Marzo 11
07: 05
1 °
Las mañanas bonaerenses eran cada vez más frías, la gente recorría las calles con camperas, bufandas, gorras y guantes, aunque eso no era motivo para detener al viejo conocido de la ciudad de Ezeiza, el Gordo Cabeza como era comúnmente llamado, apenas nadie conocía su nombre real y a él poco le importaba ser llamado así.
Su taller abría entre las 6:30 y 7 de la mañana, pero como el frio era un típico amante que no desea soltar a su amado cuando uno está en la cama, hoy se tardó cinco minutos más.
Generalmente estaba solo o con algunos ayudantes, desde chepibes a aprendices de mecanico. El sueldo era el de una cooperativa, pero estos muchachos tenían todos los privilegios que un taller mecánico de autos podía ofrecer, es decir, arreglar vehículos sin pedir nada a cambio, por ejemplo. Y asadito y birras los findes.
No era una práctica bien vista, pero era algo común, a estos muchachos se los llamaban coloquialmente “secres” o secretarios.
Dichos secretarios casi nunca llegaban temprano, otra ventaja más de trabajar así, por lo que Gordo era el que debía abrir hoy y posiblemente muchos otros días.
Sus socios, Martin Sierra y D´longe, o los “Martines” como eran conocidos por la zona, tampoco solían llegar muy temprano.
Un hombre de piel morena y semblante sonriente pasa por las calles de la ciudad con su bicicleta, su cesta de mimbre y una humilde pero impecable tela blanca cubriéndola, pasaba gritando que vendía empanadas y milangas calentitas, por lo que varios comercios de la zona solían llamarlo para poder comer algo quizá un poco pesado, pero casi obligatorio para poder pasar sin hambre por largo rato durante las ajetreadas mañanas.
Los Martines llegan un poco después, todos se saludan y charlan un poco entre mates y frituras, pero de pronto, el celular del Gordo suena y nota el nombre: Alejo Bauman, un peón en las filas de aquel que creía ser el jefe de todos los caídos en Buenos Aires, Landerbert Vera.
La idea es que narren un poco la mañana antes de recibir la llamada, mientras se desenreda un poco la trama de la comisaria que pasa mas lenta que paja de tortuga.