Partida Rol por web

El combate estaba muy parejo. Cualquiera de los dos podía caer en cualquier momento. Tenía que jugarme el todo por el todo. Corrí hacia él con toda la fuerza que mis músculos me permitían. Comencé a mover mis cuchilla hacia arriba y hacia abajo, tan rápido y fuerte como pude. Le practiqué un corte, luego otro, y otro, y otro. Eventualmente perdí la cuenta. 

Mi enemigo despedía chispas y chorros de un líquido negro. ¿Sería su sangre? No me importaba. Unos cables se desprendían y colgaban de su cuerpo. Para cuando me cansé de cortarlo, ya no podía mantenerse en pie. Pero yo sabía que aún no estaba acabado.

-Vamos, levántate. Este será nuestro enfrentamiento final.

R-080-N se levantó del suelo con ayuda de sus extremidades adicionales. Un chisporrotazo estalló en algún lugar detrás de su cuello y goteaba aceite sanguinolento a través de una docena de heridas. Pequeños brazos soldaban sus heridas y reemplazaban partes que se acercaban solas al androide de combate mediante una especie de magnetismo. Solo hicieron falta unos segundos para que el asesino robotico quedara casi como nuevo.

Sin embargo, algo andaba mal, su ojo se veía apagado... como si estuviera en un estado de suspensión.

Esperé pacientemente a que mi oponente terminara de reparar su cuerpo. No quería ninguna ventaja ante tan formidable contrincante. Cuando creí que ya estaba completo, corrí hacia él, le propiné un codazo, luego un rodillazo, luego comencé a cortarlo con mis cuchillas, hasta perder la cuenta de cuantas veces lo había golpeado.

Yvoll empezó a trocear a R-080-N con sus garras apenas iniciado el round y aunque el androide recibió feos golpes de parte de su rival pronto logró recuperarse al parar repentinamente un choque de sus garras. Empujó a su rival con una patada mientras que la hoja vibraba, estaba listo para el siguiente embate.

Mi oponente logró bloquear mi siguiente ataque. Intenté otro y nada. Finalmente, logré conectarle una padada al estómago, pero no logré hacerle mucho daño.

El androide había detenido los ataques de Yvoll con precisión y resistencia sobrehumana. Aunque había sido víctima de sus golpes las garras del tarkatano no habían vuelto a impactar sobre él. Respondió a la patada con una feroz acometida de garras y cuchillas directamente hacia sus extremidades. Haciendo así volar trozos de carne, sangre y chispas.

Los golpes acumulados habían dañado severamente su sistema de reproducción de audio. Por lo que su voz se escuchaba distorsionada y rasposa:

—Prepárate para el final, tarkatano —dijo mientras continuaba su ofensiva—. Mis cálculos al final fueron correctos. Me aseguraré de utilizar bien tu material genético para mis mejoras.

De su espalda y pecho unos pequeños orificios habían empezado a emitir nubes de denso gas que empezaba a cubrir los alrededores en una niebla verdosa oscura, la cual hacia llorar los ojos y nublaba los sentidos. Tal parece que las mejoras proporcionadas por las muestras de Adra habían empezado a ser de utilidad.

La niebla que expulsó mi oponente me dificultaba seguir sus movimientos. Entre fallo y fallo, logré conectarle un par de patadas y le practiqué dos cortes profundos. Pero aún me faltaba mucho para acabar con él. Así que adopté una postura defensiva, sabiendo que tal vez no podría ver por dónde me atacaría la próxima vez.

La toxina hacía efecto en el tarkatano y R-080-N dio cuenta de ello gracias a su incapacidad de asestarle un golpe que podría resultar mortal. El androide de combate se arrojó para golpearle pero los sentidos de su rival se habían agudizado lo suficiente como para anticipar sus ataques. Parece que tendría que desgastarlo para poder acabar con él así que volvió a sumergirse en la bruma artificial para reparar sus daños con ayuda de su soldador. Su ojo rojo brillaba con malignas intenciones entre la verdosa niebla... y su hoja relumbraba entre su oscuridad deseosa de bañarse en más sangre.

El combate se había vuelto tan complejo que me llenaba de emoción. Corrí como un rayo hacia mi oponente y comencé a descargarle una lluvia de cuchilladas, una, y otra, y otra vez. Y aún quería golpearlo más.

R-080-N había salido gravemente herido del combate, intentaba luchar como un lobo acorralado contra Yvoll y despacharlo de la forma más rápida posible. Sin embargo, el tarkatano había demostrado una tenacidad sobrenatural a la hora del combate. Su interfaz neural le enseñaba símbolos de emergencia y errores que saltaban y desaparecían tan rápido que era casi imposible verlos. La visión de lo real y lo ilusorio empezaba a distorsionarse mientras que los medidores bajaban.

El androide de combate se quedó expectante y dejó caer el brazo que sostenía su espada. Intentaba levantarlo... pero los daños recopilados habían sido demasiado críticos.

—Aparentemente mis cálculos han sido corregidos sobre la marcha... —dijo, y una pequeña ranura detrás de su cabeza se abrió, liberando un disco aún más pequeño para dejarlo caer al suelo—. Iniciando restauración de sistemas...

Su ojo rojo se volvió a tornar azul, y aunque intentaba abalanzarse contra el tarkatano sus extremidades simplemente dejaron de responder. Estaba a merced del enemigo una vez más. Su cruzada genocida había llegado a su fin.

—Fue una buena pelea... La próxima vez no fallarán mis estimaciones, tarkatano.

Mi siguiente ataque fue fuerte, aunque innecesario. Mi oponente ya no podía mantenerse en pie. Hasta un soplido lo hubiera abatido. Así que decidí no continuar con su suplicio en honor al combate que me había proporcionado.

-Peleaste bien. Ahora descansa, guerrero.

Y mientras la multitud gritaba, yo miraba para todos lados.

-¡Aquí esta tu campeón, Emperador!¡¿No quieres salir a saludarlo?! -vociferé, intentando atraer la atención del que sería mi nuevo jefe.

Una serie de autodiagnósticos empezaron a darle información a R-080-N acerca de su estado actual, el cual daba mucho que desear. El androide de combate intentaba atrapar a su rival con el brazo que si respondía, el cual tras un chisporrotazo a la altura del hombro dejó de funcionar. Sus piernas no obedecían y apenas podía efectuar rápidos comandos antes del inevitable final.

Una serie de mensajes empezaron a aparecer en su ya defectuosa interfaz:

> > OBJETIVOS FRACASADOS

> > UNIDAD COMPROMETIDA

> > MEMORIA FÍSICA EXPULSADA

> > INICIANDO RESTAURACIÓN DE SISTEMAS

> > 12%. . . 37%. . . 59%. . .

Su único ojo parpadeaba con debilidad mientras que observaba al tarkatano, levantó su brazo con las últimas fuerzas que le quedaban. Su tenacidad le obligaba a cumplir su misión y eliminar a su enemigo, pero este era el final para él. Los archivos nunca serían encontrados...

Una visión del pasado se apareció ante él por última vez... Un círculo de veteranos levantaban los brazos en un saludo militar dirigido hacia él. Su mano bionica se veía de carne y hueso, tan real que despertó una durmiente emoción en los circuitos del androide.

Un último mensaje se presentó frente a él antes de que pudiera hacer nada:

> > 99%. . . RESTAURACIÓN COMPLETADA

> > REINICIANDO SISTEMAS. . .

Y a partir de ese entonces, todo fue oscuridad.

YVOLL WINS!