Larga es la presa del tres veces maldito Fu Leng. Sus dedos se clavan en el alma del desprevenido, el deshonroso, el impuro... El rayo y el fuego presagian los últimos días del imperio. Los hombres serán como bestias y las bestias serán como hombres. Los cielos se partirán y el hijo de los cielos rendirá su trono al oscuro. Nacido no de madre, sino del desprecio, él los guiará. Los últimos días de Hantei anunciarán los últimos días de Rokugan. ¿Quién será llamado para unirse a los justos? Sólo aquellos de honor irreprochable. ¿Quién combatirá junto al oscuro? Todos los demás, incluso aquel que se sienta en el trono. Pero el trono será destruido y tres emperadores jurarán obediencia, el último de ellos una bestia con la forma de un hombre. Y Fu Leng es su nombre. El primero tendrá nobles intenciones, pero su corazón vagará por mal camino. El segundo sostendrá el trono en buenas manos, pero su reinado no sobrevivirá a su nombre. El tercero será llamado tanto el último de los Hantei como Fu Leng. Y su poder sacudirá los pilares del cielo, y el mundo será destruido. El cielo caerá a la tierra y la tierra se creerá el cielo. Y los demonios de Fu Leng asolarán el suelo, y el cielo, y los océanos, y...