-Está bien.- Concedió, soltando suávemente el brazo.- Perdon, están las cosas tensas después del fallecimiento de Lord Horpe, y estábais haciendo cosas extrañas. -Se justificó.
-No obstante. Pronto nos reunirán en el salón- Agregó con una sonrisa enigmática -Algo me dice que habrá novedades.
Si vas a hacer algo a continuación, además de la respuesta nárramelo porfa para situarte mejor en la siguiente narración.
-Todo lo contrario, ser… Cuento con que no posee ninguna de esas virtudes. Creo que sigue siendo un mercenario sin escrúpulos, de todo corazón. +admitió Nathan con cierta diversión en el tono.+ Sin embargo, un hombre de su condición solo pudo vivir tanto siendo pragmático; sabiendo donde y como poner sus lealtades o terminarlas.
Extendió la siniestra hacia un lado.
-Los malditos Blackstorm, como usted los llama, le encargaron el trabajo más sucio en su trama. Ignoro con que promesa; pero ahora usted sabe demasiado. ¿Cómo se silencia mejor a un hombre, ser; con oro o con acero?
Volteo la diestra sin dejarle tiempo a responder.
-Por el otro, tiene la oportunidad de hacerse a un lado, limpiar su nombre e incluso salir compensado. +lo miro a los ojos+ No nací noble, pero tengo la fortuna de pertenecer a una familia acomodada. Así que esa es una promesa que estoy bien dispuesto y en posición de cumplir… si coopera con nosotros.
Motivo: aversiahora
Dificultad: 9
Tirada (5): 5, 4, 4, 1, 1
Guardados (4): 5, 4, 4, 1
Total: 14, Éxito considerable
Motivo: rep 1
Dificultad: 0
Tirada (1): 5
Guardados (1): 5
Total: 5, Éxito considerable
uso el +2 para quitarme el penalizador, y repito 1... total 18. Pueden ser 3 exitos? wii. Sino, con el apoyo seguro lo son!
-¿Extrañas? No me gusta estar quieta…- Digo más tranquila al sentir que suelta mi brazo, sigo con la mirada su mano antes de volver a centrarme en él. -¿A todos?- Después de lo que ha dicho Nathan no me gusta la idea de una reunión, debería buscar a mi padre.
-Puede ser… Hasta luego.- Me despido y empiezo a caminar mirando a la gente que me rodea, buscando algún rostro conocido, tras observar un poco el gradería, acelero el ritmo y me dirijo al encuentro de mi padre, se supone que estaría con Nathan. Solo espero que no me cueste mucho encontrarlo.
Sí, es que a veces no sé si la respuesta o las acciones del PNJ me van a retener. Perdón.
Lord Cleesten simplemente acompañaba a las palabras de su castellano con ligeros asentimientos. También lo hizo a las palabras del caballero. Gestos que simplemente mostraban que estaba escuchando y atento. Tras las últimas palabras de Nathan, añadió algo, que pudo sonar casi como un eco, una reverberación a lo que proponía.
—Si habéis sido soldado de fortuna antes que caballero, entonces sabéis bien que se os ofrece: salvaguardar vuestro honor para satisfacer al caballero, y oro para hacer lo propio con el mercenario.— Expuso con la mirada fija en él, asintiendo con el convencimiento que se intenta transmitir. —Ganáis doblemente. ¿Encontráis algún inconveniente en ello?— Preguntó con aire retórico. No esperaba una respuesta ante lo evidente.
Tirada oculta
Motivo: Apoyar
Dificultad: 9
Modificador: +1
Tirada (5): 3, 6, 3, 5, 5
Guardados (4): 6, 5, 5, 3
Total: 19+1 =20, Éxito increible
*Añado un bonificador que tiene Cleesten por una ventaja que pasé por alto en la primera tirada.
-No voy a insultar vuestra inteligencia contándoles películas- Comenzó mientras de mesaba su barba de un par de días. -Hablemos en claro, ¿cuánto sería vuestro precio? Para supongamos, revelar que mi señor tenía sus planes y que involucró a alguien que no soy yo, por cierto... En ciertos trabajos.
Motivo: Persuasión
Dificultad: 9
Tirada (4): 2, 5, 6, 2
Guardados (4): 6, 5, 2, 2
Total: 15, Éxito considerable
Ojo que esta vez son 2 los éxitos, 1 menos. No os confiéis
Aquello había terminado y fruto de ello se empezó a diluir lo que allí se había gestado, los rostros que Myria alcanzó a divisar eran todos anónimos y gente del populacho. Algunos estaban a lo suyo y no parecieron advertir el rostro dulce y preocupado con el que se cruzaron, otros parecieron lo suficientemente irrespetuosos como para mostrarse malcarados.
Fuera por lo que fuera entonces pareció recordar cómo el castellano la pidió que diera el recado a su padre de que se encontraría en la tienda de heridos. Así que con la intención de descartar la primera opción que se le ocurrió allí se dirigió:
Al entrar, no pudo si no arrugar el rostro aunque la tienda de los heridos en la liza distaba mucho del presunto glamour que fuera parecía haberse festejado. Incluso su pobre hermanito parecía afortunado... Un brazo entablillado un par de vendajes aquí y allá. Así eran todas las gloriosas heridas sufridas a lomos de los caballos por una simulación de lanza. El peor caso estaba al fondo, recién vendado y aún postrado en la cama y a su lado, la extraña compañía del castellano de la Casa Thalassos y padre...
Varias veces se había abierto la lona para dejar salir a personas o dar paso a nuevos visitantes, sin embargo aquella vez la lona permaneció abierta demasiado tiempo, como quien allí se encontrase no supiera lo que iba a ver.
Fue suficiente para que algunos de los que allí dentro se encontrasen se fijasen en la recién llegada que había roto el clima de oscuridad que reinaba en el interior. Otros ajenos a lo que sucedía en el interior de la tienda salvo el detalle de por qué manos pasaba el odre de vino, siguieron haciendo caso omiso.
Marcad a Myria a partir de ahora.
Entro caminando bastante apresurada en la tienda de los heridos, miro un poco a los lados y hago una mueca por el ambiente que se respira ahí, luego continúo al encuentro de Nathan y mi padre.
-Padre.- Digo a modo de saludo.
-He estado buscando a mis hermanos como dijo Nathan… Samuel está recuperándose en la tienda, tampoco podía hace mucho, así que lo he dejado ahí. Ya le dije que no tenía que haber participado.- Tomo algo de aire antes de continuar. -A Rickard no lo he visto por ningún lado, he dado algunas vueltas pero tampoco sabía bien donde buscar, es como buscar una aguja en un pajar.-
-Buscándolo me encontré con Blackstorm y me dijo que pronto nos reunirían en el salón. Sus palabras me preocuparon un poco y también como me trató… creo que me acusaba de algo que ni siquiera él sabe que es…-
-¿Sabéis si ha pasado algo o simplemente es una despedida habitual?- Pregunto preocupada.
-Cachorrilla... No me reconocéis-. Dijo la voz del hombre vendado, tras ello rompió a reír. -No sería el único con acusaciones sin tener las cosas muy claras... Entonces, Castellano, Lord Thalassos. ¿Qué decís?
Sonrió con benevolencia a la interrupción de Myria, aunque tenia que reconocer para sus adentros que era inoportuna en extremo. De todas formas, ya como estaban, se sereno aprovechando el gesto de mesar la barbilla con que fingió considerar bien su propuesta.
-No nos desviemos. Queremos la verdad, completa, incluidos los detalles de vuestra participación ser… De esta forma, será mas fácil lograr para vos, con nuestra intervención, un perdón completo,.. como merece un hombre arrepentido por sus faltas que desea expiarse. +razono.
-En un terreno mas practico, hablando lisa y francamente… Os ofrezco 5 dragones ahora, en este momento. +Casi se divirtió al decirlo bajando el tono para que los oidos agudos de la tienda se complicaran. La misma paga de las prostitutas+ Y dos alternativas. O dos dragones cada mes por el resto de vuestra vida, suficiente para asentarse y llevar una existencia tranquila… O, con la venia de mi señor, un lugar en nuestra casa donde trabajar y estar a salvo de cualquier represalia. Esto iria acorde con vuestro repentino arrepentimiento, ¿no os parece?
Lo ultimo era mucho, lo sabia. Seria darle lugar a un traidor entre los Thalassos. Pero no empañaria la reputacion de la casa mas de lo que estaria si de todas formas fallaban, y teniendole cerca, podrian tanto aprovechar como vigilar a ser Greggor...
Motivo: per
Dificultad: 9
Tirada (5): 5, 6, 5, 2, 2
Guardados (4): 6, 5, 5, 2
Total: 18, Éxito considerable
- Joder... Sois insufrible Castellano-. Dijo antes de recolocar su asiento, la rabadilla le dolía como demonios y la paja del colchón sobre la que se encontraba sentado estaba aplastada y había perdido el escaso ápide de comodidad que se le presuponía.
- Todos somos ambiciosos- comenzó-. Ya desde pequeños pugnamos con nuestros hermanos por ser los más fuertes, por tener la atención de nuestra madre, la aprobación de padre. En mi caso ya de joven mi ambición fueron los dragones, los de oro claro está. Y por ello deambulé por todo Poniente hasta que conocí a Gabe... El único hijo de Lord Blackstorm.
-¿Para qué iba a hincar rodilla por un aspirante a señor?- Se justificó -. Sin embargo no era como otros tarados para los que hice trabajo. Él también tenía hambre, quería estar más cerca del sol, del Rey. Y tenía un buen plan que lleva fraguando varios años. Varios acercamientos, yo haciéndome un nombre. Todo para que la Casa Blackstorm fuese más grande que nunca. Pero debía hacerse con su padre aún vivo. De ese viejo idiota nadie sospecharía nada. Sin embargo su hijo es taimado, y jodiendamente listo.
En ese momento se acercó uno de los médicos lo que provocó que se callase de golpe. Revisó los vendajes, limpió la bacina y le indicó antes de marcharse que en breves podría levantarse por su propio pie, pero que evitase los esfuerzos.
-Finalmente llegó el momento: los Errol. El padre tenía carácter, y eso diciéndolo con tacto. Tenía una mala hostia... Los hijos no eran muy espabilados, así que sólo hacía falta apartar a la hija. Sí, de eso me encargué yo. La secuestré, debía retenerla unos días sin embargo se me escapó. La di por violada o muerta. Cosas de la guerra. -Confesó finalmente. -El resto lo sabéis, unos azuzados marcharon a la guerra. El resto de idiotas apoyaron a los Buckler. Los Errol fuera y sus tierras listas para ser tomadas. Un par de cuervos y la idea de este campamento de monjas en el que estamos estaba fraguada. Gabe contaba con tener el favor... Sin embargo uno de los lacayos contó a otro de los nuestros algo interesante.
-No era el único con planes para Pazo Pajar...
Sonrió sutilmente y dedicó una mirada en derredor.
-El hijo Horpe y el bastardo también tenían sus propios planes. Uno por codicia y otro... Supongo que no le quería su papá, mientras que su hermano era más atento con él. Así me enteré, dos tierras más para la ecuación y podríamos ser los más grandes de la región. -Meneó la cabeza como si asintiera de manera ladada-. Pero para ello había que chapuzear un poco el asunto, hacerlo menos limpio: un criado muerto. Sí, allí estaban tus cachorros Lord Thalassos -Miró a Myria-. Y por eso llegué el primero.
-El resto creo que os lo habéis imaginado. Esta noche iba a llegar Gabe como el maldito salvador y no sólo se quedaría Pazo Pajar, si no que demandaría que los dos traidores vistieran el negro quedando tan sólo una madre y un crío de teta como dueños de la Casa Horpe.
-Mientras tanto, dragones y más dragones para la saca.
La voz sí que la reconozco claramente, me acerco un poco para verlo. -Sí lo hago.- Contesto. Luego escucho la oferta que ofrece el castellano, lo cierto es que puedo imaginarme de que hablan y la verdad preferiría estar en otro lado.
Me quedo en un segundo plano, intentando pasar desapercibida y no decir nada más, aunque las palabras de Blackstorm siguen manteniéndome preocupada. Es ahí cuando Ser Greggor comienza a contar su historia y a revelar que él fue quien raptó a Rhae para que los Blackstorm consiguieran más poder. Escucho sus palabras aunque ya habíamos tenido algunas pistas sobre su posible culpabilidad, sobretodo de Ser Greggor.
Vaya y los Horpe también… Recuerdo a Marcus en el funeral, nos acompaño a entrar a mi hermano y a mí. No quiero interrumpir, pero que se supone que debemos hacer con toda la información que nos han dado. Miro hacia la entrada de la tienda por si viene alguien y luego vuelvo a mirar al Castellano, a mi padre y al viejo caballero herido.
En breve será esa reunión…
-¿Y qué tenemos que hacer?- Pregunto sin levantar mucho la voz. ¿Qué pasaría con Rhae?
La mirada del castellano iba mas allá de la tienda, mientras sus oídos recibían la historia de ser Greggor. Había una forma, pero requería de cierto sacrificio. Asintió pausadamente y cruzo los brazos sobre su pecho.
-Ha sido un buen plan. Tengo que felicitar la astucia del joden Gabe, aunque no así su codicia ni sus metodos... Sin embargo también veo confirmado lo que decía, ser Greggor. Usted el principal punto débil a su estratagema y dudo que un hombre tan inteligente deje cabos sueltos mucho tiempo. Su decisión de apartarse ahora y ayudarnos a aclarar las cosas, ha sido la más sensata.
Intercambio una mirada con lord Thalasos y Myria.
-Creo que ahora debemos ir a esa reunión. Dejar que el joven Blackstorm exponga a los Horpe y recién entonces presentar el testimonio de ser Greggor, junto con los otros resultados de nuestras pesquisas.
Había varias razones para esto, pero la principal era que a diferencia de los Blackstorm, no habían reunido nada incriminador contra los Horpe. Si querían cerrar todas las intrigas, debían contenerse en ese paso. Y además, no hay momento mas vulnerable que cuando se esta a punto de alcanzar la meta.
Los que allí estaban a punto estaban de marcharse cuando Ser Greggor les detuvo. El título de ser... Le quedaba grande ahora que sabíais las tropelías que había cometido: conspiración, secuestro, asesinato... La lista era larga.
-Una cosa es ponerme de perfil y revelar la verdad... Sin embargo, quién me protegerá a mí. No me interesa estar a vuestro servicio. No os lo toméis a mal pero las cosas sólo las hago por dragones así que sólo quiero un pago único si me voy a jugar el gaznate... Y que deis la cara por mí. No tengo ningún interés en vestir el negro ni en cumplir pena alguna en prisión.
Karras, todo bien?
Lord Cleesten siguió con atención el intercambio de palabras entre su castellano y Ser Gregor. La entrada de su hijo desvió momentaneamente su atención, para atenderla. No respondió aún así, haciendo un gesto con la mano, con rostro pensativo, como si sus dudas tuviesen que aguardar hasta que aquella conversación con el caballero acabase y volvió a prestar la atención debida a su Castellano y el caballero.
Finalmente asintió mirando con gesto tenso a su castellano y a su hija. Dio un paso al frente y acercó ligeramente el rostro al caballero mostrándole las manos.
—¿Veis estas manos, Ser Greggor?...—Acompañó la pregunta con un fugaz vistazo a las mismas. —No parecen las de un noble.— Sonrió sutilmente recordando. —Supongo que tenemos algunas cosas en común, a fin de cuentas. Vos habéis sido mercenario. Sois hombre de mundo. Sabéis ensuciaros las manos.— Reconoció.
—Yo por mi parte...bueno, también he hecho de todo.— También reconoció. —Desde pescar, hasta cosas de las que mis hijos renegarían de su padre de saberlas.— Sonrió con falsedad, como si toda la dureza y descaro del caballero hubiesen topado con la horma de su zapato y ya hubiese sobrepasado el límite.
—La diferencia es que yo soy Lord, y tú no...— Prescindió de trato cordial. —De una casa pequeña...sí. ¿Humilde?, también...pero Lord.— Dijo masticando cada sílaba, despacio, para que aquello quedara bien presente.
—Querías una respuesta y vas a tenerla. Pero escúchala con atención, porque no van a existir aclaraciones y sólo voy a darla una vez.— Aseguró con tono severo.
—Vas a aceptar la oferta de mi Castellano en los términos que te ha dicho y a llevar tu fea cara ante el señor de estas tierras y contar lo ocurrido cuando Nathan te lo indique.— Ordenó con gesto serio, para pocas bromas o comentarios ingeniosos.
Negó entonces con desconocimiento, duda. —Un lord pequeño, pero lord... No sé ahora mismo a cuánto podrá ascender mi fortuna...¿doscientos, cuatrocientos, mil dragones de oro?. No lo sé. Pero sí que son los suficientes para olvidarme de todo matrimonio conveniente para mis hijos, de mi esposa, de mis responsabilidades para con mi casa, y gastar hasta el último de ellos en que no puedas confiar ni en el pan que te sirvan o el vino que bebas cada día. Ni siquiera en la puta que tenga el infortunio de compartir cama contigo. — No apartó la mirada de él ni un solo instante.
—Eres un hombre curtido, con arrestos como sandías. ¿No es así?. Bien, pues son los tuyos contra los míos. Y perderás... — Le dijo con las pupilas casi desaparecidas de sus ojos mientras alternaba su índice entre él y el caballero como si no existiese nada más en el mundo y en aquella tienda.
—Veamos si a parte de curtirte, has aprendido algo con los años. Piensa bien lo que vas a decir y hacer ahora, porque no habrá marcha atrás.— Retrocedió entonces para observarlo con más perspectiva.
—O aceptas o te juro por mis hijos que tú no sales vivo de esta.— Dijo con la determinación con la que un carnicero despieza una res. —Y me encargaré personalmente de que tu muerte sea lenta y sufrida hasta el punto de que lamentes haber nacido...Tú decides.—
Sacrifico un punto de destino para ganar la intriga en las condiciones del castellano.
Al llegar me mantengo callada ante el gesto de mi padre, tengo claro que es una situación importante y bueno, puedo esperar a pesar de seguir preocupada por Rickard, no tengo ni idea de donde puede estar.
Suspiro y comienzo a escuchar las palabras de mi padre, pero a medida que va hablando me voy sintiendo incómoda por lo que dice. ¿De verdad renegaría de él por algo que ha hecho? Quiero pensar que no, es mi padre. ¿Cuál será el acto tan horrible por el cual no quisiera volver a verlo? Instintivamente me inclino hacia adelante como no queriéndome perder ni una palabra de las que menciona ahora mismo mi progenitor.
No consigo enterarme de lo que ha hecho pero si escucho como amenaza a Ser Greggor, ese hombre es una mala persona, sé lo que hizo, por lo que tuvo que pasar Rhae por su culpa. No me enfadaría si le hicieran algo malo, creo que lo tiene más que merecido.
En silencio espero a que acabe mi padre y cuando lo hace vuelvo a respirar profundamente, poniendo atención a lo que pueda decir el hombre que se encuentra tirado en la cama, malherido, no me gusta pensar esto pero me alegro de que Samuel le dejara así, se merece todo lo que le pueda pasar y aun así le están dando una oportunidad de salvarse de todo esto. Frunzo el ceño. Espero no volverlo a ver.
Se sorprendió un tanto ante la vehemencia de lord Cleesten en cerrar las cosas tan directamente, lo suficiente para que guardar silencio y cruzar las manos tras la espalda fuera toda su reacción. Sus ojos alternaron entre los dos hombres, aguardando la respuesta del caballero a la clara indicación de su destino. No dudaba que la amenaza seria cumplida, pero…
—Está bien... — concedió finalmente tras las palabras de aquel Lord orgulloso.
—Allí nos veremos y atenderé a vuestro llamado. Como ya me habéis dicho. Es la mejor de mis opciones.
Tras salir de la tienda, Nathan no acompañó al trío al castillo; en su lugar volvió al campamento rápidamente. Allí le ordeno a Egil y a Sak que le acompañaran como espadas, armados al completo. Con ellos vendrían un arquero de confianza y Rhae, disfrazada con el cuero y las armas ligeras de otro arquero, así como una capucha que disimulase sus facciones. Así permanecería custodiada y encubierta detrás de los 3 hombres, para presenciar lo que estaba por venir.
Cuando alcanzó con esta pequeña guardia al resto de los Thalassos, lo hizo con una mirada de inteligencia para que no hicieran comentarios al respecto, no hasta que fuera necesario.
Máster: Lo habías narrado como si fuera un post normal así que te lo saco de notas que no desentona para nada.