GRUPO DE ADICTOS
Un recogido grupo de ayuda de un centro no demasiado caro de Boston, no se dedica exclusivamente a un tipo de adicción, pero el personal es bueno y los compañeros no están mal, ayudan bastante ya que todos tienen motivos fuertes para dejar su adicción, sea la que sea. Es un grupo discreto de una clínica pequeña pero eficaz.
Jason Boyd: 29 años. Es el miembro más antiguo de la terapia de grupo para superar adicciones. Se dice que fué acusado de un crímen espantoso en la época en que estuvo enganchado a la heroína, hace más de cinco meses.
Adrien Farenheitt: 37 años. Pertenece a la terapia de adicciones. La suya en concreto es el sexo, por lo visto sus líos de faldas han hecho que éste reputado abogado caiga muy bajo.
Evan Reyes: 25 años. Un latino que empezó a robar para sobrevivir y ahora lo hace compulsivamente.
Dave Nolan: 23 años. Su ingreso en la terapia de adicciones ha sido reciente. Parece traumatizado por algo, tiene problemas con el juego. A diferencia del resto, no duerme ni come en la clínica, sólo acude a las reuniones de grupo y a las charlas.
Hasta aquí lo que los miembros de dicha reducida terapia de grupo saben oficialmente los unos de los otros. Habrá otros cuatro o cinco en la clínica, pero los relevantes para la partida sois vosotros.
Quiero que me escribáis un post sólo para el director diciendo hasta qué punto vuestro personaje se ha dejado conocer por sus compañeros. Yo postearé la nueva información en éste mismo hilo (si es que la hay) y después procederéis a darme vuestras impresiones de los compañeros para ver qué tal os lleváis los unos con los otros. Ésta escena no es de partida, sino un anexo a la creación de la historia de los pjs para concluir el apartado "relaciones" de la ficha.
Cuando queráis :)
Adrien ha dicho que perdió el norte con las mujeres, pero intenta salvaguardar su dignidad siendo sincero y contando que buscaba el amor desde que lo perdió. Eso hizo que se obsesionara y perdiera la perspectiva
Dave es un hombre nervioso, siempre mirando en todas las direcciones. Siempre lleva en sus manos una pluma estilográfica con la que juega constantemente. Fue un regalo de su mujer y lo guarda como un auténtico tesoro. Es por ello que no puede separarse de ésta. Habla deprisa y suele sacudirse el pelo con sus manos para apartarlo de su cara. Viste de manera discreta, siempre con camisas de cuadros, generalmente sucias, y un pantalón rasgado. De los nervios tiende a apretar los puños y a hacerse daño con sus propias uñas al clavarlas en la piel.
Suele mencionar que hay otra persona con él, que lo ama y lo aprecia, y que gracias a ella es capaz de seguir viviendo pese a todo lo que le ocurre. Sin embargo hace tiempo que no la ve y la echa de menos. Pero hasta el momento nunca ha dicho su nombre.
Tiende a mirar mucho el reloj, siempre preguntando la hora. Parece que llega tarde a cualquier lado (las partidas, los juegos, etc.).
Jason ha sido bastante hermético con el resto de los internos. No es que se haya vuelto una persona asocial, pero la culpa, los remordimientos y el odio hacia sus agresores suelen ocupar gran parte de su tiempo. Respecto a sus compañeros tan solo se ha formado una idea acerca de Adrien Farenheitt y esta no ha sido precisamente buena. Dadas sus experiencias pasadas Jason aborrece a este individuo, que describe siempre que puede sus compulsiones sexuales, recordándole una y otra vez el episodio vivido.
Evan, aunque es un hombre socialmente activo, suele ser reticente a la hora de hablar de su pasado, aunque se explaya con el presente hasta el detalle. Si bien ha contado parte de su vida durante las terapias, centrándose en el porqué del inicio de su problema con la propiedad ajena, siempre lo ha adornado todo con unas cuantas invenciones, las justas para oscurecer su pasado como espalda mojada y convertirlo en una historia de rechazo, dificultades y superación. No se siente orgulloso de su problema, pero jamás se arrepentiría de todo lo que hizo para darle a su Lupita una buena vida y asegurar así el futuro de su hija.
Se confiesa cristiano, patriótico y familiar, aunque no en ese orden. Siempre que tiene ocasión, enseña fotografías de su familia, sus padres, mujer e hija y cuenta maravillas de todos ellos, asegurando que son lo mejor de su vida y que haría cualquier cosa por ellos. Empezando por convertirse en un ciudadano de EE.UU de pleno derecho, un ciudadano ejemplar.
Tiende a relatar sus vivencias de forma cruda pero pasional, haciendo que los interlocutores se vean atrapados, por unos minutos, en la piel de un hombre que ha hecho lo que ha hecho por pura necesidad.
En resumen, lo que sus compañeros saben, es que, aunque Evan cruzó la frontera de forma legal con su mujer antes de que esta se quedara embarazada, tuvo serias dificultades para establecerse. Asuntos poco claros de confusión de identidades y papeles, imposibilidad por su condición de inmigrante de conseguir un buen empleo y rechazo social para él y su familia.
Y aún con todo, se siente a gusto donde se encuentra y solo habla maravillas de la tierra de las oportunidades, porque, después de muchas penurias y sufrimientos, a base de trabajo duro -aunque no siempre legal- consiguió cumplir el sueño americano. O para eso está en terapia, por lo menos.
Durante las terapias, siempre es la misma canción:
Boyd, corpulento, alto y de aspecto algo intimidatorio, se muestra hermético con los demás internos. Parece escuchar sin ningún problema a todos... Salvo a Adrien, al que mira con recelo y patente asco, sobre todo en los momentos en que Adrien pierde el norte y se pone algo descriptivo. No se suelta mucho con respecto a su historia personal, y el médico parece no querer obligarle a hablar de ello de momento...
Farenheitt por su parte reconoce "haber perdido el norte con las mujeres", no obstante se escuda en que buscaba el amor desde que lo perdió al morir asesinada una chica de la que, por lo visto, estuvo completamente enamorado. Dice que aquello le hizo obsesionarse y perder la perspectiva.
Reyes, el latino, parece socialmente muy activo, aunque no habla mucho de su pasado. Se explaya con el presente al detalle, eso sí. Habla del inicio de su problema de cleptomanía como una historia de rechazo, dificultades y superación. No se siente orgulloso de su problema, pero tampoco se arrepiente de haberle dado a su Lupe una buena vida y asegurar el futuro de su recién nacida hija. Siempre que tiene ocasión muestra las fotos de sus padres, su mujer y su hija, contando maravillas sobre ellos y diciendo que son lo mejor de su vida y haría lo que fuera por ellos. Cuenta sus vivencias de forma cruda, pero pasional, intentando que los demás se pongan en su pellejo, transmitiéndoles la dificultad que como inmigrante tuvo para conseguir un buen empleo y superar el rechazo social. Parece a gusto y sólo dice cosas buenas de EE.UU, en la que quiere establecerse superando su problema para cumplir el sueño americano.
Nolan, el más joven, parece un chico nervioso, siempre mirando en todas direcciones. Suele juguetear con una estilográfica entre las manos, que mima como un auténtico tesoro y de la que no se separa. Habla deprisa y suele sacudir la cabeza para apartarse el pelo de la cara. Viste de forma discreta, pero suele ir sucio, con los pantalones rasgados la mayoría de veces, casi parece un mendigo. Aprieta mucho los puños, llegando a hacerse daño con las uñas en las palmas, sangrándolas en las ocasiones en que parece particularmente impaciente. Lo que más menciona es que hay otra persona en su vida, que lo ama y aprecia, y que gracias a dicha persona es capaz de seguir en pié pese a todo lo que le ocurre... Sin embargo menciona con amargura que hace tiempo que no la ve y la echa de menos. Hasta el momento, nunca ha dicho su nombre. Mira mucho el reloj o pregunta la hora, como si llegara tarde a algún sitio...
A continuación, como ya dije antes, procederéis a darme vuestras impresiones de los compañeros para ver qué tal os lleváis los unos con los otros. Postead qué pensáis de ellos y, si coincidís, os caéis bien mutuamente o incluso estáis dispuestos a echaros una mano el uno al otro, os lo haré saber en el siguiente post.
Boyd - no le gusta que no se abra y le apena el ver como le mira cuando Adrien cuenta sus problemas... Sin duda por la mente de Adrien circula la creencia de que Boyd tambien pudo perder a alguien a quien queria o siempre ha sido rechazado... algo sobre las mujeres. Por lo pronto trata de mantenerse al margen respecto a el.
Reyes - le cae bien, Adrien no esta ahí para juzgar, asi que dejando eso a un lado se interesa por el y por su familia siempre mirando las fotos cuando las muestra y sonriendo con envidia sana.
Nolan - tambien le cae bien aunque le inspira un sentimiento de paternidad que nunca habia podido imaginar que tenia. Cuando habla lo escucha atento y aunque no le guste que vaya sucio, trata de pasar eso por alto y centrarse en las palabras de Nolan.
Boyd. ¿Un yonki? ¿Me mezclan con yonkis? ¿Acaso se piensan que estoy enfermo o qué? Todo lo que hago tiene sentido, no como él. ¿Para qué va nadie a meterse nada si no es porque está enfermo? No sé si es verdad lo del crimen o no, pero no me inspira confianza. Parece que en cualquier momento vaya a saltar, a coger una silla y rompérmela en la cabeza. Ojalá pueda salir de todo esto... Laura se compadecería de él. Quizá tenga que darle una oportunidad, darle tiempo.
Farenheit. Primero un yonki y ahora un putero. Lo que me faltaba. ¿Por qué me obligan a venir aquí? Joder, esto no tiene sentido. Y este tío menos. Yo también he perdido lo más preciado de mí y no voy por ahí tirándome a todo lo que se mueve. ¡Cabrón! No sé nada de ti, pero tampoco me gusta lo poco que has dicho. Más te vale ir mejorando, porque ahora mismo te daría tantos golpes que se te caerían los dientes... Pero no tengo ganas, y a Laura tampoco le gustaría que lo hiciese. Aunque tampoco le gustarías tú, ¿verdad cariño?
Reyes. Pobre hombre. Él no debería estar aquí, no debería estar alejado de su familia... Sé lo que eso duele, sé cómo eso te puede matar. No sé hasta qué punto sus palabras son ciertas, o si incluso las fotos que nos enseña son verdaderamente suyas y no venían con la cartera. Pero no tengo derecho a dudar, a no creer en su palabra. Quizá una vez robó para poder alimentar a sus hijos, y luego una segunda vez para que su mujer pudiese vestirse con algún elegante vestido. ¿Qué tiene eso de malo? El sistema funciona mal, hombres como él jamás deberían necesitar hacer cosas así. No parece mal tipo, pero más me vale sujetar bien la estilográfica. No quiero perder lo único que me queda de ella. A Laura le caerías bien, se apiadaría de ti, y por eso yo lo haré...
Dave mantiene una actitud alejada del resto. No se considera un igual ya que aún no asume su propia enfermedad y su dependencia para con Laura. Mira a todo el mundo con los ojos bien abiertos, pero en ningún momento deja de jugar con la pluma. Cuando siente que su palma comienza a sangrar se pasa los dedos por ella limpiándose un poco las manchas. No se acerca a ninguno y muestra la misma actitud para todos, aunque en su mente ya ha creado ciertas preferencias. De pronto comienza a mover los dedos, como si estuviese contando algo. Mueve los labios sin decir ninguna palabra, pero sigue contando. ¿Cuánto necesitaría para sacar a Laura de allí? ¿Por qué no salió la reina si había tantas posibilidades? Hasta cierto punto juega contra si mismo... Es una forma de calmarse y no romper a llorar.
Evan entiende la posición de hermetismo de Boyd. Entiende que no quiera darse a conocer y que cultive esa imagen de matón silencioso. Durante sus andanzas por la calle, había conocido a muchos hombres inocentes, a muchos hombres culpables y a unos pocos a los que no sabría clasificar. Boyd era uno de ellos. Tras los meses que lleva de terapia, Evan es incapaz de identificar a Boyd como asesino o no. Y eso le escama. No lo mira con recelo, pero si con cierta precaución. Y nunca, nunca, le hacía preguntas y evitaba su conversación.
Como católico creyente y practicante, Evan se confiesa siempre que puede. Por eso llegó a entablar cierta amistad con el cura de su parroquia, que a lo largo de tantos encuentros, comenzó a hacerle ver que iba por el camino equivocado. Gracias a él, entro el la terapia.
Y como católico creyente y convencido, la actitud de Adrien le resulta chocante e inmoral. Una cosa era estar enfermo, como él mismo, y justificarlo por una buena razón. Pero tratar de encontrar el amor en las piernas de otra mujer... Era algo demasiado triste.
Por eso se mostraba neutral con Adrien. No porque pensara que fuera mal hombre, sino porque no tenía interés en hacer migas con una persona así.
A Nolan lo ve con mejores ojos. El juego, esa trampa que acechaba detrás de cada esquina podía ser realmente mortal... Y mas para un chico de veintitrés años. En cierta medida, le recuerda a si mismo cuando llegó a EE.UU por primera vez: Perdido, mal vestido, siempre sucio y receloso de todo y todos. No cayó en el juego, pero si en la delincuencia. Y entendía lo que los ludópatas sentían al dejarlo todo en manos de la suerte. A veces él también lo hacía cuando lanzaba la mano para cazar al aire una cartera, un bolso o algo caro en alguna tienda...
Siempre le anima a hablar, a soltarse y se muestra dispuesto a ayudarle. Le cuenta anécdotas de sus peores años para demostrarle que al final, por mala que sea una situación, siempre se puede salir si uno pone el empeño necesario. Y, por supuesto, le anima a buscar a esa persona por la que sigue en pie, alegando que esas relaciones son las mas importantes.
Alguna que otra vez, al terminar las sesiones, Evan vuelve pasados menos de cinco minutos para devolverle al psicólogo lo que fuera que se hubiera llevado en esa ocasión.
Esa conducta, seguramente, le habrá causado algún problema con sus compañeros de terapia, pues a veces se iban sin algo con lo que habían venido.
Boyd: Reyes parece comprensivo respecto a su postura de "matón silencioso", no hace preguntas y, eso sí: Es algo precavido para con él. Farenheitt simplemente guarda las distancias, y Nolan parece achantado por su presencia.
Farenheitt: Aborrecido por Boyd, tratado de forma neutral por Reyes, que no parece tener la intención de hacer migas con él, y mirado con recelo por Nolan.
Nolan: Boyd no emite juicios sobre Nolan, no se ha hecho una opinión de él y actúa con él en base a eso, neutral. Respecto a Adrien, aunque Dave le rechaza, él se muestra atento cuando él habla, e incluso se comporta de forma paternal con él. Reyes se lleva bien con él, coinciden en bastantes opiniones y se entienden mutuamente bastante bien. El latino le da esperanzas y le anima, le cuenta anécdotas de sus peores años para demostrarle que al final, por mala que sea una situación, siempre se puede salir si uno pone el empeño necesario. Le anima también a llegar junto a esa persona por la que sigue en pié, diciendo que esas relaciones son lo más importante de la vida.
Reyes: Boyd se comporta con él exactamente igual que lo hace con Nolan. Adrien no está ahí para juzgar, de manera que se suele interesar por él y por su familia, observando las fotos que muestra con atención y sonriendo. Nolan, más hermético que él, se muestra comprensivo no obstante con Evan. Conoce el dolor de estar alejado de los suyos, comprende porqué empezó a robar y aunque por su naturaleza desconfiada a veces duda, le termina creyendo en todo lo que dice. No ve maldad en él. Culpa en gran medida al sistema, que a su juicio funciona mal, de que hombres como Evan tengan que necesitar de hacer cosas así. La única precaución que toma con Reyes es la de sujetar bien fuerte su estilográfica.
En base a ésto, ya podéis rellenar la sección "relaciones" de la ficha, explicando vuestra relación con quienes vayáis conociendo.