablemente acaba convirtiéndose en algo realmente aburrido.
Estaba hastiada de seguir encerrada aquí, sin poder hacer otra cosa, sabía que era la mejor de nuestras opciones, pero eso no quitaba que me molestara muchísimo no poder hacer lo que quería y todo por algo que no habíamos hecho. Aunque el rumor era claro, alguien había vertido leche de amapola en el vino y había muerto por ello, si se confirmaba que éramos nosotros no solo nos acusarían del asesinato del mozo de cocinas, sino también de la muerte de Lord Cleon Horpe. Era algo que debíamos solucionar cuanto antes.
Nuestros pasos nos llevaron hasta las puertas del lugar que había sido designado como velatorio. Estaba ensimismada mirando el carruaje mortuorio, cuando el bastardo decidió darnos conversación. Agito la cabeza, como despertando del soporífero sueño en el que estaba encerrada y miro al chico, sus palabras no hicieron otra cosa que ponerme triste. ¿Por qué no le dejaban entrar? Si seguramente quería tanto a su padre como el heredero.
-Siento mucho lo de su padre. Veníamos a despedirnos de él, pero…- Lo cierto es que estaba cansada de las miradas a lo largo de todos estos días, prefería no estar en un lugar tan concurrido, lamentablemente para encontrar la voz asesina, debíamos entrar en contacto con muchos y diversos nobles.
-¿Nos acompañarías?- Digo suavemente y con cariño, sabía que lo pasaba mal. Quizás si decíamos que le habíamos pedido que nos acompañase al interior, él podría aprovechar para despedirse con los demás y bueno, yo prefería quedarme aquí, pero una buena acción era una buena acción. -Venga, no te lo pienses más, lo estas deseando y no nos atrevemos a entrar solos.- El tono aunque agradable dejaba entrever que no admitiría un “no” por respuesta.
*Al escuchar el sonido de la voz del joven Holm, me giro apartandome de mis pensamientos de ese momento y centrando la mirada en el, con una sonrisa calida, asiento con la cabeza antes sus palabras y luego escucho las palabras de mi hermana..., tan acogedoras como siempre..., un gran seguro a la hora de tratar con nobles, sobre todos con jovenes que se cautiven con su sonrisa y el sonido de su voz... hizo el camino facil..., entonces a continuacion me acerce a Marcus, y le tendi la mano cortesmente mientras le decia...
Siento mucho lo de su padre Marcus, era un buen hombre..., fue un gran golpe para toda mi familia, una gran amistad nos une a vosotros, y sentimos esta perdida muy de cerca..., si nos permitiis tanto a mi hermana como ami, permitenos acompañaros en este momento, ya que la soledad en estos momentos no es bueno para nadie...
-Está bien.- Concedió. -Justamente tengo que anunciar que están todos los preparativos listos. Hay que llevarle de vuelta a casa para prepararle para que lo reciban los siete... Vamos.
Empezaron a caminar, las pisadas eran lentas e inseguras, apenas sonaban en contacto con el adoquín que cubría el patio de armas. Entonces el bastardo se detuvo como si recordase algo que tenía oculto en la memoria.
-Perdonadme pero no os había dado las gracias... Por vuestras palabras. -Se dispuso a aclararse torpemente. -La verdad es que tengo muchas cosas en la cabeza... -Tras sacudir su cabeza como si confiase en borrar sus pensamientos se rascó la barbilla y retomó la caminata siendo seguido por los dos hermanos.
-Lo que más me escama es lo de las caballerizas. Lo que escuchasteis... -Siguió avanzando unos cuantos pasos más en silencio hasta que se aproximó al borde. -Parece que Cleon tenía demasiados enemigos...
Las palabras parecían pronunciadas al aire en lugar de estar buscando una confirmación...
Os paso a otra escena.