Partida Rol por web

- ¿Lo viste?

Casi no pudo pronunciar la pregunta. Era como si su aliento se hubiera quedado congelado, imaginándose el horror que acababa de vivir su hija al presenciar el cuerpo inerte de su padre, recién asesinado.

- Estoy bien cariño, estoy bien... me han llevado a casa de unos conocidos... mios. - Eso significaba que eran muggles. Todo un alivio, dadas las circunstancias. - Quería estar contigo pero... - Te costó ubicar la imagen de tu madre en esos momentos. Hacía unos años que habían quitado el teléfono fijo de vuestra casa, sustituyéndolo por dos estupendos móviles a juego. Uno lo llevaba tu madre encima, y el otro cogía polvo en la mesilla de tu padre. Él siempre había tenido sus propios métodos.

- Porque siempre han sido de luchar por el bien común, aunque eso les acabara poniendo en riesgo.

No era la primera vez que tu madre te decía eso. Habías vivido una infancia llena de ausencias compensadas por el maravilloso carácter de un padre que te hacía sentir única y especial en los pocos momentos que tenía para ti.

- Ahora es momento de que vosotros hagáis lo mismo. Sé que podrás hacerlo. Sé que podrás sobrevivir a todo esto, cariño. Sé que podrás hacerlo.

Su madre estaba a salvo. Estar rodeada de muggles en esos momentos era uno de los lugares más seguros en los que podía estar, siendo que las muertes parecían darse de momento entre los magos puros, por una razón que tenían que conseguir averiguar. 

Escuchar de su boca aquellas palabras que tantas veces había oído le reconforta, le da la sensación que, al igual que le dice su corazón, los motivos de su padre siempre habían sido los correctos. A la vez, le apena que las palabras de su madre no le digan más de lo que ya sabe. 

- Lo intentaré mamá. Sobreviviré a ello.- aunque solo fuera por su madre. Con la deuda de sangre que había firmado con los dos chicos no estaba segura de que aquello de sobrevivir estuviera destinado para ella, pero su madre no tenía porqué saberlo.- Cuídate, ¿vale? Te quiero mucho, mamá. - Con esas palabras, Arianna colgó el teléfono. 

Durante unos instantes se queda mirando la pantalla, pensativa. Su cabeza le dice que borre el número, que no lo deje ahí, que podría estar poniendo en peligro a su madre. Sin embargo, su corazón le dice lo contrario, que lo deje. Liam es el único que sabrá a quién corresponde ese número. Si me pasa algo la podrá llamar. 

Arianna llegó cabizbaja y pensativa a la que sería su habitación esa noche. En ella se encontraba Liam, acomodando todo para su confort.

Con el móvil en la mano y la decisión ya tomada, Arianna se acerca a la puerta de la habitación y da dos golpes avisando su llegada antes de empujar la puerta para entrar. 

- ¿Se puede?- Arianna se acerca con una tímida sonrisa al lugar donde está su amigo.- Gracias.- le tiende el móvil en cuya pantalla sale la lista de llamadas salientes.- No he borrado el número. Por favor, no grabes el nombre. Pero...quiero que lo tengas por si me pasa algo.- Necesitaba que alguien pudiese avisar a mi madre en el caso de que ocurriese lo peor. Que ese alguien fuera Liam en ese momento parecía la mejor opción. A pesar de lo que había aprendido sobre él en los últimos días, su reacción de hace un rato le había devuelto gran parte de la confianza que había tenido siempre en el chico. 

- ¿Has encontrado algo que nos sirva? Si tienes ordenador podemos buscar las instrucciones para saber como hacer el cóctel. - Con todo ese tiempo ayudando a su padre y trabajando con muggles en verano, Arianna estaba más que acostumbrada a cualquier aspecto relacionado con sus compañeros no mágicos. 

- ¿Y que sabe ahora? - Quizás aquella fue la pregunta más acertada mientras le agarraba de la camisa, mirandolo fijamente con cierto gesto de furia contenida a escasos centimetros de su cara. Pero fue algo que dijo, algo que provocó una reacción contraria a lo que deseaba hacer en aquel momento. Lo solté lentamente mientras lo miraba y aflojaba la presión en mi mandíbula, sin apartar la mirada de él, y mirando a un lado durante unos segundos, pensando.

Fruncí el ceño ligeramente.

 - ¿Y como sabes que es mi exnovia? - Le pregunté. Aquello era algo secreto, o que solo sabía un pequeño y selecto círculo. Rumores, como mucho. Pero aquella afirmación no eran rumores. Y yo ya sospechaba de todos. - ¿Que te ha hecho? - Le acabé por preguntar al ver que su estado era no solo peor al mio, si no además más inmediato.

- Tienes que ir a San Mungo, no aguantarás mucho más así. - Saqué de aquella bolsa sin fondo una poción. Una poción de muertos en vida. - Tendrás que beberte esto. Muertos en vida, te dormirá y tendremos tiempo para llevarte a San Mungo. -

En cuanto deje a Ari atras, recorde el estado en el que habia dejado mi cuarto aquella misma mañana. De ahi que el camino a mi habitacion fuera mas bien "la carrera hacia mi habitacion". Nada mas entrar, eche una rapida visual al lugar y tras apuntar con mi varita a un cajon de la comoda, del que asomaba algo de ropa, para que se cerrara, hice lo propio con la cama, apuntando tambien para que acabara por hacerse sola antes de que la pelirroja colgara el telefono.

Acto seguido encendi mi ordenador, al tiempo que daba una patada "fortuita" a un par de zapatillas de deporte que cole bajo la comoda y lanzaba hacia la papelera un envoltorio de chocolatina que habia olvidado sobre el escritorio. Bueno, mas o menos todo parecia ordenado, o al menos ordenado para alguien como yo. Lo unico que parecia estar fuera de lugar cuando llego la chica fue un cenicero con 3 o 4 colillas y mi album de fotos, que estaba sobre el escritorio, junto al ordenador. No estaba mal para el poco tiempo que habia tenido.

En cualquier caso, cuando Ari entro me pillo vaciando aquel cenicero en la papelera, lo que hizo que me pusiera inevitablemente nervioso y estuviera a punto de tirarlo al suelo. Afortunadamente ya estaba vacio y consegui agarrarlo justo a tiempo, pero aun asi, fue suficiente como para delatarme.

Sin embargo, cuando vi el semblante de Arianna, todo aquello paso a un segundo plano. Estaba claro que no estaba bien. ¿Como iba a estarlo? Yo mismo habia tenido que darle aquella misma noticia a mi madre hacia apenas una o dos horas y lo cierto era que habia sido uno de los peores tragos de mi vida. Asi pues, sin mediar palabra, deje el cenicero vacio sobre la mesa, y di un par de pasos hacia ella, dispuesto a abordarla.

-¿Como estas? - pregunte sencillamente, sin saber muy bien si lo que necesitaba era un abrazo o hacer como que nada de aquello estaba pasando. Sin embargo, aquellas duras palabras cuando me devolvio el movil hicieron que durante unos segundos fuera yo el incapaz de reaccionar. Aquella peticion se traducia en un: Avisa a mi madre si muero. ¿Como podia pensar aquello? De todas las posibles opciones, de todas las posibilidades, me habia llegado a plantear incluso mi propia muerte, pero la suya... No, la suya era una que no entraba dentro de mis planes, y aquello suponia un enorme golpe contra aquella cruda realidad- No te preocupes, nadie sabra de quien es.  le dije, negando, sin decir nada sobre su peticion. Aquella frase ya dejaba claro que aceptaba, que haria lo que me pedia, pero que preferia no tener que hablar de aquello en voz alta. No al menos en aquel momento.

Entonces aproveche el cambio de tema para guardar el movil en el bolsillo, e intentar apartar aquel oscuro pensamiento de mi mente. Y me encontre de nuevo con la misma problematica: justificar qué habia estado haciendo mientras ella habia estado al telefono- Yo... eh... bueno... No me ha dado tiempo a buscar nada. - dije sencillamente, consciente de que no podia mentirle- Pero he encendido el ordenador, si... - añadi, mostrando la pantalla ya encendida- Espera, vamos a ver qué encontramos... Seguro que hay algo.. - dije, mientras tecleaba en Google las palabras Coctel Molotov, aun de pie, sin siquiera sentarme- Sientate anda... No te he dicho nada antes, creo... O si, no me acuerdo... Pero.. ¿Quieres tomar algo? le pregunte, intentando ser educado y que no se notara demasiado el ligero nerviosismo que sentia ante el hecho de que ella estuviera en mi habitacion ahora mismo. ¿Pero que me pasaba? Me sentia irremediablemente gilipollas.

No se la tomó. Incluso en esas condiciones te fue imposible imponerle algo que no quería aceptar. Era la viva imagen de los Jackson. Cuando llegasteis a San Mungo el caos era arrollador. Aunque no tardaron en atender a James. Quizá nadie había reparado en su ausencia de los últimos meses, pero seguía teniendo preferencia en vuestra sociedad.

Te dejaron solo durante demasiado tiempo. Largos y lentos minutos en los que solo podías pensar en las últimas palabras de tu tío.

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- S....se ha...ase...gura...do... de... que m...me ent...er....ara... de ello.... - ¿Por qué? ¿Qué interés podía tener Rebecca en que supiera de vuestra relación? - ¿Ha...cerme...? Enc...ca....cargarse... de ad..divinar.... co...com...no... atac...ar al... M...ministe..rio. - También había utilizado con él sus poderes, estaba claro.

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Cuando te dejaron entrar al improvisado cuarto, pudiste ver la diferencia. Seguía cadavérico, demasiado debil para mantener los ojos abiertos durante largo rato. Pero vivo. Estaba vivo.

Al entrar en la habitación Arianna se hace la tonta con respecto al cenicero. No le había pasado por alto que el chico prácticamente había dejado de fumar en su presencia, lo cual agradecía, pero no quería que se sintiese juzgado por haberse fumado unos pocos cigarros. ¿Quién no lo haría en un momento de tensión como aquel?

Tras asentir agradecida a la respuesta de Liam, responde a su pregunta inicial. - Bien- dentro de lo que cabe.- Ella ya lo sabía. - No sabía quién se lo había dicho pero tampoco era algo que importase en esos momentos. lo que sí que le importaba era que su madre estaba a salvo. Rodeada de muggles no podía convertirse en un blanco en el futuro cercano. Al menos eso esperaba la chica. 

No le había dado tiempo a buscar nada...Arianna echa un vistazo a su alrededor y se percata de algunas cosas que parecen haber sido recogidas a toda prisa. No puede evitar que se dibuje en su rostro una diminuta sonrisa. ¿Había estado recogiendo por ella? Liam tenía que saber de sobras que ella no le habría juzgado. Menos aún por un par de zapatillas mal puestas. Sin embargo, le pareció un gesto bonito. Apartando aquellos banales pensamientos de su cabeza, se concentra en la pantalla del ordenador. - Dale a esa primera opción- le dice señalando a uno de los enlaces que aparecen en pantalla. - Botella de cerveza y trapo podemos conseguir...¿tienes del resto? Yo hay algunas cosas que no sé muy bien que son. - confiesa, aún a costa de sentirse tonta. 

En ese momento ocurren dos cosas: los ojos de Arianna se fijan en el álbum de fotos y Liam le pregunta si quiere tomar algo. Hay algo en su voz que no suena al Liam de siempre y la chica tarda un rato en reaccionar.- Esto...un vaso de agua fresquita quizás, gracias.- Entonces vuelve al asunto que ha captado su atención. Coloca una mano sobre el álbum y mira al chico, pidiéndole permiso para abrirlo. Las fotos podían ser algo muy personal y había gente a la que no le gustaba compartirlas.- ¿Puedo?

La hora en la pantalla le recuerda lo tarde que es. Eso le recuerda también que ya no tiene una casa en la que le esperen para volver a dormir. Y tampoco le apetece pasar la noche en su casa, con la ausencia de su madre y el fantasma de su padre. La realidad le golpea y vuelve a mirar a su alrededor. Voy a dormir aquí... De repente, se siente profundamente avergonzada. ¿Qué haces Ari? ni que nunca hubieses dormido en casa de un amigo...

Mire a Ari con extrañeza  cuando dijo que su madre ya lo sabia- ¿La avisaron desde el Ministerio? - dije, pensando en que, en el caso de mi madre, habia sido yo quien le habia dado la noticia. Al menos, entonces, no le habria pillado tan de sorpresa como a la mia.

Comenzamos entonces a buscar informacion en Google sobre como hacer un coctel molotov. Clické, tal y como Ari me indico, en la primera opcion, y me quede observando aquel esquema- Se supone que solo hace falta la botella, el trapo... Y eso de ahi es gasolina y aceite de motor. Podemos conseguirlo sin problemas. Mi madre tiene coche, y hay una gasolinera cerca. -le explique, satisfecho por la facilidad con la que se hacian esas cosas. Tambien tenemos botellas vacias en casa, y podemos usar algunas sabanas viejas para hacer las mechas. Si quieres esta noche, despues de la reunion, podemos venir y prepararlo todo... - le dije, sin ser consciente hasta aquel momento de lo que aquello implicaba: que estaba invitando a Ari a pasar la noche en mi casa.

Note de nuevo aquella desazon, aquel pequeño pellizco en el estomago que otras veces achacaba al mono de tabaco, pero que en aquella ocasion no tenia nada que ver con eso, y me pase una mano por la nuca, en un gesto de claro nerviosismo- Si quieres, claro. - añadi, pasando la pelota a su tejado, dejando claro que la decision era suya.

Y fue entonces cuando reparo en aquel album que tantos años habia pasado conmigo, pidiendome permiso para abrirlo. Nunca antes se lo habia enseñado a nadie. Aquel album era un pedazo de mi, de todos aquellos años que habiamos pasado en el colegio. Era un retrato de mi alma, y de como habian pasado todos aquellos años.- Claro. - respondi, sin embargo.

No me importaba que ella lo viera. Ari llevaba mucho tiempo siendo para mi una de mis mejores amigas, la mejor a aquellas alturas, sin duda. Nadie me conocia mejor que ella y en cierto modo incluso me agradaba que llegara a aquel pequeño rincon de mi alma.

El album contenia decenas de fotos, hechas todas con mi camara, desde primero hasta septimo. Todos y cada uno de nosotros estábamos en ellas: Ryan y yo, como buenos amigos, durante los primeros años, hasta cuarto. June y yo, durante el tiempo en el que habiamos estado juntos. Victor, Josh, Sam, Clarice... todos estaban alli, vivos, sonrientes, llenos de vida. Tambien habia fotos de Vinny y de Kate, incluso de Isabella. Y, por supuesto, tambien habia fotos de la propia Ari, incluyendo algunas de las que quizas no habia sido consciente y que en aquel ultimo año  era más abundantes. Y tambien estaba ella, Rebecca, en las fotos de aquel fatidico curso en el que Ryan y yo habiamos dejado de hablarnos. Habia fotos en fiestas, en clase, en descansos, en los dormitorios, en el lago, en los pasillos...Fotos de grupo, individuales, por parejas... Estaba claro que durante todos aquellos años habia hecho una buena recopilacion.

Termine de anotar los pasos para hacer el coctel y me acerque a ella, colocandome a su espalda, mientras pasaba páginas- Me lo regalo mi padre en primero, junto a la camara. - fue lo unico que dije, suponiendo que no necesitaria mas explicaciones al respecto.

Entonces mi mirada se detuvo en una de aquellas fotos en las que aparecia Rebecca, junto a Ryan, y senti que le debia una explicacion, que no podia seguir adelante, ir hasta Bulgaria, sin que supiera la verdad, aunque no pudiera contarsela entera.

-Escucha Ari... Supongo que a estas alturas debes pensar que soy un monstruo y un asesino. - le dije, notando un pellizco en el estomago al pronunciar aquella ultima palabra. Una palabra que sin duda pesaba, y mucho- Se que no hay nada que justifique lo que paso y que lo que hicimos fue terrible... Pero quiero que sepas que no fue intencionado... No puedo contarte mucho mas, ya lo sabes, y me encantaria poder hacerlo; me encantaria poder hablarte de todo con pelos y señales y que comprendieras qué paso. Pero al menos quiero que sepas que nunca, jamás, en mi vida, pretendi hacerle daño, y mucho menos que las cosas acabaran asi. Fue un terrible accidente del que me he arrepentido cada dia de mi vida y del que me seguire arrepintiendo hasta que me muera. - añadi, tragando saliva, soltando todo aquello tambien por primera vez en mi vida.- Y, a pesar de todo, me gustaria que Rebecca tambien lo supiera. Me gustaria pedirle perdon por lo que hice, aunque no lo merezca.

Guarde silencio entonces, escudandome en la seguridad que me daba estar a su espalda, no enfrentarme directamente a su mirada, que no sabia de que sentimiento estaria cargada en aquel momento. Aun asi, me senti mucho mas liberado de aquella carga, de aquel peso con el que llevaba cargando años. Me senti bien. Y estaba preparado para enfrentarme a su juicio.

Ahora, despues de mucho tiempo, habia aprendido a aceptar la verdad. Y a cargar con ella.

Se encoge de hombros ante la pregunta del chico. Lo cierto es que no tiene ni idea de cómo se ha enterado su madre pero aquello no es relevante en ese instante. En parte le entristece no haber podido ser ella quien se lo haya dicho pero lo que importa es que lo sabe, que es consciente de lo que aquello puede conllevar, que sabe que sus vidas ya no van a ser las mismas. 

- ¿Tan simple?- su atención había vuelto a la página web que mostraba como fabricar la bomba casera. Cuando Liam le ofrece volver después de la reunión, Arianna está a punto de rechazar la idea y sugerirle que lo hagan a la mañana siguiente pero no lo hace. La mera idea de tener que pasar la noche en una casa vacía, tras haber tenido frente a sus ojos el cadáver de su padre le impulsa a retrasar aquel momento lo máximo posible.- Sí. Está bien. Lo arreglamos esta noche.- Ya casi era la hora de la reunión y no tenían tiempo para conseguir todo y prepararlo. 

Antes incluso de que la palabra "Claro" salga de boca de Liam, Arianna ya está abriendo la portada del álbum. Esboza una tierna sonrisa. Qué diferente se veía al Liam de primero. En esa época ni siquiera habían sido amigos cercanos. De ser así, no le habría sorprendido la antigua amistad de éste con el Slytherin. Aunque el álbum es un claro retrato de la vida de Liam, conforme las caras van haciéndose menos niñas empiezan a aparecer fragmentos también de su propia vida. Casi cierra el libro de golpe cuando ve aparecer a Rebecca, pero logra contenerse en el último momento. Recuerda antiguas rivalidades y antiguas amistades como si hubiesen pasado siglos desde entonces. - Tu padre tenía muy buen gusto.- le dice. Seguro que cuando se lo había regalado había pensado en el bonito recuerdo que su hijo podía sacar de aquel regalo. 

Al estar a sus espaldas, Arianna no puede ver la cara de Liam cuando comienza con su disculpa. Tiene ganas de darse la vuelta, de mirarle a la cara, pero sabe que si lo hace, el chico no terminará. Y aunque siga confiando en él, lo cierto es que necesita escuchar esas palabras. Cuando llega el silencio, se da media vuelta en la silla para mirarle. Aunque sabe que no le puede mentir, quiere que lea la verdad en sus ojos.- Nunca he creído que fueses un monstruo- ¿Cómo podía ser un monstruo un niño?- Sé que no puedes contarlo y no te lo voy a pedir.- Apreciaba demasiado la vida del chico como para hacer eso.- pero me encantaría poder leerte la mente en estos instantes solo para saber por qué.-  enterarse de aquello le había devuelto algunas de las antiguas reticencias y se sentía mal por ello, pero no podía hacer nada para evitarlo. Ojalá Rebecca me hubiera enseñado más...

- Hasta hace unas horas te habría dicho que quizás sí lo merece...ahora ya no sé que pensar. Ya no sé si siempre estuvo jugando con nosotros o realmente le importábamos. Para ella éramos meras marionetas. 

Sus ojos vuelven a desviarse hacia la hora marcada en la pantalla del ordenador.- Es casi la hora. Deberíamos ir yendo. ¿Dónde se habrá metido Ryan?- En todo el rato que habían pasado en casa de Liam el chico no había aparecido. ¿Tan profunda era su indignación?