Partida Rol por web

Es una capa magnífica - comento con algo de envidia - Creo que sólo contando su calidad y estilo valdría entre las diez y las quince piezas de oro. Por supuesto habría que añadir el precio según sus propiedades mágicas y...

Me interrumpo al escuchar ese grito del exterior ¿Dejarían a alguien con vida aquellos elfos? - Vaya, puede que haya algún superviviente más de la caravana. Claro que eso puede cambiar rápidamente si no le echamos una mano ¿Venís u os dejo una luz para que sigáis curioseando por aquí?...

_{- Si es mágica quizás deberias... -} estaba extendiendo la prenda hacia el hechicero para entregarsela cuando aquel grito le hizo recoger los brazos de nuevo contra su pecho. Sin perder tiempo se la echó sobre los hombros y se la abrochó con rapidez para desenvainar su espada.

_{- ¿Pero hay alguien fuera de verdad? La vida del exterior no parece haberse perturbado... eso es extraño... -} a pesar de sus palabras comenzó a avanzar tras Ekron cautelosa, siempre varios pasos detrás para poder tener vigilados todos los flancos.

Alzo las cejas asombrado ante la cifra que menciona Ekron y mi sonrisa se amplía. No se amplía tanto al ver que va a cederle la capa al susodicho, claro. Y mucho menos al escuchar gritos fuera. Chasqueo imperceptiblemente la lengua al ver que Morrigan se echa la capa sobre los hombros y preparo mi ballesta, dispuesto a seguirles. Una cosa es que no quisiera ir de nuevo al peligro... y otra quedarme en las ruinas totalmente solo.

- Si no es alguien, será otra visión de estas y podremos estar felices de que no haya ningún peligro real. - me encojo de hombros, buscándole el lado bueno a la situación - Y si es alguien... No creo que sea de la caravana, pero estaría bien ir a comprobarlo.

Guiados por los gritos finalmente salís fuera para encontrar que ciertamente dan al exterior aún estáis rodeados de ruinas pero la cúpula de piedra que parecía guarecer el lugar debió caer hace siglos y la naturaleza se ha abierto camino. Aún así ante vosotros se muestra una estructura de piedra, cobre y adra, debería ser algo sorprendente y sin embargo os resulta extrañamente familiar. A los pocos segundos caéis en que es una versión menor que la de vuestro extraño sueño. Solo que ésta está completamente activa, casi parece como si respirase acompasádamente acompañando el cambio de intesidad del fulgor violáceo.

El camino sin embargo se extiende hacia vuestra izquierda dando a unas escaleras que dan al nivel de la estructura y deja entrever un camino con promesas de civilización más adelante. Sin embargo esa esperanza queda algo teñida por la presencia de cuatro figuras humanoides totalmente petrificadas con gesto de dolor en el piso inferior...

Qué raro - comento al ver la arruinada estructura - Es como si hubiéramos viajado a otra dimensión. O a otro tiempo. Quizá ese aire que nos dio hizo algo más que ponernos a dormir una siesta.

Me acerco a las "estatuas" contorsionadas y examino sus rostros con la luz en busca de alguna cara conocida - Para estos cuatro ya llegamos tarde, me parece...

No le gustó nada lo que vió al salir. Aquel artefacto que parecia latir como si tuviera un corazón dentro... no, desde luego le daba mala espina. Las figuras petrificadas enfatizaban su mal presentimiento sobre aquel sitio. Se arrebujó con una mano en aquella nueva y carisima capa. En la otra seguía portando su arma.

_{- ¿Viajar en el tiempo? Yo creo que más bien nuestro sueño nos mostró como era este sitio hace mucho... ¿no? -} tampoco estaba segura, así que sus ojos buscaron los de Feniel para saber su opinión.

_{- No te acerques mucho a esas estatutas Ekron} - le dijo alertandolo mientras le seguía a distancia, por si acaso no le hacia caso y surgian problemas. Sus ojos recorrian todo el exterior, como si esperase que en cualquier momento les saltaran encima.

Ah, aire fresco por fin. Observo el lugar, cayendo al poco de a qué me recuerda todo esto, y me fijo en la estructura, esta vez activa. Y no sólo eso, sino que parece que ya hay algunos pobres incautos que han podido comprobar de qué se trata. Miro extrañado a Ekron y luego me giro hacia Morrigan, asintiendo más tranquilo a lo que dice ella. 

- Creo que me sumo más a esa idea. Las ruinas ya eran ruinosas cuando llegamos. Pero no tengo claro que este fuera el lugar exacto con el que soñamos. Esa cosa me parecía más grande, no sé. - señalo el artefacto. Abro y cierro la boca, sin saber muy bien qué decir, cuando Ekron se acerca alegremente a los cuerpo petrificados - Creo que deberías escuchar a Morrigan... - Si la oyes, jeje. - ... y no acercarte a las "estatuas". Hace más bien poco había gente aquí haciendo un ritual y... Sólo diré que la cosa que brilla ha destrozado la puerta de piedra y parece que ha convertido a unos cuantos aquí.

Voy buscando refugio, lejos de la estructura, aunque hecho un vistazo de lejos a las figuras petrificadas. Algún cambio en sus ropas, en sus gestos... Alguna cosa que les distinga, como para saber quiénes pertenecían al posible ritual y quién ha sido el último que ha gritado y ha debido de quedar igual.

Mientras los tres empiezan avanzar por el único camino que no implicaba dar peligrosos saltos o escalar viejas paredes y sedimentos montañosos, pueden notar la brisa fría pero fresca de la mañana que solo era interrumpida por la "respiración" de la máquina.

Por su parte el hechicero actúa más despreocupado que el resto y se acerca a las figuras pretrificadas sin ninguna precaucion o miedo, ¿y por qué debería? Al fin y al cabo le queda claro que, sea lo que sea lo que les ha pasado, el resultado ha sido lo mismo que el de las arañas. Mientras tanto los dos divinos mantienen la distancia, el de fuego más que la de la muerte, y no parece que realmente haya ningún peligro cercano.

Y así era hasta que volvéis a oír un grito, esta vez mucho más claro y cercano. Sin embargo no sale de ninguna de las estatuas, el primero en verlo es Morrigan. Al lado de donde estaba el bardo se forma el contorno de una mujer atada para ser quemada, toda la imagen parece un residuo de algo pasado y apenas podíais ver una sombra violacea de lo que ocurría. Tampoco necesitabais más, la mujer se estaba muriendo. Del sobresalto Ekron se gira tocando una de las figuras petrificadas que se deshace en cenizas, de la misma manera que el cadáver medio comido por las arañas.

El bardo nota el brillo violaceo de la figura y hasta por un momento el calor de las llamas. No obstante cuando se fija mejor en ello, puede comprobar que las sombras de las llamas la están tocando sin dejar marca alguna. El divino nota como algo tirando de su mente mientras que otros gritos se unen a la cacofonía.

Otras sombras parecidas aparecen por el lugar en distintos artilugios de tortura y gritan pidiendo clemencia en idiomas que no entendéis, pero que conseguís distinguir en que no son más de uno.

Finalmente tal y como todo empezo vuelve a terminar, dejándoos una sensación de mareo y náuseas pero con la calma de no oír los gritos y súplicas que hasta por un momento os parecían propias.

Eres Zankora, emperatriz Sol, hija y sirvienta del León que no duerme. Y sin embargo estos herejes e impúdicos se atrevían a juzgarte. Tú, qué habías conquistado toda la estepa. Tú, qué hiciste inclinarse al dios dragón y habías destruido las hordas del rey de la Nube Violácea. Tú que eras la décimo séptima hija y aun así habías eliminado todos los obstáculos para heredar el puesto que por nacimiento te merecías.

Y sin embargo nada de eso importa, vinieron con nuevos dioses y demostraron su poder. Arrasaron tu tierra, arrancaron las almas de todos tus guardias y fieles. Mataron a tus hijos y aún no era bastante para ellos, te torturaron y no solo en cuerpo. Maltrataron a tus hijos delante de ti, mientras suplicaban que aceptaras que eras una simple mortal y que León no existía. Tu fe fue inquebrantable pero no así el amor de tus hijos, oíste sus maldiciones mientras los aplastaban delante de ti, lloraste por dentro cada golpe pero en el fondo sabías que los campos de oro y adra les esperaban. Que si eran fieles como tú os encontraríais después.

Finalmente todo había llevado a esto, se dieron cuenta de que no ibas a ceder y decidieron ejecutarte dándote una última oportunidad. Ilusos, jamás reconocerías sus falsos ídolos, eras la emperatriz y estas tierras siempre serían tuyas.

Al fin llega la pregunta y cuando te dispones a responder no sale tu voz y sin embargo te escuchas pedir perdón y aceptas el nuevo panteón... Te habían engañado en ningún momento importaba tu voz solo tu imagen, sueltas lágrimas de impotencia mientras las llamas empiezan a besar tus pies, el dolor es insoportable y tu gente ha perdido el camino por culpa de las mentiras pero al menos ya llegas a los campos eternos.

Por un momento Feniel se pierde en esos recuerdos, los siente como propios. Tanto el orgullo como el odio de Zankora es suyo, parte de su orgullosa personalidad está en él y poco a poco se ve consumido por su carácter hasta que casi perder su propia identidad. Sin embargo el joven es fuerte y consigue separarse de ello, no está seguro de como pero sabe que el alma de esa emperatriz quedo atada a esta tierra y puede liberarla o alimentarse de ella. Sea como sea parece que las pesadillas y visiones no son lo único que ha cambiado en ellos.

 ¿Pero que diablos era aquello? ¿Imagenes pasadas? ¿Porque?¿Cómo? ¿Serían estas las mismas preguntas que necesitaba plantear y ser respondidas en aquel extraño sueño cuando el viento los hizo caer en la incosciencia? ¿Sería obra del viento? ¿Del ritual?

De momento la impotencia se adueñaba de su ser y sentia inutil su pesada arma sostenida entre sus dos manos, con la punta de su filo tocando la tierra del suelo como si fuera a alzarla en cualquier momento para usarla, pero no siendo así. Sus ojos, parcialmente cubiertos por las protuberancias que decoraban la mitad superior de su rostro, denotaban el dolor que le producia ver aquellas torturas, pero mas oir aquellas voces agónicas, que a pesar de no entenderlas, se clavaban en el cerebro como estacas.

Cuando todo cedió, tuvo que hacer un esfuerzo para no caer de rodillas al suelo de puro alivio. _{- Cre...Creeis que es la cosa esa... -} dió un paso más hacia la estructura que parecia latir con aquel tono violaceo _{- quiero decir... la que ha hecho aparecer esas imagenes...-}

Intentó pensar si sabia de algo que pudiera ocasionar aquello... que cosas del pasado se recrearan en el presente de aquella forma.... _{- ¿Será esto un aviso? -}

¡DIOSES! - se me escapa al girarme, no sé muy bien si por el grotesco espectáculo de luces que se nos muestra o por haber desintegrado una de las "estatuas" - Espero que no me hagan pagarlo. Me dejé la bolsa en la caravana - bromeo para aliviar la tensión.

Pues si es un aviso vamos listos, porque no lo he entendido en absoluto - bromeo con Morrigan. Y es cierto. Si es una advertencia para que hagamos o dejemos de hacer algo no llego a verle la lógica. Quizá haya sido accidental.

Luego me quedo mirando el extraño aparato con su pulsante luz violeta. Su diseño y energía me resultan fascinantes a pesar de no poder evitar la sensación de que guarda relación con los cadáveres petrificados.

Voy a acercarme a echar un vistazo - anuncio a mis compañeros - Si me convierto en una estatua de esas hacedme el favor de ponerme en un sitio bonito.

Me acerco al aparato para verlo más de cerca y descubrir si hay algo que parezca un activador, inscripciones o algún indicio de para qué demonios sirve...

Aunque doy un respingo, me quedo quieto mientras veo la figura de la mujer, Zankora, ardiendo. Abro la boca sin querer, mientras recuerdos que no son los míos me invaden. Mi rostro se va torciendo en un gesto de dolor, de orgullo y finalmente de rabia, obligándome a tensar la mandíbula en media sonrisa ácida y sarcástica. Ni siquiera te dejaron morir en paz, ¿verdad? 

Escucho a mis compañeros hablar de la torre y de cómo aquello puede ser o no un aviso. Niego sutilmente con la cabeza, sin separar la mirada de la aparición de Zankora. 

- Más que un aviso, esto ha parecido una presentación. - digo algo en voz baja, más para mí que para los demás - Un eco de un grito de ayuda. Y no pienso dejarte aquí...

... Pues haremos que paguen. Extiendo la mano hacia donde se encontraba la figura, decidido a volver a sentirla, a tirar de ella para poder llevarme su dolor conmigo. Si esto no funciona, tendré que ir a buscarla hacia el artefacto.

Por un momento contempláis como a Feniel le brillan los ojos de un tono morado a la vez que se perfila una aura alrededor de él. Esta se desvanece al instante y si no fuera por todo lo demás que habíais visto lo consideraríais parte de vuestra imaginación.

Además de eso cuando Ekron se acerca al artefacto no consigue encontrar ninguna inscripción o interruptor en el lugar que parezca poder interactuar con la construcción, por lo demás alguna runa desgastada los anillos de bronce te resulta ilegible. Lo que si nota es lo cargado que está el ambiente alrededor. La energía anímica del lugar le eriza el pelo del cuerpo dejándole muy claro al hechicero que si por algún casual destruían la maquina no saldría nadie vivo de ahí...

Por lo demás el lugar parece en calma y los sonidos de la naturaleza no han sido perturbados en absoluto por lo que acabáis de ver...

Feniel ve con facilidad el hilo que ataba el alma a la tierra con todas su maldiciones y dolores. Sería tan fácil liberarla y sin embargo el divino de fuego ve otra posibilidad. Cogiendo ese hilo por pura fuerza de voluntad lo deshace y lo ata a si mismo. Al principio nota una convulsión, el alma de Zankora sigue sin ser consciente de si misma pero su personalidad se vuelve mucho más intensa en la psique del bardo, poco a poco nota como sus energías le insuflan hasta casi reventar. Afortunadamente su alma es más fuerte y su mente más consciente consiguiendo imponerse y alimentarse de la esencia de la antaño emperatriz dejando esta de existir.

Aunque no del todo, parte de su porte y presencia se impregnan en Feniel como si de un manto de autoridad se tratara...

_{- Ten cuidado -} le dijo a Ekron antes de girar el rostro al ver a Feniel con el brazo extendido tocando a la nada.... Y ese aura... _{- ¿La conociais? -} pregunta con curiosidad y cierta expectación mientras se aproximaba a él.

Nada parecia cambiar ni resultar peligroso, así que su vista se perdió allá donde habian escuchado el ruido de la civilización...

_{- Será mejor salir de aquí y ver que encontramos. Quizás alguien que viva por estas tierras sepa que es esto, o algo del ritual, o de esas... personas -} finalizó refiriendose a las imagenes que habian presenciado y esperando que la siguieran.

Por un momento tenso los hombros y cierro los ojos, intentando "tragar" esa personalidad y no dejar que la mía sea la que desaparezca. Ya está, ya ha acabado... Ahora estás a salvo conmigo. Vuelvo a abrir los ojos, sacudiendo la cabeza y observando mis manos sin estar del todo seguro de lo que acabo de hacer. Sea como sea, es algo que me gusta y esbozo media sonrisa mientras termino de recomponerme. Levanto la ceja al escuchar a Morrigan y me giro hacia ella, encogiéndome de hombros con gesto resuelto.

- Sí, podría decirse que sí. - sin saber qué más explicaciones darle, observo el lugar y el artefacto y me fijo en que Ekron de momento sigue pareciendo de carne y hueso, así que asiento mientras avanzamos hacia la "salida" para recogerle de camino - Llámame loco, pero tengo la sensación de que quienes más saben de esto deben de ser los mismos que nos atacaron en la caravana. En cualquier caso, vayámonos de aquí antes de que esto se vuelva a activar...

¿Qué ventiscas ha sido eso? - me pregunto al ver el extraño fantasma o lo que sea planeando sobre Feniel - Parece que este lugar tiene más sorpresas para unos que para otros - La extraña máquina es más incomprensible de cerca que de lejos, y lo único que saco en claro es que manipularla a lo loco es una pésima idea, así que vuelvo junto a los dos divinos.

Sí, es posible. Aunque yo no iría a preguntarles hasta que no se les pasara el ataque de cuernos, así que mejor nos vamos ya - hago un gesto hacia las estatuas - A los últimos que vieron ese trasto en funcionamiento no les fue demasiado bien...