Partida Rol por web

Durante todo el día las palomas mensajeras volaron de una villa a otra y la noticia se extendió por todo el valle. Los Shangu-Shouhu habían sido todos atacados. Misteriosas criaturas oscuras que acabaron deshaciéndose como el humo. Los peores presagios sólo fueron en aumento cuando no se recibieron noticias desde Baohu-Yousai. ¿Le habría ocurrido algo al Shangu-Baohu?

Por iniciativa de Pang-Wei, del monasterio de la Mano Abierta, se les encargó a los Shangu-Shouhu, tal y como era su ancestral deber como segunda línea de defensa de Tiangulong, la misión de dirigirse a la torre para averiguar qué había ocurrido. Se trataba de un hito histórico, sería la primera vez que todos los protectores de las villas se reunían para una misión conjunta en más de quinientos años. La última ocasión que eso había ocurrido fue durante la Ofensiva de las Serpientes, en el bosque de Yuan.

Los seis protectores se reunirían en el Puente de Wan, el paso que conectaba las villas de Feng-Tae y Huo-Tao, nombrado así por el primer Shangu-Baohu de Tiangulong. Tres días después del ataque, los Shangu-Shouhu llegaban al lugar. Los primeros en hacerlo fueron Rikitsiki, del monasterio del Viento Afilado y Qiang Huo, del monasterio de la Llama Brillante. Después lo hizo Bomei, de la Mano Abierta, seguida de Ogra Bloom, del Rayo Impetuoso y Bai Hu, de la montaña Impetuosa. Y por último, de una forma muy poética, Donang Teng-Long, de la Cascada Arrolladora.

Ya era una realidad, los seis estaban reunidos.

El único Teng-Long monje había tenido tiempo de reflexionar durante aquel viaje. Su encuentro había sido todo un baño de realidad, pese a los años de entrenamiento y esfuerzo, carecía de experiencia tanto en el combate real como en la vida fuera del monasterio. Debía llevar a cabo esa misión no solo porque era su deber, si no por alcanzar los conocimientos y habilidades necesarios para alcanzar la perfección en cuerpo y alma. Antes de llegar al punto de encuentro dedico un ultimo pensamiento a sus amigos y familia, hacia aquello también por ellos, pero ahora debía desprenderse para llevar a cabo su misión. Cuando volviera y el valle estuviera a salvo, ya tendría tiempo de jugar un buen paiso con su padre o de pasear con Chang y el resto.

Todos estaban reunidos cuando él llego al puente. Echó un vistazo al resto de Shangu-Shouhu, a los que ya conocía del sagrado Long-Jimbiao.

Rikitsiki, también llamada Colablanca, una nezumi rápida como el viento y mortal como el veneno. Durante el Long-Jimbiao apenas habían intercambiado unas pocas palabras, así que desconocía cual era su temperamento. Si que le había visto manejar sus filos en combate, un autentico espectáculo, aunque demasiado sangriento.

Qiang Huo, era el mas amable y simpático de los allí presentes. Aunque eso no era decir mucho, al contrario que el, muchos de los allí presentes parecían tomar la vía ascética en lo que amistades se refiere. Su uso de las armas monásticas era espectacular, por supuesto, al fin y al cabo era un miembro del templo Huo-Tao.

Bomei Huchuan, el fantasma de Hun-Zi, una humana joven y atlética, llevaba su sempiterna mascara. Teng-Long apenas había hablado con ella, pues su carácter era bastante frió, pero le habían impresionado su conocimiento del cuerpo humano y la capacidad de anular al enemigo con sus precisos golpes.

Ogra Bloom, una orca de tamaño impresionante, una pila de músculos que ademas usaba una de las formas de combate mas agresivas del valle. Donang apenas la soportaba, para el era todo lo que no debía ser un monje. Aunque su desempeño espiritual era paupérrimo a su parecer, lo suplía con unas habilidades espectaculares así como una fuerza fuera de lo común.

Y por ultimo, Bai Hu. Al que apenas conocía. Aunque su técnica con el estilo de la Montaña Imponente era algo digno de ver. Él mismo había aprendido mucho viéndolo luchar.

Donang se acercó y saludo con una reverencia formal y el saludo ceremonial propio para la situación.

— Saludos Shangu-Shouhu, soy el representante del Templo Yun-Shui, Donang Teng-Long. He llegado para cumplir nuestro sagrado propósito.

No siguió el saludo ceremonial tradicional porque duraba mas de cinco minutos y hacia mucho que ni los maestros lo usaban.

Ogra no llegó no la primera, tampoco la ultima.

Habían sido tres días de mucho ajetreo después de tres meses de entrenamiento, sus planes de volver a casa y relajarse un poco habían quedado en nada gracias a la emboscada. Verse envuelta en otro viaje no era especialmente apetecible aunque estuviera motivada.

Se puso a un lado con los brazos cruzados y cara de circunstancia, no porque estuviera cabreada o molesta, si no porque se había dado cuenta que no recordaba el nombre de ninguno de los otros monjes y esa era una de las pocas clases de situaciones violentas que no le gustaba.

Rikititski estaba allí, le incomodaba estar con gente. Era una guerrera sigilosa, certera, eficaz, pero era solitaria y no sabía lidiar con las dificultades de lo social. Algo para lo que no tenía ni mucho menos ni las armas ni las habilidades que le gustaría. Aún con todo, se presentó uno a uno con una respetuosa reverencia, no de aprendiz a maestro, pero si de igual a igual. Además aprovechó para oler el olor de todos ellos, le decía mucho más que sus palabras.

Haciendo una reverencia a cada uno de ellos.

- Saludos, Bomei Huchuan de Hun si.
Huele a libro de los salones de Sabiduría. Orden y un gran potencial oculto.

- Saludos, Ogra Bloom de Bao Sheng.

Huele a metal sin refinar. Más potencia que control, impetuosidad.

- Saludos, Donang Teng Long.

Huele a pergamino de batalla. Poder del conocimiento, serenidad.

- Saludos, Qiang Huo, de Huo Tao.

Huele a hierba mojada. Vitalidad y residencia.

- Saludos, Bai Hu de Shan-Bae.

Huele al arroz que fermenta antes de ser Shoju. Alguien que ha dejado de ser lo que fue pero que aún puede llegar a ser mucho más.

- Soy Rikititski, podeís llamarme Colablanca.

Había sido de los primeros llegar por no decir el primero porque la necesidad de destacar no era aceptada entre los suyos, destacar estaba bien, tener la necesidad de hacerlo no, una sutil diferencia que no todos comprendían a menos que hubieran vivido en un templo tan estricto como el suyo lo era.  Había observado como la Shangu-Shouhu del  monasterio del Viento Afilado y luego todos los demás compañeros con los que compartía la vergüenza de no ser dignos y el honor de haberlo sido a la misma vez.

Soy Qiang Huo, es un una alegría ver que todos estamos reunidos, aunque no por las cuestiones más halagüeñas...espero que el viaje os haya sido ameno... – Al fin y al cabo el puente de Wan esta tan cerca de su hogar que casi se sentía como el anfitrión y con la responsabilidad de que todos estuvieran cómodos.

Creo que deberíamos dirigirnos a la gran torre ahora que estamos ya todos reunidos...el tiempo apremia....pasan cosas oscuras en el valle.... – Soltó un suspiro pasándose la mano por el cuello, esperaba que otro fuera la voz cantante y de la razón en todo aquello, pero nadie parecía demasiado charlatán, todos tan solemnes, preparados, y el silencio le ponía nervioso cuando no sabía a qué se enfrentaba.

Cuando llegó al puente, dos de los Shangu-Shouhu ya estaban allí, concretamente los representantes del monasterio del Viento Afilado y de la Llama Brillante. En silencio, Bomei les hizo un saludo a ambos y se sentó en el suelo apoyando su espalda en una de las barandas del puente. Allí sentada, la Shangu-Shouhu vio como los demás representantes de los demás monasterios iban llegando mientras de manera distraída, repasaba mentalmente una serie de patologías con sus diferentes síntomas.

Una vez llegó el último, vio como algunos de ellos se presentaban. - ¿Lo harán por cortesía? –se dijo a si misma la joven un tanto extrañada, pues no hace mucho que todos habían competido por el título de Shangu-Baohu.  Aun así, devolvió el saludo con un ligero movimiento de cabeza cuando la representante del Viento Afilado se acercó a ella.

Finalmente, Bomei se puso en pie con un ágil movimiento, se sacudió un poco la capa de viaje y comenzó a caminar en dirección a la torre. Aunque antes de proseguir su marcha se volvió, y se dirigió a los demás con un escueto.

- ¿Vamos?

Bai Hu era un enorme félido tan robusto como un enano y tan grande como un orco. Además, su pelaje blanco y su barba y tatuajes rojos, le daban un aspecto llamativo e incluso cautivador. El Shangu-Shouhu estaba apoyado en la baranda del puente con expresión tranquila e incluso se diría que feliz.

Cuando ya estuvieron todos, el monje se descolgó su mochila al suelo y sacó de ella una botella y un tarro con seis pequeños vasitos.

—Hace más de quinientos años que los Shangu-Shouhu no se reunían. Un hito como ese debe de ser conmemorado. Cinco minutos no van a cambiar nada. Si Randkai ha sido derrotado no hay nada que podamos hacer. Y si está bien, poco importará cuando lleguemos.

Bai Hu descorchó la botella con la boca.

—El mejor moutai de Shan-Bae, un regalo de mi maestro—primero extendió su brazo hacia la dirección donde se encontraba su villa para después con un arco señalar a los Shangu-Shouhu—, para mis compañeros protectores.

Seguramente muchos pensaban que esto podía estar fuera de lugar, pero los monjes de Shan-Bae daban una importancia casi mística a la alimentación, siguiendo estrictas dietas alimenticias. De hecho el moutai que bebían los monjes del monasterio de la Montaña Imponente era distinto al que se tomaba en el resto del valle, pues tenía un alto contenido calórico. Se trataba de un gran honor.

Ogra había estado poniendo esfuerzo en intentar recordar los nombres, pero la perspectiva de alcohol la distrajo fácilmente.

—Bien dicho, nada mejor que calentar el estomago con licor para comenzar un viaje —dijo acercándose a la bebida—. Uh... ¿entonces a vosotros también os atacaron tipejos raros hechos de sombra?

Se acercó lentamente para tomar uno de los vasos que le ofrecía el felido y tras ello procedió a darle un sorbo tranquilo y pausado sintiendo como el alcohol le quemaba la garganta antes de hacer una ligera inclinación al monje en señal de respeto.

No quería que se sintiera despreciado, si para el felido era un rito y honor y para su maestro también al ofrecerlo, lo tomaría ceremoniosamente. - Es un honor beber y luchar a vuestro lado...gracias..

Tras aquella miro a la Ogroide asintiendo con suavidad.- Así es...hace unos días fui atacado por un grupo de...seres que no recibían daño alguno y desaparecían cuando conseguí noquearlos...

Observo entonces a su alrededor mirando a sus compañeros esperando a que alguno más confirmará lo que él mismo había visto y sufrido aquella noche.

De nuevo un tema de conversación que dejó descolocada. - ¿Por qué dialogan sobre algo que venía detalladamente en la carta que enviaron? Pensaba Bomei extrañada de que, en lugar de dirigirse directamente a la torre, se parasen para este tipo de cosas. Para ella estaba más que claro que si todos estaban allí es porque indudablemente todos los Shangu-Shouhu habían sido asaltados. Su duda era; ¿Por qué atacarlos directamente a ellos? ¿Por qué no a los maestros? ¿Acaso era una prueba o una llamada para que acudieran todos aquí?

Mientras Ogra Bloom y Quian Huo continuaban dialogando, se acercó a Bai Hu para tomar el pequeño vaso. Lo tomo, lo alzó hacia él a la vez que asentía en señal de agradecimiento y vertió el contenido del vaso en un vial que había sacado de su cinturón. Tras verter el contenido con sumo cuidado, pues tenía bastante interés en probar ese licor, lo selló diciendo en un tono frío:

- Solo bebo en las comidas.

Ogra miró a Qiang con curiosidad mientras disfrutaba del alcohol, era bastante suave, al menos para su paladar, aunque solía preferir bebidas con más golpe apreció el calorcillo en la garganta.

—¿Y fuiste capaz de noquearlos tu solo, hombrecillo? —no había malicia en la pregunta, ni malicia, ni tacto, le dio una palmadita en el hombro con su manaza—. Buen trabajo.

Bomei pasó junto a ellos he hizo su extraño ritual para aceptar la bebida sin beberla intrigando aun más la curiosidad de la orca.

—La diversión no es lo tuyo, ¿eh? —le preguntó a la enmascarada.

Rikititski consideró que sería una falta de respeto y deshonor no aceptar la bebida de Bai Hu, se lo bebió de un trago aunque no sin cierta mueca de desagrado. El alcohol no era más que otro tipo de veneno y ningún guerrero debería querer envenenar su cuerpo. Aunque un guerrero envenenaría su arma, y si el arma de un guerrero era su cuerpo. Vaya. Bai Hu le había dado mucho en lo que meditar y pensar.

- Agradezco que compartas con nosotros algo de tanto valor Bai Hu, pero aunque tus palabras están cargadas de lógica. No puedo evitar estar en desacuerdo con ellas. No crees tus propios límites ni crees un futuro que aún no has alcanzado.

Adoptando la pose que su maestro solía poner le cito.

- No importa lo pequeña que sea tú casa cuando eres consciente que tú hogar es el mundo.

Tras lo que hizo una formal reverencia y le devolvió el vaso vacío y se apartó a que los demás que aún no hubieran participado del ritual se acercarán. Tras lo que se sentó a seguir reflexionando sobre envenenar el cuerpo y el camino del monje.

Una vez sellado el moutai y tras haberlo guardado en su cinturón, le devolvió el vasito a Bai Hu diciendo un escueto:

- Gracias.

Tras aquello, Bomei se giró hacia la ogra pues acababa de oír el comentario dirigido hacia ella. Mientras la miraba detenidamente pensaba: - Si su vida dependiera de que la tuviese que someter a una cirugía, seguramente agradecería que no tuviese ni una gota de alcohol en mi sangre. Además, algo tan inusual preferiría probarlo junto a un exquisito cuenco de Mapo Tofu… sí, eso sería el acompañamiento mas acertado.

- Es evidente –contestó finalmente Bomei a Ogra Bloom tras acabar de dilucidar lo que haría con el alcohol.

Una vez más, volvió a girarse para poner rumbo a la torre.

Donang se había aprendido los principios del protocolo con esfuerzo, rayando en ocasiones la tortura autoinflingida. Por eso suspiro aliviado cuando vio que ninguno de los allí presentes pensaba respetar los anticuados códigos. Podría parecer contradictorio, pero a pesar de la madurez que conferían el entrenamiento y la meditación, a Donang le aburrían aquellos usos. Así que relajó los hombros y se acercó a Bai Hu, con una sonrisa. Mientras cogía un vaso dedico un momento a analizar al monje. Era grande para ser félido, casi tanto como él. Claro que pocas razas podían medirse en corpulencia con los tortuguidos.

El liquido le ardió en la garganta, pero tenia buen gusto.

— Gracias Bai-Hu... Esta fuertecillo. Por mi caparazón que el moutai de mi templo parece agua de arroz comparado con esto.

Acto seguido se unió a la conversación del resto.

— Parece que a todos nos atacaron esas sombras... Es inusual que solo desaparecieran con un noqueo tradicional. Malgasté muchas maniobras y densos golpes que apenas les afectaron. Solo desapareció al que le hice la Rodilla del Trueno, un golpe que normalmente aturdiría a cualquier otro, a aquella sombra le hizo evaporarse.

Rikititski movió las orejas ratoniles con gran interés ante las palabras del tortuguido.

- Yo ataqué con normalidad a mis tres atacantes. Trataron de flanquearme, pero los fui matando uno a uno con mí arma. O bueno, disolviéndolos. No tenían olor ni cadaver. ¿Sabéis algo más de ellos?

Mientras contaba su historia Rikititski desenvainó su arma y atacó al aire con su ráfaga de golpes imitando la forma en que atacó a los atacantes para mostrar que técnica usó ella.

Ogra continuó disfrutando de su bebida tranquilamente, mientras los demás explicaban sus por menores con la emboscada siguió a Bomei con la mirada, la enmascarada se había quedado de pie dando la espalda al a conversación de una forma un tanto socialmente torpe.

La orca se dio cuenta que la tortuga ciertamente tenia rodillas y entonces la pequeña rata dio unos cuantos saltitos apuñalando el aire con su cuchillo, estaba siendo todo muy entretenido.

—Yo les di puñetazos, muchos, y cuando estuvieron todos en el suelo, ¡PUF! Desaparecieron. Muy raro todo. Mi maestro dijo que es cosa de una hedionda —terminó su licor—. ¿Se puede repetir? —le preguntó a Bai Hu.

Bai Hu fue ofreciendo a todos sus vasos. En el caso de Bomei alzó una ceja sorprendido pero no dijo nada. Por último, se llenó el mismo uno, lo alzó al aire y se lo bebió. A continuación, cerró la botella, recogió los vasos («Tenemos que marcharnos» le respondió a Ogra) y los guardó en la mochila. A continuación sacó un par de bollos, los cuales comenzó a comer. Ésta vez no los ofreció. La estricta dieta de Shan Bae.

—Shi, lash shombrash—dijo con la boca todavía llena, entonces tragó—. Eran aptos en el arte, pero no tenían ningún tipo de estilo definido. Como si alguien se hubiera dedicado continuamente a entrenar los principios básicos una y otra vez. No es la manera en la que se enseña en el valle. Creo que es por eso y por su naturaleza por lo que los maestros creen que el ataque viene de fuera.

El félido miró en dirección a Hun-Lun, la villa de la que provenía el Shangu-Baohu.

—Espero que Randkai esté bien, aunque fuera medio extranjero, era un buen tipo. El mejor de todos nosotros. Si a él le ha pasado algo, tenemos un problema.

El Shangu-Shouhu se llevó el otro bollo a la boca y también se preparó para iniciar el camino.

Mi maestro cree que puede ser del clan del Alba y el Ocaso...- Observo a todos los presentes dejando también su vasito a manos del félido mientras tomaba sus pequeñas pertenencias para empezar a andar rumbo a la torre mirando a los demás. Todos parecían tremendamente preparados, fuertes con mil batallas en sus espaldas y eso le hacía sentirse un poco pequeño, que lo llamasen escuálido y pequeño sin duda no ayuda a sentirse más fuerte.

Según contaba todos habían podido vences aquellas sombras sin ningún problema mientras el había sufrido  para intentar evitar el ataque hasta prácticamente perder. Apretó con fuerza las cuerdas de su bolsa mientras bajaba la cabeza y andaba con más rapidez hacia la torre sin hablar con nadie, no tenía nada más que añadir.

Mientras iban de camino a la torre no puedo evitar fijarse en la actitud de Qiang Huo. Se acercó y le puso una mano en el hombro

—¿Hay algo que te aflige, hermano? A mi también me ha quemado el brebaje de Bai Hu. No tienes que preocuparte por ello.

Ya imaginaba que lo que menos le preocupaba era la bebida de Bai Hu. Pero sabía por experiencia que no era fácil hablar de las cosas del corazón. No era fácil pero era necesario, para liberar tus sentimientos y alcanzar la plenitud del espiritu. A él le había costado reconocer frente a su maestro la primera vez que se sintió mal sobre su separación con su familia.

Sin embargo hace poco tiempo cuando casi es derrotado por aquellas sombras, lo primero que hizo fue reconocerlo delante del maestro. Si había sobrevivido a ese combate fue porque las dos sombras que quedaban habían desaparecido al tronar aquel relámpago.

La orca siguió al grupo sin problema hasta que el comentario de Bai sobre Randkai siendo "el mejor de todos nosotros" hizo que frunciera el ceño y gruñera en desacuerdo, aunque sin añadir nada más.