Las noticias del sur era terribles. El Gran Oso se había dejado seducir por la corrupción del Jingoku y pretendía derrocar a su aliado en toda esa farsa. Solamente un ronin y dos ejércitos no serían suficientes para derrotar a las tropas Cangrejo y sus aliados. Debían hacer algo, pero su deber se interponía a sus sentimientos, como lo había hecho siempre durante toda su vida, por lo que se dirigió a sus camaradas una vez más.
-"Las noticias que provienen del Sur son terribles y me avergüenzan como perteneciente al Clan Cangrejo que soy, pero no podemos involucrarnos en esa contienda, pues la destrucción que se acontece nos absorbería y no podríamos continuar con nuestro cometido. Debemos pasar de ese enfrentamiento y aprovechar que los ejércitos del Cangrejo marchan hacia el Norte dejando sus puestos de defensa y las tierras sombrías dejan sus hábitats desiertos. Esto es una oportunidad de poder viajar con más libertad por esa tierra maldita y nos ofrece una posibilidad de conseguir el jade que necesitamos con mayor facilidad".
-"Respecto a la imposibilidad de llevar con nosotros los caballos no creo que sea tan mala idea, pues después de todo, en tierras sombrías, no se pueden consumir alimentos que ofrece la tierra al estar contaminada, lo que haría que nuestras monturas enfermasen y nos atacasen a la menor oportunidad. Veo dos opciones, la primera es desembarcar en Tierras Sombrías y dirigirnos directamente a nuestros objetivos y la segunda sería desembarcar cerca de Kyuden Hida y esperar a que pueda conseguir jade y alimentos con facilidad, antes de volver a embarcar y dirigirnos a Tierras Sombrías para desembarcar más adelante. Las dos opciones tiene un alto grado de peligro, pero lo asumimos en el momento de aceptar nuestro cometido".
No podía creerlo. ¿El Cangrejo? Creía conocer a la mayoría de Clanes, y asumir sus arquetipos sin olvidar que cada criatura viviente es única; pero si había algo que no dudaría jamás, es el odio eviterno que el Cangrejo tenía hacia las Tierras Sombrías, el Jingoku, Fu-Leng y todo lo que les había arrebatado la vida generación tras generación. Si hasta eso había caído, ¿cuáles podían ser sus esperanzas? Pues sabía, intuyó que como todos, que una unión del Cangrejo con los engendros del averno sería suficiente para barrer y destrozar la faz entera de Rokugán
Suspiró quedamente, y asintió a las palabras del Oni Negro. Su deber estaba por encima de cualquier otra cosa que pudiera ocurrir, pues eran los Truenos y también estaba en sus manos el destino de todos
-Abogo por tomar tierra cerca de Kyuden Hida. Al menos no sentiremos la corrupción milenaria de las Tierras Sombrías en nuestros corazones hasta estar preparados -y al terminar la frase observó a los demás, en muda pregunta
Su espíritu era fuerte, y estaba protegido por el mismo Kami Togashi-sama. ¿Podrían los demás aguantar como ella los envites del más absoluto de los males?
Confió, por ahora, en que así sería...
No importa cómo se mira se la copa, si está medio llena o medio vacía, obviamente para un pesimista, la copa siempre estaría medio vacía, para un optimista por otro lado estaría siempre medio llena, pero la realidad es que la copa está a la mitad, lo mismo se podría decir de esta situación, el peligro ha sido constante en todo momento desde que inició esta extraña aventura, desde que me vi obligado a abandonar el clan del Fénix para ser un trueno por petición de Kaede-sama.
El cangrejo salió con el nuestro enemigo finalmente, se podría considerar una traición, O tal vez sus cerebros fueron lavados por el enemigo, pero una cosa es segura, la guerra finalmente ha estallado.
Y pensar que mi clan estaba apunto de caer en lo mismo, de traicionera rokugan por el poder que Fu Leng prometía.
Ahora sólo queda en manos del destino resultado de aquella guerra, a la que lamentablemente no podemos intervenir.
- Opino igual que Kaori-san, debemos llegar lo más cerca posible de de Kyuden Hyda, aprovechar la retaguardia de nuestro enemigo y tomarlo por sorpresa, mientras tanto el león negro trata de detener a los demonios-
Suspiro con pesadez a la vez y con un poco de alivio, dentro del todo, es la opción más sensata.
- Yo no necesito un caballo, Sólo necesito saber que cumplir podemos cumplir con Nuestro objetivo-
¿Qué se sabe de Doji Kuwanan?
Shiroi escuchó las opiniones de los demás cuando comenzaron a llegar las funestas noticias. Con cada día que pasaba, el horizonte del destino de Rokugán se oscurecía más y más. El tiempo se escapaba entre sus manos, y salvo que consiguieran actuar a tiempo, la derrota de los hombres parecían cada vez más cerca.
-Sabíamos, cuando nos embarcamos en esto, que nuestro camino sería uno que se adentraría en la oscuridad más profunda. Uno que nos llevaría a abandonarlo todo para dejar de ser lo que éramos y convertirnos en Truenos. Todos lo sabíamos, y aceptamos nuestro destino. –Tomó aire, y resistió las ganas de suspirar antes de continuar. –Hemos visto cómo el León desgarraba sin motivo a los hijos de Doji, y no hemos intervenido. Hemos visto cómo la oscuridad tomaba a la Grulla y devolvía el golpe por duplicado… y no hemos actuado. Ahora es el Cangrejo el que ha sucumbido a la llamada de Fu-Leng, pero debemos apartarnos de esa guerra, porque ya no es la nuestra.
-Además, incluso aunque llegáramos a Beiden a tiempo, no conseguiríamos nada. Siete espadas nunca decidirán una batalla. Y ninguno de nosotros superará la experiencia de Toturi en batalla. –Su mirada paseó por los presentes, evaluando hasta qué punto renunciarían a asistir a lo que podría ser la batalla que decidiera el futuro de Rokugán. A pesar de sus palabras, sabía que si el León Negro no lograba contener a las fuerzas combinadas de las Tierras Sombrías y los Cangrejo, no habría un Imperio al que salvar. Pero tal y como había dicho… esa no era su batalla. - Así que creo que debemos navegar hasta Kyuuden Hida… y atravesar las tierras vacías del Cangrejo hasta recuperar los dos pergaminos que nos quedan. Cuando lo hayamos hecho, podríamos regresar al norte cubiertos por las sombras del Shinonem Mori.
Valkai estuvo atento a las conversaciones entre sus compañeros, una vez fueron conscientes de los sucesos al sur de Rokugan.
El Cangrejo parecía haber traicionado su deber ancestral y se había aliado con las Tierras Sombrías.
Aquello era un insulto a siglos de lucha contra las criaturas del Jigoku. Hida Kisada había perdido el juicio y alguien debía detenerle.
Pero estaba seguro de que sus compañeros tenían razón cuando decían de viajar a Kyuden Hida cuanto antes mejor. Y de allí, adentrarse en unas desprotegidas Tierras Sombrías, aunque recordaba haber oído decir que aquella tierra maldita era un peligro por si sola.
Estoy de acuerdo. Viajemos a Kyuden Hida y de allí a las Tierras Sombrías cuanto antes. dijo finalmente el Moto, aunque no le gustará la idea de navegar.
Continuamos en la escena 5
El antiguo León había guardado silencio mientras sus camaradas leían los Pergaminos Negros y les informaban de su contenido. Y su sombrío mutismo había continuado durante los momentos siguientes, y se había profundizado ante las novedades que llegaban del Sur.
Sin embargo, con aquellas noticias su gesto se había endurecido todavía más, si tal cosa era posible. Como si algo en los funestos sucesos que oscurecían el Imperio pudiera resultar todavía más terrible para el Akodo que la absoluta maldad en estado puro que se desprendía de los Pergaminos.
Y, en verdad, así era...
Pues, aunque ninguno de sus camaradas lo supiera, la proximidad de un batalla a gran escala en el Paso Beiden encendía el corazón de HIDENAGA como ninguna otra cosa en el mundo. Ni siquiera los Pergaminos, o su misión como Trueno. Era la llamada del destino. Aquello que había estado esperando durante años. Y para lo cual se había preparando durante casi toda su vida adulta.
Como todo Akodo, el veterano guerrero había aprendido desde muy pequeño el valor de la humildad. Y sabía bien cuál era su lugar en el mundo. Entendía que 7 espadas no harían la diferencia en una contienda semejante. Ni tampoco 10. Ni mil, siquiera. Pero de todos modos, tenía la certeza de que su aporte podía resultar determinante para el devenir del combate.
Por supuesto, no era la arrogancia de compararse con Akodo Toturi, quizás el mayor estratega que el Imperio hubiera dado jamás. Era la simple y contundente convicción que le otorgaban incontables horas de estudio y preparación.
Pero quizás también, en algún punto, su inconfesado anhelo de reconocimiento y reparación. Pues aquella era también la oportunidad de reivindicarse por sus errores pasados, demostrando a sus necios superiores, y también al mundo entero, que todos aquellos años de solitaria reclusión, sometido a la ignominia y deshonor de una tarea ridícula y vergonzante, podían al final, y por un extraño capricho de las Fortunas, terminar decidiendo la batalla contra el Maligno...
A pesar de todo, tal como había ocurrido otras tantas veces en su vida, el Deber se impuso en el corazón de HIDENAGA. Pues ni todo el anhelo de Gloria y Orgullo que albergaba en su pecho conseguía ocultar los sólidos fundamentos que había expuesto su camarada ONI NEGRO.
Sencillamente, no tendrían una mejor oportunidad para internarse en las tierras del enemigo. Y el valor estratégico de semejante movimiento era abrumador para la analítica mente del Akodo.
Así que no pudo hacer otra cosa que tragarse su orgullo herido y aceptar la decisión del resto. A pesar del dolor que le provocaba semejante renunciamiento, sabía en lo más profundo de su ser, que era lo correcto...
Perdón, Jefe, llegué tarde. Pero dejo este post acá, para no mezclar con la otra escena y darle un corte prolijo a toda esta cuestión. Muévelo si te parece correcto.
Otra cosa. Ya puse visible para todos la historia de Hidenaga. Está en la pestaña, en la parte de "Descripción". Es un trocho bastante largo e infumable. Pero sirve para entender el dolor que le provoca tomar esta decisión.