... El rastro de la esposa y los orcos nos han conducido a una cueva a los pies de la montaña. Las huellas son recientes esperamos que la gente del pueblo aun siga con vida. Tras una rápida deliberación nos adentramos en los extraños túneles.
Tal como comprobamos, nos enfrentamos a orcos muy poco comunes, es posible que la explosión haya afectado a su capacidad mental. El túnel esta extrañamente limpio, perfectamente iluminado mediante raras piedras fosforescentes y repleto de gravados triangulares perfectamente esculpidos. Deberíamos traer a un experto para averiguar más sobre estas rocas y los símbolos.
En la primera sala nos encontramos con un grupo de orcos esculpiendo los repetitivos triángulos en las paredes y un pequeño troll. Pese a que no se dieron cuenta de nuestra presencia hasta el ultimo momento, nuestra falta de organización ocasiono momentos de riesgo innecesario. Por fortuna su muerte fue tan rápida y silenciosa como el cortejo de la mariposa boba.
Tras el primer incidente y una fugaz reunión de organización táctica nos encontramos con el caudillo y un séquito bien nutrido de guardias. Nuevamente los orcos mostraron una atípica disciplina militar y se enfrentaron a nosotros de forma limpia y estructurados. Los dos gigantescos troll se lanzaron tras el señuelo de Aedoc y fueron bloqueados por sus tigres en el estrecho pasillo. Mientras el resto de orcos cerraba sus filas frente a su caudillo. Las flechas y saetas volaban por el pasillo mientras los tigres conseguían ganar terreno. Tras un duro enfrentamiento mágico, en el que las tensiones llegaron a levantar fuertes corrientes de viento, el caudillo orco cayo abatido junto con la moral de sus secuaces. Uno a uno el resto de orcos fue dejando esta vida entre gritos de agonía y ampollas supurantes. El caudillo no nos da respuestas a las cada vez más preguntas que nos hacemos.
Seguimos adentrándonos en las profundidades de la montaña cuando un fuerte y desagradable olor nos hace girar por una bifurcación. El causante de tal olor nos recuerda el objetivo por el que estamos aquí. Cientos de cuerpos troceados, quizá miles, se descomponen en una cámara sin salida. Los trozos mutilados se encuentran completamente cubiertos del simbolo triangular que hemos encontrado en todos los tuneles. El insoportable olor nos hace bajar la guardia y Aedoc casi es atrapado por un gigantesco esqueleto. La suerte y nuestra rápida reacción logran que el encuentro finalice bien. Dejamos a los muertos y buscamos una respuesta a todo aquello. Por desgracia el destino no esta de nuestro lado y el camino de la derecha unicamente conduce a un gigantesco troll ciego encadenado a una rueda que acciona un mecanismo desconocido.
El pasillo central nos conduce a lo que luego descubriremos que es un descomunal cementerio. La espesa niebla y la precaución provocan que se divida el grupo. Mientras dos de nosotros seguimos la sombra de un dragón negro, el resto se enfrenta y es obligado a retirarse por una abrasadora llamarada. El encuentro no se hace esperar pero la majestuosa fiera tan solo se recuesta en el suelo y deja que le mostremos el camino a otro mundo.
Con más calma exploramos el cementerio descubriendo un extraño altar con un cristal desconocido. Tras un exhaustivo estudio nos da la impresión que es un amplificador de poder y pensamos que esta ligado a la gran explosión de hace unos años...
… La tarde avanza y empieza a oscurecer mientras nuestros compañeros más eruditos “debaten” a que ciudad dirigir nuestros pasos y como llegar hasta ella. El prisma parece ser la clave de todo. Bentara e Eidolon son lo único que sacamos en claro de los magos.
Finalmente amanece y tras dejar descansar a los magos nos ponemos en marcha. Salimos volando en dirección a Bentara.
Han pasado varias horas de viaje cuando un escalofriante llanto nos hace detenernos. Una ninfa de los bosques nos pide ayuda para mediar como intermediarios con los gigantes de hielo. Una colosal roca tapona el manantial que alimenta a estos bosques. Nos dividimos, mientras que los magos se dirigen a estudiar la zona del manantial, Yuri y yo vamos al poblado de los gigantes.
Las costumbres de los gigantes de hielo son claras, tan solo un duelo puede demostrar nuestra honradez y valía. Tras una noche de lujos y manjares Yuri es el encargado de probar nuestra buena fe. Los dioses están de su parte y un certero movimiento incrusta su mandoble entre las costillas del gigante. Con gran honor los gigantes nos ofrecen su amistad y la ayuda que necesitamos.
Mientras los magos habían tenido tiempo para demostrar sus habilidades. La roca había sido fundida permitiendo que el agua volviera a fluir y dar vida a toda la zona.
Agradecida la ninfa de los bosques nos ofreció una poderosa espada.
Seguimos nuestro viaje hacia el sur hasta que empieza a anochecer. Nos encontramos en unas extensas ciénagas por fortuna encontramos unas pequeñas ruinas donde poder descansar. Algo no va bien, Aedoc siente multitud de presencias bajo nuestros pies. Pasamos el tiempo buscando una forma de poder acceder a los túneles inferiores cuando el propio bosque nos ataca. Nos mantenemos a la defensiva procurando no ser vistos por lo que quiera que sea.
Una fuerte voz reclama nuestra atención tras el bosque viviente. Una fuerte explosión sacude el linde del bosque cerca de la amenaza deteniendo la voz en seco y paralizando el avance de los arboles. Tras un firme golpe de gracia volvemos nuestra atención a las ruinas.
Las casualidades nos siguen. Las ruinas están llenas del extraño símbolo triangular que descubrimos en la cueva del prisma. Símbolo que encaja perfectamente con el prisma.
Parece ser que tras la caída del mago negro la zona esta más tranquila por lo que hemos decidido pasar la noche aquí...
PD: He encontrado el prisma todo poderoso.
… Hemos llegado a Bentara, la gran ciudad que esperábamos no es más que una multitud de escombros y edificios a medio caer. La población se encuentra desorganizada tan solo preocupándose de sus propias vidas.
Aedoc nos presenta a unos compañeros suyos. Pese a que luego descubrimos que pertenecían junto con nuestro compañero a una secta secreta de arcanistas no han resultado ser de gran ayuda ni tienen información relevante.
Montamos el campamento en una casa medio derruida con el fin de poder explorar mejor la zona en los próximos días...
… Aedoc ha localizado un extraño muro. Al parecer esta cargado de energía, es posible que sea un portal. De camino nos encontramos con Asenoc que volvía de viaje por su tierra natal. Nos informa de sus descubrimientos y todo lo relacionado con su orden.
Al parecer el prisma es más que un simple talismán o amplificador. Es la primera barrera de una prisión que encierra a un poderoso demonio. Hace siglos mediante el engaño y la manipulación de los orcos consiguió escapar y crear el caos hasta que fue encerrado. La Gran Explosión fue debida al poder desatado cuando el demonio salio del prisma. Por suerte ahora esta nuevamente encerrado en el prisma. Pero es solo la primera barrera, existe un recinto especial de contención. Al parecer es nuestro destino el encontrarlo y llevar el prisma hasta allí.
Tras un rato de investigar el muro Aedoc recita una letanía consiguiendo que unos extraños gravados aparezcan. Finalmente decidimos atravesar el portal. Nos encontramos en una dimensión etérea fuera del tiempo y el espacio. Al frente dos grandes torres y a unos pasos el cuerpo de una persona moribunda. Nos pide un extraño tomo de la biblioteca momentos antes de descubrir que tan solo es un disfraz.
El cuerpo se transforma en un enorme pulpo negro que rápidamente abatimos dejándonos vía hacia las torres. Las torres dos grandes bibliotecas del conocimiento se abren ante nosotros. Encontramos los siete libros crípticos de Sal en el cual encontramos un mapa el cual suponemos indica la ubicación donde llevar el prisma.
Al volver de la biblioteca decidimos destrozar el portal...
… Un gran estruendo nos despierta. Bentara esta siendo invadida por un hueste de zombis. El extremo norte de la ciudad es un caos. Los zombis empiezan a caer bajo un pequeño grupo de personas organizadas a las que nos unimos. Comandando a la hueste aparece un demonio negro como un pulpo gigante.
El enfrentamiento se encarniza. Los zombis empiezan a caer pero nosotros también sufrimos bajas. Ni si quiera la altura nos mantiene a salvo. Los minutos se hacen eternos rodeados de gritos y explosiones hasta que finalmente conseguimos matar al demonio.
Agotados y en silencio por las perdidas volvemos a nuestro pequeño refugio. Es hora de atender a los heridos y reparar las perdidas...
hoy no estoy inspirado pero ahi esta