Partida Rol por web

-¡No soy un héroe! Pero no voy a quedarme atrás.

Diego llega con prisa a la puerta y logra en efecto cerrarla de un portazo. De seguido se escuchan golpes del otro lado mientras quien esté ahí intenta empujar hacia fuera para salir, mientras gruñe con fiereza. Ernesto busca alrededor y se hace con una lámpara de pantalla decorativahecha de bronce o cobre.

Diego sonríe al ver que lo logro, y toma con las dos manos el pomo de la puerta par asegurarse de que se quede cerrada.

Mira a Martin con una sonrisa algo nerviosa

-Imagino que como cuidador tendrás un llavero enorme con todas las llaves de la casa... menos justo la de esta puerta, no?

Lográis retener la puerta sin problema para impedir la entrada de Jorge que la sigue aporreando como un histérico, pero está claro que si os apartáis, entrará. Martín rebusca entre sus ropas con una mano a sugerencia de Diego pero se detiene de inmediato. No, él no tiene llaves de todas partes, solo de unas pocas, las necesarias.

Facundo cruza la calle al trote mientras los demás os quedáis mirando cómo se asoma por la ventana que da a la recepción. Desde donde estáis solo podéis escuchar ruidos de más golpes, como si atizaran a una puerta repetidas veces.

Lo que ves por la ventana no te gusta, no. Diego y Martín están empujando una puerta como si quisieran impedir que alguien o algo saliera por ella. Mientras, Ernesto ha cogido una lámpara de bronce y la blande como si la quisiera hacer servir de arma contra lo que por la puerta viniera.

Al ver lo que ve, Facundo, fiel a su costumbre, duda sobre cual es el mejor camino, para el. En el corto plazo, está claro, la huida es la mejor alternativa.. aunque, hacia donde?... Finalmente decide que, por el momento, quizás estar todos juntos sea mas productivo - VENGAN, RÁPIDO - decide gritar a sus compañeros, mientras entra a la habitación y se lanza a ayudar a Diego y Martín en su tarea

- Ya llego, ya llego - jadea mientras apoya sus manos entre las de ambos... poniendo en riesgo los dedos de Diego por no soltar la cuchilla

-¡A POR ÉL! ¡Déjenle pasar, y lo placamos entre todos!

Diego nota con el rabillo como se acerca Facundo, y ve como el cuchillo pasa muy cerca de sus manos.

-La puta que te pario Facundo!, me llegas a cortar y vas a tomar sopa de un sorbete* por meses

Dice, antes de escuchar el "plan" de Martin, a lo que Diego levanta una ceja mirando a Ernesto

- ¿Qué pasó? - preguntó Ernesto, desencajado, todo su peso apoyado en la puerta - Facundo, ¿qué mierda pasó que volviste? ¡Andate de acá, la puta madre!

La vena que le latía en el cuello era el único indicador de un corazón que latía desbocado, bajo capas y capas de grasa y estoicismo. Cuando Martín esbozó su plan y Diego arqueó la ceja, Ernesto frunció el ceño. Sabía lo que significaba, y sabía lo que significaría. Pero también sabía, como lo sabía Diego, lo que significaba tener a un loco de mierda corriendo por el medio del campo con un arma en la mano y asaltando gente desde la oscuridad.

- Al suelo. Hay que tirarlo al suelo - dijo finalmente, mirando a los que estaban a su lado - Yo le doy en la cabeza con esta cosa y trato de noquearlo - miró a Facundo - Facundo, desaparecé eso de la vista antes de que este hijo de puta te lo saque y apuñale a alguien. Vos también, pibe - agregó, mirando la navaja - A la cuenta de tres abrimos la puerta - miró a Martín y a Diego, esperando que asintieran - Uno, dos... tres.

Facundo no entendía demasiado. Me voy o me quedo escondiendo el cuchillo se planteo antes de tomar una decisión.

Sin saber que era lo que estaba tras la puerta, estaba claro que lo mejor era irse. Motivo por el cual decidió quedarse. Rápidamente colocó el filo de la cuchilla en uno de los bolsillos traseros de su pantalón y se preparó para ayudar

El locutor abrió y cerro sus puños una y otra vez antes de prepararse para aferrar a quien saliera de esa puerta. Quizás no iba a actuar con la mayor celeridad, pero estaba dispuesto a colgarse del cuello de quien saliera para intentar tirarlo al piso. Quizas así averiguara que era lo que estaba pasando!

El viejo gallego no lo dudo ni un instante, aquella charada ya estaba durando demasiado. Empezó a caminar todo lo rápido que podía, por no decir que a correr.

Vamos, necesitan ayuda, dejen de estar ahí de pie como pasmarotes. Muévanse.

Insto a todos los demás a seguir su ejemplo, si los compañeros tenían un problema, lo humanamente racional era echarles una mano, en vez de esconder sus culos y esperar que el problema, que por otro lado desconocían, se cebara con sus compañeros.

A veces le sorprendía el carácter humano, puede que tuviera muchas diferencias con sus compañeros en cómo había que enfocar la vida o el trabajo, sin embargo, había una serie de pilares vitales en los que todo el mundo debería de coincidir.

Intento llegar rápido y presto a sus compañeros. A ver qué tontería estaba pasando ahora.

Contáis hasta tres mientras la puerta sigue recibiendo los golpes contínuos de Jorge, que debería sestar escuchando vuestro plan y aún así insiste de tan irracional manera.

1, 2, 3... La puerta se abre y el furibundo Jorge, todo sangre en el rostro, saliva desperdigándose desde la boca y el garrote a dos manos buscando una cabeza que romper, se lanza sobre vosotros...

El guardés apareció como un perro rabioso, o como un oso igualmente rabioso, mejor. Fuera de sí, casi inhumano. Martín se quedó pasmado de la impresión de verle de un modo como nunca le había visto...