Partida Rol por web

Poco puedo decir de algo que no he visto y de alguien que no conozco. Llevo en la ciudad casi tanto como en presencia de vuestra orden de... nobles guerreros. - Al parecer había olvidado el nombre. - Viendo vuestras dotes investigadoras, estáis seguro que no necesitáis mis servicios? - Dijo con ironía graciosa, sin parecer prepotente. - No me entendáis mal. Se nota que no es la función de vuestra orden. Luchar contra el mal y detectar el mal son asuntos diferentes. No dudo de vuestra valía ni de vuestra virtud. Si queréis sospechar de mi, sois libre. Mas si buscáis a alguien, necesitaréis pistas más sólidas y testigos más recientes. Yo no dudo que le conozca... algún día. Mas aún no he tenido el placer. Y Mey´lle, una curandera de una raza que no tienen los mismos impulsos que el resto de las especies libres, pues pueden vivir del aire, la lluvia y el sol, como hacen las plantas. Qué ambición puede tener un ser puro como ella? - Hizo una pausa, mirándo a la hermosa y verde acompañante, para luego regresar a los ojos de su interlocutor - Sois alguien digno de admiración. Joven y virtuosa, de gran espíritu. Aunque la sabiduría llega con la experiencia. No os culpo, tenéis el ímpetu de los jóvenes. Mas dejaros ayudar sería un acierto en este caso. Ella sólo quiere encontrarle y yo quiero ayudarla. Apoyándonos, podremos aclarar este asunto que nos retiene aquí, entre estos bellos muros. Mas la verdad está fuera y no entre ellos.  

Mey abrió la boca y permaneció así durante largos segundos. Estaba organizando sus pensamientos sobre cómo responder cuando Sombragris comenzó a hablar y la puso como ejemplo de rectitud y virtud. En sus palabras ella parecía un ente semi divino autosuficiente de luz y claridad.

Tal fue el asombro que quedó patente que el hombre le había pillado con el pie cambiado. Ella no se veía a sí misma así. Suspiró. Iba a poner los puntos sobre las íes y tal vez no le gustase a aquella gente.

Tenéis razón. Aquel que ustedes acusan de ladrón no me es ajeno. Probablemente es un amigo mío. Veníamos de camino juntos y hace unos días desperté sin que estuviese a mi lado. No somos amantes ni parientes pero le tengo en alta estima. Se llama Toer'Tie y es un hombre espíritu entre los nuestros, a pesar de su juventud.

Luego dio una somera descripción de su amigo que seguramente ya tendrían.

No deseo otra cosa que limpiar su nombre de las injustas acusaciones que profieren contra él y no dudo que todo es un error. Por ello me dedicaré a buscarle y convencerle de que se presente aquí para demostrar que no tiene nada que ocultar. Después de hacer eso aceptaré sus disculpas. Y si encuentro el objeto lo traeré aquí para que puedan ...

El exabrupto murió en sus labios antes de pronunciarlo.

Para que hagan con él lo que quiera que hayan estado haciendo hasta ahora. Y dicho esto, si me van a tratar como una delincuente métanme en una celda o déjenme marchar y si quieren mi ayuda espero algo de información.

- Sea - dijo. - Si queréis limpiar el nombre de vuestro amigo os daré la oportunidad - añadió sonriendo y mirando a Mey'lle. - Y lo mismo a vos. Si tan interesado estáis en ayudar a este avatar de la pureza - comentó señalando a la Rasha-ai - a quien acabáis de conocer no os negaré ese deseo. Pero...

La mujer os miró alternativamente a uno y a otro y su boca se torció en una amplia sonrisa.

- ... ¿qué vais a hacer para encontrarle?

Por lo que sé de las personas que son buscadas, suelen huir de sus buscadores. Así que empezaré lejos de aquí y de donde se vean a sus caballeros. También suelen buscar buenos escondites, lugares oscuros, frecuentados por personas que no hacen preguntas... posiblemente porque ellos no son los más recomendables... aunque sí que observan. Y un hombre verde o un hombre permanentemente con capucha... suele llamar la atención. Sí, iré a los barrios bajos de la ciudad. Será un buen comienzo. 

Lo dijo tan convencido, que estaba ya dispuesto a marcharse cuando se acordó de algo.

Ah, y no nos sigáis, por favor. Si no confiáis en nosotros, lo que lograréis es advertir a todo el mundo que somos importantes, peligrosos o que se delatarán si se muestran cerca de nosotros. Lo que sea que piensen da igual, pero el resultado será que nadie nos dará información. - Levantó una ceja como diciendo... ves, se de estas cosas mucho más que vosotros. 

No lo tengo muy claro. Sombragris parece saber más de esas cosas. Buscaré un sitio para hospedarme y hacerme ver. Él probablemente trate de contactarme si se entera de que estoy en la ciudad.

Suspiró

Si no me encuentra tendré que buscar entre los alojamientos para gente no oficial, imagino que entre las zonas degradadas y por ello me vendrá bien tener a Sombragris, aunque solo sea para que me sirva de guardaespaldas.

Mey dudaba. Aquello no era su campo y se sentía superada.

Trataré de pensar qué haría yo si fuese él pero se me hace difícil. Nunca he cometido delito alguno. Cualquier sugerencia será bien recibida.

Finalmente aquella extraña mujer os dejó marchar, no sin antes comentaros que cuando tuvieseis alguna información sobre el tema se la comunicarais. No os hizo ninguna sugerencia sino que pareció "confiar" en las aptitudes que habíais dicho tener para cumplir con tan complicada misión.

Os encontrabais ahora a las afueras del templo, entre las puertas y las escaleras. El tiempo era soleado y apacible y debía de ser la hora de comer, hora que ya se encargaron vuestros estómagos de recordaros un par de veces.

Al volver a la luz del día, tras la inmersión en aquel lugar grandioso, era como volver de un viaje vertiginoso, de nuevo en la realidad. 

Siento la necesidad imperiosa de alejarme de este lugar, no sé si estarás de acuerdo conmigo. - Dijo sonriente y divertido. - Propongo acercarnos ya al barrio y nos alojemos en una posada. Comer rodeados de descarriados no me abre el apetito, pero nos dejaremos ver y (lo mejor de todo) observaremos el ambiente. Si en esta ciudad están estos "caballeros" tan llamativos, debe de haber un graaan submundo, poco visible, pero muy activo. 

Uuuhm, tienes unas monedas? - Miró a los muchachos peor vestidos de la calle. - Necesitamos un guía. Pero... no lo contratemos en la puerta de este palacio. Paseemos un poco. 

Mey no puso objeciones al curso de acción sugerido por Sombragris. Meditó unos minutos mientras caminaban. Su mente estaba en otra parte. Pocas veces había tenido preocupaciones tan serias.

Hagamos como decís. Terminó por asentir.

No me gusta este lugar. Las fuerzas del orden usan la ley como si fuese una espada. Pervierten su espíritu forzando su letra hasta que les permite actitudes cercanas a la amenaza. Dentro de sus armaduras y sus correctos modales esas Alfix no pasan de matones que ejercen una violencia social. No me gustaría que tuviesen una excusa para que aplicasen su justicia conmigo. Me preocupa mucho mi amigo.

Respecto al dinero. No soy una sanadora mendicante que cobre la voluntad de sus clientes pero mis trabajos no me han proporcionado grandes beneficios. Tal vez pudiese vivir de modo modesto algún tiempo antes de perder mis últimos ahorros pero no te quede duda de que mi objetivo principal es encontrar un trabajo y cuanto antes mejor. No puedo ayudar a mi amigo si no puedo mantenerme siquiera. Mis ahorros no llegan a una moneda de oro.