Pasca alza una ceja ante la mano tendida pero termina por responder devolviendo el saludo.
- No hace falta ser tan formal, al fin y al cabo habíais pagado y yo solo hacía mi trabajo. Qué teng..- sonríe y parecía que se iba a despedir cuando el bardo interviene con toda su perorata, consiguiendo que la mujer rompa a reír con fuerza.- Y tampoco hace falta lo contrario, bribonzuelo. Y por supuesto que no voy a necesitarte para ser encantadora, pero si nos volvemos a cruzar no me quejaría en vez si has aprendido algún nuevo truco.- concluye guiñando un ojo con picardía y finalmente se dirige a Ekron cuando este ya estaba abriendo la puerta hacia el salón.- No te preocupes que te los vigilo yo.
Cuando Ekron entra en el salón se lo encuentra bastante vacío salvo por dos mesas ocupadas, una por un elfo bardo del cual recordaba que junto a un humano había estado tocando con Feniel el mediodía anterior. Pero eso poco le puede importar, pues en la otra mesa estaba la mujer que buscaba.
Meriel estaba leyendo algún libro mientras desayunaba con calma cuando se fijo en él. Intenta ocultarlo pero en su rostro se ven una mezcla de sentimientos encontrados.
- Oh, así que al final no te habías ido sin más.- comenta con una dignidad más que forzada.
Al ver a Meriel me queda claro que no he sido el único con un mal despertar. Sin embargo esta vez me va a resultar fácil deshacer el malentendido... creo.
Pues claro que no ¿A dónde iba a ir sin recoger las escasas pertenencias que pude rescatar de la caravana? - Me siento a su lado pero todavía no intento tocarla - Lo que pasó fue que tuve una charla en sueños bastante... - ¿acojonante? ¿aterradora? ¿para cagarse encima? - ... inquietante con tu amiga Caldara que acabó llevándome a... - me rasco la cabeza - Bueno, no voy a hacerme el gallito intentando explicar dónde demonios he estado porque no lo voy a conseguir. El caso es que estuve hablando con ella sobre las cosas que nos han estado sucediendo últimamente a Morrigan, a Feniel y a un servidor. - Viendo venir la respuesta decido adelantarme - Y antes de que me digas que me lo estoy inventando todo y que es una mera excusa, Caldara me dijo que te quería mucho, que te advirtió que no vinieras y que lo mejor para ti es que te vayas de antes de que acabes como ella - bailando la danza del cáñamo, pero eso prefiero no decirlo. Aún así es buena. Je.
Y eso es precisamente lo que venía a ofrecerte. Ven con nosotros. Ahora nos dirigimos hacia un sitio llamado Caed Nua para hablar con un tal señor Maerwald sobre lo que nos está pasando. Para no variar, no sé cómo explicarlo pero lo voy a intentar: antes de entrar en las ruinas de Cilant Lis nos dio un aire mágico bastante desagradable. Yo pensé que era culpa de esos elfos hijos de mala madre, pero resulta que es un fenómeno sobrenatural de la zona. El caso es que gracias a eso... o por su culpa... ahora tanto mis compañeros como yo mismo somos Observadores - dejo escapar una risa. De verdad que el nombre del concepto me suena ridículo - El caso es que no tenemos ni idea de qué significa ni qué se supone que debemos hacer con eso, así que Caldara nos indicó acudir a Maerwald para que nos explique más cosas. Yyyyyy tras despedirnos de ella estaba en la puerta de la posada viendo a Feniel tirándole los tejos a Pasca. Y ése es el resumen de mi día hasta ahora.
A ver qué me dice. Creo que tengo una camisa limpia por si decide tirarme encima su desayuno. Mujeres...
La divina de fuego desvió el rostro cuando Feniel comenzó a cantarle a Pasca y acarició la cabeza de Legend efimeramente antes de ver como Ekron se decidia a ir en busca de Meriel. Aquello le encendió un pensamiento extraño, el de ir a despedirse de Wirtan. Cabeceó con el rostro plagado de confusión, como si así pudiera asentar mejor sus pensamientos. ¿Para que narices iba a hacer aquello? No. Mejor se quedaba quietecita esperando que su compañero volviera y que al otro se le calmaran aquellos aires de bardo enamoradizo.
Se aseguró de llevar todas sus cosas encimas y de que nada se le hubiera olvidado en la habitación mientras esperaban...
Le sonrío a Pasca medio riéndome al ver que he conseguido la reacción que esperaba. Ya está, suficiente para alegrarme un poco el día. Me levanto sacudiéndome las rodillas y le guiño un ojo a Pasca.
- Oh, tranquila. Aún tengo trucos para rato y tengo la sensación de que voy a aprender bastante más de mis próximos viajes. - digo con gesto enigmático, echando un vistazo rápido al salón - Por cierto, ¿cómo están mis músicos favoritos? Mira que les dije que se portaran bien... ¿Y nuestro... convaleciente? - Por llamar de algún modo a la rata cobarde que fue Wirtan...
El mal gesto desaparece rápido mientras hablas pasando a uno de sorpresa e incluso tristeza, te sorprende que incluso cuando te anticipas a que te fuera a cortar ni siquiera mueve los labios y se mantiene en silencio hasta que termina.
- Tranquilo, te creo. Ya me quedo claro lo que eres, aunque la verdad es que no me esperaba que fueras hablar justo con ella... casi parece cosa del destino.- niega con la cabeza algo meditabunda mientras se fuerza a sonreír.- Si ella me escuchará se reiría de mí por decir eso, siempre se reía de todo. En cuanto a lo que me cuentas, sé donde se encuentra Caed Nua, pero por lo que sé hace tiempo que no se tiene noticias del lugar. No sabía que su dueño era un observador o habría ido hace mucho tiempo, así que sí. Me parece una buena opción, el visitarlo con vosotros. ¿Pero crees que el resto me querrá cerca? Morrigan creo que le dará igual, pero ese bardo se nota que no le caigo bien...
Tirada oculta
Motivo: Maerwald, me suena...
Tirada: 1d20
Resultado: 5(+7)=12 [5]
- ¿Te refieres a tu ego y tú? Pues creo que está en perfecto estado, algunas dirían que demasiado gordo incluso. No diré cual de los dos que no soy de lengua venenosa.- contesta la posadera mientras devuelve el guiño a Feniel y se ríe de su propio chiste.- Si preguntas por los hermanos, el elfo está desayunando ahora mismo, mientras que el humano aún no ha bajado. Al igual que cierta listilla que si no fuera la prima de mi hermano haría meses que estaría en la calle. Aunque bueno lo de hoy se lo pasaré que no soy tan hipócrita.- concluye sin más negando con la cabeza pero sin perder el buen ánimo, aunque la última pregunta si que rebaja un poco su sonrisa.- Bueno, aun está algo convaleciente pero creo que en unos pocos días ya podrá andar de sobra y si no lo vigilo le veo capaz de que lo intente esta tarde...
Anda, si al final ha sido hasta fácil y todo. Y sin necesidad de excusas rebuscadas... aunque ya puestos, la verdad ya es bastante rebuscada.
Oh, así que ya sabías que soy guapo, encantador, inteligente, culto y sobre todo modesto - bromeo cuando habla de "lo que soy". Lo de ser un Observador no es que me guste precisamente. Aunque lo prefiero mil veces a estar muerto, qué demonios.
Luego está el tema de la animadversión de Feniel - La verdad, no sé qué ha podido ocurrir para que ese julandrón cabezantorcha actúe de semejante manera - Si es por el tema de guardar secretos, yo todavía tengo una reclamación pendiente por aquella travesía turística por las ruinas - Igual sólo necesita algo más de tiempo para conocerte, que es justo lo que quiero yo ¿Qué me dices? - pongo mi mejor cara de niño bueno - ¿Nos darás una oportunidad?...
Al oír el comentario de Pasca, alzo las cejas y bajo la mirada hacia mi vientre, volviendo a mirarla a ella con un gesto de confusión.
- Ayer por la noche no decías eso. - respondo en voz algo baja, sonriendo divertido apenas un instante después - Ánimo entonces con el enfermo y espero que no hayamos dado demasiados problemas trayéndotelo aquí. Eso sí, prometí despedirme de mis compañeros pero... Creo que el "dormilón" no va a disfrutar mucho que suba a verle. No tardaré mucho, ¿vale? - me giro hacia Morrigan, guiñándole el ojo y dirigiéndome después al salón a ver al menos al hermano elfo.
Entraste en el salón y no tardaste en localizar al elfo. Más que nada porque solo había dos mesas ocupadas, una por la parejita de humanos, y por su gesto tenías claro que ibas a tener bastante de los dos de ahora en adelante, y la otra por tu compañeros de profesión.
Te sientas y después de un par de chanzas sobre el humano ausente y lo bien que se lo tendría que haber pasado esa noche, os despedís de buenas maneras y con respeto mutuo. El hombre te deja caer que si pasas por las tabernas de la capital era probable que vuestros caminos se fueran a cruzar otra vez.