Partida Rol por web

Gideon saca el cetro de entre los pliegues de su elaborada casaca y sonríe.

-¿Dices este cetro, Randy? Si no me he equivocado de cachivache - lo escruto como si con esa falta de luz pudiera distinguir algo - sí que será una gran cagada. Si no, creo que podemos alegrarnos todos. ¡Vamos, Bazooka! No dejes que nos ganen distancia, tío.

Bazooka mantiene el ritmo, acelerando por el camino de tierra hasta que llega a una carretera asfaltada. El furgón, algo más pesado, no consigue dar alcance al taxi robado, pero el mecánico tampoco consigue perderlo. Ocasionalmente escucháis algún disparo en dirección a vuestro vehículo, que Hoban se encarga de contestar con el revólver del guardia, aunque en realidad son más tiros a ciegas con ánimo de ralentizar a vuestros perseguidores que disparos bien apuntados.

- ¿Dónde vamos, Capi? - pregunta Wilson mientras toma una curva cerrada.

Hoban observa un momento el cetro que Gideon lleva en la mano y luego observa a Randall. Durante un segundo mantiene la mirada de Richard, preguntándole silenciosamente al médico por el estado del chico.

- Vamos a recoger al Cuevo y larguémonos de aquí - contesta Hoban. - En la enfermería tenemos lo suficiente para atender a Randall. ¡Vas a salir de esta, chaval!

Wilson se dirige hacia el taller de Victor Xan y, derrapando, deja el coche a unos cincuenta metros de la entrada.

- Mejor no mover a Randall, - dice el capitán adelantándose al gesto de preocupación del médico. - Todd, Bazooka, traed la nave hasta aquí. Nosotros os cubriremos mientras Richard cuida de Randall.

Mientras el furgón frena a unos quince metros de distancia, Wilson le deja la pistola con la que robó el taxi a Gideon y sale corriendo junto al piloto hacia el interior del taller. Con cuidado, Richard mueve al herido hacia el exterior mientras los otros tres hombres toman posiciones para apuntar al furgón.

A cubierto desde el taxi, disparáis hacia el furgón. Por el lado más alejado del mismo, podéis ver los movimientos de los hombres que se cubren tras él. Los disparos empiezan a sonar y podéis escuchar cómo tienen al menos dos rifles en su arsenal. De hecho, como Bane bien sabe, uno de ellos sigue siendo el suyo, que McCoy y Loss le quitaron mientras vigilaba la mansión.

Mientras corréis hacia el taller, oís los disparos a vuestras espaldas. No tenéis demasiado tiempo así que, mientras rezáis por que la nave esté ya lista y que ninguno de vuestros compañeros salga herido, os adentráis en el taller.

- ¿Qué cojones está pasando ahí fuera? - Pregunta el enorme ex-luchador apareciendo en el campo con una escopeta en la mano. Al reconoceros relaja su gesto agresivo, pero mantiene el ceño fruncido, lo que junto a su tamaño y el arma que lleva en las manos, le da un aspecto bastante imponente.

En cuanto el vehículo frena, abro la puerta, y en cuanto Hoban, Gideon y Bane comienzan a disparar, aprovecho para salir corriendo en dirección al hangar.

Voy tan rápido y tan pendiente de no recibir un tiro en el culo, que casi me doy de bruces con Victor, - Joder tío ¡que susto!

Le miro y miro su escopeta con precaución, - tenemos una pizca de prisa,- comienzo a decir con cierto cinismo, - pero el cuervo está listo ya, ¿a que si?. - Y le presento al gigante mi mejor sonrisa (que viene a ser la pesadilla de cualquier niño normal), al tiempo que me agacho cuando los disparos se acercan...

Gideon se busca un buen resguardo tras la puerta de un coche y empieza a disparar. No afina. Dispara a bulto, aunque si alguien asoma la cabeza, se cebará a gusto en él. De momento, le basta con crear un muro de fuego sostenido con el que cubrir a sus amigos.

-Hay que cubrirlos, chicos - dice sin dejar de disparar -. Daos tiempo, pero ya sabéis, que siempre haya una bala volando. Avisad al recargar.

Como sigo desarmado, sigo preocupándome de lo único en lo que puedo ayudar. Mantener a Randall con vida.

- Espero que se den prisa...

Victor mantiene el ceño fruncido, a punto de preguntar por qué demonios habéis llevado un tiroteo hasta la puerta de su taller, pero la vez de la joven Jeannie parece suavizar su gesto.

- El Cuervo está listo - dice apareciendo en el umbral de la puerta. - Y Jade se ha encargado de que las facturas estén en orden - añade para tranquilizar más al dueño del taller.

Sin esperar una respuesta, sale corriendo por la explanada donde están las naves y los montones de chatarra que Xan utiliza para arreglarlas. Bordeando al musculoso mecánico, seguís a la chica hasta la Firefly negra. Con familiaridad, la joven mecánico abre la rampa de carga del Cuervo y os espera junto a ella.

- Daros prisa - os dice. - Seguro que Hoban y Bane podrán mantener a raya a quienes quiera que les están disparando, pero me apuesto mi llave inglesa a que no tienen suficientes balas como para hacerlo indefinidamente. - Parece conocer lo suficiente a la antigua tripulación como para hacer una apuesta que vosotros mismos secundaríais sin dudarlo.

Pasáis a su lado sin a penas tiempo para despediros y, mientras cerráis la puerta, véis como la chica mantiene un momento la mano apoyada en la nave, con cierto aire de melancolía.

Mientras Todd se dirige a la cabina del Cuervo, Bazooka va a la sala de máquinas, rezando por el bien de sus genitales que todo esté arreglado tal y como la chica ha asegurado. A penas tarda unos segundos en comprobar que todo está en orden, casi tan bien como si lo hubiera hecho él mismo. Mientras confirma a Todd por el comunicador que puede despegar, coge su llave inglesa y se agacha a revisar un par de tuercas, porque seguro que una chica tan flacucha las ha dejado más flojas de lo que debería.

El rugido de los motores del Cuervo indica a los dos tripulantes que está todo en orden.

La partida termina en la siguiente escena:
How W’rin Bu Lai, Whai W’rin Bu Jwo

(Cronológicamente, sigue aquí)