Partida Rol por web

Rol del Viernes

Historias de los pj

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22/05/2019, 11:56
Elizabeth

Elizabeth nació en una pequeña ciudad en una familia bien avenida, ella siempre fue muy feliz junto a sus padres y su hermano hasta los diez años, en los cuales pasaba casi todos los en el bosque junto a su hermano y el pequeño búho de este.

Un día la banda de bandidos atacó su ciudad y sus padres la hicieron esconderse en un armario, pero su hermano no aparecía por ninguna parte, así que no podían huir. En mitad del ataque su hermano entro en casa junto a uno de los bandidos, y en cuanto Elizabeth se dispuso a salir del armario para abrazarle lo que vio la dejo en shock, su hermano asesino a sus padres sin siquiera pestañear.

- Bien hecho, ya eres uno de los nuestros. *Dijo el extraño*

- Gracias, señor Berrun.

Tras esa pequeña conversación ambos se fueron.

Elizabeth en el momento que dejo de escuchar los gritos de la trifulca que había fuera de su casa comenzó a llorar desconsolada, ni siquiera ella sabe cuanto estuvo llorando, horas, tal vez días. Aquel llanto cesó en el momento que noto un leve picotazo en el brazo, era el pequeño Yoru, el búho de su hermano, al cual abrazó muy fuerte.

Finalmente junto con Yoru se fue de casa con un nombre grabado a fuego en su mente "Berrun" y una pregunta "¿Por qué?".

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24/05/2019, 14:01
Ázuran Drazer

Una encapuchada y menuda figura entro a la posada cargando un enorme saco a sus hombros. Se acerco a la barra y lo dejo caer, no pudiendo evitar que las jarras apoyadas en la barra saltaran ligeramente. La sacudida hizo que los parroquianos y el propio posadero miraran hacia la figura encapucha, una mujer de mediana edad que saludo con un gesto de la mano al posadero, a la vez que sonreía timidamente. El posadero le devolvío el saludo y entró a la cocina. La mujer espero en la barra sin decir nada, y los clientes volvieron a lo que sea que estuvieran haciendo.

- Pues como te decía -dijo, bajando un poco la voz para decir lo siguiente-: parece ser que se confirma lo de Grughar.

- ¿En serio? -dijo su contertulio sin poder evitar subir la voz- ¿Y quién lo ha logrado?

- ¡Pues la jodida Armónica Enlatada! ¡Eso tíos están chalados pero hacen su labor de forma impecable! -el hombre intentaba susurrar, pero la emoción se lo impedía.

- ¡Son como los pepinillos en vinagre! -replicó el otro, y ambos se rieron.

En ese momento el posadero salío con una bolsita y pagó a la mujer por el saco de cebada. La mujer guardo el oro debajo de su abrigo, se recoloco la capucha y se dirigió hacía la puerta. 

- Se ve que tienen un nuevo integrante -prosiguió el primer hombre-, un mago, él mató a Grughar aplastándolo con una piedra enorme.

- ¡UAAAAUUH! -los hombres estaban tan emocionados que ya se les oía perfectamente.

- Las noticias tardan en llegar; esto pasó, por lo visto, hace ya semanas. El muchacho se llama Ázuran Hunterson, apodado el "Audaz", ¡se lo robó a Grughar!

La mujer se paró de golpe en su camino a la puerta. Una leve sonrisa se dibujó en su rostro, y sus ojos se llenaron de lagrimas. Estuvo tentada de girarse, pero continuó caminando hacia la puerta mientras los hombres se reían de la ironía que suponia el apodo. A ojos expertos, la menuda mujer casi no cabía por la puerta.

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25/06/2019, 17:27
Eltoc el Melodioso

Póngame otra!- Exclamé sediento.

Llevaba todo el día entrenando y estaba exhausto.

-Oiga, ya que se acerca, le importa que toque un poco el laúd en su posada? Verá pertenezco a un grupo de aventureros llamado "La Armónica Enlatada" y siempre que tengo la oportunidad predico un poco sobre nuestras hazañas!

-Claro! - Pronunció en un tono de voz tal vez mas elevado del que esperaba.- En esta taberna hace falta un poco mas de ambiente!

Me prepare para tocar la canción "Por la roca muere el gran trasgo" que narra la historia de como Ázuran aplastó al caudillo de un rocazo desde el aire. Después de llevarme unas cuantas piezas de oro y de llevarme un pocos, quizás demasiados, tragos al gaznate me dirigí hacia mi hostal a dormir la mona a aquello de las 3 de la mañana.

Iba dando tumbos por la calle tarareando una de las miles de canciones que había compuesto, cuando podía oir como las ruedas de una caravana rodaban lentamente por una de las calles del pueblo, debido a las calles tan maltrechas y desgastadas la caravana botó del camino y de ellas cayeron muchas jaulas llenas de animales de todo tipo, gatos, monos, crías de león, lobos, pero una en especial me llamó la atención, la de un perro, pero no un perro cualquiera sino la de un perro de monta. Había oído tantas historias sobre ellos, sobre como se usan en mi tierra y de donde provienen, ese en especial era un husky de mas allá de la "Columna del Mundo".

Seguramente sería una carreta de contrabando, pensé, no podía evitar apenarme de aquellos pobres animales. De pronto de la carreta salieron dos trasgos encapuchados, los conductores de la carreta, encapuchados aprovechando la noche para realizar delitos. En ese momento sentí que tenía que hacer algo, aunque sea por bajar la borrachera que llevaba encima, así que saque mi espada y me enzarcé en una feroz batalla con ellos en la cual, no se como pero salí victorioso.

Después de todo el alboroto que formé en la calle liberé a todas las bestias enjauladas y al dar 3 pasos perdí el conocimiento, perdí mucha sangre y precisamente no soy muy hábil con la espada, y por supuesto iba muy borracho como para lanzarme algún hechizo.

Desperté en la posada, con un paño frío en la cara que me nublaba la vista, y ahí estaba, aquel perro de la jaula, esperando sentado al lado de mi cama. Hablé con el casero del hostal y me dijo que aquel perrete me trajo hasta aquí en su lomo.

Después de pasar toda la mañana pensando en que hacer con el me lo quedé, y decidí llamarlo Snuffles, y ahora después de un par de meses se que nos quedan muchas aventuras por vivir juntos.

Y sí, para quien se lo pregunte así es como Snuffles y yo ahora somos mejores amigos.

Diario de Eltoc, Snuffles, mi nueva luz.

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25/06/2019, 18:32
Lady Arileth

Habiendo llegado rato antes a la posada tras la terrible aventura en los Dientecillos, Arileth cogió un libro que tenía para sus lecturas ocasionales y lo abrió, ojeándolo con desgana, paseando la vista sobre las palabras más que leyéndolo. Tras unos pocos minutos en que su lectura no logró atraparla, lo cerró de un golpetazo y suspiró. Su cabeza, simplemente estaba en otra parte.

Se frotó las sienes para apartar un incipiente dolor de cabeza, y pidió una bebida bastante fuerte para lo que solía pedir ella, que más bien eran vinos refinados.

Un hombre se acercó a su mesa cuando levantó la cabeza para dar un trago. 

 Eh... ¿No es usted Lady Arileth? El hombre parecía estar seguro de reconocerla, pero las pintas de aventurera, el alcohol y el desaliño general no le encajaban con la educada y refinada dama que había conocido. ¿No se acuerda? Soy Alton, fui su cochero hace años...! ¿Cómo usted por aqui?

Arileth miró el vaso y luego al hombre, al que reconocía perfectamente.
 Me confunde, señor... Y devolvió su vista a su vaso. No soy quien cree, lo siento. Sentenció con amargura.

El hombre no estaba para nada convencido, simplemente no se lo tragaba, pero al ver que no quería hablar más, se despidió inclinando la cabeza, y se giró para marcharse, pero se volvió a girar para importunarla brevemente una última vez.

 Los nubarrones siempre terminan pasando, señorita. Sólo hay que aguantar hasta que salga el sol. Mucho ánimo, y si necesita ayuda... hizo muchos amigos, no se olvide. Seguiré por Ímnescar unos días si necesita algo.

Arileth asintió, agradeciendo las palabras, pero no era una quiebra económica lo que la había llevado a lucir esas galas en ese lugar tan poco refinado como Alton suponía, aunque no iba a explicarle que ahora era una licántropa metida a aventurera-estorbo.

Ahogó una mueca de pena en su rostro y cerró con fuerza los ojos, intentando no soltar lágrima alguna. Cuando hubo recuperado la compostura, cogió un libro parcialmente en blanco, pluma y tinta, lista a añadir otra hoja a su diario.

Querido diario:

Hace tiempo que no escribo, aunque han pasado muchas cosas, pero no ha sido ésta última la que me ha hecho volver a escribirte.

Llevo semanas intentando ser lo que no soy. Desde que mi cuerpo cambió, supe que, quisiera o no, ahora no era una simple mujer rica, debía ser algo más. Intenté ser una filántropa, y mientras todo fue bien, me sentí bien con mi nueva forma de actuar. Abracé a la Doncella Luna en mi corazón y pude continuar con mi vida, mejorar la de muchos... 

Pero cuando todo se fue al traste, cuando cayó Mercaderes, me di cuenta de lo pobre que había sido toda la vida. Aunque los selunitas me tenían gran respeto y me quisieron alzar como una especie de líder, nunca serví para tal cosa: No era una guerrillera ni nada parecido, si no una dama exiliada en el monte que recitaba versos sagrados para mantener el ánimo a los verdaderos guerreros, mientras veía como unos morían o caían heridos, y yo tan solo esperaba en una tienda de campaña. 

Por muy licántropa que fuese, eso, me dijeron, no servía de nada. 

Entonces vi la oportunidad de hacer algo de verdad: La Armónica necesitaba un selunita para encontrar Myt Lharást. Nunca había estado tan eufórica, quizá todo aquéllo había servido de algo. Les seguí, les acompañé, quise hacer algo, pero le decían lo mismo: No era una aventurera, tampoco, y debía quedarme atrás. Cuando el troll apareció, de nuevo me ordenaron quedarme a resguardo... y tuve miedo, mucho miedo. Les hice caso.

Encontré Myt Lharast con Ázuran, y supongo que me creí que eso me había convertido en una aventurera, pero ellos no lo creían tampoco. Al día siguiente, los gnolls nos persiguieron montaña abajo, hubo una dura batalla, Héctor y Ázuran me cubrían, Héctor estaba muy herido, y yo tenía toda mi fuerza licántropa, era la única que estaba ilesa y tenía mis dos manos buenas para golpear a uno de esos hombres hiena.

Aún me duele el hachazo. Fue solo un golpe, uno, y supe que estaba muerta antes de tocar el suelo... Pero de algún modo aquí sigo. Ese gnoll me enseñó cual es mi lugar, y que no estoy hecha para luchar, ni para hacer nada que no sea olfatear o ver luces sagradas. 

Diosa, cuánto deseo que termine ésta guerra y poder regresar a mi vida...

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26/06/2019, 14:32
† Sudeiman †

Puede que no sea el más indicado, pero que grupo tan pintoresco.
Elizabeth por lo que se ve es nueva como yo. No sé mucho al respecto, pero dice haber tenido una vida dura... Si ella supiera... JAJAJ, yo si le enseñaba algo duro me cago en todo.
Por donde iba? A sí
Héctor, no es mal tío, un ex noble (ughh) pero es un tío con honor y que protege a los demás, no es mi estilo, pero es de fiar, al fin y al cabo es un cacho pan.
Eltoc, el supuesto líder, pues por ahora solo parece un gnomo borde que me da órdenes, por qué no se pone a limpiar rastros el que es explorador? Toda una vida moviéndome solo para acabar así, limpiando la mierda que dejan por el camino. Espero que la cosa mejore.
Azuran, el bueno de Ázuran, si me preguntaran quien es el putísima amo lo tendría claro, ese tipo es un fenómeno, está un poco loco si, pero habló de putas la tacones jeje. Este tío lo hace todo y todo bien, y además, quien tendría huevos a seguir mi locura de plan? Cada día me sorprende más, para bien. Gracias a él nos cargamos al caudillo gnoll y salimos vivos.VIVA ÁZURAN OSTIAS.

Notas de juego

Oda a Ázuran y comentario general

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26/06/2019, 18:06
Hector Hune

Después de un mes entero pateando bosque y viviendo lo que no he vivido en 3 vidas, resulta que Myt Lharast no estaba donde creíamos. Al parecer, aparece y desaparece con los ciclos lunares y cambia de ubicación siguiendo un patrón extraño y confuso… ¡Como si no fuera suficiente que solo los selunitas puedan verla! Nunca imaginé que existiese un lugar tan místico como ese…

Hemos enfrentado a un troll, que si bien no intimida tanto como el gigante, ni mucho menos se queda atrás. He de admitir que temí la muerte cuando ese monstruo me embistió, y de verdad creía que no saldría vivo de aquel combate. No hubiese salido vivo… Solo. Elisabeth hizo un muy buen trabajo inmovilizando al troll, y Edwin se ocupó de la parte trasera, haciendo una muy buena labor. La ausencia de Ázuran se notaba mucho, y sin sus trucos, nuestras posibilidades de victoria bajaban drásticamente, pero eso no nos iba a hacer recular. Vencimos a un grupo de gnolls después de una cruenta batalla. Casi no lo contamos…

Lady Arileth está muy dispersa. Basta con fijarse en su mirada, para ver un cúmulo de sensaciones. Me esfuerzo en ayudarla y protegerla, e incluso intento integrarla como si fuera uno más (manteniendo el respeto), pero no logro llegar a ella. Desconozco que le pasa por la cabeza, pero se nota que no lo quiere compartir. Veo como se sobre esfuerza con sus labores en el grupo, y no responde cuando le indicamos que se mantenga al margen de la batalla. Me da mucha lástima verla en ese estado, y de verdad me importa. Quiero ayudarla como sea…

Respecto al grupo, ha habido muchos cambios. Los dos nuevos miembros comienzan a ver de qué pasta estamos hechos. Por parte de Edwin, lo oigo refunfuñar desde la retaguardia por tener que ir limpiando nuestro rastro, que si bien es importante, no quita que sea una labor tediosa. No puedo evitar sentirme mal por él, ya que aunque parece que no está muy cuerdo, no debe ser su motivación venir con nosotros para ir borrando huellas. En ocasiones, me veo en la necesidad de ayudarlo, pero el terreno boscoso no es lo mío, ni soy un experto en la materia, y lo más probable es que acabe entorpeciendo la marcha. Me consuela saber que su aportación es un engranaje más en este grupo, que hace funcionar a la Armónica Enlatada. Eltoc volvió a la Armónica, teletransportándose al lado nuestro en medio de una huida de los gnolls. Me alegré de verlo, y parece que la terapia del alcohol le fue bastante bien… demasiado. Seguía tan risueño como siempre, e igual de graciosete. Nunca me hicieron gracia los payasetes como él, pero de momento he de aparcar ese pensamiento, es un miembro más y he de aceptarlo. Ázuran parecía algo más nervioso, ya que ahora viajábamos con lady Arileth, y entre hombres… Ya sabemos de qué va la cosa. El muchacho consigue mantener la mente fría en las situaciones más peliagudas, y parece muy centrado en todo lo que hace. Él y Edwin lograron cargarse al caudillo gnoll y volver íntegros. No doy crédito. Es simplemente asombroso. Por parte de Elisabeth, no logro entender el hecho de que sea tan fría y callada. Respeto su carácter y la apoyo en la causa como el que más, pero no alcanzo a entablar amistad o confianza con ella. Parece que realmente la vida le ha jugado malas pasadas. Quizá, después de una vida de nobles, codeándome con ricos y altos cargos, no me hago a la idea de lo que tiene que haber pasado. No quita que quiera acercarme más a los integrantes del grupo, y Elisabeth en ocasiones me lo pone algo difícil. Pero no importa. Juré por mi honor que no permitiría que nada les pasase a estas personas. La última vez murió un compañero de armas por mi incompetencia, y el lamento hizo que yo no estuviera hombro con hombro con Sudeiman en el momento más crítico. De él, aprendí que todos valemos lo mismo en el campo de batalla, y por eso tengo que proteger a los que me protegen.

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27/06/2019, 19:33
Elizabeth

Ese ejercito de gnolls al que nos tuvimos que enfrentar el otro día me ha hecho plantearme ciertas cosas, como el hecho de que aún me queda mucho camino para poder lograr mi objetivo, se podría decir que Ázuran me salvo la vida debido a que no supe elegir bien a mis objetivos y decidí derribar a esos pequeños lobos en lugar de a esos bárbaros que casi me matan.

Además debido a mi fracaso al comenzar la batalla los deje solos en el frente y Arileth casi muere, si hubiese estado allí puede que hubiese podido cambiar las cosas. ¿Cómo voy a conseguir derrotarle si ni siquiera soy capaz de protegerles? Necesito ser más fuerte y eso no lo voy a conseguir huyendo, así que esta decidido no abandonare una batalla solo por salvar mi vida, aunque eso signifique que tengo que encontrar a alguien que pueda cumplir con mi objetivo, pero ¿Quién?

Ázuran sin lugar a dudas es el más poderoso y al que menos le costaría lograrlo, pero ¿lo haría?. Nunca se en que esta pensando, a veces parece el más cuerdo del grupo y otras esta demasiado loco. Hector si se lo pidiese creo que lo haría, es demasiado bueno, pero no podría pedirle eso, esas cosas cambian a la gente y no quiero que esa bondad desaparezca. ¿Eltoc? aún no le conozco demasiado como para pedirselo, además tampoco sabría si podría confiar en él para eso. El único que me queda es Edwin que se nota que no esta bien de la cabeza y que le gusta matar, no es la primera persona en la que pensaría para pedirle un favor, pero creo que para eso es el indicado, esperare a su próxima guardia para pedírselo a solas.

- Edwin, ¿me harías un favor?

- *levanta una ceja mientras se ve claramente sorprendido* Depende de lo que sea, ¿a que se debe esto Elizabeth?

- Creo que eres el único en el que puedo confiar para esto.

- No suelo tener pinta de fiar, me halagas

- Por favor, si caigo en combate, pregúntale a Escarcha el nombre de la persona por la que me uní a vosotros, quiero que ese sea tu próximo objetivo a partir de ese momento *al acabar la frase volvió a entrar al refugio donde pasaban la noche a observar que decía Edwin sin que él supiese que ella escuchaba*

- Nunca está de mas tener un objetivo, pero no trabajo gratis, ya buscaré la manera de tener compensación.

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21/08/2019, 16:09
Ázuran Drazer

Mientras el grupo debatia su siguiente movimiento, Ázuran se percató de que Lady Arileth estaba ausente, alejada del grupo y mirando a las estrellas. Su cara reflejaba la profunda tristeza que sentía. O tal vez era decepción. El joven mago miró otra vez a su grupo, que seguía enzarzado en una discusión sin final. Le pareció que le preguntaron algo, pero no contestó, pues estaba también ausente, centrado en sus pensamientos. Así pasaron los minutos, mientras él se giraba de vez en cuando a mirar a su amada, sin ser capaz de centrarse en nada más. Finalmente, parece que el grupo tomó una decisión, sin que él participará en ella. Posiblemente era la primera vez que pasaba. Es más, ni se enteró de lo que habían decidido. Solo podía pensar en Lady Arileth.

El grupo se puso en marcha, y Ázuran les siguió, al igual que Arileth. Llegados a un punto al sur de la ciudad, el grupo se puso a debatir otra vez. Viendo que también iba para largo, se alejo del grupo y se acercó a donde estaba Arileth. Cuando ella lo vio acercarse se asustó, o eso le pareció, así que se acercó más lentamente. Efectivamente, y aunque ella lo trataba de disimular, estaba muy tensa, de modo que Ázuran paró donde estaba en ese momento y se puso de cuclillas para ponerse a su altura.

- Mi dama Arileth -comenzó a decir-, sé que... -Ázuran hizo una breve e involuntaria pausa porque notó que ella estaba muy incomoda- ... sé que en las últimas horas... -Ázuran hizo otra pausa, esta vez para rehacer su discurso-. Recuerdo que hace unas semanas me dijisteis que vos no erais una heroína como nosotros. Yo os contesté que para mí lo sois, pero seguramente lo que tendría que haberos contestado es que la verdad es que yo tampoco soy ningún héroe. Yo hacía varitas, ¿sabíais? 

Ázuran sacó la varita de alterar el aspecto y se la mostró. Era la primera vez que cruzaron sus miradas, muy brevemente, pues hasta ese instante ambos apartaban la mirada. La varita era hermosa, con grabados de distintas criaturas desde el mango hasta la punta.

- Esto es lo que soy, mi dama, un artista. Esto es lo que me gusta, lo que me llena. Me hice aventurero porque quería ayudar a hacer un mundo mejor, pero parece ser que el mundo me ha hecho a mí una persona peor. Maté a Grughar y la gente me llamó héroe, pero solo soy un chiquillo asustado que quiere recuperar a su madre y a su padre -Ázuran hizo una pausa mientras se secaba las lagrimas con disimulo y se recomponía para seguir hablando-. Lo he hecho lo mejor que he podido, pero las cosas no siempre salen como uno espera. Mi mejor amigo murió sin que yo estuviera a su lado para ayudarle, y lo último que recuerdo haberle dicho es que si me volvía a agarrar del cuello lo iba a matar -su voz tembló mientras lo decía-. No soy perfecto. Me he equivocado profundamente, me he dejado llevar por la ira y el odio, y sé que no os merezco por lo que he hecho, pero os prometo que voy a mejorar. Voy a ser mejor. No dejaré que el mundo me haga peor nunca más. Y os voy a sacar a todos de aquí. Lo juró.

Ázuran se levantó y se acercó a su grupo, con la plena convicción de que iba a cumplir su palabra.