Partida Rol por web

El arcángel hablaba defendiéndose de las palabras de "tirano"... hablando entonces de cosas que se podían resumir como que el Rey Divino hace muchas cosas malas y que ninguno de aquí conoce lo que es la "verdadera libertad" -N-no se pu-puede e-echar de me-menos aquello que n-no se ha te-tenido...- dije para mi mismo, pues para nada me atrevía a llevarle la contraria en voz alta al monstruo este que tenía ganas de matarnos a todos. Vi como con el movimiento desarmaba a Tamiel de su espada... bueno, de una de ellas, la que brillaba y parecía no diabólica. Me asusté, esperaba que pudiera seguir peleando bien...

Entonces fue cuando me tiré cual koala falto de cariño a abrazar la pierna de nuestro enemigo. Intentaba permanecer el mayor tiempo posible en la pierna del arcángel haciendo... algo, no se... ser inútil y que eso le entorpeciera o una cosa así... pero nada, solo necesitó sacudirme un poco cual mosquito para que mandara rodando hasta donde estaba Einar... por suerte, me dolió a un rango al que estaba acostumbrado y no lo sentí... solo me mareó un poco -Ah... no se ni porque lo intento...- me dije a mi mismo en plan derrotista...

Pero... creo que no era el momento de mis traumas, el arcángel seguía atacando a Tamiel... ¡y ahora hablaba en japones quieto como una estatua! _{^{Sea lo que sea eso...}} Así que... ¡No me quedaría quieto! De nuevo, corrí en dirección a la batalla... como si no hubiera tenido suficiente; solo que esta vez ni loco me pienso subir a su pierna, con una vez tuve suficiente. No, lo que hice fue correr hacia la espada perdida de Tamiel, esa luminosa que parecía darle asquito a los demás, y cogiéndola, me acerqué a la chica -¡TAMIEL, TO-TOMA!- le grité tendiéndosela mientras corría tras ella... intentando alcanzarla... pero volando ella mientras pelea y corriendo yo en el suelo es difícil.

-Eso es queso -explicó la acompañante de O´lupent cuando este saboreó la rodaja blanca que había en su plato. -. Es muy común como acompañante con cualquier alimento, y existen distintos tipos, pero este es el que se sirve con frecuencia ya que es el más económico.

Sekhmet escuchaba atentamente las palabras del enorme sapo mientras seguía con su comida, mirando de reojo los múltiples gestos y señalamientos de la gata esclava.

-Hmph... -Sekhmet se quedó viendo unos segundos a O´lupent, de manera un tanto fría y amenazante mientras una de sus manos jugaba sobre la mesa haciendo olas con los dedos. -. Así que desconoces lo que hay fuera de tu hogar... -tras decir esto, tomo los restos que quedaron sobre su plato y los echó en el plato, aún sin tocar, que había en la mesa. -. Come, Eli, antes de que se enfríe...

Por otro lado, Schwi se había mantenido callada desde que Eli comenzó a hacer señas hacia O´lupent, casi como si lo que sea que estuviese intentando decir la albina lo hubiese entendido la compañera del sapo, y no parecía muy a gusto...

-Existen muchas criaturas en Nekrodum, demasiadas para recordarlas todas... Suelen salir más en la tarde y en la noche, pero muchas tienden a rondar por los alrededores de la capital... Justo nos dirigíamos hacia allá, ¿queréis acompañarnos...? -eso último lo pregunto con un tono un poco dudoso, como si desease que la respuesta fuese un no.

-Acabamos de venir de allí... Y parece que sea lo que sea que estaba pasando hace poco, la capital fue la más afectada. Creo que seguiremos buscando por los alrededores.. Y ustedes también deberían alejarse, al menos por hoy: El sapo parece fuerte, pero tu... -añadió Sekhmet fijándose en Schwi. -. Te partirían en dos al pisar la capital.

Entonces, empezó a escucharse un nuevo alboroto afuera. Mucha gente discutía, pero resaltaba la voz de algunos hombres exigiendo "¡entreguen a la chica!", todo mezclado con los fuertes ladridos de varios perros y el sonido de cadenas. Que decir que, ante aquel escenario, Schwi se encogió un poco sobre su lugar y se acercó más a O´lupent.

-S-Son ellos... -le avisó la chica al gran sapo, quién sabía bien de los problemas por los que tenía que pasar la señorita.

-¿Amigos vuestros? -preguntó Sekhmet, un tanto sarcástica.

       Hmmm... con que queso... fascinante... - mientras seguía mascando el lechoso alimento y mirando de vez en cuando alguna de las otras porciones por si alguna de ellas no se había comido al suya aprovechando que la señorita le explicaba a las damas a donde nos dirigíamos... tiene un re guste curioso.. 

     Pues gracias por el consejo señorita Lath... avanzaremos con cuidado cuando lleguemos a la capital - agachaba a modo de reverencia mi cabeza pues era seguro debido a la condición de Schwi ... nos iba a pasar muy a menudo ... o por lo menos mas de lo que me gustaría admitir...

     Mientras me pensaba si pedir otra porción, la reacción de Schwi me hizo levantar la vista y prestar atención a la concentración de sonidos en la lejanía.

   -¿Amigos vuestros?

       Mas bien diría que son mi almuerzo... - dejando la mesa a la vez que me ponía mi sombrero - ¿ pueden hacerle un poco de compañía a Schwi...? prometo que no tardare mucho...  - y dicho esto comenzaba a caminar hacia afuera del local - _{Ojala tengan mas telas lujosas... parece que aun me veo muy fuera de lugar con las ropas que llevo.. -} musitaba sabiendo que nadie estaba escuchando esto ultimo.

A pesar de todas mis señales, mi señora parecía no darse cuenta de lo que decía... o más bien de lo que le indicaba... ¿Tan dificil era?

Aunque parecía que una si que se dió cuenta, o al menos así me fijé cuando obedecí a mi dueña para comer quedandome a su lado. - Oye Vox... Dijiste que la bestia se dirigía a esta ciudad... y según lo que creo está delante mía... Pero hay dos personas, una rana humana y una chica. Ninguno de los dos parece una bestia, pero... ¿Cual es la bestia que estamos buscando? - conversé con la única persona que podía bien oirme sin hablar mientras seguía comiendo fijandome en ellos...

Pero pronto otro suceso se pondría de por medio dando igual la respuesta de la voz en mi cabeza y haciendome alzar las orejas en busca de aquella frase que me hizo ponerme alerta. Acto seguido me pegué más a mi dueña, si bien no protectora, pero también dispuesta a protegerla. - ¿Otra batalla más? Necesito un descanso...

-Definitivamente, se trata del sapo -confirmó la voz en la cabeza de la chica gato. -. Puede verse inocente, despistado, y hasta tonto... Pero en su interior posee la esencia de una criatura salvaje y magia oscura, muy similar a el aura que desprendía la bruja...

Escuchando el alboroto que estaba formado afuera, y viendo que O´lupent parecía dispuesto a ir a resolverlo él mismo, Sekh respondió con un simple asentimiento de cabeza.

-T-Ten cuidado, O´lupent... -dijo la temerosa chica antes de que este abandonase la taberna...

La maldita sacerdotisa no pudo evitar, tan divertida como cínica, cuando un maltrecho Gladius soltó tales palabras antes de mandar volando el arma de la recién llegada; no es que se alegrara por la pérdida de la espada ajena (aunque un poco también, pues esa espada en especial le parecía repelente), sino que le agrada ver cómo el otrora orgullo imponente del alado se había reducido a eso...

— Yo te diré lo que es, basura: Es un Dios mucho mejor que la mierda a la que sigues, que conquista, destruye y amenaza, si, pero que ofrece mucha más libertad de la que tú y otros mustios jamás podrán ni imaginar siquiera, libertad verdadera, que es la que uno se gana a pulso, no la que te tienen que dar... ¿que es malo promover la ley del más fuerte a cambio de la capacidad para hacer lo que te plaza? — la enana soltó una carcajada — entonces no solo eres incauto ¡eres más débil de lo que podría espera! Débil en tu alma, digo, así como en tu determinación, porque duro puede ser cualquiera, pero si no puedes imponerte de tanto en tanto, viviendo siempre bajo sombras ajenas, me temo que estás condenado al olvido sin importar lo alto que sea tu puesto en las filas de Betestal... — aunque en gran medida irónica por lo que ella misma era, Lavinia espetó con sumo desprecio y aires de superioridad hacia el que parecía estar falto de brillo, adelantándose respecto a los que todavía no habían avanzado, levemente curiosa por el hacer de Nasai que incluso con su letanía de patetismo estaba demostrando ser lo suficientemente caótico...

— Vitam regit fortuna, non sapientia — paralelo a las extrañas palabras dichas por el ajeno, mientras este comenzaba a brillar, la asesina de su propio padre dejó que volviera a envolverla ese halo de luz agonizante, tan negra la sustancia como su alma, pareciendo que impune acariciaba su jovial cuerpo mientras rebosaba a sus alrededores al corrupción. Si el ajeno pretendía recurrir a su Dios, Lavinia haría lo mismo por medio de blasfemias, su liturgia, dándole lasciva lamida al filo inexistente de su espalda ante a apuntarla de nueva cuenta hacia Gladius, murmurando "Infernus Ad Astra", plegaria irreverente, la intensidad de un nuevo y poderoso rayo de malicia concentrada sería vería su culmen al dirigirse en recta línea contra el alado...

 Dejando atrás a tu amigable acompañante, saliste a encarar a aquellos que tanto problemas y preocupaciones le causaban. Allí afuera, siendo encarados por las personas del pequeño pueblo, se encontraba un grupo de cinco hombres con ropas viejas y rasgadas, siendo que dos de ellos sujetaban en sus manos unas cadenas que terminaban rodeando el cuello de una especie de animales que iban en cuatro patas, ladrando ferozmente sin parar. Todos estos individuos llevaban cuernos fácilmente visibles, así como algunos poseían garras o alas.

 -¡Entregad a la niña! -ordenaba uno de los hombres, el cual en lugar de llevar a un perro llevaba afiladas garras en sus manos.

 -¡No sabemos a quién se refieren! -les intentaban explicar las personas del pueblo, las cuales parecían estar quedándose sin paciencia pues también iban armados.

 Era la primera vez que alguien se refería a Schwi como "niña" sin más, aunque tampoco es que hubieses tenido demasiados encuentros con ese tipo d hombres para saber como la llamaban todo el tiempo...

 Entonces, los perros repentinamente centraron su atención en ti, ladrando a todo pulmón.

 -¡Tú! -te llamó uno de los dueños de los animales. -. ¡Tú sabes donde esta ella! ¡Entregala ahora y nadie saldrá herido!

 Luego de que O´lupent saliese de la taberna, su compañera comería lentamente mientras les miraba a ambas, mostrando claras señas de temor y preocupación...

 -¡Muy bien! -saltó Sekhmet de su silla, tomando su látigo y extendiéndolo al aire de manera amenazante. -. ¡Ahora será más fácil! ¡Vamos, Eli!

 Sin siquiera explicar a la chica gato lo que quería hacer, la esclavizadora lanzó su látigo hacia la acompañante del enorme sapo con el fin de atraparla con él, inmovilizando sus brazos y obligando a que se levantase.

 -¡Ah! ¿¡Q-Que hacen!? -preguntó asustada Schwi.

 -¡Ha! Pensé que tendríamos que enfrentarnos a ese gorila que tienes por guardián, ¡pero ahora será mucho más fácil tomar tu cabeza! -declaró la esclavista con una sonrisa de oreja a oreja, siendo que sí había pillado el mensaje de su esclava, más no correctamente... -. ¡Eli, salgamos de aquí! Iremos al bosque más al oeste y tomaremos su cabeza luego de desquitarme por todo lo que me ha hecho pasar para dar con ella...

-Hay una salida allá atrás... -señaló el encargado de la taberna hacia una puerta que daba hacia el lado opuesto por donde salió O´lupent.

 -¡Vamos! -decidida, Sekhmet empezó a avanzar hacia la salida trasera, arrastrando a Schwi con su látigo.

 -¡No! ¡Ayuda! -suplicaba la chica intentando zafarse, inútilmente, del látigo que la apresaba.

     Haciendo una ultima señal de "no te preocupes" a Schwi seguí mi camino a fuera de la taberna ... se ven buena gente las dos damas... mientras no hagan nada contra la señorita pueden seguir viviendo..., la cual fue una escena... curiosa a lo menos.

       ¡¡ Damas... !! ¡¡ caballeros... !! -  mientras salia a las calles ... tsk... sus ropas... son muy poco finas... - este día vuestro pueblo fue atacado por aquellos seres de piedra... seres alados que vinieron a interrumpir y arruinar vuestra preciada tranquilidad, pero junto a las damas y mi compañera nos encargamos de eliminar a esas criaturas - iba hablando, no tanto para asustarlos... ni nada en especifico aun... - Ahora... las muchachas quieren comer una simple botana... fue un duro combate... pero ohhh destino cruel.. forajidos que se aprovechan del estado en el que se encuentra el pueblo intentan hacer de las suyas para secuestrar a una simple muchacha..

     Pueblo... les pido que retrocedan... - dando un paso hacia adelante - Si ellos quieren luchar yo me encargare de recibir cada uno de sus ataques... - dando otro mas para quedar en el centro del lugar - ¡¡ Forajidos !!, si quieren huyan... nunca hay deshonor en preservar la vida... pero el que intente levantar la mano... sepa que voy a responder - inflando mi pecho... pisando fuerte como tomando una posición defensiva - ¡¡ Andando !!

Mientras en arcángel recitaba aquellas extrañas palabras que erizarían la piel de los demonios presentes, Einar conjuró su propio hechizo llamando nuevamente por el favor del dios al que adoraba... Pero tal vez aquel era un mal día para pedir por la ayuda del Rey Divino, pues por incontable vez en aquel combate, Einar recibió un alto costo a cambio del poder que le brindaba el rey: así pues, Gladius fue bañado por aquel ligero aura purpura que disminuiría muy levemente su tamaño, otorgando aquella energía oscura a Einar, cuyo cuerpo aparte de crecer un par de centímetros, sufriría las consecuencias de ver su mana drenado en su totalidad: aquel aura de magia pura saldría expulsado del enano en forma de torbellino, volando hacia el cielo para perderse en la oscuridad de la nubes...

Por otro lado, Nasai corría velozmente a intentar recuperar la espada que le fue arrebatada a la espadachín, quién mantuvo la distancia con el arcángel preparada para atacar cuanto antes mientras, más atrás, Lavinia se reincorporaba, soltando unas filosas palabras para el arcángel que pondrían en la cima a quién ella llamaba el verdadero dios supremo...

Infernus Ad Astra...

El rayo de energía oscura cortó el aire al salir volando desde la espada de la maldita sacerdotisa, abriéndose paso entre los presentes para llegar, en línea recta, provocando que Gladius hiciese un último esfuerzo por bloquear el ataque con su escudo... Pero fue muy tarde.

El ataque mágico de Lavinia no solo destrozo el escudo del arcángel, si no su cuerpo, provocando que, rápidamente, el brillo que desprendía el cuerpo de Gladius empezase a apagarse... Las alas de luz desaparecieron, su espada y escudo regresaron a la forma original, y el arcángel no pudo hacer más que caer arrodillado, apoyado en su arma para intentar no caer al suelo. Las piezas que habían salido volando intentaban regresar a su lugar, pero no lograban colocarse correctamente. Por primera vez en todo el combate, pudieron ser testigos de como las manos del arcángel temblaban...

-Ustedes... Ustedes... -poco a poco, un brillo volvió a recubrir su cuerpo de roca, más este empezó a caer hecho polvo que se desvanecía en el viento... -. Arca...

Finalmente, toda la armadura del arcángel se desvaneció, y en su lugar quedó un tipo de humano con rasgos de bestias con el cuerpo severamente dañado, con grandes manchas de sangre y la marca de unas garras grabadas en el pecho. Sus brazos, teñidos de rojo, poseían algo de pelaje del mismo color que su larga cabellera.

Entenderéis tarde o temprano que lucháis para la persona equivocada...

Tras esas palabras, una potente corriente de viento empezó a recorrer todo Nekrodum. Momentáneamente, el cielo se ilumino nuevamente, pero esta vez en un único punto, momento tras el cual las nubes se abrirían permitiendo el paso a algo que caía desde más arriba.

Con distintos símbolos grabados en ambos lados de la hoja, lo que parecía una gigantesca espada descendía lentamente hacia las murallas del castillo, apartando del camino a cualquier demonio volador que intentase detenerla de alguna manera.

-Este es el favor de Dios, es el arma del Coloso... Es el poder de purgar el mal en el mundo, un poder que mi señor me dio para que solo yo pudiese usarlo y detenerlo... -dijo Gladius, logrando formar una leve sonrisa en su rostro. 

A diferencia de cualquier otro ataque del arcángel, aquella espada desprendía un aura que hacía daño a los demonios únicamente con su presencia, un aura que amenazaba conque solamente un poder a nivel de un Dios podría detenerla ahora que ya estaba allí...

-No tenéis forma de salvaros... Incluso si me matáis, el arma de El Coloso seguirá bajando hasta acabar con toda esta ciudad...

El hecho era que solo tenían dos opciones: intentar, seguramente inútilmente, detener la espada de alguna forma, o acabar con Gladius y esperar a que eso hiciese desaparecer el arma...

-Que el coloso les guarde...

Dichas esas palabras por el arcángel, la muralla donde se encontraban fue sacudida bruscamente por algo que había impactado con ella desde afuera. Pronto sintieron como la muralla era golpeada una y otra vez, o más bien, como algo escalaba a través de ella, algo grande, algo que en cuestión de segundos llegaría para asomarse. Gladius, que era quién más cerca estaba del borde que daba hacia afuera, se dio la vuelta, y fue encarado por... eso.

Una criatura sombría de múltiples brazos y ojos, con cientos de tentáculos que volaban ferozmente hacia todas partes, abrió sus manos de manera amenazante para rodear al malherido arcángel. La criatura no poseía boca, pero por un movimiento de su cuerpo y un extraño ruido que hizo, pudieron considerar que soltó una leve risa.

Gladius estaba sin palabras, con los ojos vacíos viendo a aquella figura que debía medir al menos unos ocho metros de altura, y es que de alguna manera, ustedes también se vieron influenciados por la presencia de aquel ser sombrío, lo que impedía que pudiesen hacer cualquier movimiento.

-... -sin decir absolutamente nada, Gladius finalmente cayó desmayado al suelo, y la espada de cielo se desvaneció sin dejar rastro...

Ya sin ángeles y sin una espada gigantesca amenazando acabar con todo, toda la ciudad soltó un grito de victoria, celebrando haber dado su merecido a aquellos seres angelicales.

-N̷͎̻̪̰̂̉ȧ̵̝͋́ş̷̳̣̟͋̓͝ą̴̔i̷͓̽.̶̨̭̎̆.̵̨̻̝͓͆͑͝.̶̰̖͖̌ -con una voz totalmente distorsionada, dando la imagen de una criatura sombría en todos los sentidos, la criatura llamó a aquel que hace poco intentó agarrarse de la pierna del arcángel. A los pocos segundos, las sombras empezaron a contraerse y concentrarse en un único punto, cayendo sobre la muralla y empezando a formar una figura más pequeña. Luego de que la criatura en su totalidad fuese consumida, solo quedaría... Leviathan. -. Recuerdame más tarde pedir la cuenta de bajas... -y dicho eso, mostró una leve sonrisa.

Sin entender que pretendía mi señora, me levanté y dejé de comer para seguirla, no obstante no sabía que su plan era llegar a tanto, por eso cuando ví apresar con el latigo a la niña, hasta yo me sorprendí. - ¿Ella es la bestia? - Realmente no me sorprendía por ello, más bien me sorprendía ver a mi dueña llegando tan lejos por simplemente recuperar mi voz. Vale que era una demonio, pero hasta ellos tenían limites

No me gustó si quiera que el tabernero estuviera con ella, pues eso decía poco de sus habitantes. Pero que podría decir yo que ni siquiera he tenido educación.

Seguí a mi dueña lo más rápido que pude, procurando así no quedarme muy atrás hacia el bosque cercano como ella decía, pero no podía dejar que lo hiciese, ya no solo por la vida de una niña, sino también porque por enesima vez para mi misma, no quería recuperar mi voz. Ya trajo suficientes problemas y ahora está trayendo más solo por el hecho de traerla de vuelta, y es que en parte era inutil hacerlo.

-Vox, dime por favor que ella no es la bestia, dime que puedo detener a mi dueña de alguna manera para que abandone esta locura de gesta que se ha marcado... Por favor ayudame a que mi dueña deje de querer traer de vuelta mi voz... Yo... NO QUIERO - rogaba a más no poder a la voz de mi cabeza mientras corrí para hacer algo inusual en mi, y es que cuando llegaramos al bosque y allí fuera a encargarse mi señora de tratar cortar la cabeza a la niña, me pondría en medio para impedirlo asustada y horrorizada porque sabría las consecuencias, pero conteniendome en el lugar en lugar de huir o esconderme como siempre.

Quería evitar aquella muerte, quería evitar que mi voz volviera, y era obvio, ya que jamás traería algo bueno.

Por supuesto, las personas del pueblo fueron atraídas por tus palabras, aunque por sus expresiones podías deducir que se preguntaban "¿Y quién es este caballero de porte tan elegante?" o algo así, después de todos, muchos habían huido de las estatuas como para haberte visto luchar. Por otro lado, los bandidos retrocedían sin quitarte la vista de encima, dando un paso hacía atrás cada vez que tu dabas un hacia adelante, solo observándose entre ellos de reojo antes de que uno decidiese abrir la boca.

-Maldito Sapo... ¡Pagarás por querer enfrentar las ordenes del Duque Decarabia! -y dicho esto, los bandidos se darían la vuelta y llevarían a cabo su veloz huida.

Las personas del pueblo bajarían sus armas y empezarían a calmarse, unos a gusto de haber evitado otro combate y otros molestos por no haberle podido dar su merecido a esos brutos.

Habiendo evitado velozmente un pleito, tu concentración pudo pasar nuevamente a regresar a la taberna para reunirte con tu compañera, pero entonces...

-¡O´lupent! -escuchaste el grito de Schwi llamándote, pidiendo ayuda entre súplicas y temor.

Fuiste de inmediato a la taberna, pero al abrir las puertas y entrar de golpe... Las chicas ya no estaban.

-Fueron al bosque que hay al oeste... -señaló el dueño de la taberna, señalando una puerta que daba a una salida trasera del lugar; su expresión no podía ser más de "no hice nada para evitarlo, y no pensaba hacerlo..."

     Croak~ka~ka~ka... Ea.. y ni siquiera se que significa Duke muchacho... pero si Alguien se quiere meter con la señorita tendrá que pasar encima de O'lupent - inflando mas el pecho mientras les miraba retirarse.

     Viendo que esto tomo menos de lo que esperaba vuelvo junto a mi grupo en un principio sin prisas.. hasta que aquella voz me hace cambiar al instante de carácter afilando la vista y dando pasos más ligeros buscando llegar rapido

   ¿ Pero que pasa Señorita...? ¿ algo malo ?-  mientras llegaba al centro de la taberna, pero ni en la mesa donde se encontraban o las de los lados había un rastro de ellas ... ¿ Que demonios ?..

    Hmmmm... G.. Gracias se..señor... un gusto conocerle... - le respondía mientras miraba hacía la ruta que siguieron... pero si era un terrestre listo sabría que sería mejor que me diera mi espació pues por mi mirada y mis modismos se notaba que estaba muy en plan " al primero que me moleste me lo como"

   Al ver que iba a necesitar velocidad y maniobrabilidad opte por lo más conveniente, comiendo mi sombrero mientras avanzaba por el pasillo unos curioso tatuajes tribales se iban dibujando por todo mi cuerpo hasta que..

¡¡ Puffffff!!

  De la nube de polvo salía entre saltos y saltos aprovechando mi nueva velocidad en búsqueda de la señorita ... El olor de su ropa... aún perdiste entre la pobresumbre del pantano...

Gruñó de rabia al verse bloqueada y peor aún, casi sin tripas aunque logró esquivarlo por los pelos. Todo iba deprisa, cada uno hacía algo y ella acababa de posar sus pies en el suelo tras el salto hacia atrás que había tenido que realizar para verse sin las tripas fuera. Nasai corría a por su espada, el enano hacía algo que no alcanzaba a comprender y la otra demonio... Lo fulminó por fin, eso hizo que Tamiel se relajara, viendo como habían acabado con todo o eso creía ella mientras recogía la espada celestial que Nasai le devolvía. ¿A caso ese chico era humano? "Ningún demonio habría sido capaz de tocarla..." Sí, debía ser humano. Estaba a punto de ir a por las fundas de las armas cuando el tipo se recompuso de cierto modo macabro y comenzó a explicar algo, que daba completo pavor sobretodo si uno alzaba la vista y se encontraba con aquella espada. Daba igual celestial, demonio o humano aquella visión dañaba a cualquiera con su presencia colosal pues... En cuanto cayera todo habría terminado pero... no. Otra presencia se impuso acabando con todo, una presencia que la hizo sonreír y sentir calidez, hasta que solo mencionó al tal Nasai y vio como se dirigía a el expresamente. 

- Tú... 

El hambre, los celos, la rabia y el sentimiento de que alguien preciado para ella pasaba de su cara y prefería mencionar a otro provocó que se abalanzara sobre el pelirrosa y le mordiera con fuerza la yugular, comenzándose a alimentar de el de forma salvaje y necesitada al inicio, hasta que pocos segundos después ya más calmada pudo separarse del que ahora sería un pobre chico anémico, secándose la boca con el dorso de la mano y mirando a Leviathan clavando la mirada en el mismo casi como avisando de que aquello era culpa suya en su totalidad.

- Cinco años, me has despertado cinco años antes de lo previsto...

Se fue aparentemente tranquila, ahora ya saciada hacia las fundas de sus espadas y las tomó y usó para dejar descansar a las mismas provocando en cuanto las metió en estas que el aura asquerosa de la celestial desapareciera y el aura de la demoníaca hizo igual. 

-Y ni siquiera me has mirado a mi primero... 

Se la notaba molesta con Leviathan, y mucho. 
 

-Por supuesto que ella no es la bestia: tu ama es tonta -confesó sin cortarse la voz en tu cabeza, resonante entre múltiples ecos de distintos tonos que se sobreponían uno tras otros hasta perderse en la nada al culminar la frase-. Me preocupa que siga con lo que quiere hacer: aquel sapo no parecía agresivo si no se le provocaba, pero claramente posee una fuerza que podría ser peligrosa, y por la relación que parece tener con la chica... No quiero saber que hará si se entera de que le hicimos daño.

Siendo presionada por los pensamientos, no tanto de lo que estaba pasando, si no de lo que pasaría después, te viste en una posición que nunca pensaste que tomarías, colocándote entre tu ama y su actual presa, segundos antes de que la demonio pudiese llevar a cabo las torturas que tenía en mente...

-¡Aparta! ¡Ya tendrás tu turno! ¿¡No ves que quiero desquitarme antes de ir a por tu voz!? -agitó Sekhmet de manera amenazante el látigo. -. Más te vale no ponerte rebelde ahora... ¿Acaso ya se te olvido lo que le pasa a quienes no obedecen? -y era verdad: por más que en su momento la viste diferente, como la única persona que estaba dispuesta a ayudarte y protegerte a su forma... Con el látigo en las manos, y su rostro clavado en ti, no veías más que a otro demonio opresor al que no le importabas... -. Fuera de mi vista... -fue la última orden que te dio mientras la chica permanecía tirada detrás de ti, temblorosa y sin ser capaz de levantarse para correr...

Avanzaste velozmente por aquellas tierras que desconocías, siguiendo aquel rastro que tu agudo sentido del aroma te enseñaba, mientras pensabas con cada salto en las advertencias que Schwi te dio en su momento: ella te habló de los demonios, te contó de su terrible naturaleza, de lo crueles y malvados que eran... ¿Habías fallado al dejarla con aquellas chicas? ¿Fuiste un tonto nada más por confiar en alguien que luchó a tu lado únicamente porque también estaban allí? Estas y muchas otras preguntas recorrían tu mente, pero la responderías todas luego de salvar a Schwi, porque si algo tenías claro es que no permitirías que la dañasen...

Así pues, te adentraste en aquel bosque, llegando finalmente a asomarte tras un árbol desde el cual podías ver una peculiar escena: A un lado, Schwi tirada en el suelo, temerosa, sin ser capaz de levantarse para correr... Delante, la demonio con el látigo, mirando de manera amenazante no solo a ella, si no también a la chica gato que se interponía entre amba: ¿la albina estaba defendiendo a Schwi?

-¡Aparta! ¡Ya tendrás tu turno! ¿¡No ves que quiero desquitarme antes de ir a por tu voz!? -agitó Sekhmet de manera amenazante el látigo. -. Más te vale no ponerte rebelde ahora... ¿Acaso ya se te olvido lo que le pasa a quienes no obedecen?  Fuera de mi vista... -fue la última orden que le dio.

       Si no fuera por que en estos momentos tenia la apariencia de una pequeña rana, la verdad es que mis ojos estarían brillando de un intenso amarillo mientras brincaba y brincaba a medida que mis filosos colmillos se iban marcando con cada nuevo salto... buscando dar con la señorita... y buscando arreglar mi horrible equivocación.

       Para mi fortuna no demoro mucho en encontrarles y durante uno de mis saltos mas largos es que me las encuentro.. y no precisamente de la forma mas grata que uno esperaría encontrar.

... como se at..atreve.. ¡¡ a Schwi...!! y a la niña blanca...

... entonces no era una costumbre de ellas...

... d..debo... escarmentar..

... debo ...

... ¡¡Alto !!...

... Nada de asustar a Schwi ...

      Fiel a mi palabra y dando una ultima oportunidad Lanzo mi larga lengua hacia la mano con el látigo de aquella Demonio, mientras empiezo a caer, lo mas seguro sobre ella si no logra esquivar mi movimiento.

Las dudas me asaltaron, y no sin motivo... Tenía miedo, mucho miedo... No solo estaba viendo a mi salvadora, sino también a mi torturadora en el mismo espacio de tiempo y persona, tan solo por haberme metido ya me iba a llevar un buen castigo, y si seguía insistiendo el castigo sería inaguantable... Pero tras la confirmación de voz, no pude quitarme, a pesar de estar temblando y lagrimando...

Conocía mi destino por no moverme y estaba dispuesta a aceptarlo, pues de mi boca no saldría de nuevo aquello que me provocó tantos problemas. Así pues cerré mis ojos y me di la vuelta agarrando la niña para protegerla con mi cuerpo esperando la quemadura de los latigazos de mi señora cuando el sonido del mismo latigo reventara en el aire

Pero aquel terrible latigazo que esperaba Eli nunca llegó, o más bien, no lo haría aún, pues la esclavista escuchó algo saltar dsde una rama, y para cuando se dio cuenta su mano se encontraba siendo sujetada por una larga y fuerte lengua.

-¿¡Qué!? -la mujer llevó rápidamente su vista hacia aquella rana que ahora volaba hacia ella, cayendo sobre su rostro provocando que la demonio tuviese que sujetarla y tirarla a un lado, más esto no significaría que O´lupent le soltaría la mano. -. Maldita rana... ¡Sabía que nos darías problemas! -dijo mientras intentaba soltarse de alguna forma del agarre del pequeño pero poderoso sapo.

-¡O´lupent! -le llamó Schwi al verle llegar, mirando entonces a la chica albina que le abrazaba. -. T-Tranquila, ya estaremos bien -le aseguró.

-¡Argh! ¡Acabaré con todos ustedes! ¡Al diablo la voz de la niña! ¡Yo misma le haré gritar cuando esto acabe! -gritó histérica la demonio, usando la poca movilidad que tenía en su mano para agitar el látigo y atacar al mismo que le sujetaba, O´lupent; nada que ver con sus ataques estando libre, pero igualmente podría resultar muy, muy peligroso...

 Croak~kakakakakaka...

     Era lo único que se lograba escuchar de mi pequeña persona mientras la mano de la demonesa iba y venia de un lado a otro intentado zafarse de mi viscosa atadura, pero ni lo iba a conseguir ni yo le iba a dejar.

Sa....bes... t...tal.....vez......no.......me.....presentara....c...omo....corres......ponde...

Viendo que no iba a lograr a formar una buena frase si me seguía agitando, comienzo a apretar mas y mas, de manera que tomo su brazo mientras voy dando pequeños saltos por el mismo.

Saludos señorita Schwi, siento la demora, pero buenas noticias, ninguna gota tuvo que correr en aquella plaza, aquellos forajidos fueron mucho mas comunicativos de lo que uno espera... - dejando de darle importancia a la misma demonesa - ¿ por casualidad... se le ocurre que es un Duque Decarabia...?, esa gente estaba gritando aquello antes de marcharse y me sigue causando cuidado.

       Ohhhh cierto~cierto mis modales...-  mirando directamente a Sekhmet - Aveces una simple rana con ganas de cantar y croar... otras... una fuerza que solo quiere devorar a lo primero que encuentre.... - Mientras mis ojos brillaban con el tono mas dorado que pudiera aguantar -  Ohmmkust Lupent ó O'lupent para mis mas allegados... dígame señorita demonesa Lath... ¿ con quien quiere bailar esta vez ?