Hace ya una semana que recibiste tu último encargo. El mayordomo de un conocido noble local te citó en una de las tabernas de mejor prestigio del puerto para ofrecerte un trabajo.
Cuando te reuniste con él te diste cuenta de que, a pesar de ir acompañado de un musculoso guardia, había por lo menos dos más camuflados entre el resto de parroquianos. Quizás tenía miedo o tu reputación te precede pero el caso es que la reunión no fue nada mal.
En nombre de su señor te ha pedido vigilar a una joven llamada Astrid. Parece ser una mercenaria que se ha instalado hace poco en la ciudad y de la que nadie parece saber nada. La última vez que alguien se metió con ella amaneció al día siguiente flotando en el canal. Y se da por desaparecidos a un par de matones más, de poca monta.
Lo único que te indica el mayordomo es que se la puede encontrar al anochecer en la taberna "El grumete afortunado", donde suele quedarse unas horas, sola. Nadie sabe dónde duerme, si conoce a alguien más ni nada.
Desde hace unos días frecuentas esa taberna. Mantienes la vigilancia desde la distancia y ves que, mientras está sola, escribe cartas o recibe a gente que parece proponerle algún tipo de negocio. Nada legal por las formas que tienen de proponerlos pero nadie en ese local se escandalizaría. Las veces que has intentado seguirlas te ha resultado imposible ya que a la mínima de cambio parece desvanecerse en el aire.
Esta noche, mientras tomas un trago allí manteniedo la vigilancia habitual ves que se le acerca alguien bastante peculiar que desentona en aquel lugar como un poquerizo en la corte. Parece una de esas criaturas del norte que dicen que son inmortales, un elfo. Y por las pintas debe haber cogido un cuchillo únicamente para cortar el pan. Ves que se acerca a ella con intenciones de hablarle tras haber preguntado por la taberna a tres o cuatro rufianes de tres al cuarto. En ese momento ella está terminando una de sus habituales cartas y la guarda bajo su blusa prestando toda su atención al recién llegado.
"El grumete afortunado" era uno de esos lugares que le recordaban a su niñez, la mezcla entre marinos y pordioseros generaban un ambiente para todos los sentidos que tenía mucho de Dolamrhia. Al menos la que él mismo había conocido fuera de su hogar paterno.
Era cierto que si tenía los ojos abiertos, los ropajes y sus colores no coincidían, pero si los cerraba, se podía ver a sí mismo corriendo por callejuelas, reptando por los muelles, encondiéndose en bodegones...
Se llevó a su boca otra de aquellas nueces, era el tipo de cosas locales que le atrapaban, podía mascar aquello todo el día. Eran frutas secas extremadamente comunes y baratas, lo que los pequeños comían cuando jugaban, le agradaban por su sabor dulzón y su suave acidez. Además, le permitían mezclarse con los nativos de aquellas tierras. Ya las había adoptado completamente y llevaba una bolsa llena de Pekhans en todo momento.
Masticó con cuidado, escupiendo la cáscara en el cuenco que tenía delante mientras sus dedos jugueteaban con dos frutos secos que esperan su turno para ser ingeridos.
Su actitud era de alguien ensimismado en sus propios pensamientos, apenas había dado unos pocos sorbos a la cerveza barata que había pedido, sin embargo su mente no podía alejarse del elfo...
- ¿Qué hace aquí esa criatura? - entendía que los motivos de aquél mayordomo para contratarlo podían ser realmente importantes, así como podría serlo para sus propios aliados.
- Astrid, si ese es el verdadero nombre de aquella mujer, tiene algo entre manos mucho mayor que ser una espada de alquiler - sus mandíbulas seguían trabajando lentamente mientras otra fruta seca ingresaba entre sus labios.
Agregó algo de cerveza a la pasta que tenía en la boca, sentía que se estaba resecando. Cambió su postura y observó en derredor - ¿Vendrá solo el elfo? -
Demasiadas preguntas... dejó que el elfo actuase, sus sentidos estaban atentos, buscando escudriñando.
¿Cómo es la política con el tema de las tiradas? ¿Tiro yo, tiras vos..? muchos Narradores tienen políticas separadas para tiradas "de percepción" ocultas y eso.
No consigues escuchar nada de lo que dicen pero deduces que el elfo le ha propuesto algo. Ella le indica la silla para que se siente y después hablan durante menos de un minuto. Tras la breve conversación ella agarra una moneda que él le tiende y ambos se levantan y salen de la taberna. Ella camina agarrada a su brazo, como si fuera su acompañante.
Y jurarías que la moneda al brillar lo había hecho con un destella plateado.
Como prefieras. Yo haré algunas tiradas pasivas (por ejemplo si alguien te está emboscando. No tiene sentido pedirte que tires y que, aunque falles, te pongas en guardia). El resto las puedes hacer tú pero me gusta que, aquellas cuyo resultado es sobre algo no conocido, se hagan ocultas.
Por ejemplo, si atacas es obvio que puedes saber si has fallado o no, por lo tanto puedes hacerla visible. Pero a la hora de tiradas de percepción o conocimientos es mejor hacerlas ocultas. Así nunca sabrás qué tan cierto es lo que yo te cuente, Muahahaha
Ahora eran dos los que salían de allí. Aeged ladeó el rostro y escrutó el resto de las mesas de aquella taverna, las sombras y los rostros. Apuró el resto del vaso. La bebida le ayudó a tragar los últimos restos de aquellas frutas secas.
Esperó unos instantes luego de que la mujer y el elfo cruzaran la puerta, era algo habitual en él, chequeaba si alguien más los seguía o vigilaba.
Se ajustó su sobretodo y comenzó a caminar lentamente hacia la puerta, esquivando a dos parroquianos borrachos que estaban intentando llegar a una mesa imaginaria. El hedor a vómito que exudaban era penetrante, pero poco a poco se mezclaba con el alcohol barato y el perfume rancio del lugar.
Al llegar a la puerta metió sumano bajo sus ropajes luego de colocarse la capucha color azabache sobre su cabellera. Sus dedos se deslizaron sobre la empuñadura de la daga larga suvemente. Avanzó un paso más y empujó la puerta.
Tirada oculta
Motivo: Observar
Tirada: 1d100
Resultado: 81(+52)=133
Tirada oculta
Motivo: Rastrear
Tirada: 1d100
Resultado: 72(+52)=124
Observación: Para evaluar actividades sospechosas entre la gente de la taverna cuando estos dos salen. Especialmente alguien más que los siga y/ vigile.
Rastrear: Para seguirlos a distancia prudente.
Llegas a tiempo para ver como la extraña pareja gira una esquina. Al llegar a ella ves que están al final de la calle hablando en voz baja. La chica asiente y desaparece tras una bocacalle mientras que el elfo se acerca a una de las puertas que está a mitad de la calle. Tras un par de minutos la puerta se abre y éste entra cerrando tras de sí.
La situación dejaba al investigador con dos caminos posibles y una decisión apresurada a tomar.
Decidió lo más lógico y aquello para lo que lo habían contratado, debía seguir a esa mujer... y si aquello fallaba, sabría a qué casa podía volver por más indicios.
Apretando las manos bajo el sobretodo, avanzó por el callejón, con al vista baja y esquivando a los traseuntes. Quizá podría adelantarse a su desaparición.
Se dirigió a la bocacalle mientras en su mente grababa la localización del habitáculo donde desapareciese el elfo.
Apenas había gente1 por las calles a aquella hora y la tuya no era una excepción.
Al llegar a la puerta por donde se metió el elfo ves que pertenece a una pequeña casa de ladrillo rojo, con un balcón lleno de macetas. Los postigos están cerrados tanto en las ventanas del piso inferior como del superior.
Y no escuchas ni un solo ruido al otro lado.
1 Se me olvidó comentarte que no había nadie más por aquella calle. Mil perdones.
Aquella casa resaltaba lo suficiente como para que no fuese complicado que el detective volviese sobre sus pasos en caso de ser necesario. Se le antojó demasiado ornamentada para aquella zona de la ciudad, cruzando por su cabeza que sería cosas de aquellas criaturas.
La soledad que lo envolvía ahora le hacía considerar el potencial peligro de que su perseguida lo notara y le tendiese una emboscada. Respiró suavemente y movió la mirada de un lado a otro para asegurarse de que el camino estaba realmente despejado.
Al llegar a la esquina, justo a la bocacalle por donde Astrid se desvaneciese, se detuvo un momento, parapetando su cuerpo contra la pared, antes de seguir por allí intentando localizarla.
Tirada oculta
Motivo: Buscar/Rastrear
Tirada: 1d100
Resultado: 5(+52)=57
Tirada oculta
Motivo: Acechar
Tirada: 1d100
Resultado: 3(+82)=85
Tirada oculta
Motivo: Disimulo
Tirada: 1d100
Resultado: 80(+34)=114
Dejo tiradas de:
Buscar/rastrear: para seguirle es rastro a Astrid
Sigilo: para moverme en silencio
Disimulo: para ocultar mis intenciones
No parece haber nadie en la calle aunque te ha parecido ver una sombra al final del callejón. Pero antes de poder volver a mirar te parece escuchar un ruido justo detrás de la puerta principal. Pueden haber sido un par de pisadas solamente. O quizás imaginaciones tuyas. Pero el ruido parecía cercano. Justo al otro lado de la puerta.
Intentando alcanzar aquello que se movía a lo lejos, Aeged aceleró el paso, manteniendo los altos muros como parapeto. Quizá ahora vencería finalmente a la escurridiza mujer que había escapado de varias veces.
Si seguía hacia otro callejón, la encontraría, si estaba escondiéndose en el lugar, esperaba desbaratar la jugarreta.
Se ajustó el sobretodo, el final del callejón sería suyo.