Bane se dirigió corriendo hasta situarse al lado de la silla donde el piloto decidía la estela que la nave iba dejando detrás.
La preocupación por Randall se estaba viendo mermada por la llegada de "los señores del sistema central".
- ¿Y estos cabrones que quieren ahora?- Resistió el impulso de lanzar un gapo al suelo y siguió hablando- La última vez que una jodida nave de la Alianza nos paró, me tiré más tiempo en un calabozo del que puedo recordar.- El sombrero del grandullón se movía a la par que la estructura en la que se encontraban- Como pasen por la puerta, aquí va a haber algo más que palabras.
Como esos cabrones sigan hablando, les voy a explicar yo un par de cosas por el comunicador.
- ¿Por que no vienen también Richard y Randall?, creo que hay un hueco por ahí, y ya puestos traeros una putas o algo ¿eh? - digo algo puntilloso, - que parece esto un mercado. ¿No tenéis nada que hacer en alguna otra parte?
Por si fuera poco tener tanta gente en la cabina, Bane y Bazooka estaban histéricos con el tema alianza, y si ellos están nerviosos, cualquier cosa puede pasar, normalmente nada bueno.
Wilson miró a Todd sin entender su ironía:
— ¿Quieres que los avise? ¿Los traigo a cubierta, Todd? — dijo refiriéndose al niñato y al doctor.
Permanezco unos segundos callado, intentando asimilar lo que acaba de decir, cuando finalmente comienzo a gritar y a mover mucho los brazos, - ¡¡¡mecagoenlahostiaputa!!! ¡¡fuera de la puta cabina todos!! ¡que se quede Gideon para hablar con estos cabrones!- me siento de nuevo, y ya más calmado termino, - y el capitán, claro, a fin de cuentas la cuervo es suya y puede hacer lo que le de la gana.
Estamos un poco nerviosos todos...
Gideon pasó por encima de todos, esquivando solo a Randall, apoyándose en su corpulencia para abrirse paso hasta llegar al comunicador. Una vez en él, lo conectó, experimentó un breve mareo que lo devuelvió a un tiempo más oscuro aún, cuyas dolorosas hebras aún lo aferraban y le negaban la libertad.
El zumbido de la conexión lo desperezó.
- Aquí el Carguero Firefly 9B27AJLM, tenemos permiso personal del teniente Dowson para abandonar la órbita del planeta. Revisen los datos, hablen con él o hagan lo que les parezca, pero estamos autorizados para abandonar Persephone. No tarden o les saldrá cara la incompetencia. ¿Me oyen? Revisen de nuevo los códigos y tengan mucho cuidado con volver a equivocarse. Teniente Dowson, ¿han comprendido?
Gideon dejó el comunicador y se aferró a la consola antes de sentarse. Las manos le temblaban y su cuerpo flaqueaba. Él odiaba esa sensación que lo desarmaba y le impedía actuar durante unos breves segundos. Llegaba cuando la tensión era mayor y se iba poco después, pero ahí seguía, dentro de él, cada vez que se aproximaba a una nave y se encontraba en el espacio o se disponía a abandonar un planeta en uno de esos cascajos que insultantemente se denominaban naves.
Richard en la enfermería se encarga de preparar la cirugía de Randall. Bane y Wilson salen del puente de mando mientras Gideon y Hoban contestan a la Alianza por radio. El silencio se hace en la nave mientras sólo se recibe ruido estático por los altavoces.
La partida continúa en la siguiente escena:
Last Minute Preparations
Proviene de aquí.
La respuesta de Gideon por el comunicador deja un momento en silencio a la nave de la Alianza. Al cabo de unos segundos, la familiar voz del mismo teniente Dowson es quien le contesta.
- ¡Gideon, maldita sea! - exclama el teniente. - Se supone que teníais que pasar por aquí con el informe del mecánico para que levantásemos el bloqueo de la nave.
Con las heridas de Randall y el tiroteo de la última hora, es lo último que habríais recordado. Durante un momento, el segundo de a bordo titubea, sin tener muy claro qué decir.
- De todas formas esa chica, Haddock, ya se ha encargado de traernos los papeles - dice suavizando ligeramente el tono. Hoban no puede evitar sonreir, recordando a la joven Jeannie que, una vez más, ha estado echando una mano al Cuervo. - Aún así, necesitáis el sello oficial, así que prepararos para que mis hombres suban a comprobar que todo está en orden.
Todd mira a Hoban pero, desgraciadamente, no tenéis más alternativas que acceder a ser abordados. Paráis los motores y comunicáis al resto de la tripulación lo que está a punto de suceder. Será mejor que los hombres de la Alianza no entren en la enfermería y vean a Randall, porque su estado podría suscitar muchas más preguntas de las que estáis en condiciones de responder.
-Yo me encargo - la expresión de Gideon no admitía negociación. Él miró a Hoban largamente, como si quisiera escrutar sus pensamientos -. Capitán, los dos podemos hacer este papel, pero nos conviene que sea yo quien hable. El teniente Dowson puede ayudarme hasta un punto. No puede pasar por encima de un caso flagrante de delito.
El hombre se dirigió hacia el médico.
-¡Richard! Necesitamos que lo de Randall parezca un accidente en la nave. Que se le ha caído algo encima o lo que a ti te parezca más creíble. Nosotros vamos a revolver un poco el hangar.
De nuevo, Gideon se volvió hacia su capitán.
-¿Estás de acuerdo? No tenemos mucho tiempo.
Máster, ves viable hacer lo que propone Gideon sin cargarme al pobre Randall?
Sí. Puedes, por ejemplo, coger una barra de hierro y mancharla con sangre (de esa tienes de sobra) para hacer que parezca que se la ha clavado en un accidente o algo así.
Pero estas cosas no me las preguntéis, hombre. Echadle imaginación y, si tengo alguna queja sobre vuestras acciones, ya os lo diré, pero os puedo asegurar que no es lo habitual. Al final es lo que os llevo diciendo toda la partida: haced las cosas, no esperéis a que sucedan o que os dé permiso u os resuelva la papeleta: Randall decidió que se largaba de la cocina y estuvo haciendo mil cosas por la mansión; Gideon se escabuyó de la fiesta y llegó a la sala de exposiciones evitando a los guardias (y aprovechando que Randall, o más bien Tony, habían desactivado las alarmas); cuando decidisteis noquear al guardia para entrar al pasillo vigilado, nadie os puso ningún problema...
A estas alturas, con la partida a punto de terminar, pensé que ya estaría claro el patrón: vosotros decidís que hacer y el mundo reacciona a vuestras acciones. Tenéis (o teníais) un objetivo y había cosas sucediendo alrededor, pero yo no soy el tipo de director que fuerza a sus jugadores a actuar de una forma (y, demasiado a menudo, no he sabido picaros lo suficiente como para haceros actuar de cualquier forma).
Gideon se fue al hangar, confiando en el médico. Tras ver a Randall, decidió que una herida incisa implicaría cosas punzantes por el suelo. Escogió un cierre del cargamento, uno de los más incómodos de ajustar y lo soltó como si hubiera estado mal apretado. Luego, pidió ayuda para derribar parte de ese cargamento sobre las escaleras de bajada. El lugar donde estaba el desafortunado Randall.
Volvió a la enfermería y cogió algo de sangre. Manchó con ella un par de barras y el resto la dejó caer en el suelo, formando un reguero ligero que terminaba, otra vez, en la enfermería.
La idea es hacerlo conjuntamente. Con idea del tipo de daño que Randall podría aparentar, nosotros rompemos cosas del hangar. Rollo: "vaya, qué desastre. La sujección de esto falló, el cargamento golpeó a Randy y el pobre terminó cayendo por las escaleras. Un desastre".
a ver qué os parece esto.
Más porque no tenia ninguna intención de hablar con los malditos cabrones encargados de bloquearles el vuelo que por la peticion de Gideon en si, accedió sin rechistar. Era mejor que hablara él, por su pasado principalmente.
En ciertos momentos echaba de menos a la buena de Jeannie, pero demostraba una vez mas que no era necesario que estuviera en la nave para hacerse notar.
Sigo las instrucciones de Gideon, dejando entrar a los cotillas esos en la nave. Estoy deseando terminar esto y salir de aquí. - ¿Os acordáis como hemos llegado a esto? ... ¿quien demonios sabotearía el motor...?
Espero que no curioseen demasiado, afortunadamente no tenemos ningún cargamento chungo a bordo.
Bane frunce el ceño al escuchar a Todd. Alguien había saboteado el motor de la nave, con un dispositivo de efecto lento, pero suficientemente crítico como para poder inutilizar la nave en medio de una travesía, condenando a todos sus tripulantes a una muerte segura. Mira de soslayo a Hoban y se encuentra con los ojos del capitán fijos en él. En sus muchos viajes, el Cuervo había hecho tanto amigos como enemigos, pero pocos se la tenían jurada a toda la tripulación y habían tenido acceso a la nave de forma que pudieran sabotear la cubierta del núcleo. Los dos antiguos compañeros asintieron cuando su memoria les trajo un nombre a la cabeza. Peck. Él había sido el culpable de que pasasen bastante tiempo en prisión, con el Cuervo bloqueado en tierra. Sin embargo, eso había sido hace demasiado tiempo y, aunque esos hechos habían llevado a la actual tripulación a la situación actual, poco tenían en realidad que ver con todo lo ocurrido desde que llegaron a Persephone.
Abrís la compuerta del Cuervo, permitiendo el abordaje de los miembros de la Alianza. Gideon se acerca a ellos y empieza a hablar, pero el sargento le interrumpe bruscamente alzando una mano.
- No necesito ninguna explicación, señor Wool - dice con seriedad. - Las órdenes del teniente Dowson son claras: comprobar el núcleo de la nave y, si está en orden, darles los permisos para partir. - Observa al segundo de a bordo con interés durante un momento. - Debieron ser buenos amigos en un pasado, porque otras naves habrían quedado bloqueadas en tierra durante meses por emprender el vuelo en estas condiciones.
Sin preocuparse siquiera por lo que está ocurriendo en la enfermería, dos técnicos se dirigen a la sala de máquinas, acompañados por Bazooka, que observa con disgusto cómo empiezan a toquetear las entrañas de su nave. Al cabo de un rato, cuando confirman que las emisiones del núcleo son normales y que todo está en orden (gracias, por supuesto, a los retoques en las tuercas que ha hecho Wilson), vuelven a la bodega junto al suboficial.
- Bien, parece que todo está en orden - asegura el sargento mientras coge su carpeta y extiende una firma sobre uno de los papeles. - Aquí tiene, señor Wool. Esperemos que esta situación no se vuelva a repetir - dice dándose la vuelta y regresando junto con sus guardias a la nave de la Alianza.
Hoban pulsa el cierre magnético de las compuertas, deseando que los soldados de la alianza nunca hubieran pisado su nave.
- Avisad a Jade de que tenemos el cetro y larguémonos de aquí - le dice a Todd con seriedad mientras se dirige a la enfermería con Richard para comprobar el estado de Randall.
Gideon y Todd se dirigen a la sala de mandos mientras Bazooka le enseña a Bane el camarote de pasajeros en el que va a viajar. Cuando Hoban entra en la enfermería, Richard está cosiendo las últimas heridas de Randall. No hace falta que diga nada para que la muda pregunta sea evidente para el médico. "¿Sobrevivirá?".
Richard se encoge de hombros, sin poder dar una respuesta con absoluta certeza.
- Depende de él... - Asegura. - He hecho todo lo que he podido y el chico es fuerte. Pero ha perdido mucha sangre y su situación es bastante crítica.
Dejan descansando al muchacho mientras salen de nuevo a la bodega de carga. Hoban se dirige al panel tras el que escondió el cetro y lo saca una vez más, observando el lujoso artefacto con una mezcla de esperanza y desagrado. Ese objeto puede asegurarles su futuro si Jade está en lo cierto, pero si Randall muere por él no habrá merecido la pena.
La voz de Gideon llega por el comunicador.
- Capitán, tenemos otra comunicación entrante. Será mejor que venga aquí.
Tras cruzar una mirada con Richard, Hoban se dirige al puente de mando.
Bazooka había seleccionado el camarote más lejano a las duchas comunales y con menos luz de todos para Bane. Probablemente el tipo duro no lo notaría pero él sí lo sabía y era su pequeña victoria personal. Pronto regresó a la cocina y preparó unas bebidas calientes para todos y una especie de ponche con algún huevo fresco, un verdadero manjar, que quedaba de la comida, para Randall. Se lo dio, con delantal y todo, pidiendo permiso a Doc con la mirada antes de ir a la habitación.
—Te pondrás bien, niñato. Ya lo verás.
Al rato ya estaba con el resto en el puente de mando.
El rostro de Jade aparece en una pantalla, distorsionado por el ruido de la señal recibida en el Cuervo a la velocidad a la que se está moviendo la nave.
- Hoban, me alegro de verte - dice la mujer. - Espero que estéis todos bien...
Escucha con evidente disgusto que Randall ha sufrido una herida de bala en un tiroteo con la tripulación del capitán McCoy.
- La Nephilim... - dice Jade con un gesto de preocupación, identificando la nave de los hermanos McCoy, Pettit, Loss y Wright. - Ahora todo encaja. - Durante unos segundos se queda en silencio, pensativa y negado con la cabeza. Luego golpea con furia el escritorio. - Zhēn dǎo méi! - exclama. - Gǒu niáng yǎng de... - Durante unos minutos continúa soltando improperios más propios de una prostituta de las colonias que de una mujer de negocios de Lux. Cuando al fin parece calmarse, vuelve a la silla frente al comunicador.
- Hace unos minutos estuve hablando con Badger - explica. - Con su petulante tono de "rey de la colina" se pavoneaba de que había financiado un golpe maestro que le haría de oro. Decía que su gente había robado un cetro de un valor incalculable...
Mientras Jade habla, explicando que la tripulación de la Nephilim son viejos rivales de Ben Nolan, os cuenta el modus operandi de McCoy y su gente en una operación en la que traicionaron al ahora compañero de Jade: dos hombres en la fiesta, oteando y sirviendo como distracción; dos fuera, a modo de backup para vigilar a los guardias y preparar la huida; uno dentro, infiltrado en la guardia y otro colándose sigilosamente en la mansión.
Llegado el momento, uno de los miembros del equipo distraería a uno de los guardias y, tal vez, aprovecharía para facilitar la entrada al ladrón. Si Randall estuviera consciente, recordaría a la acompañante saliendo de una de las habitaciones con uno de los guardias de Cerberus, dejando una de las ventanas abiertas "casi por descuido".
El guardia infiltrado aprovecharía para cubrir a su compañero en la sala de control, dejando inconsciente al otro guardia que le acompañase. Sin embargo, un grupo sospechoso, o un enorme cocinero fuera de su lugar habitual, podrían suponer una escusa perfecta para que el guardia infiltrado se quedase solo, enviando al otro a vigilar en persona y dejando el terreno libre para que el ladrón desactivase las alarmas de la mansión. La porra eléctrica con la que pretendía dejar sin sentido al guardia verdadero bien podría servir para enfrentarse a un Randall armado con un improvisado atizador.
El ladrón tendría el terreno libre para entrar a robar a la sala de exposiciones, reemplazando el objeto original por una burda copia. Instintivamente, miráis el cetro que Hoban sostiene en la mano, mientras Gideon recuerda que en la sala de exposiciones no parecía faltar nada.
Los hombres del exterior cubrirían la retirada del ladrón, por si los guardias llegasen a detectarle. Mientras tanto, Bane es sorprendido por Butler Loss mientras observa el patio de la mansión. Cogido por sorpresa y con una pistola apuntándole a la nuca, el piloto de la Nephilim le obliga a esposarse a si mismo. Todd recuerda cómo el capitán Gary McCoy se separa una y otra vez del grupo, atendiendo a su comunicador para coordinar a los tres equipos.
Una vez en el exterior, el ladrón llegaría hasta el vehículo que le espera y se alejaría de allí. El falso guardia cambiaría su turno, ocultando al compañero inconsciente y aprovecharía su patrulla por el patio para saltar la valla y alejarse por la hacienda. La captura de Randall, sin embargo, le dió a Peter una salida mucho más limpia de la mansión y su misión, una de las más arriesgadas que requeriría a un experto en armas, se convirtió con la ayuda de la tripulación del Cuervo en aprovechar su posición en Cerberus sin prácticamente correr ningún riesgo.
El mismo vehículo podría recoger a los asistentes a la fiesta. Sin embargo, Richard vio cómo Pettit se montaba en el coche, dejando a Laura atrás para mantenerle alejado del cetro robado un poco más.
- No tenían ningún motivo para dispararos - concluye Jade, - salvo forzaros a alejaros de Persephone antes de que os dieseis cuenta de que el objeto que tenéis en vuestras manos no es el verdadero cetro...
Hoban mira a Gideon. Desde luego, si es una falsificación es realmente buena. Incluso el peso es el que debería. Cansado de la intriga, Todd coge uno de sus múltiples cuchillos y, quitándole a Hoban el cetro de las manos, pasa la punta por la superficie de una de las gemas que adornan el objeto. Una ralla desvela que, sea lo que sea de lo que está hecho, desde luego no es un diamante. Maldiciendo el piloto tira el cetro contra la pared, haciendo que se astille ligeramente el metal del mango. Bazooka no tarda en identificar el plomo bañado en dorado que puede engañar a cualquier observador casual.
- Tā mā de - blasfema Jade al ver vuestras reacciones. - Como me temía ese cetro es sólo fèi wù, Hoban.
Durante un momento, os quedáis callados, incapaces de creer lo que ha ocurrido.
- How W’rin Bu Lai, Whai W’rin Bu Jwo - concluye Jade. - Si algo puede salir mal, saldrá mal. Sintiéndolo mucho, Hoban, ahora tengo cosas que hacer. - Sabéis que la mujer había invertido una gran cantidad de tiempo y dinero en este golpe, pero no os deja tiempo para decir nada: la comunicación se corta de repente.
Os miráis unos a otros, en silencio. Durante unos instantes sentís el peso del fracaso, pero el silencio del Verso os hace recordar que seguís aquí y el Cuervo vuelve a estar perfectamente operativo. Ciertamente, este trabajo no os ha hecho ricos, pero tendréis una historia más que contar y, después de todo, el cielo no os lo podrán quitar.