Tras mi presentación, salgo al escenario. No he de ponerme nerviosa, me he preparado mucho para ello, así que, me coloco en el centro del escenario miro al público unos instantes y realizo mi pose inicial a espera de que comience la música, con mis manos cruzadas cerca de mi cara y mi cuerpo ligeramente inclinado.
Tras los primeros tonos musicales muevo ligeramente los dedos de mis manos y luego arqueo los brazos con suavidad, moviendo mi cuerpo como si bailara con las olas del mar. Me sigo meciendo al son de la dulce melodía, pero con más movimiento… doy alguna vuelta precisa, un juego de manos, unos ligeros pasos como si tocara las notas con la punta de mis pies.
Me siento feliz y en calma bailando, estoy muy segura sobre este escenario. Me dejo llevar y cierro por un momento los ojos, sintiendo las notas en el interior de mi cuerpo, fluyendo junto a la sangre. ¡Chas! Suena un golpe de música y realizo otra de las poses, abriendo bien los ojos, y luego sigo danzando suavemente por todo el escenario… a un lado… al otro…
Mis movimientos son suaves pero ligeros y precisos como la marea en luna menguante. Voy aumentando mi velocidad sobre el escenario hasta que la melodía vuelve a decaer y se escucha lenta y suave. La sigo… voy detrás de ella bordeando el escenario y realizando unos giros mientras muevo los brazos entrecruzándolos y estirándolos con tal delicadez como si se fueran a romper en mil pedazos.
La música va calmando más y más hasta que llega el final y con ella mi actuación. Con las últimas notas alcanzo danzando el centro del escenario de nuevo y tras un medio giro realizo la última pose, igual que la inicial, al mismo tiempo que se percibe la última nota de la melodía.
Tras unos segundos paralizada en mi pose, me reincorporo dirigiéndome al borde del escenario y saludar cortésmente a mi público. Tras sus aplausos me vuelvo cara al escenario y camino con suavidad hacia la salida del escenario.
Como al final de la actuacion anterior, Otomo manda a Hideki a hablar con la joven que acaba de actuar. Si bien, estais seguros, porque todos la conoceis de este mismo dia, que el señor Otomo no la conoce de nada.
Tras bajar del escenario, varias personas, otros artistas te felicitan y te dicen que la actuación ha sido un éxito. La gente aplaude de manera agradecida, pues tu baile ha sido estupendo.
Pero no tarda en llegar le mismo viejo que antes para hablar contigo. Este espera a que la gente deje de darte cumplidos para dirigirse a ti.
Buenas noches, Grulla san, mi señor, Otomo Fujimaki Sama ha quedado prendado de tu actuación, sin duda los rumores de que hoy veríamos bailar a una verdadera hija de Doji no eran nada comparado con la verdad de lo que hemos disfrutado.
Mi señor se sentiría alagado con vuestra presencia, si tuvierais a bien acompañarme.
Hace un gesto a donde está su señor. Lo ves rodeado de los hombres que esta misma mañana conociste. Sabes que a los menos unos cuantos de ellos no son malas personas. Y te sorprende, porque la cantante que actuó antes que tu, también esta allí sentada.
Si duda ese tal Otomo es un tipo importante.
Notas también, que el viejo que tienes delante, también pertenece a una familia imperial, los Otomo, y que a pesar de que actué como vasallo, es también un samurái, no un simple empleado. Así que es posible que negar la invitación sea una descortesía.
Cuando dice Doji, se refiere a la fundadora de tu clan, la Hija del Cielo, la dama Doji. Que fue tu antepasado.
Puedes postear.
Mientras todo esto ocurre, No dejo de observar al personal más cercano, a las guardias que hacen rondas, a los que están apostados en los tejados, memorizo las posiciones y verifico una y otra vez que Hayasu Sama se encuentre en perfecto estado.
Nunca había hecho labores de jojimbo, pero creo que a corta distancia ya se encargarán mis compañeros. Lo que a mí me preocupa es que ocurra algo que nos distraiga... o que nos ataquen de lejos.
Me muevo tras Otomo sama como un perro encerrado, de un lado a otro, intentando no hacer mucho ruido, e intentando no molestar demasiado a Los presentes. Siempre que me habían encargado la protección de alguien es en campo abierto, no en un lugar plagado de potenciales enemigos. Así que intento visualizar la plaza repleta como su fuera un campo lleno de arbustos, cada movimiento que percibo es una amenaza.
Es realmente difícil concentrarse en la protección de Otomo sama y su familia, mientras las personas que actúan hipnotizan a todos con sus artes, sin embargo, me permite ver quién está más atento a Otomo sama que a las actuaciones.
Yo al ver que vá hideki sama a buscar a la joven, me percato de que es la misma chica de esta mañana, me inclino para acercarme un poco al hombro del señor otomo y le digo:
-Señor ,a esa chica la conocimos esta mañana akodo san y yo, por si necesita esta información es la señorita Doji Umiko san y entre ella y akodo san ayudaron a una heimin de la gobernadora, creo que es buena guerrera... si me disculpa volveré a mi sitio.
Se lo dejo caer como si tal cosa, sobre todo por que sentí que defraudé a otomo fujimaki sama con los magistrados y también sentía que debía facilitarle toda la información que fuese de su interés para así no sentirme mal conmigo mismo, y de paso, intentar ser de sus ... "Favoritos"
en destinatarios no puse a doji umiko por que imagino que esta todavía lejos como para escucharme.
Encantada por los alagos de Otomo Hideki, no puedo evitar sonrojarme. Pero en verdad parece que le ha gustado, pues para nombrar a la gran Doji...
- Muchas gracias - digo a la vez que me inclino levemente en señal de gratitud.
Viniendo de donde viene la invitación no puedo negarme, no pasa nada con que le acompañe un momento.
- De acuerdo, acepto a acompañarle - a lo lejos visualizo al señor Otomo Fujimaki Sama, después de que el samurai me señalara su ubicación. Asiento con la cabeza como afirmando, y espero a seguirle.
La velada fluye bella y sin interrupción. La joven Doji Umiko acompaña a Hideki sama hasta donde se encuentra el grupo.
Parece que va a volver a sucederse otra de tantas conversaciones formales, mientras en el escenario, por donde corre una brisa algo más fresca que hace un rato, se prepara todo para una actuación de teatro Noh.
Hideki sama presenta a la joven al grupo que conforman la familia de Otomo Fujimaki sama y sus acompañantes. Sin embargo en el momento en el que la joven va a presentarse formalmente otra persona irrumpe en escena.
Shijo Hayasu, la gobernadora del distrito llega rodeada de 4 samuráis armados. Algo nada extraño teniendo en cuenta que es la cabeza política de aquella parte de la ciudad imperial, y que toda la seguridad depende de ella. Aunque podéis observar que los guardias están muy tranquilos, como si la seguridad fuera infalible.
Buenas noches- dice la joven mujer.
Otomo Fujimaki san, parece que tenemos un interés particular en la joven que acaba de actuar.
Sin mucha más etiqueta la mujer se sienta cerca de Otomo y hace un gesto para que la joven grulla se siente a su lado. Otomo hace un gesto de asentimiento con la cabeza, parece divertirse.
Los demás, hacéis hueco para no estorbar.
Tenía pensado apadrinar a esta joven, pero me da que no va a ser tan fácil.
Argumenta la gobernadora.
Otomo Fujimaki frunció el entrecejo pero no dijo nada. Se quedo pensativo.
Creo, gobernadora que ella debería de elegir, no podemos forzarla a nada. ¿No cree joven Doji?
Ahora ya estais todos juntos. A ver que tal queda esto. Ya solo quedan un par de post. Aprovechar.
Me quedo perpleja ante las palabras de la Gobernadora. Miro a la Gobernadora y a Otomo Fujimaki Sama con la misma mirada de perplejidad mientras hablan sobre mi futuro. Permanezco callada un instante después de que ellos terminasen, pensando muy bién en lo que me había propuesto.
¿Debo aceptar este futuro? No es una decisión de coser y cantar. Además, debo tener en cuenta a mi familia; quizás sea bueno para ellos que acepte la propuesta de la Gobernadora, pero no sé si debo aceparla.
Es un honor que me haga este ofrecimiento Gobernadora san - digo sin vacilación - es una propuesta muy tentadora.
Hago una mirada rápida hacia Otomo san y sigo hablando muy respetuosamente.
Lo cierto es, que yo soy la dueña de mi destino y no hubieran podido obligarme a nada si así lo hubieran preferido. Pero ustedes han sido muy respetuosos conmigo - digo refiriéndome a todos los presentes en general - y les voy a agradecer este ofrecimiento aceptándolo.
Después de hablar, pienso en lo que he decidido y me hago a la idea de todo lo que puede cambiar eso a mi futuro, mientras espero a que me digan algo acerca de lo comentado.
No entiendo nada de lo que está pasando, la corte me sigue confundiendo.... he, un momento, ¿que demonios ha sido aquello? ah nada un niño....
Sigo intentando controlar lo que sucede al rededor.
Hayasu Sama está con nosotros y tengo que ser igual o más diligente que mis hermanos unicornio...
me alejo un poco de la conversación, me distrae la cháchara de la corte y me empieza a irritar un poco.
Yo sigo detrás de otomo fujimaki sama, y cuando Doji umiko san dice "gobernadora san" me pongo recto en un segundo por la sorpresa, pues no sabia que tuviese tanto poder como para llamar a la gobernadora de "-san", a partir de ahí bajo la mirada (aunque sigo escuchando la conversación) pues la he tratado un poco con sarcasmo y no sabia la posición que tenia ella...
-bufff me va a caer una buena como le diga a otomo fujimaki sama que no la e tratado como se merece.
Me quedo perplejo ante lo facil que podría ser ganarse el favor de la gobernadora en un momento dado.
-Puede que si contrato a alguien para secuestrar a una de sus geimin y luego la salvo de una violación simulada, puede que la gobernadora me preste a parte de sus tropas para recuperar mi hogar-
Sacudo la cabeza alejando los malos pensamientos de mi mente. Ahora no necesitaba de esas arducias para conseguir mi objetivo, ahora era una persona respetable y debía seguir así por el bien de mi familia.
Sigo observando la situación atentamente, puede que lo que pase hoy me sirva para mañana, aunque espero no verme en la obligación de usarlo nunca.
Otomo Sama se concentra en las palabras de joven grulla.
Me alegra ver que estas dispuesta a trabajar duro, tus senseis me habían hablado bien de ti. Es una pena que no tengas tiempo para meditar la propuesta que iba a hacerte, pero si tu deseo es trabajar con la gobernadora, no seré yo quien diga que no. Aunque mi puerta estará abierta si lo reconsideras.
Otomo sama realizo una reverencia hacia la Gobernadora, concediendo que había perdido la mano contra ella. Sin embargo no había dicho nada sobre su propuesta.
La gobernadora, estaba satisfecha, miraba para Otomo sama con una evidente satisfacción, sin embargo al mirar la cara de la joven vio en este agradecimiento por la oferta, y desconcierto pues no sabía cuáles eran los términos que había de aceptar.
Se recordó a si misma muchos años atrás, cuando su clan le pedía que fuera una guerrera osada, y ella disfrutaba con ello. Ahora le pedían que fuera una diplomática, y aunque no lo disfrutaba de la misma forma no le quedaba más remedio que seguir con sus obligaciones lo mejor posible.
Torció el gesto una fracción de segundo y luego hablo de nuevo.
Me parece que no he explicado mis términos, me gustaría que supieras en qué consiste tu trabajo antes de aceptar.
Serias una guardia del distrito, encargada de dar seguridad a los ciudadanos del emperador, y trabajaras a mis órdenes para que cada detalle sea el adecuado.
Luego miro de nuevo al viejo diplomático. Querría el decir algo más.
Otomo parecía extrañado, no había tenido necesidad de usar sus argucias para conseguir los servicios de la joven grulla, parecía que la Gobernadora estaba dándole a la chica una oportunidad real de elegir su destino.
No podía hacer otra cosa que reconocer la valentía de la Gobernadora de su distrito, a la que empezaba a admirar.
El trabajo para mi, seguramente será mas aburrido. Serás la encargada de conseguir piezas de arte para mi colección. Así como hacer cualquier encargo fuera de Otosan Uchi para el que se te requiera. Sé que no suena tan tentador, pero es lo que puedo ofrecerte.
No dijo nada mas, ni intento adornarlo. Raro era que no intentara manipular a alguien, pero la sinceridad de la Gobernadora había acabado por convencerlo de lo que debía hacer.
Solo oí poco de la conversación porque estaba ocupado vigilando al señor y haciendo mis rondas pero fue lo suficiente como para saber que a la joven doji le habían propuesto dos ofertas muy interesantes y que cojiera cual cojiera iba hacerlo muy bien. Por un lado estaba contento porque iba a ser o bien una buena magistrada o una buena empleada para el señor Otomo, y por otra parte sentia envidia sana porque todos los dias no se recibian ofertas de dos personajes tan importantes en rokugan, pero bueno, yo estaba contento con mi trabajo y no lo cambiaria por nada del mundo en estos momentos. Sonrio y sigo con mi ronda pues por este acontecimiento tampoco podia dejar de lado mi trabajo.
Incrédula miro a ambos y pienso si están jugando a algún tipo de juego que yo no conozco. Estos ofrecimientos, así de repente... ya no sé si son algo bueno.
De todos modos la Gobernadora me inspira más confianza, a parte de la desconfianza general que me generan los hombres.
Gobernadora san, yo ya he elegido.
Miro a Otomo y le contesto:
Gracias por tenerme en cuenta para tal talentoso empleo, no creo que sea aburrido pero... mi elección sigue siendo la misma. Voy a aceptar el trabajo de Gobernadora san. - Digo haciendo una mirada rápida a la Gobrenadora, luego tras una pequeña pausa para coger aliento sigo.- Si mi destino está en trabajar para usted, el tiempo y las circunstancias se encargarán de ello.
Nunca se sabe lo que nos deparará el destino... hoy estamos aquí y mañana... es algo inseguro. Creo que he elegido correctamente, irme con la Gobrenadora puede que sea la mejor solución, o al menos hoy.
La Velada acaba para todos, y la joven grulla se va con la Gobernadora. Estáis seguros que volveréis a saber de ella, aunque os imagináis que será mas tarde que temprano.
El festival ha sido todo un éxito, y el señor Otomo parece satisfecho. Aunque no podríais jurarlo. La noche comienza cuando el festival acaba, y una esplendorosa noche despejada os devuelve la mirada.
Vuestros ojos inquietos buscan un lugar en donde pararse, y lo hacéis en los arboles que por fin están floreciendo a la llegada de la primavera. Un día largo, un día duro, pero un día menos para alcanzar vuestros destinos.
FIN DE ESCENA. Enhora buena.