Partida Rol por web

La comitiva cruzó Hun-Lun en un ambiente tenso y continuó su camino hacia Baohu-Yousai. Si realmente había una fuerza enemiga esperándoles, la villa del Puño de Hierro sería la primera en ser atacada. Sin embargo no hubo momento para ninguna parada, los seis Shangu-Shouhu acompañados por la Baohu-Gonying continuaron su viaje junto al curso del río Jianglong.

Conforme se acercaban a la torre del protector, las charlas cesaron y la tensión comenzó a extenderse. ¿Qué se encontrarían allí? ¿Un ejército enemgo? ¿La torre destruida? ¿El cadáver torturado y profanado de Randkai? Prontovieron el pináculo de la torre, por lo que la segunda hipótesis no tardó en descartarse. Fue entonces cuando los monjes comenzaron a avanzar con cuidado, buscando refugio mientras hacían todo lo posible por encontrar un enemigo antes de que fueran detectados.

Sin embargo nada de eso ocurrió. Ni torres destruida, ni fuerzas enemigas, ni siquiera el cadáver de un Shangu-Baohu. La comitiva de representantes de cada villa acabó llegando a Baohu-Yousai para descubrir que todo estaba aparentemente normal. La torre de cinco pisos se erguía imponente e intacta, como lo había hecho durante tantos siglos. Entonces todos comenzaron a plantearse la posibilidad de que igual allí no había ocurrido nada.

Después de tanta verborrea y caminata por fin habían llegado a la torre y todo parecía normal. Diligentemente Ogra se plantó frente la entrada con sus pies firmes en el suelo, puso las manos a los lados de la boca, llenó los pulmones...

—¡Randkai! ¡IMBÉCIL! ¡¿Estas vivo?!

El estruendo de su voz seguramente se había escuchado a varias villas de distancia.

Rikititski no pudo sino con toda la sinceridad del mundo llevarse una mano a la cara en señal de absoluta frustración y desaprobación. Estaban en una casa en la que no habían sido invitados. Y aunque tuvieran motivos legítimos para estará allí, era el actual hogar de alguien, además alguien que había logrado vencerles a todos y ser elegido Shangu-Baohu. 

Le hizo una reverencia cortes a Ogra en parte por respeto a un igual, en parte a modo de disculpa ante las palabras que se disponía a pronunciar.

- Ogra... Nunca debes olvidar ni los modales ni las formas, somos los representantes de las fuerzas del valle y tenemos obligaciones y deberes. Y debemos ser un ejemplo para los demás. Sí lo único que tienes es la fuerza, lo único que  usas es la fuerza, lo único que respetas es la fuerza y lo único que entiendes es l fuerza. Será la fuerza lo próximo que usaré contigo como herramienta de enseñanza.

Echo un mirada de arriba a abajo sobre la orca.

- No eres una salvaje ni un demonio extranjero. Eres la representante de Bao Sheng. Hazte merecedora de ese honor o vuelve allí con la cabeza agachada. Pero por ahora. Veamos si alguien con más educación que tú contesta a tus palabras.

Tras lo que le dió la espalda a la Orca pero mantuvo los sentidos y la atención centrada en ella. Quería olisquear el aire y ver que percibía del lugar, pero no se atrevía a desviar sus sentidos a otras cosas que no fueran ella, por si intentaba alguna otra tontería...

El terrible insulto de Ogra provocó en Donang la mayor furia que había sentido en su vida. Sus dedos se crisparon en tensos y enormes puños, y noto su corazón bombeando sangre a sus músculos a toda velocidad. Sus mejillas se enrojecieron mientras trataba de calmarse.

— ¡¿Pero... Pero... Pero...?!

Soltó todo el aire y abrió los puños. Pero aun así después habló, aunque consiguió no gritar.

— ¿Que clase de entrenamiento te han dado en Bao Sheng, Ogra? Eres peor que un barbaro, pareces un jabali, sin autocontrol, gruñendo al aire en busca de comida y pelea. Venga ¿Porque no defecas en un lugar sagrado o destrozas alguna reliquia milenaria...?

Donang tomó las riendas de su ser en ese mismo instante, se obligó a si mismo a hacer una marcada reverencia.

—Disculpa mis palabras, Ogra, tu comportamiento ha sido del todo incorrecto, pero mi respuesta no ha sido la adecuada.

El joven tortuguido se reprendió a si mismo esa terrible falta. Pensaba entrenar sobre ascuas ardiendo, o lo que fuera necesario. Aguantaría aquellas terribles faltas de respeto a... bueno a lo mas sagrado de su tierra e historia sin alterarse ni un ápice. Ese era el camino correcto.

Bomei suspiró profundamente, si existía la más mínima posibilidad de entrar en la torre sin pasar desapercibidos, la intervención de la representante de Bao Sheng la había imposibilitado. Por otro lado, no es algo que la sorprendiese, cabía la posibilidad de que algo así sucediera, y así había sido. Todo a partir de ese momento sería afrontar lo que ocurra sin ningún titubeo.

Con lo cual, para Bomei, el hecho de estar allí parados era improductivo y como tal, se lo hizo saber a los demás una vez que esta llegó a la puerta de la misma torre.

- ¿Entráis? –preguntó a sus compañeros en un tono impasible.

Le había sorprendido tanto como a los demás el estallido de la ogra, pero no se sentía con la potestad de regañarla, no era una de sus jóvenes aprendices, no pertenecía a su villa y su vida no estaba ligada a la suya a un nivel donde imponer su forma de hacer y pensamiento, aunque claramente sentía que esas no eran las formas.

Soltó un suspiro aliviado al ver que los otros dos monjes se encargaban de darle una enseñanza sobre la mesura y controlarse antes de sonreír ligeramente a Bomei tomando su macuto y haciendo ademan de entrar delante con ella. – Vamos…será mejor no perder el tiempo….ya habrá tiempo para la autoreflexion…

Bai Hu compuso una sonrisa despreocupada.

—Supongo que este viaje nos enseñará por qué ninguno de nosotros fue digno de Shou-Kung—dijo divertido—. En fin la próxima vez que vayas a hacer una cosa así avisa. Me habría ahorrado todos esos rodeos.

La comitiva de monjes avanzó y entró en la torre para encontrarla en la más absoluta calma. Tras inspeccionar la planta baja subieron a la primera y después a la segunda. No había rastro de nadie, ni de Randkai, ni de ningún enemigo. Pero tampoco había señales de que hubiera habido alguna lucha en su lugar. De hecho, lo que si había era una fina capa de polvo por todas partes, como si el lugar llevara más de una semana abanadonado.

Quedaban todavía dos plantas, pero nada parecía indicar que fueran a encontrar allí arriba al Shangu-Baohu. Todo era muy raro, ¿dónde estaba Randkai?

- Bueno. Aquí parece haber mucho polvo y desuso. El lugar está casi abandonado pero no podemos bajar la guardia.

Dijo Rikititski entre susurros mientras buscaba huellas en el polvo y olisqueaba el aire en busca de algún olor distinto al de sus compañeros.

- ¿Avanzamos pues a ver si la cosa cambia en los pisos superiores?

Bomei asintió a Rikititski.

- Quizá haya algún rastro –contestó pensando que si algo por más mínimo que fuese, podía ayudarles a resolver aquel misterio, lo podrían encontrar. Sin ir más lejos, Rikititski era conocido por su buen olfato, por lo que probablemente pudiese detectar alguna fragancia inusual o simplemente alguien pudiese ver algo fuera de lugar.

Más allá de eso, Bomei comenzó a pensar que podría haber ocurrido para que Randkai no estuviese en la torre.

Quizás....deberíamos tomar posiciones, solo por si acaso...- No estaría de más que cada uno se dedicase a mirar un flanco, y otro protegiera la retaguardia, y bueno, aunque todo parecía en calma y tranquilo nunca podía saberse con seguridad. - Yo....me quedare atrás, por si algo decide atacarnos desde allí.... 

Miro de reojo a la ogra soltando un suspiro, ahora su posición estaba completamente al descubierto, si querían hacerles una emboscada simplemente no verían de donde venia. - Quizas...dejaran una nota en algún sitio.. 

Impertérrita Ogra lanzó otro de sus poderoso rugidos.

—¡RANDKAI! —el eco de su vozarrón se extendido por la salas de la torre, se puso las manos en la cintura y miró al resto del grupo con intensa impasibilida— O no esta o esta durmiendo muy fuerte.

Donang avanzó ignorando las palabras de sus compañeros. La prudencia es necesaria, pero el miedo es lastrante y peligroso. Echaba un vistazo a toda la planta tratando de atisbar algo, lo que fuera, cuando el grito de Ogra le erizó toda la piel bajo el caparazón. Iba a girarse a reprenderle, pero la verdad es que le hizo gracia la expresión "dormir fuerte" que soltó justo después, jamas la había escuchado. Se le escapó el enfado por los dedos y compuso una sonrisa.

—Si que es posible Ogra— Se giró hacia el grupo— Tenemos que revisar las dos plantas de arriba, quizá haya una pista alli.

—Aquí no ha habido nadie en varios días. Quizás semanas—la voz de Chang se quebró—. ¿Dónde está Randkai?

Con los ojos llenos de lágrimas, miró a los Shangu-Shouhu buscando respuestas.

—Si a él no lo atacaron, ¿dónde está?

Bai Hu le puso una zarpa en el hombro a la Baohu-Gonying con intención de reconfortarla.

—Cuando el espíritu se quiebra, la vida se desmorona. No llegues a conclusiones precipitadas. Quizás Randkai se ha internado en el Paso del Cielo y es allí donde ha continuado su guardia.

El propio Bai Hu no parecía muy convencido de sus palabras, pero se notaba que quería reconfortar a la mujer y seguramente no se le había ocurrido una mejor forma de hacerlo. Entonces, se escuchó el ruido de unos pasos en el piso superior que alertó a todos los monjes, los cuáles subieron sin más dilación.

Allí se encontraron a una extraña criatura. Tenía patas de gran felino pero en dónde tendría que estar el cuerpo y la cabeza, habia un gran número de velas encendidas arremolinadas. ¡Una fortuna! Pero algo extraño pasaba, las fortunas solían ser vigorosas y coloridas, pero ésta había perdido todo color.

—¿La Zong?—preguntó entonces Chang inquieta—¿Eres tú La Zong? ¿Qué te ha pasado?

La fortuna no reaccionó hasta que la Baohu-Gonying se dirigió hacia ella. Dio un vigoroso paso hacia atrás y... ¿los miró? Era difícil de saber teniendo en cuenta que no tenía cabeza. Sin embargo no respondió a la pregunta de Chang.

—¡Randkai!—gritó con una voz sobrenatural—¿Dónde está Randkai?

Ogra señaló al gato de cera.

—Exacto, Randkai —se dirigió a la estrambótica criatura en un tono cotidiano y despreocupado—. ¿Dónde está Randkai? También estamos buscándolo, ¿sabes donde se ha metido?

La entrada de aquel ser la sobresaltó, nunca antes había visto uno, aunque si había tenido constancia de su existencia por las referencias en los libros. Durante un momento lo inspeccionó, quedándose maravillada por la oportunidad de haberlo visto en vivo, pero seguidamente su cabeza empezó a hacerse preguntas e intentar dar explicaciones a la mismas.

Finalmente, y tras las coherentes preguntas propuestas por su compañera de Bao-Sheng, Bomei preguntó para saciar su curiosidad:

- ¿Por qué lo estás buscando?

Había oído hablar a sus maestros de las fortunas, por eso no perdió la compostura cuando apareció tan extraño ser, aunque le sorprendió la falta de pigmentación. Tal vez recordaba mal sus lecciones.

Hizo una formal reverencia, y como las preguntas correctas ya estaban hechas se mantuvo callado, expectante.