Siguiendo el gesto de su amigo, Rakas pasó a su vez el brazo por el hombro de Gliadel y continuó caminando mucho más tranquilo y sonriente. - No sé yo, quizás te hagas daño, las armas no son para niños...- El joven se rió mientras recibía un golpe en el hombro por par del clérigo.
Vale, vale, te enseñaré a usar la guja, aunque he visto como te fijabas en la maza, parecía un arma realmente buena. De todas formas será mejor que no nos retrasemos, conociendo a estos, Menzo es capaz de comerse todo y Gliriel seguro que ya está con la cerveza.- Con grandes zancadas entró de nuevo a la taberna donde parecía haber comenzado la fiesta.
Todos hablaban de cual sería nuestra siguiente etapa, cogiendo una jarra de cerveza esperó a que Ecthelion hablase. - Yo tengo una deuda con Galezas, me salvaron el culo hace algún tiempo y creo que le debo al menos investigar lo que nos ha comentado.- El bárbaro cogió un trozo de cordero con su puñal y le dio un buen mordisco. - Es una pena porque lo de los barcos podía implicar un buen botín, pero no tenemos tiempo para ambas cosas, quedé con los comerciantes que si nos interesaba pasaríamos en dos o tres días por Narbodel.
Rakas se encogió de hombres quitándole importancia al asunto mientras bebía y comía. - De todas formas lo de los licantropos será una gran gesta que cantar y los objetos que nos han mostrado son realmente interesantes, un buen pago sin duda.
Parece que ya están bastante decididos por donde van a seguir... Uds aclaran cuando se van "a dormir" y que hacen a primera hora "de mañana". Supongo ir a ver a Loren, pero ya veo que me sorprenden nuevamente.
Por ahora, siguen comiendo.
Esta vez el clérigo prefirió mantenerse al margen de la conversación. Escuchaba con atención a sus compañeros, jugando con la madera de la mesa mientras esperaba oír alguna voz disidente que nunca llegó.- Me habéis tocado la fibra, chicos.- Eleva la cabeza y dirige una mirada enternecida a sus compañeros. Luego, levanta solemne su jarra de vino, la cual no ha bajado su nivel desde que Noreen se la llenara, y propone el siguiente brindis antes de chocar su jarra con la del resto. - Por los amigos. Que matarían a un hombre lobo con las manos desnudas si con eso te ayudaran. -
El mediano amenizó al grupo con algunas de sus historias sobre hombres lobos y sus fechorías mientras tomaba jarras de cerveza una de tras de otra hasta que su voz comenzó a sonar distorsionada y apenas se le entendía. En cierto momento de la noche, un sonido seco indicaba que la cabeza de Menzo había golpeado la mesa con su propio peso; su brazo alargado aún sujetaba la jarra vacía. De su comisura salía un hilillo de baba. Estaba completamente borracho y se quedó dormido en aquella posición. Algunos de los allí presentes agradecieron que su voz estridente dejara de contar aquellas historias un tanto desangelantes que mucho tenían de leyenda exagerada y poco de verdad. Menzo roncába plácidamente y no despertó hasta la mañana siguiente.
OK, si nadie tiene más que decir, mañana (para Uds., hoy) al mediodia posteo como se despiertan en medio de la posada... mucho alcohol, jaja. SI quieren ir a sus habitaciones tienen algunas horas para postear.
Arza-El cuando vió que la fiesta se desmadraba debido al alcohol, decidió irse a su habitación. Aún no se había recuperado del todo y pensaba que un buen descanso en una cama ayudaría bastante. Aún así, cuando llegó a la habitación no dudó en poner la única silla que había contra la puerta para que no pudieran entrar, o si lo hacían que hubiera ruido para poder despertarse.
Después se echó en la cama sin más preambulos y en seguida se durmió.
Los brindis fueron sucediendose uno tras otro, una vez terminada la comida, no faltó bebida, quizás en exceso, pero sabían que aquella noche debían aprovechar pues la siguiente nuevamente estarían en marcha hacia nuevas aventuras. Aun Rakas trató de cantar en un par de ocasiones, el pequeño mediano alzaba su tono de voz de manera ostensible siguiendo o inventándose los estribillos, de modo que riendose finalmente dejó que su amigo tomara la iniciativa.
Al cabo de unas horas los compañeros se encontraban en mayores o menores grados de ebriedad, al parecer tanto el gnomo como el mediano habían sido los más perjudicados, aunque el joven bárbaro también tenía problemas para caminar recto. Sonriente se cargó a cada hombro a sus pequeños compañeros y a trompicones los llevó hasta una de las habitaciones donde los dejó durmiendo sobre los jergones.
Al volver con el resto se dejó caer sobre uno de los bancos que pareció quejarse ante su peso, durante unos segundos pareció que fuera a decir algo, pero las palabras parecían inarticulables, de modo que finalmente decidió permanecer callado asiendo con fuerza sus pertenencias y esperando que el sueño le atrapara más pronto que tarde.
Gliriel dejó de prestar atención a lo que había al rededor suyo luego de decir "relajáos hasta mañana". Luego se ocupó de la cerveza, hasta la hora siguiente, se ocupó de bajar las jarras que le enviaban con la mayor velocidad posible.
Luego de la octava jarra, comenzó a hablar solo, y en un momento comenzó a lanzar puñetazos al aire, gritando ¡Ven, no corras, cobarde!-para luego correr un par de metros, caerse al suelo y quedarse dormido.
Luego de eso, Rakas se ocupó de llevarlo hasta una habitación.