Partida Rol por web

Notabas la suavidad de las sabanas enroscadas entre los dedos de tus pies. Llevabas horas sentada en tu cama, aunque para ti habian pasado apenas unos minutos. Tu mente no podía salir de esa escena cíclica en la que, una y otra vez, pasaban todas las personas que alguna vez habían sido una parte importante de tu vida... y que ahora mismo estaban muertas, o apunto de estarlo.

Todo había empezado con la ruptura con Ryan. Por aquel entonces ni siquiera se te había pasado por la cabeza que la causante de todo ello fuera Berenice Blair. Querias pensar que se trataba de Isabella, de su ruptura con Josh y la tensión creada entre vosotros cuatro: las dos parejas más consolidadas de vuestro año. No en vano, ella era la mejor amiga de Ryan y tú la de Josh. ¿Cómo no iba a ser un problema? Por gracia o desgracia, solo tuviste que estar alejada de él un par de semanas para ver cómo volvía a caer en los brazos de esa águila.

Cuando llegó el asesinato de Samantha y Josh el dolor de tu interior fue indescriptible. Tu mejor amigo había muerto, tu novio actuaba como si no existieras y tu mejor amiga (Isabella) cada vez se comportaba de una forma más rara. Tampoco te pasaba desapercibido el extraño comportamiento de Victor. Y tu condición de Slytherin no ayudaba a que los demás se acercaran a ti más que los saludos cordiales que tantos años te había costado conseguir. El ataque de Isabella a Victor fue otro golpe más en un corazón que cada vez estaba más acostumbrado al maltrato.

Entonces llegó 'ese' día. Te habías levantado por la cama todavía con más dolores y tristeza de lo normal. Hacía demasiado tiempo que te sentías así. Desde el principio de curso, concretamente. A veces dudabas si antes de haber todo con Ryan ya te encontrabas de esa manera pero, ¿qué sentido podía tener? Solo el desmorone de todo lo que hasta ese momento habías tenido en Hogwarts podía ser el causante de tu situación.

Y no lo dudaste ni un solo momento. Por desgracia allí estaba ese oportuno y metomentodo hufflepuff, para no dejarte completar lo que habías comenzado. Tardaste un tiempo, pero pronto empezaste a darte cuenta de que quizá no había sido un error seguir viviendo. Cada día te encontrabas mejor, algo que se correspondía con el tiempo que permanecías sola en tu cuarto alejada de todos los demás. Incluso habías dejado de asistir a las comidas en el Gran Comedor. Total, para qué, ¿para estar sola? No quedaba tanto tiempo para terminar la etapa escolar. Unos meses más y habrías terminado con esa agonía.

Te había costado, pero habías conseguido encontrarle sentido a todo lo que pasaba a tu alrededor. Por supuesto, te habías prohibido inmiscurte en esos rumores que se dinfundían por el colegio sobre ataques a hijos de muggle, la locura de Isabella Black o la muerte profetizada de June Flatter. Estaba todo hecho. Solo tenías que seguir adelante y creerte tu farsa. Hasta que llegó él.

Tu padre siempre se había caracterizado por ser un hombre fuerte y seguro de si mismo. ¿Cómo no serlo en la importante posición que ocupaba? Ni más ni menos, se trataba del Viceministro de Magia. Amado por unos, odiado por otros, eran muchos más los que compartían a la vez ambos sentimientos. Sobre todo desde que se le había metido en la cabeza esa extraña idea de fomentar el acercamiento hacia la comunidad muggle y la exposición total del mundo mágico.

Llevabas semanas recibiendo sus cartas y contestándolas de la forma más normalizada posible. No colaba. Es por eso que recibiste su ultimatum. Si no volvías a casa ese fin de semana, él mismo iría a buscarte en persona al colegio para hacerte ir. Quizá para cualquier otra persona hubiese sido increíble que Thomas Oswald se personase en Hogwarts. No para ti. Estabas en tu peor momento, pero seguías siendo la independiente Regina.

Cuando llegasteis a casa te sentó en la sala de estar. No había comida por ningun lado aunque te morías de hambre. ¿Qué estaba pasando?

- Sé lo que pasó en Hogwarts - Sus palabras no eran explícitas pero sus ojos sí. No pudiste evitar abrir la boca atónita. ¿Cómo se había enterado? Matthew había prometido guardar silencio y sabías que él cumplía sus promesas. Tras unos segundos de cabilación decidiste dejar el enigma a un lado. Se trataba de Hogwarts y del Viceministro de Magia. Seguramente se había enterado de todo lo que habías hecho durante los últimos seis años. Al darte cuenta de ello un escalofrío recorrió tu cuerpo. - Y también sé que no has estado sintiéndote bien - continuó. - Tengo razones para pensar que se trata de algo más de una cuestión anímica. Te haremos unas pruebas y saldremos de dudas.

No te había dado opción. Antes de que te dieras cuenta un médico de San Mungo había entrado en el cuarto y había empezado a coger diversas muestras de tu cuerpo. Te sentías entre confusa y avergonzada. Una vez terminaron Thomas te dio un beso en la frente y se despidió de ti. Tenía que trabajar y tú debías descansar. No supiste nada de él hasta la tarde, cuando llegó con los resultados. Todavía no habían descubierto cómo, pero te habían estado envenenando. Según los resultados, llevaban haciéndolo al menos dos meses... desde el comienzo de curso...

Tres golpes secos te sacaron por fin de tus pensamientos. Cuando giraste la cabeza hacia la puerta te encontraste a tu padre mirandote fijamente. - La cena esta lista. Baja, debes comer algo. - No te apetecía, pero nunca se cuestionaba a Thomas Oswald. Tardaste varios minutos en vestirte y bajar. Una vez allí pudiste ver a tus padres sentados uno en cada lado de la amplia mesa. Tu silla, como siempre, se encontraba entre ellos dos.

Regina seguía conmocionada y confundida por la reciente noticia. ¿Quién de su círculo de confianza había podido envenenarla? ¿Quién le quería ese mal? Estaba deseando volver y contárselo a sus amigos. ¿Pero en quién confiar? Sentía que este año solo había recibido traiciones y abandonos. ¿Cuándo llegaría una buena época para ella? Había tomado la mejor decisión del año al aceptar volver a casa unos días. Ver a Ryan y a su nueva pelandrusca rubia no le sentaría nada bien. Le iría mejor desconectar y recibir alguns collejas paternales, como esas que se avecinaban en este momento.

Observando la escena, se detuvo. Suspiró y cogió aire para coger fuerzas. Avanzó y se sentó. Qué buena pinta. Dijo refiriendose a la cena en un intento desesperado por evitar la conversación. ¿Cómo ha ido el día? Preguntó fingiendo ánimo para adornar el pastel de la evasión.

Tus padres observaron en silencio como entrabas al comedor y ocupabas tu sitio. Nadie excepto tú era capaz de ver la preocupación en sus miradas. Eran demasiado buenos ocultando sus emociones. No tanto, por supuesto, ante la hija que tan bien los conocía.

- Estará mucho mejor cuando lo pruebes, te lo aseguro - con un movimiento del tenedor tu madre te animó a dar el primer bocado a la comida. - El día... como siempre - comenzó a contestarte después de meterse algo de comida en la boca - Con todos los efectivos que hemos tenido que llevar a Hogwarts nos toca trabajar a destajo para seguir con las funciones que teníamos hasta ahora. - Tu madre trabajaba en el Departamento de Seguridad Mágica. Mientras hablaba no dejaba de mirar hacia tu padre, como si tuviese algo de culpa por lo que estaba pasando en su área. En realidad, estabas segura de que tenía mucho más que ver de lo que él quería aparentar.

- No me mires así, Elizabeth - tu madre era la única persona que era capaz de romper el muro de hielo que separaba a tu padre del resto del mundo - No es culpa mia que hayan salido tan mal las pruebas de aurores de estos últimos años. Ni que más de la mitad de la plantilla femenina de tu departamento haya decidido quedarse embarazada este año.

Verles discutir de esa manera siempre te habia resultado divertido. Parecían un par de quinceañeros enamorados demasaido orgullosos como para admitir algo frente al otro. Mientras sonreías una pequeña luz se te había iluminado en la cabeza. Al parecer todo lo ocurrido en Hogwarts sí que había levantado más sospechas de las que esperabas fuera del castillo.

No podía evitar sonreír. Definitivamente esta había sido la mejor idea. Unos días de tranquilidad en ambiente familiar eran la mejor medicina para la locura que se avecinaba. Se notaba algo desconectada, como si hubiese algo que se le escapase de las manos. Se puso algo más seria.

Papá, mamá... ¿qué está ocurriendo en Hogwarts? Pregunta entre curiosa y preocupada. Otros años habían sido más tranquilos, pero sentía que algo oscuro se estaba cocinando dentro de los muros de la escuela y le fastidiaba no saber el qué. Sabía que muchas cosas eran asunto secreto y que no se las podían ni querían decir para protegerla, pero tenía que intentarlo. ¡La habían envenenado, por el amor de Merlín! Tenía que saber qué habían averiguado para estar más atenta al volver. ¿Por que la dejarían volver, no?

Cuando hiciste la pregunta una extraña sombra apareció en los rostros de los dos. Fue tan extraño e intenso que te provocó un escalofrío.

- Es normal que no te acuerdes de algunas cosas, cariño - tu madre movió unos milímetros la mano hasta que fue cosciente de que, por mucho que lo intentara, no llegaría a tocar la tuya. Había demasiada distancia entre vosotras. - Según los médicos ese es un efecto secundario del envenenamiento.

- Varios alumnos de Hogwarts han sido atacados en los últimos meses. - Tu padre entró directo al tema. O bien no quería seguir andándose por las ramas o bien no quería que nadie le recordara que su hija había estado a punto de morir sin que él fuese capaz de hacer nada por remediarlo. - Clarissa Spence y Mia Starks atacadas en el Expresso de Hogwarts, ambas sangre sucia. Josh Malfoy y Samantha Grey, asesinados en el bosque prohibido. Sangre Limpia. June Flatter atacada tres veces en Hogwarts, sangre sucia. También hay sospechas de que Isaac Fisher ha sufrido al menos un ataque, aunque se piensa que han sido dos. Sangre Limpia. Y, por supuesto, tú. Sangre Limpia también.

Thomas suspiró, dejando los cubiertos sobre la mesa. Se le había quitado todo el hambre. - Tres sangre sucia, cuatro sangre limpia. Ataques esparcidos en el tiempo, sin un modus operandi definido. No hay indicios de que sea un grupo organizado ni de que existan motivos. Pero son demasiadas cosas como para tratarse de una coincidencia. -Dejó de hablar en seco. No sabías si le molestaba más que el ministerio no hubiese resuelto el enigma o que la dirección de Hogwarts estuviese tan tranquila con lo que pasaba dentro de sus muros. 

- Hemos trasladado varios aurores al colegio y también contamos con refuerzos en otras áreas. Pero hay algo que se nos escapa - tu madre fue la que cogió el relevo. - Esperamos que esto no siga a más porque sino, tendremos que tomar medidas drásticas. Quizá... - dudó durante un segundo, buscando la mirada de tu padre. - deberían haber sido tomadas desde el principio.

Regina estaba por levantarse y empezar a dar vueltas por la habitación. Ya ni Hogwarts era seguro, eso estaba claro, pero que todo el mundo estuviese tan preocupado y que se supiese tan poco del origen, era algo que la confundía y preocupaba de sobremanera.

Suponía que todo apuntaba que era alguien de dentro. ¿Algún profesor? Imposible, la dirección miraba eso con mucho cuidado y no permitirían tal error. ¿Algún alumno? Quizá un grupo era lo más probable. ¿Pero quién?

¿Entonces no se tiene ningún sospechoso? ¿Nada? Parecía imposible que con tantos ataques no tuviesen ni la más remota idea. Tenía que volver a como diese lugar. Tenía aún a muchos amigos ahí dentro. Esperaba que la dejasen volver, pero eso no era lo que más la preocupaba ahora. ¿Qué tenéis pensado hacer? ¿Cuáles son esas medidas? Preguntó un poco aterrada, pues seguro que no serían nada bueno.

Nunca obtuviste la respuesta. Antes de que tu madre continuara hablando una lechuza entró por la ventana del comedor. Fue demasiado repentino. La medianoche había pasado (las costumbres alimenticias de tu casa siempre habían sido muy peculiares), no había correo a esas horas a menos que se tratra de algo extremadamente urgente.

Sentiste un escalofrío. Algo había pasado en Hogwarts, estabas segura. Pudiste ver el horror en la mirada de tu padre tras echar el primer vistazo a la nota. Estabas tan bloqueada que ni siquiera te sobresaltó el fuerte golpe que dio sobre la mesa al dejar el pergamino.

- Nos vamos a Hogwarts - no te pasó desapercibido su uso del plural. ¿Ibais a ir todos? - Ha habido nuevos ataques. Tres muertos y al menos un herido. Tienes razón, Elisabeth. Esto se nos ha ido de las manos.

Este es mi diario:

Creo que no me dejé nada :3

De las cosas que se suponía que Ryan iba a hacer (las que te comenté por Skype), te dejo las notas que debía haber enviado.

A Vinny:

Vinny:

Te pedí una cosa, y no puedo estar seguro de que tus notas son tuyas sin eso. Aun así, y a riesgo de que esto solo me lleve a una muerte más temprana, gracias por el aviso. Sobre Faye no se nada, lo siento. Aun así, investigaré. Quien mató a Victor ha estado en mi habitación, me dejó una nota.

Si cuando leas esto ya he muerto, quiero que sepas que de lo único que me arrepiento es de haberte dejado marchar hace dos años. Ten cuidado.

R.J.

A Vaionali:

Buenos días, Señora Vaionali

Soy consciente de lo extraño de este mensaje, no lo negaré. Pero en el colegio murió mucha gente que quería y me importaba, y me gustaría saber cualquier información que pudiera tener. Le puedo dar mi palabra de que no diré nada. Sobretodo me gustaría saber que hacia Faye en la Torre del Reloj. Como supongo que sabrá, era mi cuñada.

Gracias por su tiempo.

Ryan Jackson.