Partida Rol por web

Memorias de Idhún

Prólogo

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31/12/2012, 02:51
Narrador
Sólo para el director

La ciudad estaba totalmente cambiada con el nuevo día, el bullicio era enorme y La Plaza de los Haais, estaban llenos de gente, así como de artistas callejeros de todo tipo.
Las tabernas de toda la ciudad estaban llenas, a pesar de que mucha gente había decidido descansar a las afueras de la ciudad. Ni un puesto ambulante de comida ni de bebida echaba a faltar clientela. La música sonaba por todas partes, tanto dentro como fuera. Durante parte de la noche y el alba se habían montado escenarios donde se interpretarían actuaciones de diferente índole. Y ahora no estaban vacíos ni un segundo, siempre ofreciendo las actuaciones de artistas importantes con magníficos espectáculos, sobre todo musicales, pero también de otras artes, así como equilibrismo, malabarismo, funanbulismo, prestidigitación, ilusionismo, magia y otras muchas facetas más extrañas aún.

Aunque estos escenarios se concentraban entorno a las calles circundantes de la Plaza de los Haai , al Museo y la Biblioteca, no eran los únicos dado que unos cuantos desperdigados estaban en las plazuelas más coquetas y hermosas, adornados y floridos para deleitar exclusivamente a la población feérica.

Entre todas las posadas destacaba la de la Plaza de los Haais, por la cantidad de gente y la rapidez con que las ninfas atendían los pedidos sin perder la sonrisa. Entre los chiringuitos el más concurrido era uno enorme con forma de dragón, que formaba una taberna desplegada en lo que era un carro y regentada por un yan, Garamm Destilador, que invitaba a todo el mundo a pasarse por su universalmente famoso concurso de bebida que tendría lugar por la tarde.

Juegos y pruebas de habilidad aparecían por doquier y rápidas colas que no cesaban de despacharse y volver a llenarse mostraban los lugares de inscripción de las actividades populares de más éxito: la previa del concurso de tiro con arco que sería el plato fuerte de las actividades antes del colofón que todos esperaban con la aparición del unicornio y la carrera de sacos, para la que ya desde la fila de inscripción pueden verse los primeros piques amistosos entre amigos, vecinos y miembros de otras razas.

A pesar de la numerosísima asistencia, no parece haber tumultos, los celestes patrullan completamente estresados, de un lado a otro atendiendo consultas, ayudando en emergencias y llamando la atención de los muy borrachos o un poco vándalos. 

Todas las calles y los jardines estaban adornados con luces mágicas, ilusiones y adornos convencionales. La población parece haber crecido al triple e incluso puede verse aquí y allá todo tipo de criaturas, algunos silfos bebiendo en las tabernas e incluso un par de duendes jugando y haciendo bromas por todas partes.

Las conversaciones giraban sobre todo acerca de la llegada del unicornio, pero se mezclaban con lo que parecía ser la historia del día que, como solía ser habitual, había ido mutando al pasar de boca en boca hasta haber más versiones que gente la repetía. Por lo visto se habían producido dos hechos inusuales que, según quien lo contase, estaban o no relacionados. Por un lado parecía haber habido una gran pelea en una taberna entre un grupo de szish y unos parroquianos de los que casi nadie sabía nada. El motivo tampoco estaba claro, había quien decía que robo, otros secuestro, los menos una guerra entre celestes y szish.

El segundo acontecimiento de la noche, que era la discusión entre dos varus dentro de una de las fuentes de la ciudad; los motivos tampoco estaban claros, iban desde un ataque de celos, hasta quizá maltratos o incluso violaciones. Otros defendían al varu quejándose de que ella le había abandonado a su suerte o por haber estado casada con un miembro de la realeza de los de su raza.