Partida Rol por web

Salís del local de Jade y camináis por las calles en dirección a una zona más recomendable de la ciudad. El barrio en el que estáis no parece el sitio más seguro y, desde luego, no es el más apropiado para comprar el tipo de ropas que váis a necesitar. Además, si tenéis que contactar con alguno de vuestros aliados para ver si podéis obtener alguna entrada adicional para la fiesta de los Courtland deberíais hacerlo en un barrio mucho más seguro.

Volvéis a la zona del muelle. Sería un buen sitio para empezar si el presupuesto fuera vuestro, pero tal vez Jade pueda permitirse algo con más clase que lo que podáis encontrar por aquí. Ambos sabéis por experiencia que lo ideal sería que algún sastre os hiciera trajes a medida, pero desgraciadamente no queda tiempo para ello, así que tendréis que encontrar algún sitio decente donde comprarlos.

Camináis con calma, observando las tiendas mientras os acercáis poco a poco a las zonas más ricas de la ciudad en las que suponéis que se celebrará el evento. La sensación de ciudad de un planeta colonial se va perdiendo según os alejáis del puerto. A pesar de que el nivel tecnológico parece aún mucho menor que en los planetas centrales como Ariel, es evidente que esta zona maneja mucho más dinero que cualquiera de los planetas de los sistemas externos.

Mientras pasamos por los escaparates, voy buscando un traje elegante, que de aspecto de joven rico. Algo no muy lejano a la realidad, si no hubiese decidido rechazar ese estilo de vida. Supongo que aunque no nos de tiempo a hacer algo a medida, las tiendas con un poco de clase sí que podrán hacer algunos apaños para adaptarlos a nosotros. No será lo mismo, pero suficiente para lo que tenemos entre manos. Esperemos. Mientras tanto, voy pegando hebra con Gideon.

- Y bien, ¿tienes alguien en mente para las entradas? ¿Algún viejo amigo de tus tiempos con la Alianza?

Gideon se mantuvo en silencio bastante rato. De vez en cuando, echaba un ojo a un escaparate o dos, y seguía camino. Caminaba más achaparrado de lo normal, con el sombrero bien calado y la barbilla pegada al pecho. De algún lugar se había sacado un cigarro puro y lo había encendido. Hasta que el cigarro fue por la mitad no comenzó a hablar.

- Las entradas son cosa tuya. Yo llamo más la atención y eso nos perjudica. No te preocupes, te daré unas ideas que tengo.

El hombre se paró delante de una tienda.

- Aquí no están mal los precios. La cuestión es elegir sobriedad, si no vas a deslumbrar, no llames la atención. Iremos de tipos crudos, veteranos de la guerra, ¿te parece bien? Te vendrían bien algunas cicatrices, pero yo sabría conducir la conversación sin hacerte hablar demasiado. ¿Has estado en la guerra? - Gideon divagó sin dejar de mirar el escaparate -. Ahí hay un par interesantes. El color berenjena suele funcionar bien. Pega estupendamente con el negro y te da un aspecto siniestro. Además, te hace más alto. ¿Qué te parece?

Dio una larguísima calada al puro.

- En cuanto a las entradas. Si quieres tirar de mis contactos, yo encantado, pero lo harás sin hablar de mí directamente. Yo te diré con quién y cómo contactar, y sacaremos las entradas sin que se sepa que yo estaba en el asunto. No quiero mi cara en el pensamiento de nadie de por aquí. Por otro lado...tú dijiste antes que también conocías a gente...

Rick arqueó una ceja en un modo bastante cómico.

- ¿Veterano de guerra? También puedo vestirme con un tutú. Quedaría igual de creíble... - Por un momento dudó de si entrar al trapo y hablarle de su familia... pero lo dejó correr. - Creo que lo mejor será que me haga pasar por un médico de prestigio. Sólo me faltan una cosas de dos. Pero es más fácil de simular. Tú podrías ser mi viejo tío, veterano de guerra y podrido de pasta.

Le dio una palmada en la espalda.

- ¿Que no vamos a brillar? ¡Habla por ti! Yo tendría que esconderme debajo de la mesa para no hacerlo. - Acompañó el comentario de una corta carcajada. - Pero entiendo que haya que pasar desapercibido. El berenjena te quedará bien, sí. Yo prefiero algo más... ¡naranja! ¿O quizá cereza? ¡Necesito colores vivos! Y la fruta me gusta más.

El médico siguió mirando por el escaparate interesado.

- Está bien, tiremos de mis contactos. Creo que la última vez que pasé por aquí, estuve haciéndole un favor a un tipo... ¿cómo se llamaba? Recuerdo que su mujer estaba brutal. Veinte años más joven que él. Pero muy modosita, no hubo manera. Y mira que aquellos ojos negros me tenían encandilado... ah, maldita memoria.

-No me parece mal la combinación de colores: berenjena y naranja para ti, gris y azul para mí. Serás un médico, como prefieras, yo me encargaré de la conversación acerca de la guerra y esa mala prensa que tiene la Alianza en los planetas exteriores. Lo que sea por la misión - Gideon guiñó un ojo -. Ah, mira eso. Celeste. Te vendría bien un sombrero celeste. Evocador y metafórico. Los nobles de muchos planetas del "verso" se visten con metáforas.

El dependiente de la tienda se acerca a atenderos y no tardáis en veros rodeados de distintos trajes. Mientras os los probáis, Richard recuerda al fin el nombre de la mujer que tanto le había fascinado: Jennifer Lawson. El recuerdo de sus penetrantes ojos oscuros le lleva al fin al nombre de su marido, Jareth. J&J, rezaba el escudo de los Lawson. Una pena que la mujer fuera tan recatada, ciertamente...

Chasqueó los dedos al recordar el nombre.

- ¡Jareth! Eso era. Igual te suena, Jareth Lawson.

Miró con detenimiento el sombrero que le señalaba Gideon.

- No tengo intención de ir vestido como un payaso... ¿puedo pasar del berenjena?

Siguió mirando alguno de los trajes que más le convencían, hacía tiempo que no se vestía de forma elegante, y lo cierto es que tenía ganas.

-Le saludo, señor. ¿Conoce a Rick? Entiendo. Buscaba algo sencillo, en gris y azul, si fuera posible. De corte levemente militar. No, no estoy en activo. Es una historia larga. Sí, sobrio, por favor. Gracias.

Durante un buen rato, buscáis ropas adecuadas para la fiesta. El dependiente se muestra paciente con vosotros, respondiendo a todas vuestras solicitudes. Finalmente, guiados por los consejos de Gideon, acabáis con unos trajes elegantes pero que no llamarán la atención en la fiesta más de lo debido. El sobrio gris de traje militar de Gideon contrasta con el tono morado del traje color berenjena del médico.

Aún no habéis salido de la tienda de ropa cuando el mensaje de Richard al señor Lawson recibe respuesta.

- ¡Highwarden! ¡Claro que me acuerdo de usted! Así que está en Persephone, ¿no es así? Tengo algo de tiempo libre esta tarde... Aunque sea algo precipitado, ¿le gustaría pasarse por aquí a tomar algo? Hace tiempo que no nos vemos.

Richard sonríe y le enseña el mensaje a Gideon. Jareth Lawson podría fácilmente conseguir las entradas que faltan para que el capitán Hoban pueda asistir a la fiesta. Si finalmente dais el golpe ese mismo día, cuanto más miembros del equipo estén en el interior de la casa, mejor.

Evalúo un poco la situación. Presentarme allí con Gideon podría ser buena idea... o no. Supongo que de cara a pedir un favor, es mejor ir sólo. Así la situación será menos intimidante para Jareth. Y aunque es probable que ambos casen en sus ideas políticas, no me la quiero jugar. Intento resumir todo eso en una frase que no ofenda a mi compañero.

- Parece que igual tendremos suerte con las entradas. El tipo se acuerda de mí, y quiere verme... pero no le gustan los desconocidos. Si no te importa, prefiero tratar el asunto a solas con él.

Y dicho esto, respondo al mensaje.

- Esta tarde será perfecto. ¿Sobre las 6 es buena hora?

Os terminan de tomar las medidas para arreglar los trajes y el encargado os informa de que estarán disponibles en dos días, la misma mañana de la cena de los Courtland. Desgraciadamente, si conseguís las entradas para Hoban, él tendrá que conformarse con un traje genérico y no adaptado a medida.

El segundo de a bordo se despide de Richard. Él mejor que nadie sabe perfectamente que a los contactos hay que cuidarlos y no forzar la máquina cuando no se está seguro de sus reacciones, por lo que prefiere dejar que Richard se encuentre con el señor Lawson tranquilamente mientras él se reúne con el resto del grupo.

Mientras Gideon se dirige al punto de reunión para encontrarse con el resto de la tripulación del Cuervo, el médico va en dirección contraria hacia la casa de su conocido.

La escena continúa en
Respectable Person of Business
 

Te diriges a la dirección de tu contacto, una inmensa casa de estilo colonial algo separada de la zona residencial de la ciudad, no muy lejos de la localización de la mansión Courtland donde se realizará la fiesta. Cuando llegas allí, un miembro del servicio te abre la puerta y te hace pasar hasta una pequeña sala de estar. En ella te está esperando el señor Lawson.

- ¡Ah, Richard! Me alegro de verte. Cuando me dijiste que estabas por aquí en seguida supe que tenía que verte - saluda efusivamente mientras te tiende la mano. Hace un gesto para que te sientes en uno de los laterales de una mesita de té. - El remedio que me recetaste hace dos años me fue de maravilla - dice en referecia al favor que te debía. - Aún sigo utilizándolo.

Jareth da una palmada y al momento aparece otro criado con dos tazas de té. No puedes evitar un gesto de decepción al ver que váis a estar solos en la reunión.

- Jennifer te envía saludos - dice el hombre, haciéndote recordar los penetrantes ojos negros de su esposa. - Lamentablemente en el último momento le surgió un compromiso ineludible y ha tenido que excusarse.

Tomo asiento como me indican, sin perder en ningún momento una sonrisa que pretendo parezca carismática y entrañable.

- Me alegro de oír eso. - Contesto en referencia al tratamiento. - La verdad es que se te nota bastante mejor. ¡Has mejorado hasta el ánimo!

Sonrío un poco más para reforzar el tono de broma.

- Devuélvele los saludos de mi parte. Una lástima, espero que no sea nada grave. Me habría gustado volver a verla.

Tomo una taza de té y pego un pequeño sorbo, para comprobar la temperatura. Luego intento comenzar una conversación vacía, que me permita avanzar poco a poco hasta mi objetivo.

- ¿Cómo van las cosas por el planeta? Parece que todo sigue igual y a la vez distinto.

Se encoge ligeramente de hombros mientras se lleva una taza de té a los labios.

- Bueno, ya sabes, las cosas van cambiando, pero al final la esencia permanece... De vez en cuando alguien cae en desgracia, como le sucedió a Atherton el año pasado, y otros se vuelven más populares. Afortunadamente, nosotros estamos pasando ahora por un buen momento.

Continuáis la charla de café durante un rato mientras tomáis el té con pastas que ha llevado el criado. Cuando por fin Jareth termina, retira la taza con cuidado y te mira atentamente.

- Te sorprendería que te pidiese que vinieras tan pronto en cuanto me enteré de que estabas por aquí - dice con seriedad al cabo de un momento. - El caso es que necesito que me hagas un pequeño favor, y creo que eres la persona más adecuada para ello. En un par de días se celebra una importante fiesta en casa de los Courthland; algo muy exclusivo, a lo que sólo se puede acceder con invitación casi personalizada. La crème de la crème de la sociedad de Eavesdown se reunirá allí, así que estoy seguro de que estarás encantado de poder asistir - te dice con una sonrisa. - Necesitaría que contactases con alguien de mi parte y le dieses algo con la discreción más absoluta... - dice en tono de confidencia. - ¿Estarías interesado?

El regusto del té me vuele al paladar al escuchar las palabras de Jareth. No me creo que tenga tanta suerte. Me paso la lengua por los labios, como si me lo estuviese pensando.

- Jareth... sabes cuánto valoro nuestra amistad. Y que no podría decir que no a una petición tuya.

Apoyo ambos brazos sobre el sillón, y sigo pensativo, como si le estuviese dando vueltas.

- ¿Cuánto me jugaría el pellejo con este trabajo? Como comprenderás, también valoro mucho mi integridad física. Y al menos me gustaría tener un par de detalles sobre el trabajo. Para saber cuánto... me puede costar.

Dejo un par de insinuaciones veladas. Sobre todo por ver si Jareth se plantea aderezar el encargo con algún extra. No estaría mal matar dos pájaros de un tiro, y además de conseguir la entrada, sacar algún dinerillo...

El hombre sonríe, aunque poco hay en su gesto de alegría.

- En realidad, Richard, tú no correrás ningún peligro... - explica con cierto tono de incomodidad en su voz. - Tan solo tendrás que entregar una carta a una acompañante. Puesto que soy un hombre felizmente casado, no es conveniente que se me relacione con ese tipo de mujeres. No sería bueno para mi reputación...

Se inclina sobre la mesa y coge la taza vacía.

- En cuanto a tus costes, estoy seguro de que un médico elegante como tú tendrá un traje elegante en su guardaropa. Además, alguien tan ingenioso sabrá sacar partido al hecho de poder acudir a una fiesta en la que codearse con la más lata sociedad de Persephone - añade con una sonrisa. Ciertamente, el mero coste de la invitación debería ser pago más que suficiente por el pequeño favor que te pide, y Jareth es perfectamente consciente de ello.

Con un gesto elegante, saca una carta lacrada de la solapa de su chaqueta y la deja sobre la mesa, empujándola ligeramente hacia ti.

- Estoy convencido de que sabrás tratar este asunto con la discreción que merece - dice en un tono de confidencia.

Sonrío ante las insinuaciones de Jareth. No quiero tensar la cuerda ni un poquito. Conseguir esa entrada es demasiado importante, y no tengo intención de perderla por avaricioso. Estiro la mano, cojo el sobre y lo guardo inmediatamente, sin fijar la vista en él. Es un gesto tonto, pero suele dar sensación de confidencialidad, de que no me interesa su contenido. No es la primera vez que hago estas cosas... y uno va aprendiendo poco a poco.

- Estoy más que de acuerdo, Jareth. Gracias por la invitación. Puedes dar el trabajo por hecho.

Sonrío ampliamente. Lo cierto es que hay un aliciente más para el trabajo...

- ¿Cómo identificaré a la mujer?

Asiente en un gesto de agradecimiento.

- Su nombre es Xiao Kazakov. Es una acompañante con rasgos orientales y llevará un atuendo azul con el pelo adornado con flores - te explica. No debería ser especialmente difícil localizarla con los datos que te da.

Extendéis un rato la hora del té, charlando amigablemente sobre temas más formales hasta que, por fin, puedes retirarte sin parecer descortés. Con la invitación en tu mano, contactas con Hoban para informarle de tu progreso y te dirges al hostal en el que Jade os ha conseguido habitaciones.

La partida continúa en el Cuervo.

Cronológicamente, seguimos aquí.