Partida Rol por web

Nieve Carmesí V

La Mansión

Cargando editor
14/04/2009, 19:57
Alexeva
Sólo para el director

Notas de juego

Lo mismo que antes. Si encuentra entre los papeles o en los cajones algo que pueda guardarse como arma cuerpo a cuerpo, intentará robarla de su sitio sin que los alemanes se den cuenta.

Cargando editor
15/04/2009, 03:21
Octavius

Sin mas, Octavius se dirigía hasta la puerta de la nueva habitación, no tan velozmente como su Sargento hubiese querido, pero no demostró duda ni temor, mas aun cuando sabia lo que les ocurriría allí dentro, debía buscar la forma de salir.

Solo unos pasos faltaban para ejecutar la orden, pero algo le distrajo. Levanto su mirada y la dirigió hacia el retrato que colgaba de la pared, esperando reconocer en el un atisbo de maldad, algo que le permitiera ponerle un rostro a la maldad que habitaba la mansión. Tal fue su deseo que se dirigió hasta el mismo.

-¿Eres tu el que nos persigue?, ¿el que pondrá fin a nuestras vidas?- resonaron en su cabeza estas preguntas y un sinfín mas, y estiro su mano derecha hasta casi tocar el marco de la misma.

Pero rápidamente volvió a la realidad, entre ruidos de papeles, movidos y revisados por la prisionera. Cerro su puño y lo golpeo contra el escritorio.

-¿Qué crees que haces?- inquirió a la dama, -¿Qué buscas entre estos papeles? ¿Respuestas? – susurro y apoyó su arma contra el busto de la rusa.

Pero se dio media vuelta y volvió a su posición previa, ya un poco mas apurado que en un principio, apoyo su hombro contra la puerta y giro la perilla, esperando que la puerta se abriese por voluntad propia o que su cuerpo ejerza la suficiente fuerza para pasar al otro lado.

Cargando editor
16/04/2009, 08:46
Grigori

Parecian asustados, eso estaba bien para mi, para ellos no tanto por que un poco de ayuda seria la necesaria para que terminaran perdiendo la concentracion y dejaran un resquicio.

Parece que les intrigan los dueños de la casa si conocieran la historia no les intrigarian tanto, pero de momento que siga siendo asi aunque...giro el rostro y frunzo el ceño al ver  como esa estupida esta llamando demasiado la atencion, pero eso es bueno, significa que no me mirara a mi y podria escapar, pero no aun, aun no.....

Mi mirada al piano que sigue sonando en la habitacion anterior, antes de volver a mirar en esta a cada rincon mientras sigo pensando que puede que haya algo que las historias las convirtiera en reales, incluso un... tal vez haya algun pasadizo y por el pueda escapar...Mantengo un gesto serio incluso bobalicon para algunos, que piensen que estoy loco.

Cargando editor
16/04/2009, 16:20
Director
 
Cuando el piano dejó de sonar, las pulsaciones de todos descendieron varios latidos... pero la casa no se contentó sólo con eso...
 
El aire de la sala comenzó a tornarse más y más caliente. Tan caliente que la temperatura de la planta ascendió varios grados. Los que allí se encontraban, comenzaron a sudar. Las gotas de sudor perlaron sus frentes mientras intentaban descubrir que era lo que estaba sucediendo en ese lugar… en esa sala…
 
De repente, una luz cegadora, empezó a surgir de una de las paredes. Muchos cerraron los ojos o se cubrieron con sus mangas para evitar quedar cegados por la luz, pero cuando está se tornó menos potente, hicieron lo imposible por mirar.
 
Y entonces sucedió algo que dejó a todos helados…
 
Esa misma pared, de la cual salió la luz, estaba completamente en llamas.
 
Las llamas transmitían su calor, todos lo podían sentir en su piel, pero cuando estás los tocaron, no fueron quemados. En un primer momento muchos se apartaron de ellas… las cuales parecían tener vida propia, pero no inflingían daño alguno.
 
Una risita comenzó a escucharse en la sala mientras que desde el fuego salió lentamente una niña… caminando… arrastrando los pies…
 
 
Todos vieron como su boca se movía… y emitía un sonido extraño…
 
 
“Tu también tendrás que morir”
 
Después, con un ruido de succión... la niña regreso al fuego y este desapareció por completo, mas dejó en los cuerpos de los allí presentes, el calor...
 
La niña estaba allí... de pie, mirándolos con sus ojillos vidriosos mientras el fuego desaparecía...
 
No les hizo caso, si alguno la miró a ella parecía no importarle.
 
La niña comenzó a caminar lentamente, saliendo de la habitación, despacio, arrastrando los pies. En un momento de su caminar, giró la cabeza hacia atrás y sonrió. Una sonrisa que podía helar la sangre de cualquiera...
 
Después siguió caminando y siguió caminando...
Cargando editor
16/04/2009, 16:34
Alma de Natasha

Y tu serás el primero si no nos ayudas...

Por favor...

Ayuda...

Cargando editor
16/04/2009, 16:35
Alma de Natasha

Y tu serás el primero si no nos ayudas...

Por favor...

Ayuda...

Cargando editor
16/04/2009, 20:18
Grigori
Sólo para el director

 Creo que me tiembla la mano cuando todo se para, miro al piano y luego solo pienso que son imaginaciones mias cuando...

Un frio glaciar recorre mi espalda mientras algo no va bien, deberia salir corriendo, este lugar tienen razon esta endemoniado, absolutamente endemoniado. La luz, entrecierro los ojos poniendo una mano delante y entre los ojos cuando va desapareciendo... hay algo esta una figura ahi de pie mirandonos, entre el fuego sin quemarse, un fantasma. Mis piernas no me sostienen, mi cuerpo no me responde mi corazon esta acelerado y su voz de ultratumba hiela el aire, apresa nuestras almas, desaparece o al menos eso parece, pero esta alli, sigue alli, realmente vamos a morir...

Su voz en mi cabeza pidiendo ayuda, deberia o tendria que salir de alli dejando a estos locos a su suerte, es una pregunta que me hago pero que al final solo consigue que una sonrisa tonta aparezca en mi rostro mientras mascullo en ruso una oracion para protegerme que se que puede que no tenga resultado pero que me de algo del valor que he perdido en este momento desde que empezo todo en esta casa embrujada y maldita.  Asiento a la niña, es mi vida no la de ellos y despues el oro hara que olvide todo, y comprara la absolucion de mis pecados.

Cargando editor
17/04/2009, 04:28
Alexeva

A la amenaza del arma, Alexeva respondió con una mirada gélida. Había estado inclinada sobre el escritorio, revisando a ritmo tan acelerado que no podía estar segura de haberlo hecho bien; y no fue ante el puño cerrado contra la madera que reaccionó, si no todo lo contrario. Recién cuando el frío del metal se apoyó nítidamente en su carne, y la presión de la prepotencia empezó a hundirse en sus músculos, Alexeva se irguió hasta alcanzar la perfecta rectitud y enfrentó con la cabeza en alto a su captor alemán. Ni siquiera se dignó a hacer una mueca de desprecio, menos aún a decirle nada. No valía la pena un hombre que no escuchaba su propio instinto, que tampoco escuchaba el peligro, y que despreciaba su vida tanto como la de sus propios camaradas. Había tenido la ligera esperanza de que aquel hombre fuera una vela de sentido común entre aquel conjunto de autómatas, pero los acontecimientos le habían mostrado lo contrario. Ante ello, sólo esperaba que su compatriota, que parecía haber reaccionado, estuviera actuando su despreocupación para poder luego accionar.

Sin embargo, el arma se alejó de ella. Como si de sincronización se tratara, la música de repente acabó. En el silencio que se hizo, lleno de adrenalina y espectación, Alexeva sintió con claridad cómo los latidos comenzaban a descender. Fue a inclinarse de nuevo en el escritorio, cuando a su piel acostumbrada al frío le llegó la primera oleada de calor. Miró a su alrededor, primero a los alemanes, pensando que habían encendido la mecha de una bomba o habían empezado su tarea de quemar a Rusia desde los cimnientos. Pero al ver que los hombres hacían lo mismo que ella, y contemplaban la estancia con la misma sorpresa, la recorrió una ola de sudor frío. Sus ojos buscaron en todos los resquicios de la habitación. Una gota se deslizó por su nariz, una gota que hacía tiempo que no tocaba su piel, y se catapultó a la muerte en el mismo momento en que la luz la cegó.

Alexeva no lo pensó dos veces; ni siquiera tuvo tiempo para pensarlo. Actuó más rápido que su propia mente y en un momento estaba en el sitio contrario al origen de la luz, sin saber cómo había llegado allí, sin mirar qué o quiénes había apartado con furia para escapar de aquel hecho inexplicable. Trató de salir de la habitación, se movió y chocó con algún cuerpo cercano, pero armas, carne y sangre se interponían entre la salida y ella. Se revolvió en su lugar cuando sus ojos trataron de atravesar sin éxito la luz hacia su origen, musitó una maldición en ruso al ver las llamas, y sólo en ese momento se detuvo a contemplar la situación. Se acercó entonces a las espaldas del alemán más cercano que encontró, y miraba sobre su hombro cuando apareció la niña. Sus manos, que estaban en movimiento, quedaron congeladas como tocadas por la misma muerte.

Las palabras de aquella aparición conmovieron a Alexeva más que la guerra misma. ¿Cómo se podía luchar contra eso?

No se podía. Aquellos alemanes estaban locos de remate. Malditos hijos de puta, ¿por qué no habían escuchado? ¿Por qué no se habían quedado en su patria?

Dentro de sí, supo que la puerta de entrada se había cerrado, como la reja que se había llevado al verdadero jefe alemán. La niña había salido de la habitación por el mismo lugar en el que habían entrado. Alexeva se movió, aproximándose al marco de esa puerta abierta, agarró un libro y con el mismo impulso lo puso a modo de freno para la puerta, si buscaba cerrarse. Desde allí, con las pupilas dilatadas y pensando aceleradamente qué hacer, trató de ver hacia dónde iba la niña.

Cargando editor
17/04/2009, 06:45
Grüber

soy un hombre de ciencia!
esto no esta pasando!

ningún pensamiento que Grüber intentara tener parecía adecuado para la situación, la parte irracional que todo hombre tiene parecía apoderarse del medico desde su interior y acelerar su pulso......
Pero se mantuvo en su puesto y se dirigió a su sargento:
Con el debido respeto mi sargento !creo que tenemos que salir de aquí!!ya!

El sudor impregnaba todo el cuerpo del medico y sentía un frío aun mas intenso del que se podía sentir en las estepas.
Esa pobre campesina llena de odio Avia estado intentando avisar en todo momento de la situación y la ignoramos.


!Tengo mucho por lo que vivir! y maldita sea mi alma si permito que tras salir indemne  tantas batallas termine así.
No tendríamos que dormir en este lugar.
 mi capitán !salgamos!
 

Cargando editor
17/04/2009, 20:02
Karl

Karl dejo actuar a su hombre, empezaba a molestarle la actitud de aquella mujer y ser severo era una buena opción, siempre que no llevara sus amenazas mas haya le dejaría actuar a su antojo con los rehenes.

Mientras esperaba con la improvisada antorcha en alto que Octavius abriera la siguiente puerta a una estancia contigua, la música ceso y su mano instintivamente busco el diario del Teniente.
-No dejare que se pierda, descuide señor, esto sera entregado a sus familiares mas cercanos-Repitió su promesa antes de que el calor invadiera el lugar, alzo la mirada a su "linterna" encendida, no podía ser obra de ello, esa antorcha apenas emanaba calor y aun no había consumido lo suficiente para acercarse a su mano.
-¡Que demonios! ¡Atrás soldados!-Grito al resto al ver las llamas salir de la misma pared, el se golpeo con el escritorio y su palo encendido cayo al suelo, entonces la vio.

-¿Que, que?-Intento preguntar antes de que aquella fantasmagoría empezara a caminar y distanciarse de ellos. El Sargento alemán la siguió con la mirada y no dejo de mirarla hasta que se perdió de su vista, ajeno a los demás.
El medico pareció decir lo que todos temían pronunciar.
-¿Dormir? Desde luego que no soldado.-Intento ocultar su nerviosismo, a la vez que se agachaba para recoger su antorcha, nostante las sombras erráticas que esta creaba por el temblar de su mano lo delataban.

-Tenemos que seguir adelante, no se preocupe saldremos, pero tenemos que buscar una salida antes y no conocemos la mansión, recuerde que por donde entramos ahora esta aquella enorme verja impidiendo nuestro escape. Lo mejor sera serenarse y olvidar esto, perder la calma no es una opción ahora mismo, continuemos.-Dijo muy seguro de sus palabras, tenia muy claro lo sucedido pero no dejaría que eso le dañara mucho mas tiempo sus nervios.

Notas de juego

La sigo con la mirada

Cargando editor
17/04/2009, 22:22
Director

Todos intentaron calmarse durante un momento, pero parecía que las cosas extrañas que sucedían en la mansión no iban a tener fin. Un ruido de las pisadas comenzó... provenía de un lugar mucho más cercano... en la planta de arriba.

La niña siguió con su avance, pero nuevamente se detuvo... la niña miró fijamente a Karl. El sargento intentaba ser analítico, coherente... Desde luego si aquello era un espectro no resultaba ser como en los relatos de miedo que había leído hace años. Nada de transparencia o aspecto fantasmagórico. Era terriblemente real y sólida.

La madera vieja crujía bajo sus pies descalzos cuando avanzó hacia él, regresando, y ladeó la cabeza mirando a los rusos. Luego su rostro sonrió. Era una sonrisa horrible de alguna forma extraña. Tenía los dientes de leche de un infante, que en otra situación hubieran causado quizás ternura, pero algo en la forma en la que se dibujaba la mueca de su rostro transmitía una infinita inquietud. Era como si hubiera olvidado como se sonreía y ahora lo estuviese haciendo con un esfuerzo titánico, tirando del recuerdo más que del sentimiento. Sus ojos parecieron cobrar un mínimo de vida para fijarse en el sargento. Levantó su mano y se aproximó al soldado. El tacto era frío... demasiado frío....

La niña tomó la mano del sargento y comenzó a avanzar con él. Karl no sabía que sentía en ese momento, sólo podía percibir una cosa... el miedo de la niña y la necesidad de su ayuda.

La niña y el soldado comenzaron a avanzar juntos por la casa, llegando al distribuidor central y subiendo lentamente las escaleras. Todos los demás no pudieron hacer otra cosa que seguirlos, a unos metros de distancia, asustados... pero el Sargento no parecía tener miedo...

El sargento sentía como un frío invernal se trasladaba de la mano de la niña hacia su propio ser. Las venas se contraían con un dolor como el que jamás había sentido. Con ojos llorosos logró desasirse del pequeño diablo y trastabillear hacia atrás, mientras los demás permanecían estupefactos ante la escena.

La niña miraba al Sargento con aquellos ojos carentes de vida, con la cabeza todavía ladeada, mientras volvía a repetir aquella frase misteriosa:

Ayuda.

Todos los allí presentes pudieron escuchar lo que la niña dijo.

La niña cogió la mano del sargento, la cual ahora estaba helada por completo y comenzó a tirar de él, poco a poco hacia la habitación que estaba a su espalda. La habitación que se encontraba justo a la derecha de la gran escalera del distribuidor.

La puerta se acercaba cada vez más y el sargento no sabía que hacer.

Se escucharon los seguros de las armas, todos al mismo tiempo, dejando los fusiles listos para disparar, mientras la niña continúo llevando al sargento hasta la puerta, soltó su mano junto a ella y la atravezó, dejando al sargento fuera.

 

Notas de juego

Sargento: Una tiradita de Vigor.

Cargando editor
19/04/2009, 22:04
Alexeva

Alexeva se había transformado en una espectadora privilegiada. Aquella escena se había vuelto demasiado extraña para entenderla de alguna forma, por lo que había dejado de intentar hacerlo. La única certeza que tenía, cuando la niña se aproximó al jefe alemán, fue que le agradecería infinitamente si le daba muerte: de hecho, si lo que quería era matarlos, ella ayudaría con todo gusto y toda su sangre. Pero no podía saber las verdaderas intenciones de una aparición como esa, y no podía fiarse de sus deseos de que sólo estuviera yendo tras los alemanes, los invasores de la patria, cuando en realidad para ella los invasores de su hogar debían ser todos, sin ninguna distinción. No podía convencerse de que fuera una aliada. No podía actuar con esa certeza.

Sintió el arma contra su espalda, y tuvo que avanzar mientras la niña conducía al alemán. Alexeva intentó resistirse a seguirlos, pero le fue imposible. Dos alemanes estaban preocupados en que avanzara, tan asustados que sus pulsos no temblaban ante la amenaza de una cosa que podían tocar y conocer. Caminó mirando hacia todos lados, buscando un momento para zafarse, buscando la manera de dejar de estar adelante y volverse a las espaldas de sus captores. Se había cansado de su rol de sumisión, y de enfrentarse con las manos atadas en la espalda a aquello de lo que no tenía idea. Pero, ¿qué más podía hacer?

Nada, mientras el jefe alemán se soltaba de la niña y trataba de alejarse. Nada, mientras la niña los miraba y pedía ayuda. Nada, mientras la niña atravesaba la puerta de forma que nadie, jamás, de ninguna manera, hubiera sido capaz de atravesar, y los dejaba fuera a la expectativa.

- Ayuda... Necesita ayuda. Hay algo allí dentro que quiere ver liberado. Debe ser su madre, si es que la tiene - dijo, en perfecto ruso - Y no dejará de pedirlo.

Miró a sus captores y a sus armas, en búsqueda de un atisbo que le permitiera suponer que le entregarían algún medio para defenderse, pero no lo encontró. Entonces, Alexeva se acercó a una pared, se agachó poniendo el hombro contra lo rígido, ubicándose en un ángulo donde estaba de cierta forma al amparo de los alemanes con las armas, que serían los primeros en recibir lo que fuera que saliera de allí. Clavó sus ojos en la puerta, y esperó.

Cargando editor
20/04/2009, 02:01
Karl

Habiendo sido guiado por aquel fantasma aferrado a su mano, sintió un tacto frió y penetrante, algo que nunca hubiera pensado que fuera posible, según los cuentos populares un fantasma era poco mas que una sombra perturbadora, pero esa niña podía tocarle... la sentía, sentía el toque de la gélida muerte recorriendo su cuerpo absorbiendo poco a poco su vida y tuvo que soltarla.

Miro un instante a su alrededor, sus hombres le habían seguido unos pasos atrás, no esperaba menos de la lealtad alemana, en parte se sintió aliviado, pero ese alivio que no ayudaba a quitar el entumecimiento en su brazo derecho, el cual volvió a ser punzado por el frió mas absoluto, y vio con sorpresa que aquella niña, carente de expresión alguna, volvió a aferrarse a su mano y tiraba nuevamente de el.

Sin opción a soltarse esta vez, aquel espectro físico tiraba con mas fuerza de lo que cabria esperar de un cuerpo tan pequeño y detrás suyo escucho el característico grito del fusil cuando esta preparado para la acción.
Con la ayuda de su otro brazo, el cual sujetaba aun la improvisada antorcha, alzo la mano sin mentar palabra, en pos de que detuvieran sus intenciones, después de todo no deseaba morir por su propio pelotón.
Solo cuando llegaron a la misma puerta que le había señalado, lo soltó cayendo al suelo y aquella endemoniada imagen desapareció tras la puerta, atravesándola, dando constancia de que realmente era un espectro.

Las palabras que apenas entendió de aquella nerviosa campesina lo devolvieron a la realidad y dejando aquel palo que sujetaba, instantes antes, en el suelo, no le importaba si aun encendido o no, alzo su arma contra la puerta y también la amartillo como el resto de sus hombres.
Los miro un instante y dio las ordenas pertinentes para que sus hombres se mantuvieran en alerta. Trago salida, se limpio la cara de lagrimas y con la mano derecha, aun sintiendo el frió abrazo de aquella visión, giro el pomo de la puerta sin estar preparado para lo que pudiera ver unos segundos después de abrirla.

- Tiradas (1)

Tirada: 1d8(+4)
Motivo: Vigor
Resultado: 2(+4)=6

Cargando editor
20/04/2009, 17:58
Director

 

La puerta de la habitación se abrió lentamente con un chirrido sepulcral.

Dentro, la música de una cajita músical, sonaba muy despacio, como si la cajita musical estuviera metida entre muchas mantas.

La música continuó sonando por un rato más y después paró.

Todos los que se encontraban fuera pudieron ver que los dos niños, jugaban en un rincón con sus juguetes.

La niña jugaba con una de sus muñecas mientras que el niño, hacia rodar por el suelo una especie de cochecito de madera, con ruedas de madera, las cuales hacian un sonido peculiar cuando arañaban los viejos listones de madera de los cuales estaba echo el suelo.

Ahora todos podían verlos... y allí estaban, tranquilos, jugando entre ellos como si nada ni nadie existiera a su alrededor.

De repente, la niña giro su cabeza en cientoochenta grados, quedando esta en una posición completamente antinatural. Sus ojos brillaron como dos ascuas mientras que el niño no dejaba de jugar con el cochecito, haciendo que vaya de un lado a otro.

Natasha volvió a colocar la cabeza en su posición, al mismo tiempo que comenzó a cantarle una cancioncilla a la muñeca, la cual apretujaba entre sus frágiles bracitos de niña buena.

Mientras cantaba, Natasha hacia bailar de forma muy graciosa a su muñeca, tanto que al final de la canción todos pudieron oir una especie de risilla dulce que provenía de su boca.

Dimitri dejó de jugar con su cochecito durante solo un minuto, sólo para levantar la mano hacia atrás, y señalar, sin girar la cabeza, una estantería con algunos libros desordenados.

Todos, el Sargento y los que estaban fuera, pudieron ver lo que sucedió dentro de la habitación de los niños.

Los libros comenzaron a temblar, a temblar junto con la balda de madera oscura que los sostenían. Uno a uno fueron cayendo al suelo, todos siguieron con la vista cada uno de los libros en su recorrido desde la balda hasta el duro piso de madera.

Todos cayeron, menos uno...

Un libro infantil, el que quedó sin caer, comenzó a flotar por el aire siguiendo los movimientos del dedo de Dimitri, el cual parecía que estaba dirigiendo una orquesta.

Después, de repente, Dimitri continuó jugando con el coche y el libro cayó al suelo... cayó al suelo abierto de par en par...

 

 

Cargando editor
20/04/2009, 18:03
Director

 

Traducción para los Rushkis:

Mi papá me mima,

mi mamá me ama,

mi abuela me quiere,

mi hermana me calma.

Montañas nevadas,

picos helados,

criaturas aladas,

hijos amados.

Estando colgados,

vemos venir,

a los seres alados,

deseando morir.

 

Cargando editor
20/04/2009, 18:03
Director

Karl: Pierdes 7 PV.

Te los descuento de la ficha.

- Tiradas (1)

Tirada: 1d8
Motivo: Daño Frío
Resultado: 7

Cargando editor
20/04/2009, 18:20
Grigori

 Niego a la mujer, no tiene que ser eso, y mas despues de ver lo que hace con su cabeza. Un vuelco le da a mi corazon y parece durante un segundo que se para que no sigue latiendo pero esta ahi casi helado lento en su bombeo hasta que por fin lo noto y me palpitan en las sienes. 

Miro a la niña y luego al niño, no quieren eso, quieren algo mas, pero el que. El libro, me quedo extrañado mientras rememoro las palabras que hay escritas ahi y que me recuerdan una infancia que no tuve... tendra algo que ver todo esto.... con lo que pasa en la casa si solo pudiera recordar lo que ocurrio realmente alli, para saber porque buscan ayuda...

Cargando editor
20/04/2009, 21:45
Director

-¡Huye! ¡Huye Hans! ¡Huye!

Es la voz de Pieter...

La sientes a tu lado...

Sientes como una de sus manos te coge por un brazo y te zarandea...

-¡Huye! ¡Huye Hans! ¡Huye!

Cargando editor
21/04/2009, 07:36
Grüber

Extracto del diario de Grüber-
Mis pies me pedían salir corriendo pero no podía permitirme que murieran  mas hombres.
Parecía ser capaz de sobreponerme a mi miedo cuando ese ser volteo su cabeza y nos miro con esos ojos.....hora se que por mas años que pasaran esa mirada me seguiría en mis viajes a los mundos de Morfeo hasta mis últimos días, duraran lo que duraran.
de mis labios solo salio un débil .... perdónanos padre por nuestros pecados, mi fe soterrada en los cimientos de mi cultura regresaba a mi como un amigo olvidado al que as ignorado pero te entrega su perdón.
Demasiada sangre manchaba las manos de todos y puede que sea algún castigo divino, pero tengo un gran motivo para vivir , tengo que salvar vidas!!!!!!!

Si conseguimos redimir y ayudar a la niña ella se marchara y conseguiremos regresar a mi amada patria lejos de estas frías estepas, la única vía de escape es ayudarles en la cosa inconclusa que se dejaron por hacer.
Tras meditar eso tengo muy claro un factor vital, dependemos de los rusos para un punto vital, traducir!!!
Alexeava!!... susurre.
 se que nos odias pero en este momento es irrelevante, tenemos que unir fuerzas para salvar todas nuestras vidas ¿serias capaz de traducir ese libro? por favor

 

Cargando editor
22/04/2009, 00:12
Karl

El Sargento no pudo hacer otra cosa que estar de pie junto a la puerta, abierta hasta sus topes, observando aquella tierna escena, que no encajaba para nada en ese ambiente de guerra.

El frió punzante de su brazo era ahora mucho mas intenso que cuando aquella fantasmagórica niña le hubiera soltado y era como si no pudiera abrir la mano para soltar su arma, o simplemente su mente no le permitía hacerlo queriendo aferrarse a ese sentimiento absurdo de protección que le daba su fusil contra el enemigo.
Sus ojos bastantes mas despiertos que el resto de su cuerpo no daban crédito a lo que estaba viendo, pero no parpadearon de una sola vez, mientras aquellos niños jugaran, por miedo a que desaparecieran una vez cerrados.

Tras observar lo ocurrido en aquella habitación algo pareció llamarlo y sin dudar mas de un instante dio un paso mas adentrándose en aquella ilusión, pues aquella estancia no podía llamarse de otra forma.
A pesar de que sus hombres gritaran a su espalda el no parecía escucharles, solo la voz de aquella niña retumbaba en sus oídos, mientras se agachaba para recoger aquel libro que había caído y miro aquella pagina que mostraba, abierto de par en par.
Se giro a sus hombres y sus prisioneros mientras que con la mano que no había tocado el espectro sujetaba el libro y perdía su mirada en aquel dibujo y aquellas letras que poco podía entender.