Partida Rol por web

Ocaso

Preludio: Cae el telón

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21/03/2012, 23:51
Narración

Le costó decidirse, pero al final, Iber logró convencerlo. Iber llevaba varios días hablando de un posible fantasma en un edificio residencial. Su optimismo era chocante y cuando se convencía, nadie lograba hacerle desistir en su intento. "Este tiene bastante pinta de ser en serio. A lo mejor esta vez tenemos suerte. ¡Que digo! ¡vamos a tener suerte!" le había repetido hasta el hartazgo, llevándole al borde de tirarle el teléfono un par de veces, sólo para lograr que se callara.

Connor no habría tardado tanto en decidirse de no ser porque Sam días antes, había quedado con una amiga para el mismo día muy a su pesar, y de nuevo fue Gordon quien tuvo que soportar las insistencias de Iber una y otra vez. Debía ser ese viernes, y no podía dejarse para otro momento. Con o sin Sam, tendrían que hacerlo, o Iber no iba a dejarlo tranquilo ya nunca más.

Y allí estaba. En la calle que Iber le había dicho, a la hora mencionada, esperando por dentro que la lluvia no rompiese de improvisto como era costumbre. Los edificios de aquella calle amplia se alzaban apretujados hacia arriba, haciendo gala de una arquitectura clásica a la que el muchacho estaba habituado. Los colores opacos y grisáceos reflejaban la escasa luz del día agonizante, mientras abotargados nubarrones se arrastraban aletargados en el cielo.

James no tardó mucho más en llegar, con un six-pack de cervezas en la mano y una sonrisa tímida. La investigación sin algo para beber simplemente no era igual, así que como parte de la tradición, uno de ellos traía las bebidas y el otro los instrumentos que necesitaban. Esta vez, como era lógico, era el turno de James, mientras que en su maleta Connor había llevado lo que creía necesario para la experiencia.

Iber no había querido adelantar demasiado del caso, de lo poco que Connor le había sacado, era que se trataba de una figura que había hecho su hogar en uno de aquellos edificios y que desde entonces le rondaba. Poco más había querido decirle, tratando de mantener un aire de misterio 'por el bien de la investigación'.

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22/03/2012, 00:20
James

James es quizás, quien más joven aparenta ser de entre el grupo. Es un muchacho de contextura delgada y cabello negro, cuyos rasgos faciales se dibujan delicadamente aunque sin rayar en lo femenino. Es guapo, aunque de caracter tímido, suele gesticular con medias sonrisas y observar distraídamente. James no brilla por su personalidad, pero es un buen tipo en el fondo.

Su acento, suave, le delata como del sur de Escocia, muy hacia la frontera, producto de una mezcla, ya que su padre viene del centro de Inglaterra y su madre es escocesa. Cuando habla, incluso, le es difícil evitar ciertos tonos bajos, como si se arrepintiera de sus intervenciones en medio de las mismas. Una especie de tic cómico que no le molestaba admitir.

-Hey Connor- saluda a su amigo sin ocultar su emoción. -Que te ha dicho Iber de este... ¿promete? no ha querido soltarme una sola palabra el muy cabrón...- pregunta con total familiaridad, al tiempo quen no se molesta en ocultar su impaciencia.

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22/03/2012, 00:41
Connor Gordon

Connor se encontraba en ese instante algo distraído, la voz de su amigo le hizo salir de sus pensamientos. Agito levemente la cabeza y una sonrisa se dibujo en su rostro involuntariamente mientras su mente luchaba por unir los retazos de información inconexa y formar el sentido de la oración sin que se notase demasiado que no estaba atento.

-Ya sabes como es Iber... -Comenzó, haciéndose dueño de sus propias palabras poco a poco.- Cuando se empeña en que un caso es "el bueno", no suelta prenda. Nos cita y si le intentas sonsacar algo como poco te arrea un puñetazo jaja. 

Le dio un amistoso puñetazo en el hombro, continuando con la comparación.

-Del ultimo tenemos algunas psicofonias bastante buenas, espero que con este de para unas cuantas semanas de charla en el muerto*.

Notas de juego

Eres de los que prefieren los posts, sin negrita y tal, o solo se te ha olvidado?

*Me parecia fatal no ponerle titulo al blog, así que se llamara "El rincón del muerto", y cariñosamente, el muerto a secas.

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26/03/2012, 22:06
James

-Je... je... lo sé bien- dice mientras lleva su mano al brazo derecho, dejándola un poco más de lo normal como si de repente recordara el último golpe que Iber también le hubiese dado en alguno de los clásicos debates del grupo.

-Vaya, yo alcancé a oír las primeras que me enviaste. Creo que podría jurar que está pidiendo algo, pero tiene un acento extraño...- dice mientras observa hacia al frente. -A lo mejor es el fantasma de un australiano, seguro que eso explica porque no se puede entender tan bien lo que dice- apunta haciendo un poco el payaso.

-Es una lástima que Sam no esté aquí, ¿no? a veces creo que es la única que nos aterriza en cuanto empieza a írsenos la olla...- dice con una sonrisa avergonzada, seguramente por derrochar imaginación cuando de teorizar sobre fantasmas se trataba.

Notas de juego

No se me ha olvidado, ya informaré de ello en el off-topic :)

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26/03/2012, 22:12
Iber

-¿¡Que pasa tios!?-

El saludo llega de sorpresa por detrás, con cierta fuerza Iber ha agarrado a James y a Connor llevando sus brazos a los hombros de cada uno. -¿estáis preparados? he contado con una suerte E-NOR-ME. Me vais a amar por esto- comienza su introducción sin hilo lógico, como si sus dos amigos hubiesen estado allí desde el principio.

Iber tiene un aire joven, una corpulencia propia de un legado escocés y una resistencia que nada tendría que envidiarle a los legendarios highlanders de Escocia. Es por unos centímetros, el más alto del grupo y el más arriesgado, por lo que James y Connor saben. Rubio de ojos de un azul suave, casi grises, con un cabello parece ser ser un producto de su ánimo, arreglado con cierto esmero adicionan en algunas ocasiones, e inatendido por completo en muchas otras. Suele tener a veces la mala costumbre de mirar fijamente mientras cuestiona, otorgángose de forma inadvertida un porte intimidante y autoritario, que no deja de ser más que la fachada de un compañero leal y sincero.

-Estoy seguro que vamos a obtener mejores que con las psicofonías del último. No sólo eso, éste es... lo siento, se huele en el aire...- dice inhalando en teatral manera. El acento de Iber es del norte, más marcadamente escocés que el de sus dos amigos, choca con ciertas expresiones y rudeza que completa la ilusión de su aire barbárico, valiente y decidido. -Y entonces Sam se va a arrepentir de no haber venido... dice sonriendo, como si se tratara ahora de un niño pequeño haciendo gala de un nuevo logro.

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27/03/2012, 16:08
Connor Gordon

Connor rió con una cristalina carcajada.

-¿Australiano? ¿Que va a hacer un australiano por aquí? Seguro que es alguien que murió de una buena borrachera, tanto que aun le dura jaja.

De pronto Iber apareció, como era habitual de la nada, era soprendente que con lo bruto que era fuese tan sigiloso, pero así era. El muchacho le lanzó una mirada excéptica en plan broma, quería bajarle un poco los humos, nada fuera de lo normal.

-Venga ya, siempre dices lo mismo Iber. Los tuyos siempre los mejores ¿no? Pues te recuerdo que el "definitivo" de hace un mes, tan solo fue niebla y mas niebla. Allí no se movía ni el aire, tío. -Poniéndose algo mas serio, aunque no mucho mas, continuó.- Si, es una pena que Sam se lo pierda... Pero en fin, el espectáculo debe continuar.

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29/03/2012, 21:09
Iber

Iber ríe sarcásticamente mirando a Connor fijamente. -Muy gracioso...- dice de manera exagerada. - No es mi culpa que esa sombra en forma de lobo que se vimos no quedara registrada en la cámara. James también lo vió también. Jodido, te he dicho que era real como un millón de veces- dice mientras James esquiva con la mirada sin respaldar a Iber esta vez. El último 'definitivo' de Iber le había dado sus paranoías a James, quien al final casi terminó convencido de haber visto como en las tinieblas una lupina silueta se formaba.

Al final, la objetividad con que Connor intentó retomar su testimonio y la racionalidad de Sam terminaron por darles la razón. Iber nunca protestaba más allá y había aceptado el veredicto negativo. Bromear y quejarse era su forma de sobrellevar la frustración de otra cacería sin éxito.

-Este es en serio. Lo puedo sentir, tengo una corazonada. Me han contado las historias de este... resulta que es el supuesto fantasma de un viejo ¿me seguís?- relata la introducción bajando la voz, haciendo un tono grave a propósito, favoreciendo un poco a la ambientación. -El viejo vivíó en su departamento por muchos años, ya sabéis, un viejo cascarrabias y misterioso. Sin familia, que no salía más de lo necesario. Murió allí hace cosa de algunos años y desde entonces... mira tú, que se ha dicho de todo, los vecinos sienten como si viviera allí, y algunos dicen que le han visto- su voz muere en un susurro misterioso y dramático. Muy propio de IBer.

-Entonces, resulta que además el tío que es el conserje del edificio del vejestorio es cliente del taller. Me ha contado todo el cuento y le he dicho que somos una especie de detectives de lo paranormal. Le ha molado un montón, así que le he hecho un precio especial a cambio de que nos dejase entrar al piso donde vivía el anciano. ¿A que soy genial eh?- dice orgulloso.

James sonríe con sincera emoción y voltea a mirar a Connor también, a la espera de su reacción.

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02/04/2012, 18:53
Connor Gordon

Connor contesto antes de que Iber comenzara con la historia del fantasma.

-Tío, era tarde, estábamos allí como 3 horas, al final uno tiene tantas ganas de ver algo que simplemente lo ve... -Viendo la cara de mala baba que se le ponía a Iber por momentos, alzo una mano para que le dejara terminar.- No digo que no lo vieras, no te mosquees, pero ya sabes como es esto. Lo decidimos al empezar, si no queda registrado en ningún sitio no lo damos como bueno. ¿Si no que es lo que nos diferencia del resto de paginas de mierda que no paran de decir "juro por mi madre, que mi abuela se apareció, mi primo también lo vio" jajaja.

Al final prácticamente se enganchó con uno de sus brazos a los hombros de Iber.

-Venga hombre, que sabes que me encanta hacerte rabiar, cuando te pones así me lo dejas a huevo. Cuéntanos la historia de este, ahora en serio.

El muchacho atendió a la historia que ahora contaba su amigo, de vez en cuanto intercambiaba miradas con James para ver que le parecía y asentía con la cabeza, lo cierto es que tenia gancho, podían sacar algo bueno.

-Esta vez te has lucido, cuando tienes razón tienes razón, pues no perdamos tiempo, vamos a ver que de verdad hay en esos rumores.

Notas de juego

Siento el retraso, pero este finde casi no he parado por casa :p

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02/04/2012, 19:34
Narración

Iber sonríe enormemente. -Lo sé, estás deseando molar tanto como yo ahora mismo- dice con sorna mientras señala. -Ea, vamos, es justo allí, nada lejos- dice mientras señala uno de los edificios sin mayor precisión, por lo que ambos terminan por seguirle. James parece curioso e intercambia un par de miradas con Connor.

-De verdad parece que promete. ¿Eh? Mejor que la niebla perruna- dice James bromista, mientras Iber le lanza un gemido ronco en respuesta caminando hacia el sitio.

La calle es amplia, es una doble vía no muy transitada, pero bastane libre para que haya algunos vehículos aparcados y otros autos transitando con entera normalidad. En la dirección contraria, un camión de mudanza está aparcado silencioso, obstruyendo la vista de los edificios del otro lado de la calle.

Las edificaciones se alzan imponentes y apeñuscadas, a manera de colosos de piedra y vidrio en una eterna y pétrea lucha por alzarse hacia el cielo, muro a muro, parecen sostenerse en un esforzado equilibrio que no a cambiado a través del paso de los años. Estos ciclópeos gigantes de piel oscura y rocosa, de grisáceo opaco que ha recibido cientos de años de sol y humedad están coronados por largos y negros apéndices que nacen de sus techos y se extienden hacia arriba: chimeneas retorcidas y oscuras que rasgan el aire en los frios invernales vomitando columnas borrosas de humo blanco y negro. Connor recuerda bien, cuando pequeño solía observar las espectrales siluetas que mutaban al compás del viento, con tintes antropomorfos en algunas ocasiones, con aire de demonios danzarines y burlones en muchos otros.

-Es este- señala Iber cruzando la calle, seguido por James y Connor. El edificio no se diferencia demasiado de los otros, un número 12 es la única indicación. La entrada es una enorme puerta de madera marrón doble que descansa perezosa y cerrada, hacia arriba, al menos 6 pisos se levantan, con varias ventanas acortinadas. Connor puede notar a una mujer de cabello castaño que parece distraída mirando hacia el cielo y no le nota allí abajo. Iber toca el intercomunicador para presentarse con una voz seca que le contesta.

-¿Que pasa tío? soy yo, Iber, el del taller...- dice. La voz parece asentir cambiando su tono grave por uno más animado y un zumbido eléctrico señala que la enorme puerta se está abriendo. Como en la entrada de una mítica catacumba, de un calabozo cargado de tesoros, los tres jóvenes se adentran para encontrarse frente a un pasillo estrecho. El suelo es una masa irregular tallada en roca en un intento de hacerla plana y transitable, y acaba abruptamente en una escalera que se adentra en una suerte de espiral cuadrada hacia arriba. El sitio huele a arena y a humedad, algo bastante común en los inmuebles como aquel. Hay una pequeña puerta de madera que sobresale a la derecha del pasillo, antes de las escaleras, que en algún momento habría estado pintada de verde y que ante los ojos de los chicos, se presentaba con tonos decadentes de madera descubierta y desnuda, expuesta impunemente a la vista de todo el mundo. Una pequeña placa negra rezaba "Keeper"*. Iber no espera, impaciente, toca la puerta.Connor observa hacia atrás y ve, mientras la puerta de entrada se cierra, como un auto verde oscuro se estaciona frente al edificio.

Un hombre de mediana estatura abre la pequeña puerta. Su rostro refleja unos treinta años, quizás más. Su rostro es abrupto y abombado, su nariz parece torcerse levemente hacia un lado, y sus ojos pequeños y apagados son de un tono indistinguible entre el negro y el marrón. Su boca está surcada por una arruga permanente que la rodea, mientras una barba incipiente se expande por sobre su irregular cutis. Su frente amplia está coronada por una calvicie prematura, un matorral de cabello castaño deja entrever los tonos lívidos de su cuero cabelludo. Lleva una camiseta blanca cuyo motivo se ha desdibujado ya, un abrigo marrón, y un pantalón de sudadera.

Notas de juego

* Conserje, por supuesto.

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02/04/2012, 20:10
Conserje

-Hola muchachos- dice con una sonrisa, revelando una hilera de torcidos y amarillentos dientes. Su voz es flemosa y abultada -¿Cómo estáis?. ¿Así que este es tu equipo Iber? ¿venga, que sois algo jóvenes no?- dice con un marcado acento británico, seguramente del centro de Inglaterra y no de la región escocesa. -Soy Jacob, encantado- dice estrechándo la mano a James y en seguida a Connor.

-Contadme chicos... ¿que pensáis hacer exactamente?- dice mirando a Iber primero, e Iber solo lanza una mirada a Connor, es él quien conoce más de la parte técnica. James se mantiene serio y hace lo mismo, lo que es un claro indicador de que esperan que sea el moreno el que tome la palabra.

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03/04/2012, 11:10
Connor Gordon

Llegar hasta el edificio en cuestión fue apenas un paseito, durante el cual las conversaciones entre los muchachos iban y venían tratando temas sin demasiada importancia como la cantidad de visitas del blog o rememorando algún otro caso particularmente entretenido.

Al fin estaban frente al edificio y cuando Connor tuvo que hablar contuvo el aire por un momento. Aunque siempre lo disimulara muy bien, a medida que se acercaba el momento siempre se ponía de los nervios, en el fondo el también esperaba siempre que alguna de sus investigaciones fuese una revelación. 

-Soy Connor. -se presentó, cuando estrecho la mano con Jacob- Bien en realidad básicamente lo que hacemos es esperar. Tenemos grabadoras, sensores, cámaras lo colocamos todo y esperamos a que algo pite.

Sonrió para si mismo, contado así parecía hasta cómico. Continuó, con un tono calmado y mas lento que cuando hablaba con sus amigos, quería que le tomaran en serio y dar sensación de profesionalidad.

-En realidad ese es el apartado mas técnico, rara vez ocurre nada mientras estas en el lugar, el verdadero trabajo viene luego en comprobar detenidamente todo y ver si hay algún tipo de sonido o imagen valido, y si se les puede dar una explicación o no. También llevamos una... -Se descolgó la mochila de un hombro, y la abrió dejando entrever una tabla de madera.- ouija, para comunicarnos, si es que nos responden. Si todo marcha bien es probable que tengamos que venir otro día, para.... "contrastar" información.

El chico era consciente que a la mayoría de la gente no le interesaban esas cosas o le podían parecer aburridas, pero el había preguntado, si se esperaba que fueran a montar un exorcismo o algo así, andaba muy desencaminado y lo quiso dejar claro.

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04/04/2012, 21:58
Narración

El hombre asiente, más por cortesía que quizás por comprensión de lo que harían. Sólo abre los ojos cuando Connor muestra la tabla Ouija, interesado.

-Pero no será peligroso eso, ¿no?- pregunta algo inquieto.

James niega vehemente en respuesta, escondiendo hábilmente tras de sí el pack de cerveza. Iber toma la palabra.

-No, hombre, no, que es un procedimiento 'estandar'- dice tratando de usar terminología técnica para no darle largas al asunto. -Es un medio de comunicación, suele dar muchas veces resultado negativo, no va a pasar nada malo, somos casi profesionales- dice sonriendo con orgullo.

El hombre parece tranquilizado por las palabras de Iber.

-Ya sabéis chicos, tengo que verificar esto... ¿eh? que no vayáis a usar el apartamento para cosas raras- y saca de su bolsillo una llave plateada que entrega a Iber.

-Me pasaré a ver como vais en un rato, tengo algo que hacer antes, pero podéis adelantaros. Me causa bastante curiosidad esto que hacéis- agrega sonriendo. -Es en el cuarto piso, la puerta es la única que no tiene placa.- explica.

Iber agradece tras tomar la llave y cuando el conserje se adentra de nuevo, sonríe triunfal, mostrándola como si se tratara de un trofeo. -como mola...- dice emocionado. James responde con una enorme e indeleble sonrisa en su rostro.

Al mismo tiempo, la puerta principal del inmueble se abre. Un hombre de cabello castaño, de aire maduro y ojos azules ingresa con paso lento. Su porte emana cierto orgullo, es quizás el porte de un maestro. Su rostro refleja una seriedad reflexiva. Saluda a los jóvenes con un claro acento escocés, y estos le responden apenas mientras se lanzan a grandes zancos escaleras arriba dejando atrás al recién llegado.

Cada piso tiene tan sólo dos puertas, separadas por el corredor atravesado en el medio por las escaleras hacia arriba y hacia abajo. Todas las puertas exhiben ese color verduzco apagado que da hacia el exterior, marcadas todas con una placa que muestra los apellidos de los residentes actuales. Iber pide silencio al llegar al cuarto piso, los demás asienten y buscan la entrada. La puerta del apartamento en cuestión, tal y como el conserje lo había advertido, no estaba marcada, la lámina metálica había sido retirada hace no mucho, dejando en su lugar una sombra descolorida y visible sobre la madera..

Iber continúa con la iniciativa, inserta la llave en la cerradura y la gira lentamente hasta oir un 'clic'. La puerta se abre con un carraspeo ronco y atenuado.

 

El sitio está sumido en una oscuridad artificial. Gruesas cortinas que han recogido suciedad durante bastante tiempo están cerradas, bloqueando la mayor parte de la luz que intenta vanamente colarse por las ventanas. Sombras débiles se extienden por todo el lugar, vertidos como una una delgada película de grises opacos que lo cubre todo, sobre la que una consistente capa de polvo se ha ido también acumulando. La escasa claridad se filtra por espacios insignificantes entre los doseles.

Hay una colección de montículos revestidos de sábanas que fueron blancas en algún momento, como estátuas talladas por toda la estancia, estos cadáveres de muebles descansan prisioneros del abandono. Lo más cerca a la entrada es lo que sería la sala de estar, identificable por los lejanamente familiares bordes rectangulares que se exhiben de los divanes de buen tamaño, mientras en el centro, descansa una especie de caja o de mesa pequeña, apenas elevándose del suelo.

Contra la pared, se apoyan un par de cuadros descolgados y girados, escondiendo sus motivos y trazos en lo que parece ser una vergüenza artificial producto de su indiferente posición. Un segundo mueble, del tamaño de un aparador, está cerca a la ventana, pegado contra el muro en cara a una mesa de madera desnura y decrépita por efecto de varios años estancada en el mismo sitio, despojada de sus sillas, abandonada a su suerte en medio de la soledad de la sala. Entre ésta, y el aparador bajo otro cobertor, descansan un par de cajas medianas de cartón, mal cerradas; el material de las mismas se arquea en tonos oscuros y decadentes, heridas supurantes remanentes de la humedad.

Tras el primer paso se puede sentir un soplo del aire viciado, vapores irritantes cargados de partículas de suciedad y olores estancados en los restos de aquella vivienda. Por un instante, en la mente de los jóvenes se dibujan también las esencias repugnantes de la muerte, pensamiento que desechan inmediatamente como producto de una imaginación activa y la emoción propia de la cacería. El lugar es amplio, un pasillo se abre paso hacia el fondo, donde cinco puertas marrones permanecen cerradas, dos a cada lado, una al fondo. Junto al susodicho pasillo, hay una puerta hendida en la pared, sin pomo, bloqueando el paso sin mayor resistencia hacia lo que se puede suponer, es la cocina del apartamento.

El silencio atronador de la fascinación y el ambiente que envuelve a aquel sitio es roto por James. Un susurro forzado sale de su boca.

-Pongamos las cosas en la mesa- dice mirándolos a ambos.

-Connor, ¿y si miramos si quedan cosas del viejo que vivía aquí? así sabemosa quien esperamos...- añade Iber, también susurrando.

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05/04/2012, 18:03
Connor Gordon

Cuando dejaron atrás al conserje tras asegurarle que el piso estaba en buenas manos Connor puso los ojos en blanco, comentándolo con sus amigos en voz baja mientras subían por las escaleras.

-No se para que pregunta, no se ha enterado de nada y de lo que si que se ha enterado parecía como si fuésemos a hacer algún ritual satánico.

Al llegar al piso observo en detalle, sin duda el olor a viejo aun quedaba. Connor camino por la estancia principal, para familiarizarse con la distribución del lugar y pensar donde ir poniendo las cosas.

-Si, James empieza a montar en la mesa y mientras Iber y yo vamos a revisar un poco de la casa a ver si nos podemos hacer una idea de como era este tipo y de paso iremos colocando alguna grabadora y algún sensor por las puertas. 

Añadio, en el mismo tono bajo que sus compañeros.

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10/04/2012, 20:12
Narración

James asiente y toma la maleta que Connor trae. Iber acompaña a Connor hacia el pasillo mientras parecen sortearse la habitación a revisar. La mirada de Iber parece reflejar una mezcla entre emoción y escalofríos, la misma que parece evocar aquellos sentimientos, aquel miedo impalpable entre las sombras del decadente manicomio abandonado en donde se hiciesen amigos por primera vez. Ellos, los tres.

Iber señala una puerta, más por caprico que por reflexión, y ambos se deciden a entrar. La más al fondo, al costado derecho del pasillo. La puerta se abre sin problema, agitándose con una tos seca y carrasposa que se opone a intervalos a ser empujada. Finalmente cede, revelando una amplia habitación que haría de estudio para el antiguo habitante.

Vapores secos y polvosos se filtran ahora, mezclándose con cierta esencia más viciada que en la sala, ciertos rasgos de naftalina y madera humedecida aparecen y reaparecen a cada respiración. La iluminación moribunda de aquella biblioteca es el producto del defectuoso filtro que ejerce una cortina menos gruesa que la de la sala, pero que le otorga a la poca luz una cualidad anaranjada y mortecina  que se refleja por toda la habitación.

El lugar está bastante desordenado, dos enormes estanterías se juntan en la esquina, revelando más espacios vacíos que libros. La mayoría de los ejemplares que restan son libros en perfecto inglés, novelas de los años 20 y 30, de lomos carcomidos y descoloridos, y de páginas amarilleadas, indicando que el envejecimiento de aquellos textos era seguramente una marca visible aún cuando el dueño vivía. Cada piso de aquellos libreros de caoba oscura, ostentan también una gruesa capa de polvo que nadie se había tomado la molestia de retirar ya. A sus pies, dos cajas descansan, soportando también suciedad de algunos años.

No muy lejos de allí, la pared desnuda muestra el sitio donde dos pequeños cuadros dejaron su huella, ahora ausentes por completo. Junto a la ventana, un escritorio sólido de un tono más claro (aunque igualmente opaco) que las estanterías, con dos firmes cajones. De terminaciones abruptas y geométricas, ausente de círculos, curvas lisas o motivos algunos. Sobre su superficie, el vacío deprimente de obras y papeles que ya no están y que en su lugar, sólo queda más polvo.

-Ale Connor... ¿con que vas a comenzar?, el viejo debe tener una foto en alguna parte...- murmura Iber rompiendo una vez más el aire místico y lúgubre de aquel refugio abandonado.

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19/04/2012, 15:58
Connor Gordon

Connor observó con cuidado el lugar, los olores y apariencia era de lo mas tétrico. Siempre le sorprendía ver estas cosas, pero estaba convencido de que era su propia mente la que le hacia las jugadas. Era el estudio de un muerto, antes de entrar ya esperas que sea así y cuando entras... Tu propia mente se encarga de que sea así.

El estudio realmente le llamo la atención, era evidente que hacia mucho que nadie limpiaba aun así se podían apreciar marcas de papeles. Miro por el suelo y alrededores, a ver si se habían caído de la mesa por cualquier razón y aun estaban en la estancia.

-Mira Iber... Marcas de papeles, ¿Crees que alguien ha estado aquí antes que nosotros y se han llevado algo? 

El muchacho hablo como si no hubiese escuchado las palabras de su amigo, aunque después las pesó y reacciono.

-¿Que es eso de por donde voy a empezar? Tu también tienes que abrir cajas a ver que hay dentro, aquí o nos llenamos todos de polvo o no tiene gracia.

Mientras se dirigió a una de las cajas y comenzó a levantar las solapas del malogrado cartón, para descubrir que guardaba el interior.

 

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21/04/2012, 19:20
Narración

-Ya, como digas, jefe- responde Iber, sardónico, mientras toma la caja a tu lado a hacer lo propio.

El cartón cede fácil, sin resistencia, mientras una suesión de papeles y pertenencias atesoradas se deja paso. Lo primero que encuentra Connor son viejas anotaciones sin ningún valor ni sentido, cifras, nombres y comentarios escritos en letra estrecha y pegada que hace difícil su comprensión, todo relativamente reciente. Deposita a un lado los papeles mientras se encuentra con varias publicaciones, revistas que delatan una vida con cierta afiliación política, pero cuyo número más reciente data de 15 años atrás. Las cubiertas están desgastadas y el papel de las mismas parece haber ganado un tono rugoso y seco con la edad.

Sin muchas ganas de ojear aquello, pasa hasta llegar a una pequeña caja metálica con repujados metal, cuyo color se ha ido perdiendo, dejando parches en rojo y amarillo cobrizo que separados como si se trataran de las piezas de un cromático rompeabezas flotando sobre el plateado metal. Connor toma la caja y la abre lentamente, produciendo el mismo sonido que una cámara sellada al vacío al abrirse. Se encuentra con más papeles, todos con un aspecto increíblemente envejecido, de tonos ambarinos y marrones, con la huella de una decrepitud malsana en folma de grietas y remiendos sobre la que largas frases se extienden en tinta negra. Eran cartas, cartas que se extendían enormemente, con señales de haber sldo dobladas. Y al final, algunas fotos en sepia.

En cuanto Connor toma las fotos, un resplandor blanquecino ilumina la habitación. El tiempo y su respiración se detienen, el joven y su amigo observan hacia la ventana. Notan entonces el fuerte y ahogado repiqueteo de cientos de gotas sobre la ventana: Afuera, llueve fuertemente.

Iber se encoge de hombros sin más, removiendo igual cantidad de basura y trastes sin interés. Connor regresa a las fotografías en su mano. En una aparece un hombre adulto, delgado y alto que roza los cuarenta años, su rostro muestra una sonrisa disimulada, de cabello corto y oscuro. Luce un abrigo negro y unos pantalones que destilan cierta elegancia, mientras que detrás de él, la arquitectura imponente de un edificio que el joven estudiante no llega a reconocer le llama la atención. En la siguiente foto, el mismo hombre aparece junto a un sujeto algo más bajo y rubio, con un gran bigote. Detrás de ellos hay lo que parece ser un parque. En la siguiente instantánea, encuentra de nuevo al mismo hombre que ha estado en las dos anteriores y una chica rubia, bastante más baja, delgada y con cierto aire enfermizo. Lleva en el cuello un pañolón y usa un vestido largo con motivos florales. El fondo resulta ser el mismo de la segunda imagen.

Estando absorto, los descubrimientos de Connor son interrumpidos por Iber.

-Tio, mira esto- dice su amigo con una sonrisa enorme en su rostro. Se encuentra de pie junto a su amigo, quien continúa agazapado. El rubio sostiene una caja de madera oscura y cerrada, la misma que recuerda, suele usarse para guardar puros. -Es nuestro día de suerte- dice bromista con la intención de abrir el improvisado cofre.

Sin mayor contemplación, procede a destapar la caja, y su expresión cambia, mutando en sorpresa. -Eh ... esto no es exactamente lo que tenía en mente- dice con voz lenta, pasmada. Connor se levanta atraído por esa afirmación, la mano de Iber se introduce en la caja...

Y entonces Connor lo escucha. Su amigo parece respirar profundamente, una inhalación forzosa y preternatural que viene acompañada de una cacofonía irreconocible y profunda, algo que hiela la sangre del mismo Connor, quien no podría definir bien lo que ha ocurrido.

Durante escasos instantes, Iber está petrificado, su mano se ha movido sacando de aquel estuche lo que parece ser un cuchillo o una daga, cuya hoja blanca e impecable parece brillar con cierta extrañeza propia, el mango está rodeado por la enorme mano de Iber, en un abrazo férreo. Iber da dos pasos hacia atrás, el contenedor de madera cae, mientras  él se lleva su mano libre hacia los ojos, como si algo le molestara.

-E...estoy bien- dice. Y es lo último que alcanza a escuchar Connor. Es lo último que alcanza a comprender.

En dos instantes, la situación cambia de forma inesperada. El brazo de su amigo, el mismo que sostiene la daga, se tensa hacia al lado atrás y pronto una señal se alarma se enciende. Es demasiado tarde. Como un destello fugaz, la hoja vuela con rapidez y Connor no siente más que una caricia fría en su cuello. Apenas le ha tocado. Abre la boca en sorpresa, y comienza a sentir como su respiración se hace pesada y pegajosa. Percibe la calidez que se escapa por su herida. Sus roncos intentos por respirar se ahogan en gemidos de confusión y sorpresa. Iber está allí de pie, frente a él, con la manga de su camiseta salpicada de sangre, consu mirada perdida, con ese aura de incomprensión y terror...

Connor cae de rodillas, con sus manos intenta inútilmente frenar la hemorragia. Gritaría, pero cada palabra, cada idea, parece ahogarse en su frenético intento por detener la vida que se le escapa. Iber no está ya frente a él, no lo ha visto partir. Todo da vueltas, el mundo parece rodar vertiginosamente y el joven lucha por no caer de bruces y extinguirse en un último suspiro.

Una voz le golpea los oídos, una voz suave llega, sus palabras parecen agrandarse y encogerse. Es James, James está en la puerta.

-Chicos, he terminado de...- y de repente sus ojos se posan sobre su agonizante compañero. Su rostro se desencaja en una expresión de terror primordial, mientras deja caer lo que llevaba en la mano. El golpe sordo, el ruido metálico de piezas, la voz de James

-...Pero qué... ¡CONNOR!-

Se lanza sobre su amigo, en sus ojos hay pánico, nada puede hacer. Un torrente de sangre ensucia la habitación, y Connor siente frío. El aire tiene la esencia de ecos femeninos que parecen jugar con su mente. Sus fuerzas le fallan, el tacto de su compañero parece hundirse en un entumecimiento que le aterroriza. Está muriendo. Su mirada se pierde en el dintel de la puerta, mientras se sacude en estertores de sangre y oxígeno. Una silueta, una silueta femenina se materializa entonces, a la entrada de la habitación.

¿Sam?

La muerte le juega una última broma y antes de que sus sentidos se desvanezcan por completo, una sombra oscura se lanza sobre la presencia en la puerta. Una sombra violenta, la sombra de su propio asesino...

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23/04/2012, 16:57
Connor Gordon

Suspiró mientras comenzaba con la caja, no por las quejas de su colega Iber, si no por que ahora venia la tediosa parte de revisar viejos papeles y documentos que no aportarían nada.

Pero el chico se puso con ello, y como si de una profecía se tratase sus predicciones se cumplieron. Papeles y mas papeles sin el menor valor, por suerte pudo dar con las fotos que amenizaron la búsqueda, de ellas podrían sacar algo seguro. Hasta que Iber hablo, y todo cambió bruscamente.

-E... estoy bien. -Había dicho su amigo.

-¿Seguro que te enc... -Todo fue muy rápido, el final de la frase no fue con palabras, mas bien las suplantaron un siniestro silbido combinado con un extraño gorjeo a medida que la sangre comenzaba a brotar.

Connor trataba de retener la sangre en su cuerpo, como si sus manos de alguna forma tuviesen esa capacidad de retener la hemorragia, mientras los sonidos sordos van llegando, cada vez que la garganta intenta introducir aire en el cuerpo inútilmente. El cuerpo ya no soporta el peso y las rodillas ceden.

Pero ante ese horroroso sufrimiento del cuerpo, la mente encuentra la calma con viejos recuerdos...

Ve a sus padres, con los que siempre habia compartido malos y buenos momentos, ahora solo había sitio para los buenos. La imagen de sus padres se le antoja como si fueran ángeles llenos de luz. Su madre, que siempre estaba fuera de casa por el trabajo y en la ultima etapa de su vida apenas si la veía un par de veces al año, pero en su mente era aquella mujer que a pesar de sus falta de tiempo siempre preparaba su tarta favorita para el día de su cumpleaños. Su padre, ahora lamentaba que hubiese pasado tanto tiempo desde la ultima vez que le vio, siempre le había dado amor y apoyo...

Todo se volvía difuso en la realidad, los sonidos se amotiguaban, el aire pesaba sobre sus hombros pero su mente era cada vez mas ligera.

Vio a la pequeña Sam, en aquel parque, ¿cuantos años tenían? 5 como mucho... Ya era preciosa, ya deseaba tenerla a su lado, pero aun pasaría mucho tiempo antes de que se atreviese a hablarle o si quiera a acercarse. Recuerda con 16 años cuando empezaron a salir, un momento lleno de felicidad cuando el si broto de sus labios, le había parecido una eternidad, en ese pequeño fragmento de tiempo se le paro completamente el corazón, justo como ahora.

Sentía su propio pulso en la herida, en la sien, como si le golpeasen y sentía como disminuía de intensidad como la vida escapaba de su cuerpo. Iber ya no estaba frente a el y le pareció escuchar la voz de James.

Ahora estaba en aquel manicomio, donde había conocido a su mejor amigo, a quien le había arrebatado la vida. Sam y el tardaron meses en decidirse a ir, y aun así estaban aterrados en su interior. Al ver a Iber, se le antojo como un héroe, debía ser el hombre vas valiente que había conocido para ir allí solo y recordaba las primeras palabras que les había dirigido "Habéis elegido un mal lugar para venir a enrollaros" Cada vez que lo recordaban se morían de la risa.
Y James, ese chico tímido, ese diamante en bruto, ahora lamentaba no haberlo apoyado mas para que perdiese la timidez, tenia tanto que ofrecer al mundo, tan solo tenia que atreverse a abrirse.

Frío, mucho frío, un chico llora y grita aterrado. Es James.

-No te preocupes, no hay nada que puedas hacer, no te mortifiques.

Su mente lo piensa, pero sus labios no se mueven, voces le llaman, una imagen de... ¿Sam? ¿ella también se encontraba allí? Intenta levantar la mano hacia ella, mostrársela a James, y lo mejor que consigue es un espasmo de su brazo derecho.

El último recuerdo era para Sam, la recuerda justo antes de salir de casa.

-Sabes que no puedo ir, mañana tengo examen... y tu también, deberías quedarte a estudiar conmigo y lo sabes. -su voz era como un regalo del cielo.

-Pero Iber dice que es el definitivo.

Una sonrisa picara se dibujo en el rostro de la chica mientras sus ojos se ponían por un instante en blanco.

-Para Iber siempre es el definitivo -bromeo entre risas.- Estas convencido de que si no vas, no van a saber que hacer ¿verdad?

-Yo no tengo la culpa de que sin mi las cosas se desmoronen, Iber se pondría a dar ordenes como un loco y el pobre James, las obedecería sin rechistar. Ya estudiare por la noche, cielo.

Y se besaron, no fue un beso demasiado especial, era un beso de despedida como el que se daban todos los días al serpararse. Solo que esta vez era realmente un beso de despedida.

Dejaría el mundo, pero lo dejaría en paz con esa preciosa visión de su amada. Hasta que esa sombra se abalanzo sobre ella.

-¡No!

Quiso gritar, levantarse, impedirlo... Pero la fría noche le envolvía.

Notas de juego

Bueno fue un placer jugar en esta partida, lastima que mi personaje haya terminado así, espero que coincidamos en otra pronto.