Partida Rol por web

Sales de tu refugio. Es verano, y la noche invita a salir a la gente, a tus presas. Hoy no quieres cazar, pero te gusta sentir el viento cálido en tu cara, ese viento tan distinto al que corre por los bosques de la Madre Rusia.

Pasas cerca de unos vagabundos que buscan desperdicios en un contenedor. Puedes sentir su olor acre mezclado con el de la comida pudriéndose. A veces te alegras de no tener que comer.

Es entonces cuando ves a Vicen venir hacia ti desde el fondo de la calle. Te saluda con la mano.

-He tenido suerte, parece que el ruso ya salía de su dulce hogar-odias cómo te llama el ruso. Parece mentira que todavía no se sepa tu nombre.-La vieja de Cortázar me ha mandado buscarte. Perece que hay reunión.

No me gustaba demasiado aquella noches tan calurosas del verano de Madrid, eran de lo mas pegajoso y secas.
Se volvian mas agobiantes con todos aquellos aires acondicionados funcionando, dejando escapar el aire mas caliente de lo que se podia sentir en la calle.
Mire a aquellas personas buscando en los cubos de basura, alguna vez me habia alimentado de ellos y su vitae sabia tan caduca como la comida que encontraban. Esboce una medio sonrisa cuando vi a Vicen saludarmne con la mano.
Cuando me llamo "Ruso" me sento como una patada en el estomago, pero no podia negar lo que realmente lo era.
Erres un maldito bastarrdo Vicen- Solia arrastrar la erre, pues aun no terminaba de dominar aquel idioma.Sonrei y le di un cordial golpe en el hombro.
Odio las malditas Rreuniones de ultima horra, que querrra esa vieja glorria ahorra
¿Y tu que tal, hace mucho que no se nada de ti?

- He estado ocupado... Ya sabes, con eso del ascenso del Donato al poder, no paro de vender armas. Como empiece a cobrar comisión al puto Sabatt me vay a forrar.

Miró calle abajo. Al fondo se veía la calle Pez, con gente que paseaba o hacía cola a la puerta del teatro. Parecía mentira que el viejo y gordo negro de Donato se hubiera hecho con el control del barrio. Muchas cosas iban a cambiar en ese lugar.

- Tengo el coche cerca de los cines Luna, ¿tiramos?- preguntó.

Tienes mi numerrro de telefono, no hubierrra costado llamarrr parrra tomarrrnos algo-  Sonrei y asenti cuando dijo lo de que tenia su vehiculo cerca de los cines.

Me alegrrra que todo te vaya a pedirrr de boca camarrrada.- Andaba a su lado con las manos en los bolsillos del pantalon y mirandole de vez en cuando con una medio sonrisa complice.

Yo no me he dejado caerrr mucho, ya sabes que no me va demasiado el politiqueo...y si Donato, lo hace bien, serrra un bien parrra todos ¿No?

- No sé si su culo de negro cabrón cabrá en su trono- dijo, riéndose de su pripio chiste.

Giráis por una callejuela cerca de la Corredera Baja. Mientras camináis, te llega el aroma de una bar de chinos cercano. Era una pena eso de no tener estómago, ahora que se podría probar comida de tantos sitios distintos.

Llegáis a la plaza y os montáis en un viejo Seat Ibiza blanco y destartalado. Cuando este coche pasó la última ITV a los coches había que darles cuerda con una manivela. Todavía no sabes cómo funciona. Quizá era la suciedad la que mantenía las piezas juntas y por eso Vicen no lo limpiaba nunca.

Mientras conduce, Vicen pone una vieja cinta de cassette. La música llena el coche mientras enfiláis hacia la M-30, dirección sur.

Porr mi como si se lo quierre meterr porrr su horrrendo culo- Rei bromista y cuando vi aquel coche mi risa aumento.- ¿Esta chatarrrra funciona? No me lo puedo Creerrr- me recoste en el asiento y me estire todo lo que pude.

Cuando quierrras te consigo un Merrcedes o un Bmw, ya es horrra de que el jefe de las calles tenga algo de mas clase ¿No? Con esto parrreces un gitano - Bromee mientras nos encaminabamos por la M-30, hasta el lugar de la reunion.

Han pasado varias semanas desde tu misión en Chamartín. Empiezas a aburrirte sin esa chispa de adrenalina que te proporcionan las misiones, cuando te acuerdas de la carpeta que Cortázar te dio.

-¡El topo, casi se me olvida!-piensas, enfado contigo mismo por no acordarte.

Y en la soledad de tu refugio, sentado en el duro colchón de tu camastro, empiezas a hojear los papeles que la Cardenal te pasó. Informes sobre gustos, costumbres y movimientos de Tobías, Vicen y Ayelen. Hojas llenas de los bares que frecuentan, de notas y alguna que otra foto. Te parece estar mirando a través de una mirilla la vida de otras personas, a hurtadillas, sin su permiso. No te gusta la idea de espiar a otros, pero aún te gusta menos la idea de un traidor entre los tuyos. Además, la cantidad de dinero que Cortázar te ofreció es más que jugosa.

Allí, sentado, decides ponerte manos a la obra.

Alli estaba viendo pasar los dias aburrido y sin saber que hacer. Las misiones me daban esa vidilla, la "sangre" (sal) de la vida y sin ellas mi vida era un autentico muermo.

Me fije en la carpeta manila que me habia dejado Cortazar, para investigar al topo y cai en la cuenta que no habia hecho nada.

Solte una palabrota en ruso que venia a a ser como un "Joder, sere capullo" en español, tras acordarme de esto. Hojee de nuevo el dossier y tenia claro que dejaria a Vicent, para el ultimo.

Investigare a la chica, seguramente acabe rapido y quiza pueda quedar con Kaysha...

Tras coger la cazadora de cuero sali a buscarla por los locales que frecuentaba...

Coges el coche y conduces con tranquilidad hasta llegar al paseo de Extremadura. Decides aparcar el coche bastante lejos para no levantar sospechas, y vas a pie hasta la zona que hay cerca del zoo. Según el informe, Ayelen vive allí, en un sótano bajo el tanque de los tiburones.

-Bonito sitio donde vivirr-piensas mientras te imaginas a los tiburones bailando lentamente en el tanque.

Después de visitar un par de parquecitos y bares de poca monta sin encontrarla, llegas a una plazoleta con un par de árboles secos y de ramas angulosas, donde está el bar "New Caribian". Tú ya lo conocías se oídas, pero era la primera vez que estabas allí. Se trata de un garito que nació como un bar moderno, con asientos de diseño y música snob. De eso ya sólo queda el recuerdo, y ahora es el reducto de los borrachos y yonquis del barrio.

En la puerta está Ayelen, hablando con un chaval de unos veinte años con pintas de rapero. Haciendo uso de tu velocidad te ocultas detrás del pilar de unos soportales. Desde allí puedes oírlos perfectamente.

-Bueno, Juanjo, yo te dejo que hoy tengo prisa-comenta.

-¡Joder tía, quédate!-le responde el chaval.-¡Si no son ni la una!

-Tío, no sea pesao, que hoy tengo un asuntillo y no puedo llegar tarde.

Después de un tira y afloja se despiden y Ayelen se va hacia la Casa de Campo. Tú la sigues a cierta distancia hasta la verja del Metro, por donde pasa a través de un agujero que han hecho en el alambre. Esperas un poco y te deslizas a través del hueco y de los matorrales que hay detrás. Sigues un pequeño sendero y llegas a uno de los andenes de la estación de Batán, mientras esperas que el alambre no te haya destrozado al chupa de cuero. Ella está al otro lado del andén, esperando al tren sentada en un banco y leyendo un periódico gratuito.

Los dos os subís al metro cuando llega. Te alegras de que sea un vagón nuevo, de ésos en los que el tren es un continuo, así puedes vigilarla desde cierta distancia. Os bajáis en Nuevos Ministerios y la sigues hasta los pies de la Torre Picasso. Parece que no te ha visto.

Te escondes detrás de una torre de ventilación de un parking subterráneo y espera. Desde donde estás puedes ver la silueta enengrecida y amenazante del Windsor, recién quemado. El aire huele como un crematorio.

Al poco rato, llega Juan Manuel de Rosas. Intercambian un par de palabras que no logras oír y se dirigen al Windsor. Cuando te intentas acercar se meten en el edificio y desaparecen en las sombras.