Tomé asiento sin hacer ruido con la silla y mientras fingía alisar una arruga invisible de los pantalones, estudié de reojo a Will. Trataba de averiguar si decía la verdad. Durante los últimos meses, había aprendido a leer sus gestos como si se tratara de un idioma secreto. La forma en la que movía las manos o las guardaba en los bolsillos, la tensión en los hombros que a veces arrugaba su camiseta o como arqueaba de forma extraña la ceja derecha durante un lapso infinitesimal de tiempo cuando algo le sorprendía de forma genuina, eran solo algunos ejemplos. ¿Parecería yo también tan fuera de lugar? Esperaba que no. Llevaba tanto tiempo lidiando con marrones como este que creía, al menos, haber aprendido a encajar la sorpresa con mayor discreción.
Todo el mundo parecía inusualmente callado y la creciente tensión ambiental casi podía olerse, como el ozono previo a una tormenta. Arianna sacó un fajo de pergaminos y material de escritura. Empezaba a hacerme una idea de cual era el papel de cada uno de los presentes: Seguridad mágica, la oficina de enlace con muggles, la oficinia para la ley mágica internacional y por supuesto, la pringada de cooperación mágica internacional. Tenía claro que Lily no me había enviado por mis dotes diplomáticas sino más bien porque alguien tenía que hacer el paripé de cara a la opinión pública. Todo lo que iba a discutirse en esa sala ya estaba decidido de antemano, eso lo tenía claro. Los procesos en este ministerio no tenían porqué ser transparentes, pero sí que tenían mínimamente que parecerlo.
Justo entonces uno de los halcones del ministerio aterrizó elegantemente sobre la mesa, frente a mí. Arrugué ligeramente el ceño ¿Qué querría ahora Lily?. En cuanto extraje el pequeño rollo de pergamino que el animal llevaba en un cartucho metálico acoplado a su pata, el ave volvió a alzar el vuelo con rapidez.
Tras echar un vistazo al mensaje, lo doblé por la mitad y me lo guardé en el bolsillo como si este tipo de interrupciones fueran habituales. Después entrelacé los dedos de las manos sobre la mesa en actitud relajada pero formal. - ¿Y bien? ¿Empezamos? - Pregunté volviendo a centrar mi atención en los presentes.
Hasta que Will no se acerca a ella, Ari no se da cuenta de lo nervioso que está. Parece que ni él mismo sabe muy bien por qué se encuentra en esa sala, cosa que queda confirmada cuando abre la boca para preguntarle a ella sobre el motivo de la reunión. Sin levantar la voz, responde a la pregunta del chico.
- Al parecer, somos los afortunados elegidos para reformar la ley mágica de responsabilidad penal del menor.- dice, mirando al chico. Hay cierta ironía en su voz. Desde luego, en su caso, no se siente para nada afortunada.
Mientras articula esas palabras, la gente ha ido tomando asiento a su alrededor y se escucha la voz de Veronica sugiriendo empezar la reunión. Ari toma los papeles que había depositado sobre la mesa y comienza a escribir la fecha en la esquina superior derecha del que encabeza el montón.- Cuando queráis - responde, lista para tomar nota de todo lo que en esa sala acaezca.
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La ligera mueca que le dedicaste fue suficiente para él. Una amplia sonrisa se dibujó en su rostro. De fondo, volvieron a sonar las carcajadas de todos esos extraños.
- No me lo han dicho pero... - señaló con la cabeza hacia una de las esquinas - diría que son esas de allí.
No pudo continuar.
- Chico, preséntanos a la nueva.
El vozarrón desagradable pertenecía a un hombre gordo y poco aseado. No quedaba clara su edad, aunque por lo menos debería estar prejubilado. No se molestó en esperar una respuesta.
- Que pasa chica, ¿tampoco te aceptaron en El Profeta?
Te señalo en negro los huecos vacíos.
Esto no es Hogwarts.
Una parte de ella sentía la tentación de ir, sentarse en su sitio e ignorar al chico. Eso hubiera sido lo que habría hecho en Hogwarts, al menos en aquel instante, ir a la suya, separarse de todos, pues el instinto como siempre le decía que era mejor no confiar. Y no sentirse traicionada por todos. Pero en el mundo laboral dudaba que le fuera demasiado bien si empezaba a generar mal ambiente entre sus compañeros.
Sin embargo, su firme decisión se tambaleó cuando aquel gordo seboso le habló como si estuvieran en un bar. Su ceño se frunció un poco, tratando de contener su expresión de desagrado. Llevaba meses difuminando la barrera que hacía de filtro entre lo correcto y lo incorrecto, sin que le importara si debía o no debía responder ni las consecuencias que acarrearía. Evidentemente, demasiados meses de costumbre lograron imponerse, aunque sólo fuera a medias.
- El apellido Blair aún significa algo en nuestro bendito Ministerio. Si hubiera deseado con locura trabajar en El Profeta, ahora estaría trabajando ahí - respondió con una peligrosa sonrisa. El Profeta había sido su primera opción, desde luego. Pero no había tirado de los hilos que, sin lugar a dudas, la habrían conducido hasta allí. Sin embargo, no había tirado de hilos porque no quería aprovechar la influencia de una familia a la que no quería pertenecer y, por otra parte, porque el trabajo no era su objetivo, sólo un medio -. Soy Berenice. ¿Y con quien tengo el dudoso placer de hablar?
Jerald Carrow no se molestó en prestaros atención. Ni si quiera os dirigió la palabra. Pasaron diez minutos en los que estuvisteis sentados sin saber muy bien que esperar. El grupo era tan variopinto que resultaba incómodo cualquier tipo de conversación.
- Bienvenidos.
El tono de su voz no era nada amigable. Así era Cassandra Black. Fue directa hacia uno de los sitios libres. Con un movimiento de varita repartió entre los presentes el montón de informes que esperaban en el centro de la mesa. Se abrió por la primera página. En realidad, solo tenía una página.
Objetivo: ampliar y adaptar la Ley Mágina de Responsabilidad Penal del Menor a la nueva realidad
Grupo objetivo: sujetos menores de edad con capacidades físicas, mentales ajenas a las habilidades históricamente asociadas a la comunidad mágica y muggle.
Líneas de trabajo:
- Medidas para la detección y control de los sujetos.
- Obligaciones de las personas que conozcan a estos sujetos.
- Alcance y aplicación de la ley ante sujetos extranjeros
- Implicación legal ante situaciones como:
- Desarrollar poderes no-mágicos
- Utilización de poderes o artefactos
- Homicidio voluntario
- Homicidio involuntario
- Asesinato
- Militancia con células terroristas.
- Colaboración directa con célula terrorista
- Colaboración indirecta con célula terrorista
- Conocer y mantener relación con alguien que tiene poderes.
- ....
- Podemos clasificar las penas aplicadas a los adultos en cuatro grupos. - Cassandra empezó a hablar antes de que terminarais de leer el documento - Amonestación, multa, prisión preventiva y prisión permanente. No tenemos la pena de muerta - parecía decepcionada.
- Nos han reunido aquí para definir cómo deberán ser juzgados esos monstruos - Os podíais imaginar a Cassandra añadiendo 'pena de muerte' detrás de cada apartado. - Solo se aceptarán las propuestas que tengan al menos seis votos.
- Trabajaremos en dos grupos. Williams y Reedmon iréis conmigo. El resto trabajaréis con Jerald. Después haremos una propuesta común.
Habían pasado varias horas desde la división de grupos y sentíais que no habíais avanzado nada. Ni vosotros os sentíais especialmente cómodos ni Jerald había resultado ser un hombre muy comunicativo. De reojo, observábais a Cassandra y William aportando ideas y opiniones. En comparación con vosotros, hasta la actitud de Cassandra Black resultaba de lo más acalorada.
Por fin os habíais juntado. Era la hora de poner ideas en común y buscar el consenso. O eso habría sido lo ideal. Con una sola propuesta sobre la mesa pasábais directamente a la votación.
- Medidas para la detección y control de los sujetos.
- Creación de una nueva unidad de Seguridad Mágica destinada al rastreo y seguimiento de los sujetos.
- Obligaciones de las personas que conozcan a estos sujetos.
- Poner en conocimiento del Ministerio de Magia de forma inmediata la identidad y paradero de los sujetos.
- Alcance y aplicación de la ley ante sujetos extranjeros
- Cualquier sujeto que amenace al estado mágico o sus habitantes responderá ante la Ley Mágina inglesa, aunque haya sido apresado fuera del territorio.
- No se realizarán extradiciones a sus países de origen.
- Implicación legal ante situaciones como:
- Desarrollar poderes no-mágicos
- Deberán ser incluidos en un registro
- Deberán pasar exámenes médicos periódicos
- Utilización de poderes o artefactos: prisión preventiva
- Homicidio voluntario: prisión permanente
- Homicidio involuntario: prisión preventiva
- Asesinato: prisión permanente
- Militancia en células terroristas: prisión permanente
- Colaboración directa con célula terrorista: prisión permanente
- Colaboración indirecta con célula terrorista: prisión prevntiva
- Conocer y mantener relación con alguien que tiene poderes: multa o prisión preventiva.
Os entregaron una copia a cada uno.
- Hacemos un descanso de quince minutos para que podáis leerlo. Espero que con esto seáis más eficientes - comentó Cassandra fulminado con la mirada a Jerald. - Después votaremos.
Finalmente lo hizo. Se marchó de allí sin decir palabra. Como había hecho siempre. Os quedasteis mirando unos a otros sin tener claro lo que iba a pasar.
- Vuestros compañeros van a ser secuestrados y retenidos en el Ministerio de Magia. Debéis rescatarlos.
La academia de aurores estaba ubicada en el extrarradio de Londres. Eso significaba tener que, de primeras, tendríais que entrar en el edificio.
- Son un activo valioso para nosotros y necesitamos recuperarlos con vida. Desconocéis su ubicación ni el nivel de seguridad.
Entre las caras de tus compañeros se podía ver una mezcla de duda, emoción y... ¿miedo?
- Tenéis seis horas.
No tenía del todo claro si el pasotismo de Carrow se debía a que realmente todo esto era una mera pantomima de cara a la opinión pública o si solo estaba cabreado por que debía haber sido Evens quien lidiara con este marrón y no él. En cualquier caso, si quien tenía que liderar la mesa de trabajo pensaba hacerlo limitándose a examinarse los padrastros de las uñas, esta reunión iba a ser muy, pero que muy larga.
- Quizá deberíamos... - el subdirector de seguridad mágica levantó un dedo acusador - O tal vez ...- otra vez el puñetero dedo. ¡Esto es ridículo! Apreté los labios frustrada, tamborileé con los dedos sobre la mesa y me incliné discretamente para observar la acalorada discusión que se desarrollaba al otro lado de la habitación. Después intercambié una mirada con el resto de mis compañeros. Ryan no había abierto el pico, ni siquiera para solar alguna impertinencia y Arianna parecía tan cómoda en su silla como lo estaría cualquiera nadando en una piscina de pirañas.
Después de aquellas dos horas interminables, incluso la voz de Cassandra Black empezaba a parecerme agradable. Eché un vistazo al documento y no pude evitar reprimir un escalofrío ante la muerte evidente de la presunción de inocencia. No es que tuviera especial apego por los conejillos de indias del psicópata de mi tío, pero no había que ser especialmente empático para darse cuenta de que nada de todo esto iba a salir bien.
- Creo que antes de discutir el tipo de pena deberíamos tener claro si el hecho de tener ese tipo de poderes es o no un delito. Tengo entendido que el desarrollo de esos poderes no es algo voluntario por lo que el hecho en sí no parece punible y el registro viola los derechos de protección de la intimidad. La Confederación Internacional de Magos se nos echará encima, especialmente los estadounidenses. - Comenté señalando varios de los puntos conflictivos con fría serenidad, como quien corrige una falta de ortografía. Después del conflicto con Bulgaria, el Ministerio británico no pasaba por su mejor momento, no podían permitirse el lujo de perder aliados.
La incomodidad de Arianna había ido in crescendo conforme el silencio en su grupo se iba tornando tan afilado que podría cortar el aire. Mientras todos los intentos de Veronica por aportar algo se daban de bruces con el muro de silencio que había alzado Carrow, Arianna leía una y otra vez las líneas de trabajo y los posibles castigos sin lograr encontrar una combinación que le pareciera justa.
Cuando está a punto de abrir la boca para proponer el uso de "amonestación" en varios de los supuestos, llega el otro grupo, que ha resultado ser bastante más eficiente que ellos. Al ver lo reflejado en el papel, alza la vista hacia William con gesto de incredulidad - ¿Has estado de acuerdo con esta barbaridad?. Relee lo ahí plasmado sin poder evitar removerse en el asiento algo inquieta. Las palabras de su compañera le devuelven a la realidad. Por fin alguien con sentido común. Asiente con la cabeza mostrando su conformidad con lo dicho por Veronica y, finalmente, se decide a intervenir.
-Estoy de acuerdo con lo dicho por mi compañera. El mero hecho de poseer los poderes no creo que deba ser amonestado de inmediato si no se ha hecho un uso incorrecto de los mismos. Aunque sí creo que es importante conocer quiénes poseen este tipo de capacidades y tener un cierto control sobre su uso, las medidas se me antojan algo severas...- añadió, evitando mirar a las dos figuras de más alta autoridad de la sala.- Por otro lado, respecto al segundo punto. ¿Hasta qué punto podemos retener en territorio inglés a alguien extranjero y someterlo a nuestras leyes? Quizás habría que considerar la extradición como posibilidad.
Permaneció callada aguardando el resto de intervenciones mientras leía y releía las situaciones de implicación legal. Podía verse a sí misma terminando culpable de alguna de ellas y, si bien estaba dispuesta a correr el riesgo de una amonestación, la palabra prisión le ponía los pelos de punta. No veía el momento de que acabase esa reunión.
Cuando Verónica empezó a hablar Cassandra frunció ligeramente los labios. ¿Podría haber sido tan ingenua de pensar que aceptaríais el documento sin rechistar? William os miraba con cierto nerviosismo, manteniéndose en un segundo plano. Algo os decía que las 'Cassandras' no le habían dejado mucha opción.
- Votaremos y se hará lo que decida la mayoría - concluyó, sin daros mucha más opción. Tampoco era algo que le entusiasmara a ella. No tenía las de ganar.
Durante unos segundos se hizo un incómodo silencio. Hasta que leve crujido de una silla captó vuestra atención.
- El Ministerio no va a permitir que ninguna de esas sucias ratas salgan del país y se una a las células terroristas.
La voz de Jerald Carrow sonaba más tosca y áspera de lo habitual. Echó a andar. Parecía que iba a rodear la mesa directo hacia vosotras.
- Yo estoy con ellas... - William intervino de forma algo precipitada. Como si quisiera llamar su atención. - No debería castigarse a quien utilice los poderes no mágicos, siempre y cuando no hagan nada indebido con ellos.
- No veo por qué no - apuntó Cassandra Williams, con una dolorosa naturalidad. - Ni siquiera deberían existir.
- Con extradición, con registro de su existencia y sin sanciones para quienes utilicen los poderes. - Cassandra Black enumeró los temas sin mucho interés. Parecía tener prisa porque eso terminara. - ¿Algo más que queráis cuestionar?
De haber estado en un ambiente un pelín menos intenso, tal vez me hubiera dado el lujo de suspirar alivida al comprobar que al menos Will y Arianna conservaban un poco de sentido común.
- Pues porque si metes a una rana en un caldero hirviendo lo único que conseguirás es que salte y se escape. - Respondí a la impertinencia de Cassandra Williams con absoluta calma mientras me retiraba un mechón de pelo rebelde cuidadosamente tras la oreja. No había que ser especialmente perceptivo para darse cuenta de que aquella propuesta de ley era una bomba incendiaria. Los que aun no pertenecieran a una de las supuestas células terroristas se unirían a una en cuanto publicaran semejante disparate. La diplomacia no consistía en conseguir lo que uno quería sino más bien en que ninguna de las dos partes lo hiciera y que, aun así, ambos creyeran que han salido ganando. - Si quieres que permanezca en el caldero tienes que subir la temperatura lentamente. Con esta propuesta lo único que conseguirá el Ministerio es una mayor división en las calles y la pérdida de aliados internacionales. - Añadí señalando los papeles que había sobre la mesa. No apreciaba especialmente ni a Black, ni a Carrow, pero ninguno de los dos podían ser tan simples como para no darse cuenta. - Criminalizar a sus familiares o amigos, por cierto, tampoco será de gran ayuda para obtener su colaboración - Concluí señalando el último punto de la lista de Cassandra.
El ceño de Arianna cada vez estaba más fruncido, hasta el punto de que, para cualquiera que le estuviera mirando, su cara podía equipararse a la de un Bulldog francés. ¿Cómo podían estar soltando esa clase de barbaridades? ¿Que no deberían existir? Por esa regla de tres, tampoco deberían existir los magos. No es como que fuese algo que habían elegido. Por eso mismo penalizar una condición de vida que te ha sido impuesta no podía ser la solución.
Afortunadamente, Will estaba de acuerdo con las aportaciones que habían hecho Veronica y ella. Aún quedaba gente con algo de sentido común en el mundo. Adelantándose a sus pensamientos, Veronica contraatacó a las palabras de Cassandra, añadiendo un par de sugerencias en referencia a los dos últimos apartados del borrador. Conforme la chica hablaba, Arianna asentía con la cabeza. Estaba totalmente de acuerdo con todo lo que aportaba. Desde luego, unas reglas muy estrictas lo único que podía conllevar era una profunda disconformidad en los demás, que acabaría en desastre y no resolvería nada.
- No lo sería, no. Y, por ende, tampoco sería adecuado sancionar de manera extrema la colaboración indirecta. En ambos casos, los implicados no están colaborando de manera voluntaria o consciente, por lo que la prisión me parece una pena demasiado grande.
Supo que se había lanzado al estanque de las pirañas, pero ya estaba hecho. Con un poco de suerte, con el apoyo de Will y Veronica podrían suavizarlo todavía más.