Partida Rol por web

Con la ayuda de la cuerda que os une así como el brazo que el guerrero extiende hacia arriba, Shyn no tarda apenas unos instantes en alcanzar el cuerpo de Tyr, y de forma apresurada la drow lo agarra con amabas manos así como con sus piernas, mientras su labios se mueven con celeridad, activando el poder que el medallón que lleva al cuello le otorga...

Tras unos instantes de vacilación, de miedo por si aquello no fuera suficiente, la magia drow se activa, y de repente, ambos flotáis en el aire, habiendo caído, al menos, tres o cuatro metros. Y es entonces, gracias a la luz del conjuro de la maga, que vuestro ojos divisan la intrincado red de telarañas, tan gruesas como dos veces el torso de Tyr o quizás más, que quedan a escasos cuatro o cinco metros de vuestra posición. Pero no tenéis tiempo para quedaros a ver, y de forma lenta, pero más o menos firme, la drow levita, cargando con el guerrero, hasta alcanzar, nuevamente, las escaleras.

Esto... gracias Shyn. - murmuro, una vez pies vuelven a posarse sobre las escaleras, con el rostro desencajado por el miedo. - Te debo la vida, - agrego, algo más recuperado, fijando mi mirada en la drow, expresando con ella que no son solo palabras de agradecimiento, sino algo más verdadero y certero. - y si tengo la ocasión, pagaré mi deuda.

Tras las obligadas y merecidas palabras a la drow, desvio mi mirada hacia la oscuridad que nos rodea, reordando las telarañas que acabamos de ver. - Si mi vista no me ha engañado, eso de ahí abajo ¿eran de verdad telarañas?. Su tamaño era grotescamente enorme, y eso me lleva a pensar que las arañas que las hacen deben ser muy grandes. - comento, abrumado ante la idea de una criatura así y con el ferviente deseo de no llegar a verla nunca.

No hay de que Tyr, estoy segura de que tú hubieras hecho lo mismo por mí, además es bueno saber que para este viaje contamos el uno con el otro y somos un equipo, sólo así lograremos alcanzar nuestra meta.

En cuanto a lo que dices haber visto estoy de acuerdo contigo, parecían telarañas y a juzgar por el tamaño de las mismas sus hacedoras deben ser descomunales, por suerte no llegamos a caer en ellas si no hubieran sido nuestra tumba. No obstante puede que al caer las piedras hayan alertado a las arañas. ¡ Vámonos de aquí y vámonos ya! Comienzo a andar con cuidado para no romper el piso pero tan rápido como me resulta posible. Mientras escucho los sonidos de mi alrededor trantando de discriminar los que producen mis pisadas y el andar jadeante de Tyr.

Me temo que cuando lleguemos a nuestra meta no tendré poder suficiente para enfrentarme a los desafíos de Ella.

Alentado ante la posibilidad de lo expuesto por Shyn, reanudáis la marcha, y aunque ahora vuestros pasos son más comedidos y cautos, asegurando de esta manera que no volveréis a sufrir un accidente similar al anterior, aceleráis un tanto el descenso por temor a las posibles arañas. Por dos veces, en una ocasión a Tyr, y en otra a Shyn, un trozo de escalón se desmorona bajo vuestros pies, pero atentos, lográis que en ambas ocasiones no os repercuta más que en un breve susto, y por otras tantas, os encontráis con un espacio sin escaleras, que sorteáis con habilidad.

El descenso, cansado y no tan lento, se prolonga durante otra hora, bajo la luz de la magia, al termino de la cual todo parece cambiar, pues al frente, a quizás poco más de un escasos escalones estos dan paso a un suelo recto y algo más ancho acompañado de un pequeño murete no muy alto (medio metro) a ambos lados. Agradecidos, y aunque aun no veis el fondo del abismo, os permitís una leve sonrisa que no tarda en desaparecer, pues allí, en el pasillo, veis el brillo de varias luces, una muy cercana, así como vuestros oídos son capaces de escuchar el sonido de los arcos al ser disparados.

Alertados ante ello, lo primero que os viene a la mente es el porque no habéis visto las luces antes, o porque el sonido no ha llegado a vuestros oídos, pero no tenéis mucho tiempo para pensar en ello yz que en el pasillo, no muy lejos, divisáis a Amyra y Haldor acosados por lo que parecen trasgos...

Ante lo que ven mis ojos, y en especial la presencia de Amyra, mi rostro se desencaja, primeramente con una sonrisa ante la buena nueva de ver a la clériga con vida, pero rápidamente la preocupación y el miedo me asaltan al ver como ella, así como Haldor, parecen ser atacados por trasgos.

Están vivos, Shyn! - exclamo, señalando a ambos compañeros mientras desenfundo mi arma con mi mano libre. - Debemos ayudarles, vamos!! - agrego, dispuesto a salir a la carrera para socorrerlos...

Observo complacida el gesto de Tyr al ver a su amada Estos humanos... Presta, hago un gesto con el hombro y descuelgo mi ballesta de los hombros, alcanzo a coger un virote y cargo el arma mientras sigo los pasos de Tyr, quien en desaforada carrera acude a ayudar a su amada.

A eso hemos venido Tyr, a eso hemos venido... ¡corre! tu lugar está en cabeza de batalla.