Partida Rol por web

Luego de haber sido liberada observó al nigromante dándole explicaciones y además siendo fiel al estilo vegetal que lo caracterizaba. En otro momento le habría parecido aburrido, sin embargo agradeció pasar directamente a marchar dejando de lado posibles "favores".
—Conozco algo de nigromancia, pero nunca he visto algo como lo tuyo... Será que no me he relacionado tanto con amantes de zombis —dijo irónica.

A posteriori cuadró las largas piernas en el sitio y resonó las seis muñecas estirándose. También meneó la pelvis enmarcando las líneas de la entrepierna y así pudo resonarse los huesos de la cintura. En el proceso los prietos glúteos se le tensaron y mostró bastante relajación pese a todo.
—Bueno, estoy lista —avisó al finalizar.
Después avanzó tras los chicos, pues medía dos metros, era capaz de ver encima de ellos.

No obstante, ayudaron a escapar a la prisionera, por supuesto iba a haber determinado sistema de defensa.
—Nada he liberado, querido —afirmó mordiéndose el labio y detalló el entorno—. Quizá ese imbécil todavía sigue aquí, no me sorprendería... Lamento informarles que no tengo ni ropa ni armas, así que tendrán que ocuparse.
Dicho lo anterior inhaló alerta y colocó los brazos cual araña.

Ambos no tardasteis en agudizar los sentidos…Aluka le costó bastante más que a Ainzel, pero aquello era causa de su encarcelamiento. En cambio el nigromante lo caló al instante. Justo encima de la sala…un enorme ser de sombra, con ojos brillantes y una armadura sobrepuesta a su cuerpo etéreo los observaba.

-¿Quién osa liberar de su encarcelamiento a la demonio?.-Rugió con una voz grave y poderosa. Su cuerpo emanaba aquella pesada y oscura neblina que era capaz de apagar todas las luces de la habitación.   

La demonio no tardó en reconocer bien a aquel ser Malhazzar, su captor…le vio un par de veces y no fueron encuentros agradables. Podía saber que el ser de sombra se refugiaba en estancias más profundas a aquella…pero tal vez las cadenas, el ruido o la conversación le atrajeron.

No le había gustado mucho que la demonesa se refiriera a los nigromantes como "amantes de zombis". Sin embargo, en aquel momento, aquello era de menor importancia, en especial cuando el joven notó la presencia responsable de aquella extraña emboscada, prestando atención también a las últimas palabras por parte de Aluka, quien parecía asegurar que ella no era la responsable de aquello y que se trataba del individuo que la había encadenado. Era lógico, teniendo en cuenta que si realmente la había estado atormentando todo ese tiempo, no sería algo extraño que su carcelero estuviera siempre cerca. Probablemente, el liberarla de su prisión, le había alertado.

- Eso parece... - Murmuró un tanto preocupado ante el poder que aquella criatura podría demostrar. Estaba claro que se trataba de una especie de espíritu, o tal vez sólo había adquirido esa apariencia con algún hechizo que le permitiera ser etéreo.  No obstante, aquel estado físico no le ayudaría a escapar de sus maldiciones que consumían la vida que era marcada como su objetivo. Parecía que estaba molesto por lo que el nigromante no iba a dejar, en lo posible que éste actuara antes que ellos. Sin dudarlo, concentró su energía negativa en su baculo de huesos, no tardando demasiado en apuntar a su objetivo, al cual había percibido con rapidez anteriormente. De la joya del cráneo, surgió un extraño rayo oscuro que se dirigió a su enemigo con la intención de consumir su vida.

Siempre lo dice mi maestra... no hay que perder tiempo en conversaciones cuando sabes que al final va a querer matarte. Pensó mientras enfocaba su poder en su baculo y buscaba destruir a su oponente. No había tiempo para dudar, mejor el extraño antes que ellos, o más bien él, sin duda no quería morir y mucho menos en unas malditas ruinas.

Y entonces ahí estaba, el maldito captor sombrío que la había estado jodiendo con sus tentáculos. No le hubiese molestado de no ser porque era un inútil y además la mantenía encadenada. Pero tenía de arma solamente las uñas, en consecuencia prefirió dejar al nigromante atacar primero y luego ella vería si hacerlo o no.
—Maldito imbécil, ahora te enterarás de lo que es bueno —amenazó mostrando la dentadura de tiburón.

Malhazzar chasqueó su lengua en el momento que un ataque se lanzaba hacia el. Pero para sorpresa de los presentes…cuando el golpe le dio de lleno, se desintegró.

Apenas fueron unos segundos, todo parecía haber terminado, pero no fue así. La niebla volvió a darle forma.-Estúpidos mortales, soy Malhazzar…Soberano de las legiones de la sombra, ¡nadie puede matarme!-Aquellas palabras resonaron como una especie de eco por vuestras cabezas…parecía tener razón, ¿Cómo si no estaría tan seguro de si mismo?

Zehan…guardaba silencio con los ojos cerrados, hasta que al final miró a Aluka.-¿Dónde hay luz?-Hablaba apurado mientras sacaba su espada y observaba al demonio de sombra.

Cuando vio al bicho desintegrarse sonrió por un instante, pero luego se le fue rápido el gesto de la cara al verlo rearmarse. Entonces bufó cansada de la situación y meditó agachando la miranda mientras se frotaba el mentón usando la diestra superior. Afortunadamente el semidemonio tuvo una idea y ella lo observó sonriendo de manera amplia.
—Deberías haberlo dicho antes —dijo segura de sí misma.
A continuación elevó las manos centrales al frente y concentrándose empezó a invocar las energías de fuego demoníaco en ambas palmas. Podía manipularlo y aunque carecía de hechizos ofensivos, solía sanar utilizándolo y gracias a eso poseía la experiencia necesaria a la hora de invocarlo.

La demonesa podía usar fuego, no me sorprendía aunque no sentí la sensación abrasadora que causaban mis llamas, de seguro poseía otra naturaleza.

Sin embargo quizás eso fuera lo mejor, necesitábamos luz y eramos 3 seres oscuros, tal vez mis llamas podrían dañarlo igual, eso hacían con los otros demonios que enfrente pero por ahora me concentré en buscar en la habitación algo que nos pudiera ser útil.

Cuando su hechizo dio con la criatura de oscuridad, el nigromante se alegró por un momento, al menos hasta que éste se desintegró y volvió a aparecer como si no hubiera sucedido nada. Bueno, estaba claro, detestaba a luchar contra criaturas de la oscuridad, demasiada afinidad a la oscuridad y la energía negativa. Aunque... si era un espíritu, habría la posibilidad de dominarle. Después de todo, era la especialidad de todo nigromante.

- Maldición... bueno, hechizos de oscuridad negados. Voy a intentar con otra cosa. - Dijo en el momento en el que veía cómo la demonesa intentaba hacer algo al respecto, en vez de quedarse allí parada tras las palabras de Zehan que parecía que había descubierto algún secreto respecto al ser. Si, Johann habría sido una buena opción para enfrentarse a esa criatura, pero el muy iluso se había perdido o algo parecido, por lo que no podían contar con él. Aunque el fuego o alguna otra fuente de luz sería bastante molesta para Malhazzar.

De cualquier manera, Ainzel no se quedaría con los brazos cruzados sin hacer nada. Su hechizo de ofensivo no había funcionado pero si el ser era de carácter espiritual, tenía otro método. Le dominaría con su poder sobre la muerte. Había posibilidad de que fracasara si no se concentraba lo suficiente, pero debía de intentarlo, por las dudas de que el otro plan de la demonesa fracasara. Concentrándose, buscó establecer un vínculo con su energía negativa para apoderarse de la voluntad del posible espíritu. Si no había ningún rastro de resistencia, aquello significaría que no era un espíritu, algo más que posible. No tenía idea exactamente de lo que era la criatura.

Aquel ser empezaba a enfurecerse…de sus ojos salía aquella extraña neblina de sombra que os rodeaba.-¡Se me está acabando la paciencia!, ¡Demonio inferior!, ¡Te ordeno volver a tus cadenas, ahora mismo!.-Rugió enfadado mientras estiraba los brazos, los cuales se alargaron y se convirtieron en sombras que buscaban agarrar a Aluka y doblegarla.

-¿Qué diantres crees que hacer nigromante?...-Ainzel intentó doblegarle como si fuera un espíritu, pero Malhazzar rio con ganas.-¡Soy un demonio, estúpido...tus hechizos no me hacen nada!.-Entonces lanzó otro brazo hacia el, buscando agarrarle el cuello y callar sus palabras y encantamientos.

Zehan no tardó en ver entre las sombras algo escondido…más bien en los recovecos de las paredes. Unas extrañas velas iluminadas por una luz negra, casi imperceptibles al ojo humano, pero el era un demonio…

Algo le decía que eran importantes, tenían que serlo...¿porque estaban escondidas entonces?

Luego de invocar el fuego en sus manos, miró el entorno para buscar algo reflectante. En caso de encontrarlo correría a ponerle las manos encima.
—Querido, avísame si ves algo donde pueda reflejar el maldito fuego —dijo al semidemonio.

Esas velas tenían que ser algo importante.

Ante la petición de la demonesa lancé mi katana la cual se clavó delante de ella, por ahora era la única superficie reflectante que tenia.

Mientras yo corrí hacia las velas y usando mis llamas en la yema del índice comencé a encenderlas una por una.

Bueno, la dominación no había sido posible, principalmente porque al final había quedado demostrado, por parte de las palabras de la extraña criatura, que era un demonio y no un espíritu. Un error lo cometía cualquiera y teniendo la apariencia que tenía, Ainzel hubiera pensado que se trataba de un espíritu. De cualquier forma, estaba claro que no había mucho que pudiera hacer si resistías sus hechizos de energía negativa. A menos que tuviera cadáveres para levantar, no podría hacer mucho al respecto, y en ese lugar no había un maldito cuerpo.

- Mm voy a tener que depender de mis compañeros... - Murmuró mientras esperaba que el resto se hiciera cargo. Viendo que parecían tener un plan, esperaba que fuera uno muy bueno ya que si no estarían en problemas. No quería saber nada con una criatura que resistía sus hechizos como si fueran caricias.

Aluka agarró rápidamente la katana de Zehan, aunque el demonio volvió a reir con ganas.-¿Y que planeas hacer con eso, eh?...¡y tu!, ¡Deja esas malditas velas o te destrozaré!.-Dicho eso soltó a Aluka y lanzó sus manos contra el demonio. El susodicho apenas tuvo tiempo de trastear con las velas, ya que aquel agarre era fuerte y apenas dejaba respirar.

Mientras, de aquellos brazos, comenzó a salir niebla que buscaba entrar en todas las cavidades de aquel cuerpo.

Aquel demonio se lanzó contra mi, apresandome con fuerza y buscando someterme de alguna forma.

La fuerza no era lo mío, pero no la necesitaba. Estando tan cerca no podía fallar.

-Grave error- dije antes de inmolarme en mis llamas verdes, dejando todo mi cuerpo prendido fuego.

Las llamas no tuvieron el efecto esperado, ardían si…pero no con suficiente intensidad para que aquel ser se viera asustado o dañado por ellas.-Los demonios no sois más que escoria…os encarcelaré a todos y nunca más veréis la luz del sol…