Partida Rol por web

- Tienes razón... soy perro viejo y cuando me dan un hueso es difícil que lo suelte... por eso no te he dicho que te dejaré en paz para siempre... sólo he ofrecido una tregua. Algo temporal. Digamos que hay personas que me interesan más... - comenté. Supuse que Sokolov estaría intrigado aunque dudaba de si me preguntaría más. Por un lado no me sorprendió saber que Sokolov había indagado en mi vida. Que conociera a Max y algunas de mis costumbres sólo indicaba que Sokolov era un hombre de recursos... que investigaba a sus enemigos. Tendría que vigilar mis espaldas por si acaso, aunque probablemente serviría de poco. - Si me echas una mano con la señorita Rostov te dejaré en paz un año. Es mucho tiempo pero es lo mejor que puedo ofrecerte. -

Me quedé expectante esperando la respuesta de Sokolov. - Esa vieja amiga tuya... ¿la conoces bien? ¿Cuánto te fías de ella? - dejé que Sokolov pensara en mis preguntas... - Su hermano no me interesa, y respecto a la pregunta de qué quiero saber: la respuesta es sencilla: TODO. -

Sokolov miró a Kane con una mezcla de sorpresa e irritación. Le molestaba en sobremanera la forma que tenía de hablarle el policucho como si fuese un cazador y el un cervatillo asustado, el "quiero cobrarme una presa más grande y luego iré a por ti" le molestó en sobremanera haciéndole entrecerrar los ojos.

No ayudaba que lo que le ofreciera fura un trato para delatar a alguien que hasta el momento había sido exquisita con él. Era el primero en reconocer que no había nada tan romántico como aquello del honor entre ladrones pero lo que si era claro era que sabía lo que se hacía en su mundo con los chivatos y él no era uno de esos. Tenía sus principios que un poli con edad de prejubilarse no iba retorcer. Además el cabrón no tenía nada contra él pero era bueno y Sokolov se planteó si saldría a cuenta enfrentarse directamente a él y convertir aquello en algo personal.

¿Sabe poli? Quizá si me tuviese atado por los huevos y obligado a escuchar horas y horas de esa horrible música Country suya tendría alguna posibilidad de que le ayudase pero ya sabe como son las cosas en el mundo. La reputación lo es todo -se levantó y dejó caer un billete de 50 dólares sobre la mesa- yo invito, es lo menos que puedo hacer por compensarle por su regalito. Suerte con la... caza -sonrió- no me llame más inspector, después de lo sucedido en los tribunales cualquiera de mis abogados podría interpretarlo como acoso.

Dicho aquello se dirigió a la salida con la cinta en la mano.

- No confíe en ella. - me despedí de Sokolov... realmente no me sorprendía su reacción, casi era previsible. Nunca hubiera apostado porque aceptara la tregua. - Esa mujer esconde más secretos de los que usted pueda imaginar. Y es peligrosa. - Kane recalcó esas últimas palabras. 

Hasta el momento siempre había sido un poli duro, que no se achantaba, implacable... que Kane reconociera el peligro de aquella mujer debería hacer reaccionar o al menos pensar a Sokolov.

El filántropo era un criminal, ambos lo sabían, y sin embargo Kane no había parecido amilanado nunca ante él... sin embargo sólo hablar de la mujer producía cierto sentimiento de ... ¿miedo, quizá? en el policía.

Mientras el millonario criminal se marchaba me dediqué a finalizar con calma mi hamburguesa, saboreando cada bocado. En cuanto volviera a la oficina continuaría la guerra... fuera como fuese sacaría a Sokolov de las calles, y pagaría por sus crímenes.

Sokolov se quedó quieto a medio camino tras escuchar las palabras del policía. Con paso firme se acercó hasta él. Créame inspector Kane, que me niegue a ayudar a un policía no implica que me fíe... de nadie. Ni de ella ni de usted téngalo por seguro.

Tras ello salió con paso firme del Ear Inn directo a su coche.

Una vez finalizada mi conversación con Sokolov me quedé a finalizar mi hamburguesa y tomar un último whisky.

Quizá si Rick tenía tiempo podría charlar un rato más con él... en cualquier caso tarde o temprano aquella noche terminaría en casa en compañía de Max...

Y al día siguiente en la oficina tendría más respuestas...

Kane echo un vistazo a Rick, el cual parecía estar secando vasos detrás de la barra. 

Sus miradas se cruzaron un instante y Rick dejó los vasos para luego y se acercó a la mesa donde estaba Kane

-¿Un día difícil? -Preguntó

- No mucho, pero se ha ido complicando por momentos. - respondí al camarero-propietario del local.

- He venido aquí cientos de veces... ¿cómo es que nunca me habías comentado nada? - pregunté curioso... - Ciertamente debías sospechar algo de mí, y eso que nunca he usado mis habilidades aquí salvo hoy. -

Es una cuestión de respeto. Los que suelen venir aquí quieren que se respete su intimidad.- Sonrió y su sonrisa resultaba franca y reconfortante

Supongo que si no te habías dado a conocer hasta hoy es por que creías que si lo hacías la gente pensaría que eres un bicho raro.

Verás, la gente se suele adaptar al ambiente que le rodea para asi poder encajar en el y no resultar un inadaptado, un bicho raro, pero llega un momento en la vida en el que te das cuenta que debes aceptar lo que eres, sino lo haces nunca tienes una vida plena.

Se te quedo mirando unos instantes, callado y expectante- Con ello no quiero decir que debas pregonarlo a los cuatro vientos, simplemente no te avergüences de lo que eres

 Al salir del bar todo parecía algo más muerto y apagado y la única farola  aportaba una mortecina luz dando a la  calle un aspecto tétrico y peligroso.

La impresión de que esa noche los hados parecían haberse aliado en su contra volvió. Se acordó de su hija que se había escapado volando por la ventana  y que la había acabado encontrando en la opera, También se acordó de los dos hombres a los que el comisario había detenido, de Kingpin y de la madre que los pario a todos.

- No me avergüenzo... nunca lo he hecho... pero como dices tampoco es cuestión de pregonarlo. - miré a Rick a los ojos antes de matar el último whisky de la noche. - Gracias por los consejos... tenemos que hablar más a menudo. -

Me despedí del camarero y regresé a la rutina, volví a mi casa a que Max me hiciera compañía.

Me sentía ligeramente deprimido por los acontecimientos del día, y tenía mucho en lo que pensar.

Sólo deseaba que llegara la mañana siguiente y que Jimmy tuviera más información sobre la señorita Katia Rostov... con ese nombre debía de ser rusa. Aunque lo mismo Jimmy ni había averiguado su nombre... sería gracioso.

Antes de nada tenía una llamada que hacer, subió al coche pero antes como tenía costumbre lo revisó, no le apetecía que lo hicieran volar con él de nuevo dentro o que le hubiesen metido un jodido localizador o micros o cualquier mierda que se le hubiese ocurrido al sabueso de Kane.

Una vez comprobó que estaba todo correcto subió al vehículo y dio un par de vueltas a una manzana al azar para comprobar que no le seguían una vez estuvo satisfecho paró ante una cabina de telefono al azar, tras comprobar que tuviese linea introdujo suficientes monedas y marcó el número del teléfono móvil de Katia Rostov. Era un hombre de honor y una adverténcia era lo mínimo que le debía a la mujer por cuidar de su niña.

Después de lo que pareció una eternidad de tiempo cogió el teléfono

Hola! Dime.

Tras superar por dos veces la tentacion de aplastar el telefono y la jodia cabina escucho la.voa de la mujer al otro lado del aparato.
-Soy Sokolov. No es una llama de cortesia. Tienes a la pasma detras tuyo por algun motivo en espe ial un sabueso que se llama Kane. Parwce obsesionado contigo y me ha estado apretando las tuercas... Es posible que tengas las lineas pinchadas. Ten cuidado.

- ¿Kane? No he tenido tratos con él. Entendido. Lo comprobaré. Y gracias. -  Respondió a Sokolov.

Tras dar su mensaje colgó, si había cabrones escuchando o pinchando las lineas -como suponía que abrían no iba a darles el gusto de facilitarles el trabajo- condujo hasta casa sin interrupciones y tras asegurarse de que la niña estaba en casa se encerró en su despacho para comprobar que coño había en la cinta, luego llamaría a los muchachos.

Después de un ajetreado y movidito día llegas de nuevo a tu hogar, con la esperanza de que la peque estuviera en su cama y no dando vueltas por ahí.

Subiste a su habitación y el poster del tío ése de Crepúsculo te dio la bienvenida. Illyana estaba dormida en su cama, con una expresión tan beatífica que parecía incapaz de romper un plato. Verla asi siempre te recordaba a su madre

Después de escuchar la cinta te das cuenta de que solo con ella los polis no pueden hacer nada, ya que no se da algún nombre concreto, pero si que se hacen demasiadas menciones a los negocios turbios que tienes y también con Kingpin. Si consiguieran un testigo dispuesto a hablar estarías en un apuro lo mismo que kingpin