La derrota de los guerreros había sido de leyendas, la masacre de una niña no era menos brutal que la de Michael Claus y ambas fueron bien recibidas por la multitud.
De un carruaje bajó Eradur recibiendo a los ganadores con los brazos abiertos y sonriente, sin embargo todavía no había señales del emperador, pero eso no significaba que siguiera en pie el combate, por lo que fueron enviados a sus respectivos lugares de descanso para que reunieran fuerzas, pues la final se aproximaba.
¿Marco a todos como antes?
La última pelea había sido difícil, pero había vencido. Me arrastré hasta el carruaje. Afortunadamente, no tendría que caminar hacia mi lugar de descanso. Las piernas me dolían demasiado. Una vez que llegamos, me desmayé en mi catre. Diversos pensamientos rondaban por mi cabeza mientras mi conciencia se hundía en el sueño.
¿Aparecerá el emperador para ver la final?¿Cómo será él?¿Será más poderoso que mi señor?¿En una guerra entre ambos mundos, quién ganaría?
Me duermo una siesta mientras espero el siguiente combate. Jeje.
El androide de combate se hallaba siendo reparado por sirvientes ingenieros mientras que veía a un punto fijo del lugar en todo momento. Su memoria estaba completamente restaurada y visiones de su verdadero propósito invadían su mente en forma de unos y ceros. Una punzada de dolor invadió uno de los circuítos de R-080-N y un mensaje se reprodujo por si solo en el interior de su mente... ¿Era acaso un recuerdo?
—...ENCUENTRA LOS REGISTROS... —...PROTEGEDESTRUYE LOS DATOS... —... NO OLVIDES... —...NUNCA OLVIDES...
Un nuevo objetivo se había generado en la lista de tareas de R-080-N, y el androide se levantó del asiento para acercarse a Yvoll, mantenía una distancia prudencial mientras que observaba fijamente a su acosado con un ojo que brillaba con malicia. En su interfaz neural se generaban imagenes con la anatomía del tarkatano. Iba a ser su último rival antes de encarar al señor de aquel plano.