Las tierras que se extienden desde las montañas Nubladas hasta el río Rápido se conocen como las Tierras Ásperas, también conocidas como Rhovanion, y hay muchas razones para tan ominoso nombre. La región no tan sólo albergaba la guardia de un dragón, sino que también está ocupada en su mayor parte por el Bosque Negro, donde viven arañas gigantes, orcos y otras criaturas peligrosas.
Sin embargo, las Tierras Ásperas han cambiado significativamente en los últimos años. Smaug, el dragón de Erebor, Azote del Norte, fue abatido, y el Nigromante fue expulsado de su bastión al sur del Bosque Negro. Mucha gente orgullosa reclama sus perdidos dominios: al norte se alza la Montaña Solitaria, o Erebor como la conocen los enanos, un pico aislado que alberga un bastión subterráneo de enanos de la estirpe de Durín; en el valle a sus pies se encuentra Valle, una ciudad de hombres del Norte recientemente reconstruida de sus ruinas, cercana a la ciudad comercial de Esgaroth en el lago Largo. De sus ocultos salones excavados bajo el dosel del Bosque Negro surgen de nuevo las huestes del rey Thranduil, gobernante de los elfos del bosque; una estirpe de hombres bajo la dirección de Beorn el Cambiaformas mantienen la vigilancia de los caminos cerca del vado de la Carroca en el río Anduin, mientras que al sur, los hombres de los bosques multiplican sus asentamientos a lo largo del Gran Río.
Cinco años atrás, en el 2.941 de la Tercera Edad según el calendario de los elfos y los hombres del Oeste, una feroz batalla azotó las raíces de Erebor, la Montaña Solitaria. Orcos, lobos salvajes, hombres, enanos y elfos, se enfrentaron bajo la alargada sombra de la Montaña. Muchos grandes héroes surgieron ese día, aunque otros cayeron en lo que pasó a conocerse como la Batalla de los Cinco Ejércitos.
Una nueva, y frágil, alianza entre hombres, elfos y enanos nació para entablar relaciones comerciales fructíferas para todas las culturas. Sin embargo, de no ser por la amenaza de la hueste invasora de Bolg que reunió a los Pueblos Libres bajo el mismo estandarte, sus relaciones crispadas por largos años de mezquinos malentendidos hubieran estallado en una guerra abierta. Pues los corazones de elfos, hombres y enanos se habían oscurecido y amargado hasta casi la desesperación debido a la creciente oscuridad del Bosque Negro, la presencia del dragón y las sospechas que cada comunidad levantó sobre sus vecinos. Pero cuando la terrible batalla terminó, unos y otros se miraron de nuevo con el corazón abierto.
Una vez libres de la amenaza de Smaug, y con dos terceras partes de los trasgos del Norte erradicados, los habitantes de las regiones de Rhovanion tuvieron la oportunidad de contemplar finalmente un futuro prospero. Pero cinco años después de la muerte del Dragón, la paz sigue siendo frágil al límite del Yermo, y tiene que ser cuidada y vigilada, especialmente por quienes viven en sus rincones más oscuros.
Las leyendas más oscuras de las gentes que viven al noroeste de la Tierra Media hablaban de un poder maligno, un Enemigo de eras antiguas, cuyo mayor deseo es cubrir la tierra de oscuridad. Antigua más allá de cualquier cálculo, la Sombra ha adoptado muchas formas, siempre intentando conquistar y consumir a quienes se le oponían. Derrotado una y otra vez, siempre se alza de nuevo con otro disfraz.
Casi 2.000 años atrás, esta Sombra entró en Bosqueverde el Grande, el bosque de las Tierras Ásperas. Se arrastró en secreto alrededor de una colina desnuda llamada Amon Lanc al sur, y construyo la conocida Dol Guldur, la Colina de la Hechicería. Desde allí, la oscuridad se esparció bajo las lindes del bosque, convirtiéndolo lentamente en un lugar de horror y miedo. Los habitantes del bosque empezaron a referirse a la presencia oscura que ocupaba Dol Guldur como el Nigromante, y tardaron algún tiempo en reconocerle como el antiguo Enemigo. Mientras tanto, Bosqueverde el Grande se transformó paulatinamente en el Bosque Negro, y la presencia de orcos, arañas gigantes y demás peligros se multiplicó.
Finalmente, un Concilio de Sabios decidió expulsar del bosque a la Sombra de una vez por todas. Poderosos señores reunieron sus fuerzas y la Sombra terminó huyendo al este. El bosque por fin tuvo un momento de respiro, pero la oscuridad del Bosque Negro tenía ya varios siglos y su presa en los lugares más profundos todavía era fuerte.
La posada Oriental se encontraba en las llanuras que bañaba el Gran Río, al oeste del Bosque Negro y protegida por la cercanía de los beórnidas, quienes habían dado su permiso para tal construcción. La posada era llevada por los Brandigamo, una familia de medianos que habían cruzado la Tierra Media desde su lejano hogar y se habían asentado al este de las Montañas Nubladas para emprender su negocio. La peculiaridad de sus dueños hacía que muchos visitaran la posada por curiosidad pero, tras el trato recibido y la excelente comida, todos repetían. El charlatán y dicharachero Donidas Brandigamo era quien se encargaba de atender a la clientela y servir los deliciosos platos que su esposa Ágata preparaba. Su hermano Dinodas había regresado de un accidentado viaje con una caravana de suministros, en el cual incluso había sido capturado por los trasgos. Fue la intervención de un generoso grupo de viajeros quien le salvó la vida y lo trajo de vuelta a casa sano y salvo. Aquel grupo, formado por un viejo amigo de infancia de los Brandigamo, el señor Fredegar Ganapié, un aguerrido enano llamado Ainar, un hombre del bosque conocido como Welf Ramaverde, y dos elfos, Miriel del Bosque Negro y el peculiar Vanwa. Por supuesto, todos ellos fueron generosamente recompensados por Donidas, aunque el grupo rechazó los generosos ahorros de la familia en compensación a los suministros perdidos por culpa de los trasgos y se quedaron durante una buena temporada en la posada.