León extiende su mano derecha con el Orbe descansando en la enorme palma de su mano. Cierra los ojos, respira hondo y, de repente, el orbe se ilumina de un blanco purísimo.
Istyarem entonces extiende la mano en la que lleva el guantelete y absorbe la luz del orbe, la cual se extiende por su brazo hasta llenar todo su cuerpo. Mordiéndose el labio y frunciendo el ceño, apunta con su anillo hacia el suelo y la luz se concentra en un punto rojo vivo sobre la tierra.
Rachel esgrime el bastón rúnico, lo mira girándolo en sus manos, como buscando algo. Por fin lo encuentra: runas verdes se iluminan haciendo brillar todo el bastón. Con un ágil movimiento, baja el extremo superior y derrama esa luz sobre el punto rojo, que empieza a palpitar y a teñirse de verde.
León se agacha a tocar con su mano libre la simiente luminosa, vuelve a inspirar hondo y... Desaparece de la vista.
Ziva echa atrás la cabeza y de la boca de la máscara surge un humo negro que los envuelve a todos, tan negro que destaca incluso contra el cielo nocturno sin luna.
Rachel alza la mano del anillo, rezando para sus adentros por que todo salga como debe. Su aura de protección se hace visible y se extiende hasta tocar el humo, envolviéndolo y convirtiéndolo en una niebla de luz azulada.
Michael extiende los brazos, echa atrás la cabeza y deja salir un rugido más propio de la garganta de un tigre que de la de un hombre. La niebla se arremolina entrando en el colgante del Shamán, haciéndolo brillar y extendiéndose por su cuerpo, para, rápidamente, recogerse en el fajín y saliendo de él, una llama de fuego plateado flotando entre todos.
Los temblores sacuden la mansión, el ruido de su destrucción rompiendo el silencio nocturno.
Ziva extiende la mano de la pulsera y la introduce con decisión en el fuego plateado. La llamarada estalla en una explosión de luz cegadora.
No veis. No oís. No sentís nada. Al principio pensáis que algo ha fallado, que esa explosión era algo más que luz cegadora y que habéis muerto. Pero no. No sólo sois conscientes de vosotros mismos como individuos, también lo sois de los demás. Sois una única entidad, imbuida con un poder tan grande que os sobrecarga.
Con lógica curiosidad, extiendes vuestra consciencia - aunque no sabes bien cómo - hasta más allá de ti y no podéis evitar sorprenderte al ver hasta dónde llega. Ahora sois conscientes de lo que sucede en el mundo. Veis sin ojos, oyes sin oídos. Percibes todo el mundo. Desde los pingüinos del antártico hasta los esquimales del polo norte; desde las aves hasta las desconocidas criaturas de los fondos abisales más hondos; el dolor y el miedo de los heridos de los bombardeos en la Franja de Gaza; el ansia y la decadencia de los clientes de un bufé libre londinense; la preocupación de los médicos de la ONG en Sierra Leona... Pero también hay más. Seres de la noche que se alimentan de todo aquel pobre desgraciado con la mala suerte de cruzarse en su camino; gente infectada y poseída por las esencias de bestias salvajes; seres de otro mundo que viven las vidas de las personas a las que suplantan; almas de difuntos que vagan sin descanso por la faz de la tierra...
Te sentís abrumado; quieres contraer vuestra consciencia, dejar de sentir tanto dolor, tanta maldad, tanta mezquindad... Pero te sobrepones, dejáis de luchar contra lo que sientes y lo aceptas como vuestro. Al hacerlo logras controlar, logras enfocar vuestra consciencia en un único lugar a la vez. Y os buscas en las colinas de la finca Evergreen.
No se me ha ido la pinza, el mezclar 2ª persona del plural con el singular es a propósito
La mansión está completamente destruida. Nadie parece quedar en los alrededores. Nadie salvo los contendientes de la batalla.
Tres ejércitos se enfrentan. Uno lo forman arañas de cristal de todo tamaño y forma junto con caballeros de extraña armadura1 seguidos por un batallón de túnicas del blanco más puro. Otro lo componen seres de pesadilla, remolinos de oscuridad y colmillos, demonios nacidos de la mente cristiana más enfermiza, hordas de alimañas2 arrastrándose por todas partes. El tercero son zorros, lobos, murciélagos, halcones, ardillas, ciervos, remolinos de viento, bancos de niebla sentientes, plantas antropomórficas... guiados todos por un hombre tatuado.
El "cielo" sobre el campo de batalla es una mezcla de amanecer invernal encapotado de blanco y gris, noche oscura trazas de rojo sangre y púrpura, y los tonos propios del bosque y el mar.
La lucha es cruel. Muchos cuerpos yacen ya en el suelo, pero la lucha sigue. Una lucha que te atenaza los corazones como si vieras a tus hijos pelear a muerte. Cada golpe, cada corte, cada desgarro, cada desmembramiento lo sentís en vuestro interior como si fueras tú los que luchan.
Algo te dice que es la hora.
Es el momento, el poder que os llena está a punto. Tienes que decidir en qué usarlo.
1: La superficie de las armaduras viene a ser algo parecido a esto: ----------------->
2: Alimañas: cualquier cosa que sea "plaga": ratas, insectos repugnantes de todo tipo...
Despiertas en tu cama, en la casa que compartes con los demás. Junto a tu cama, en una silla, una atractiva joven pelirroja está pendiente de ti. No lo tienes claro, pero te parece que tiene algo familiar.
- Por fin despiertas - dice con voz melódica - Casi bates el récord de mi padre - añade divertida - Supongo que será normal después de lo que habéis pasado. - Coge una jarra de agua y un vaso del suelo y te lo ofrece lleno - Toma, bebe. Después de tanto tiempo debes tener la lengua como un trapo. Imagino que tendrás preguntas, pero van a tener que esperar - te interrumpe cuando intentas hablar y acabas tosiendo - Te espero abajo con algo para que desayunes. Supongo que no importará que sean las tres de la tarde... - termina levantándose y saliendo de la habitación intentando no hacer ruido con la puerta.
Despiertas en tu cama, en la casa que compartes con los demás. Junto a tu cama, enroscada a dos palmos del suelo, está Brisa de la Aurora, tu Hermana. Intentas hablar, pero sólo logras toser.
- Calma, Hermano. Has pasado muchos días durmiendo. - dice Brisa - Voy a avisar para que te preparen qué comer. Baja cuando puedas. - dice y se filtra bajo la rendija de la puerta.
Mientras te sacudes el aturdimiento propio de haber dormido demasiado te das cuenta de que te falta algo. Es raro porque es algo que no sabías que tenías, era algo natural, que dabas por sentado. No logras sentir tu conexión con Animista. ¿Caído en combate o producto de la alteración del equilibrio?
Despiertas en tu cama, en la casa que compartes con los demás. Junto a tu cama, en su perchero, está Moonchild, vigilante. Intentas hablar, pero sólo logras toser.
- ¡Por la luz Selene, Moonshadow, por fin! - exclama en tu mente la voz infantil del halcón - El rostro de la Señora ha cambiado varias veces desde la última vez que estuviste despierto, así que no intentes hablar. Baja cuando te acabes de despertar. - termina alzando el vuelo y saliendo por la ventana.
Despiertas en tu cama, en la casa que compartes con los demás. Junto a tu cama, sobre la mesilla está Clay, vigilante. Intentas hablar, pero sólo logras toser.
- ¡Alan!¡Despertaste! - exclama el homúnculo - Llevas mucho tiempo dormida, así que no intentes hablar. Baja cuando te acabes de despertar, voy a que te preparen algo que comer.
Al pasar por el salón de camino a la cocina habéis visto a Brisa jugueteando con Clay como un crío juega con una burbuja de jabón. Toda la casa parece estar impecable, mucho mejor que nunca.
En la cocina se afanan la señora Wood y el señor Worthington en preparar lo que parece un desayuno banquete. Zumos, café, té, leche, tostadas, huevos, beicon, salchichas, cereales y lo que parece bollería recién hecha se van acumulando o terminando de hacer. En un rincón, en una cesta de trapillo están acurrucados Dunnar y Gato, las cabezas de cada uno sobre el lomo del otro, contradiciendo al viejo cliché.
La visión de la comida os hace rugir los estómagos como dinosaurios. De hecho, si os hubieran puesto a uno asado, dudáis que dejarais ni los huesos. Mayordomo y cocinera se encargan de que no os falte de nada. Por un instante os sentís de vuelta al periodo de internamiento, como si nada hubiera pasado desde entonces. Pero entre que es vuestra diminuta - en comparación - cocina y que Ziva está ahí, no os cuesta volver al presente. Sin embargo, cualquier intento de llevar algo más que una conversación ligera e intrascendente sobre el tiempo, el desayuno o cosas de la casa resulta educadamente infructuosa.
Tarda en llegar, pero por fin os saciáis. No habláis entre vosotros de lo sucedido, pero vuestras miradas resultan muy elocuentes. Al menos para vosotros. Es como si hubierais alcanzado ese nivel de intimidad que se da en algunas parejas en las que hablan sin hablar, sólo con miradas.
Salís al salón, casi rodando, y os encontráis allí a una chica joven y pelirroja. Al veros os sonríe y se presenta como Willow Evergreen, aunque ni se parece a aquella niña austadiza de la Mansión ni a aquel zorrón en el que se convirtió cuando quedó poseída. Es una mujer joven, decidida, llena de confianza en sí misma.
Os explica un poco por encima lo que sucedió la última noche que recordáis: Tanto ella como su padre despertaron a tiempo para salir corriendo de la mansión antes de que las sacudidas la derribaran. Una vez fuera, un ser de luz pura que afirmaba ser amiga vuestra aceptó a devolver a los Ignorantes a sus hogares con la creencia de que todo lo sucedido hasta entonces había sido un mal sueño. Pero al hacerlo tuvo que dejar de forzar el retraso de la batalla espiritual que acabó por darse. Fue tan fuerte que la Barrera entre los mundos acabó hecha jirones y éste se fundió con aquel como dicen las leyendas que fue en los albores del universo.
Ellos - los magos y los dos miembros del servicio - huyeron en dirección al bosquecillo de la finca, y llegaron a tiempo para veros desaparecer en un fogonazo. La batalla parecía no seguirles, así que se quedaron por la zona a la espera de una señal de vuestro paradero. Mientras la batalla se recrudecía, los que participaron en la lucha contra los sirvientes del Oscuro se lamieron sus heridas. Hasta que, tan repentinamente como desaparecisteis, volvisteis a aparecer, todos inconscientes y sin rastro de vuestros objetos de poder (a ese respecto le habían informado más tarde los otros magos). En el mismo instante en que reaparecisteis, la batalla cesó como si nunca hubiera estado ahí. Sólo que estuvo, y los cadáveres de los seres que lucharon alfombraba los grandes jardines, el camino de entrada, el aparcamiento...
Pronto aparecerán Magnus y Minerva -anuncia-, y antes de que lo haga querría contaros algo más. - Baja el tono de voz para que sólo la escuchéis a ella - Desde mi purificación he tenido tiempo de echar la vista atrás y entender lo que me sucedió. Maldita desde el mismo seno de mi madre, condenada a cargar con la vil esencia de un abyecto ser que buscaba el fin de la humanidad misma, condenada a la frialdad de los míos por un malentendido... - antes de que hagáis el menor aspaviento os interrumpe - Sí, Fa malentendió la maldición. No fue su culpa, no dejaba de reescribirse a sí misma. No se trataba de no mostrarme afecto, se trataba de no negármelo tras haberlo conocido. De haber tenido una infancia sentimentalmente normal, me habría convertido en lo que soy ahora: una maga a tener en cuenta.- añade con cierto toque de orgullo - No fue culpa tuya lo que se desató, Rachel, ni tuya ni de nadie. Ni siquiera de mi padre, él actuó como creía que debía para evitar un mal mayor. Sé bien cuánto le ha dolido no poder expresarme su afecto en estos años, en especial siendo lo último que le quedaba de mi madre... - sus ojos se nublan levemente por la añoranza, pero se recompone de inmediato-. Sé que no tengo derecho alguno a pediros nada tras todo lo que habéis hecho, tanto por el mundo en general como por mí en particular, pero... Os rogaría que esto que os acabo de contar no saliera de aquí. No quiero que mi padre sepa que todo pudo haber sido de otro modo. Bastante carga ya sobre sus hombros.
Casi cronometrado, al acabar de hablar ella se oyen pasos procedentes del sótano.
Aparece Magnus, y al verlo os preguntáis cuánto tiempo habréis estado durmiendo, pues el Maestro parece haber envejecido una década desde que lo visteis por última vez en la cama. La señora Mandrake lo acompaña ayudándole a caminar. Su paso es lento y tembloroso como el de un anciano, pero sus ojos siguen refulgiendo como una tormenta eléctrica. Definitivamente todo sigue bien en la azotea.
Se sienta trabajosamente en el lugar que le cede rauda su hija, quién indica que va a ayudar a recoger en la cocina. Esto se lleva un ceño fruncido de Magnus, pero de inmediato se deshace en una mirada cariñosa.
Magnus no sabe bien por dónde empezar. Tiene claro que quiere agradeceros todos vuestros esfuerzos, pero no sabe si empezar por los dedicados al mundo entero o a su familia en concreto. Respira con algo de dificultad, lo que hace que hable más despacio de lo que solía hacerlo.
Continúa con los hechos de la noche en cuestión. Va muy al grano, casi enumerando. La Mansión quedó destrozada. La Barrera no existe en los terrenos de la finca, lo que llevó a que los Tegnósticos tomaran la zona al asalto al día siguiente - por suerte ellos ya habían dejado el lugar para poneros a salvo. Los Maestros que estuvieron allí esa noche se encuentran en relativo buen estado de salud - a este comentario, la señora Mandrake le lanza una mirada apesadumbrada. Os comenta que cuando reaparecisteis no lograron encontrar el menor rastro de ninguno de los diez objetos. Supone que, una vez cumplida su misión, se habrán consumido para daros el poder necesario para lograr vuestro objetivo.
En los meses que habéis pasado durmiendo, se ha empleado vuestra casa como cuartel general, tirando unos colchones en el sótano y aprovechando también el sofá. En la sociedad Ignorante a Magnus - el Concejal John Smith - se le ha dado por muerto: se atribuyó a los seísmos de aquella noche un problema en la instalación del gas que acabó en explosión. No parece afectado por la pérdida material de la Mansión ni de todo aquello que contenía. La enorme biblioteca de saber arcano, las reliquias místicas... Ni siquiera los recuerdos que allí pudieran quedar de la difunta señora Evergreen.
Minerva interviene cuando Magnus da evidentes muestras de cansancio por la charla. Explica que lo que hicisteis fue sentido por todos los magos del mundo de una manera o de otra. Algunos incluso se atrevieron a poner a prueba a la mismísima Tormenta de Almas intentando entrar en las Sombras. Si bien no lo lograron empujados por los vientos, sí que informaron de que éstos ya no desgarran el alma de quién intenta cruzar. - Hay esperanza - dice mirando directamente a Michael.
Magnus, algo recuperado, prosigue. Afirma haber recibido informes de la casa Bonisagus, una de las componentes de su Orden especializada en los estudios teóricos de la magia, que indicarían que se están produciendo cambios en el tejido de la realidad.
Anuncia también sus planes de crear una Capilla activa en la ciudad. No algo para sí mismo, como fuera la mansión, sino un lugar en el que reunirse los diferentes grupos de magos de la zona. Si los Despertares se producen como esperan, hará falta una infraestructura. Por supuesto, vosotros estáis más que invitados a formar parte de la misma. Llegado el momento, querrá que deis charlas a los Iniciados sobre toda vuestra experiencia como Despertados y como Salvadores Elegidos. Entre tanto, os conmina a hacer de vuestras vidas lo que deseéis. Vuestro Destino se ha cumplido, ya no tenéis que priorizar a la Magia misma frente a vuestros deseos. Cualquier proyecto que deseéis recibirá el respaldo de cuantos recursos le quedan - no todo estaba en la mansión.
Tras unos días de reajuste, y a falta de un objetivo urgente - algo que se os hace hasta raro - cada cual empieza a centrarse en sus propios asuntos.
Istyarem/Allan participa de la creación de la Capilla en todo lo posible al tiempo que hace por contactar con otros Solificati para traerlos de vuelta al Concilio. Cuando los primeros nuevos Despiertos llegan a la Capilla Salvadores - así decidió bautizarla Magnus - adoptó el papel de apoyo de los desconcertados nuevos magos para hacer menos traumático y más llevadero el cambio de vida.
Ziva regresa a su patria a dar su informe a los Sutiles, tanto del resultado de su Misión como del interés expresado por los magos del Concilio para que vuelvan a trabajar unidos. Regresa con el cargo de Enlace entre el Concilio y los Ahl-i-Batin: habrá cooperación pero, por ahora, no habrá unión.
León busca avanzar en su magia. Múltiples conversaciones con Penny y Andreas le llevan a pensar que, de algún modo, el controla algo más que la Entropía con lo que venía llamando "Oscuridad". Tras compartir sus conocimientos con estos magos, ellos lograron aprender los rudimentos básicos de la parte que, hasta ahora, sólo León dominaba. Lo relacionado con la Muerte, la Oscuridad y las Sombras. No tarda mucho en recibir solicitudes de magos Bonisagus para estructurar su conocimiento en la Décima Esfera: Ars Mors o Muerte. Esto llega a oídos del renaciente Concilio, quienes lo toman como una señal y deciden por fin tratar a los Huérfanos como una décima Tradición.
Michael recibe la noticia de que Animista, su guía espiritual, no sobrevivió a aquella batalla. Tras volcar todo lo aprendido en el repositorio de conocimiento que es la Cueva, da instrucciones al Guardián de dejar pasar y hacer uso de la misma a la señora Mandrake si los Vientos alguna vez llevaran noticias de su muerte. Inmediatamente después, en parte por sentimiento del deber, en parte por su curiosidad innata y malsana, decide internarse en las Sombras por fin, ahora que su alma no corre peligro por intentarlo. Con la ayuda de su hermana Brisa de la Aurora conoce a los Vientos, quienes le enseñan la geografía espiritual. Cuando se ve con suficiente conocimiento, emprende una Búsqueda para localizar a los posibles Hablaensueños supervivientes. Los espíritus le añaden el título de Sanador de la Madre a su ya largo nombre.
Rachel vuelve a retomar el contacto con sus amigos del grupo musical, quienes la acogen sin preguntas, como si la hubieran visto la semana anterior - como amigos que son. Juntos deciden retomar el grupo, aunque ella les avisa que quiere compaginarlo con ciertos trabajos sociales como el comedor. No tarda en reaparecer su mentor Gabriel, quién ha estado viajando por el mundo para reestablecer redes de comunicación entre magos, y juntos localizan a algunos de los primeros Despertados de Los Ángeles. Ella se mantiene aparte de todo el tema de la Capilla y los magos, sólo ayuda a Gabriel con los nuevos Despertados porque sabe qué es encontrarse de repente con esta movida y lo que se agradece qeu alguien te oriente. Con el tiempo cumple su promesa de volver a Irlanda a visitar a las Keegan. Los hechos vividos la inspiran lo suficiente como para componer sus propias letras para el grupo. Son canciones llenas de misterio e imposible, algunas con un lado evidentemente social, otras hablan de relaciones que se truncan... Logran sacar un disco al mercado con ventas modestas, pero sus conciertos son auténticos acontecimientos sociales, nunca cabe ni un alfiler. No son ninguna super estrella mundial, pero a Rachel tampoco le hace falta eso.
Con el paso de los años, el número de Despertados crece progresivamente. Hay señales de que la Tormenta de Almas amaina poco a poco, antes o después volverá a ser posible cruzar la Barrera sin más impedimentos. Los Magos Locos aparecen de vez en cuando. En cuanto en Concilio se reorganiza, se crea un cuerpo de combate dedicado específicamente a acabar con la lacra de los Magos Oscuros, sus primeros enfrentamientos muestran una importante pérdida de poder por parte de éstos. Los Tegnósticos siguen ahí, intentando controlar todo el mundo, pero ahora vuelve a haber una fuerza opositora. La Guerra de la Ascensión ha recomenzado.
Fin.