Partida Rol por web

El vuelo dura casi doce horas. El dirigible es una pasada de diseño y de alta tecnología, pero cómodo y rápido, no es. 
Además, el que sea Montparnasse desde la isla quien pilota y maneja cualquier instrumento de navegación y comunicación,  hace posible el vuelo, pero también aumenta la sensación de aburrimiento y espera dentro del pequeño habitáculo. 

Sin más cosas que hacer salvo hablar, aprovechan para seguirle contando a Kwanda todo lo que se perdió y a preguntarle a Matt sobre su vida y su poder. 

- Ya sabéis que puedo transformar elementos de un estado a otro. Prácticamente hago eso alterando la composición de electrones de cada átomo y a veces es complicado acertar con algo tan complejo y sutil. Ahora los brazaletes que me regalaron me permite autoregularme y saber exactamente qué estoy haciendo con la materia que toco. 

... Respecto a los brazaletes... bueno... me los dieron porque... porque entré en un laboratorio químico que sufrió serios daños en la batalla que tuve con una chica de la Sombra y mientras trataba de huir de ella empecé a usar mi poder para contener la explosión inminente que hubiera volado todo el edificio. ¿Qué otra cosa podía hacer? Estaba muerto de miedo pero no podía dejar que toda aquella gente muriera. Finalmente el laboratorio explotó pero ya habían desalojado el edificio, y en la explosión pude deshacerme de mi contrincante, así que al final todo salió bien. La chica no debía tener más de quince años y sin embargo creo que en su deseo de matarme quiso usar a todo un vecindario como rehenes. Muy ruin. 

- ¿Y vosotros? Es increíble que hayáis hecho grupo ya. Nosotros vinimos en este dirigible pero creo que de manera mucho más individualista. Espero estar a la altura de lo que significa formar parte de esto... 

Como  hace cada cierto tiempo los altavoces se activan y una música reggae empieza a sonar. Pero esta vez, el culpable de su tormento, también hace acto de aparición a través de la radio

- ¡La música del anochecer! Un fuerte aplauso para Kafy Banton y su temazo Dembow. Pero no olvidéis mirar por las ventanas porque acabáis de llegar a Hong Kong. ¡Preciosa su bahía en verdad! 

La vista es aún más espectacular que el skyline de Nueva York. Sobre todo por el contraste de las zonas rurales de la costa que han ido avistando. Son las ocho de la tarde y la ciudad china les recibe con todo su despliegue de tecnología

- El dirigible entrará en modo indetectable para dejaros justo en el puerto. Salid rápido de él porque en seguida le mandaremos de regreso hacia aquí. Vuestro destino está en la línea 14 del suburbano de la ciudad. En la parada Rhing Ho. Allí debéis buscar a un hombre con una flor de loto tatuada en la muñeca. Es el contacto del Consejo para que os lleve hasta Wayne. Mucha suerte a todos. 

El dirigible desciende con suavidad sobre el embarcadero y aún siendo invisible a los radares no lo es para la gente que en esos momentos se encuentra en esa zona y que, afortunadamente, solo es un grupo de cinco o seis locales manejando barquitos teledirigidos. 

El pequeño John pasó parte del viaje interesado y fascinado por el alarde tecnológico que era ese dirigible. Increpando a Montparnasse con preguntas, rayando en algunos momentos esa delgada linea que separaba la cordialidad de la fatiga de aguantar el curioso interés de un crio de doce años. Cuando vió que comenzaba a incomodarle John decidió aflojar y regresar junto al grupo donde charlaban con Matthew. Le caia bien, le parecía un chaval sincero, con un buen fondo en el que se veia reflejado en algunas cosas en el.

- ¿ Puedes cambiar su composición molecular? Serías como el rey Midas. Preguntó interesado tras su explicación.

- Fuiste muy valiente salvando a toda esa gente. Nosotros como sabrás nos topemos durante nuestro viaje a Santuario con un infiltrado de La sombra. Esa gente no tiene moral ni escrupulos. Añadió rascandose la mejilla. Dejó la última pregunta para sus amigos ya que estos se conocian de antes del viaje en el Oriente.

Mientras la música sonaba de fondó John buscó un buen lugar donde poder contemplar la preciosa vista nocturna de la ciudad que les daba la bienvenida. Sus ojos se abrieron para admirar emocionado el espectáculo de luces que era Hong Kong.

Se encorvó hacia delante para apoyarse ligeramente, algo incómodo por la espada Alba que descansaba sobre su espalda, oculta bajo una graciosa gabardina que le quedaba algo grande. Pese al duro entrenamiento que habia descuidado esas semanas anteriores a su partida aun la notaba pesada.

Miró a sus compañeros en una mezcla de emocion y cierto nerviosismo. Se recordó que no habian venido a la ciudad por turismo. No era ningún juego, habia muchos peligros esperándoles y vidas que dependerían de sus acciones. Se permitió sonreir mientras abandonaba el dirigle como habia sugerido Montparnasse intentando evitar las miradas de los que jugaban con sus barquitos en el embarcadero.

Escucho la conversación entre Matt y John. La verdad es que no entiendo un cagarro de la mayoría de lo que dicen sobre átomos y moléculas y demás cosas que alguien cuyo colegio no hubiera sido "hospital" de campaña o cuartel local de la milicia sabría. Sólo algunas palabras sueltas que puedo comprender como "rey Midas", "Sombra" y "valiente" son las que hacen que mi atención no se desvíe.

- Por supuesto que lo estarás, Matt -digo, después de John-. Como dice John, fuiste muy valiente arriesgándote y eso es prueba de valía suficiente. Nosotros nos alegramos de que estés aquí con nosotros. En cuanto a lo de cómo podemos estar ya tan unidos... bueno, supongo que las situaciones difíciles te hacen valorar mucho lo que tienes, y la amistad en esos momentos es algo muy valioso. En mi país, durante la guerra, cuando huíamos de noche por la selva de un poblado a otro, al que corría a tu lado lo querías como a un hermano. He visto morir a muchos hermanos ya -joder, soy la alegría del campo (¿es así como se dice eso aquí?)-. Pero no te preocupes, aún quedan mucho peligros para que te unas a nosotros, y ya no pienso perder a nadie más.

Después de eso, me alejo a un rincón a tocar una armónica que traje de Santuario, hasta que la Voz nos anuncia que vamos a llegar. Cojo todo, me lo echo a los hombros y me preparo. Empieza nuestra primera misión.

Vamos.

El viaje se le hizo algo pesado a Jacob, hacía tiempo desde que hubieran estado fuera luchando por su vida, y ahora dejaban atrás la seguridad del santuario para volver a exponerse. Aunque algo había cambiado, todos habían crecido, al menos metafóricamente, ya que físicamente alguno había rejuvenecido. Así que Jacob dijo poca cosa, algún apunte a las historias que contaban, o respuesta cuando le preguntaban directamente, pero poco más. Tampoco había sido nunca el más parlanchín del grupo.

Mientras viajaban había mirado especialmente a Sigrid y Kwanda, habían sido designado como líderes, y puede que fuera solo por eso, pero ahora parecían irradiar seguridad y respeto. También era cierto que Kwanda había ganado bastante en imagen después de su afeitado, aunque solo tenía que abrir la boca para recordar que era el mismo de siempre.

Cuando por fin llegaron la zona parecía bastante vacía, solo habrían llamado la atención de unas pocas personas a las que Jacob saludó agitando la mano y con una amplia sonrisa en la cara, como quien se encuentra con viejos conocidos después de un largo viaje. Era su idea de llamar poco la atención, entonces se dirigió a Sidgrid y Kwanda.

-Por el momento deberíamos guardar los uniformes, ¿no?

El chico llevaba su traje "especial" en la maleta, y vestía bastante despreocupado con vaqueros, unas zapatillas deportivas, camisa, camiseta interior y una cazadora marrón.

Tras desembarcar, el dirigible emprende de nuevo el regreso de manera silenciosa. Salvo el grupo de chicos, nadie les ha visto. Pero estos han dejado de prestar atención a sus aparatos para recibirles como si fueran estrellas. 

- Llamamos demasiado la atención los ocho juntos por la ciudad... Recuerdo cuando íbamos con Esguince y él parecía nuestro profesor, pero aquí, sin adultos y con dos niños... - dice Sigrid

Con el traje de combate y los utensilios básicos en pequeñas mochilas individuales cruzan el embarcadero, tratando de desprenderse del grupo de nerds chinos que se muestran encantados de su aparición. 

- Ya que están... tal vez sepan cómo tenemos que ir a la estación- dice Eva - Seguro que algo de inglés hablan. 

Con dificultad hablan con los chicos, quienes, efectivamente, les señalan en un plano de su móvil dónde tienen que ir. Las lineas de metro de la cuidad son bastante enrevesadas, pero andando tardarían bastante. Usar ya de entrada el dinero en efectivo que les han dado para coger un taxi para ocho, tampoco parece la opción más prudente. 

justo cuando llegan al borde del paseo marítimo, se encuentran con otro grupo haciendo fotos a la bahía. Son un montón de chicas occidentales al lado de un autobús del que han bajado, en el que se lee "Bienvenidos a Hong Kong- Women of XXI Century". Suben al autobús precipitadamente y una mujer china hace una seña a Sigrid

- Venga, perderéis el autobús, rápido, no os quedéis atrás

- Pero, nosotras...

- Sigrid, mira, la dirección final de ese autobús, está al lado de donde tenemos que ir, me fijé bien- dice Matt

Diamond se acerca y mira el interior del vehículo

- Parecen pijas a las que dieran un tour. Y creo que acaban de llegar del aeropuerto. Lo mismo les pasa a ellos lo que a nosotros, que les parecemos todos iguales. Podría colar. 

- Pero sólo es de chicas. Tendríamos que separarnos- dice Sigrid con aprensión. 

- ¡Rápido, subid, rápido!- dice la mujer china mirando fíjamente a Diamond, como si su edad no le terminara de cuadrar, pero sonriendo educadamente

- Id, no os preocupéis.- dice Kwanda-  ¿No decías antes que llamábamos demasiado la atención todos? Vosotras vais directas allí y ya nos reunimos todos. Tenemos los móviles. Esto ha sido un golpe de suerte y hay que aprovechar. 

Eva, Sigrid suben al autobús. Diamond mete a Brandon en su mochila y alza la cabeza y se pone de puntillas: Si tiene que ser la princesa de Bel Air por sentar su negro culo en un autobús tan cómodo y directo a su destino, lo hará con máximo estilo. 

El autobús parte dejando a los cinco chicos en el punto de partida. 

- Vamos, que no se diga que los tíos somos más lentos. Os apuesto que nos apañamos como ellas y hasta llegamos antes ¿Os hace la apuesta? Venga, ¿cómo vamos hasta allí? 

- Me parece bien lo de andar, Jacob. He oído que el metro es un infierno de gente aquí, y podemos guiarnos con los móviles. Pero vayamos a paso rápido y sin entretenernos mucho. Cuanto antes lleguemos a lugar seguro mejor.

Por el camino voy muy atento por si alguien nos presta demasiada atención. Cuatro chicos jóvenes pueden pasar por turistas, pero un niño de 12 años o el bulto extraño en la espalda del alto y rubio pueden hacer sospechar a quien sepa ver.

El viaje en autocar resulta algo tedioso, pese a las numerosas paradas para fotografía los puntos turísticos de la ciudad o tal vez precisamente a causa de eso. 

Sigrid, Diamond y Eva permanecen juntas y discretas. La pequeña niña de color es la que más miradas atrae, por su corta edad, pero no parece que Shoi Lee, la despistada guía, se haya percatado de ello. 

Con el resto de chicas no se relacionan mucho. Ni oportunidad ni ganas de establecer contacto con chicas ricas, más preocupadas en general de fotografiarse así mismas que a los monumentos. Tan sólo una chica, canadiense, de nombre Halley, establece en algún momento algo de interacción con ellas.

El momento más tenso es a la hora de bajarse del autobús. En la parada de Rhing Ho, donde les informan que es una estación de tren y de metro y a la vez un pequeño mall donde los jóvenes tienen vida nocturna asegurada. Es entonces cuando Shoi Lee se percata de que las tres chicas no aparecen en su lista. Sin miedo a ocultar nada, ya que no fue su problema, Sigrid le anuncia que ellas son de otra fundación pero que pensaron que tenían que viajar juntas. Algo incómoda y con la mano en la nuca como un dibujo manga, Shoi Lee, las despide y las tres se bajan en Rhing Ho, junto al resto de estudiantes, pero ellas ya aparte, para esperar a sus compañeros.

Aún no han llegado así que inspeccionan el pequeño mall de dos plantas con salidas a los intercambios de metro y tren como les dijeron. En apenas 500 metros cuadrados se aglutinan cinco tiendas de ropa, cinco de comida rápida que rodean un patio con mesas y sillas para todos los establecimientos y una discoteca en la parte de arriba. 

Halley las saluda cuando las ve irse a otra mesa a esperar. Shoi Lee se acerca y la debe estar diciendo que nunca pertenecieron al grupo. El resto de chicas siguen ajenas a la realidad mientras se toman un batido light. 

A los quince minutos de estar ahí aparecen los chicos. Al ser un día de diario no parece que haya mucha gente. Unas cuarenta personas en total, suficiente para que los dos guardias de seguridad mantengan el orden en esta iluminada, segura y moderna dependencia de Hong Kong. 

- Mirad ahí están las chicas. Dijo levantando tímidamente la mano desde lejos en señal de saludo mientras les miraban sentadas tomándose un batido.

- ¿ Lleváis mucho esperándonos? Justo acabamos de llegar, tuvimos algún que otro contratiempo...pero nada importante. Dijo cuando estuvo a su altura, de pie junto a Eva. Buscó con la mirada a Kwanda y se mordió la lengua para no entrar en detalles. Pensó que seguramente este querría omitir el pequeño altercado que habían tenido así como sus consecuencias.

-¿ Vuestro viaje en bus bien? Ahora lo difícil será dar con el del tatu. Añadió mientras vigilaba las idas y venidas de la gente, como si fuera a dar por fortuna con el.

El viaje había sido calmado, mucho más que el paseito a pie, así que Jacob se limitó a intentar disfrutar de él y no darle demasiadas vueltas a nada, lo siguiente era reunirse con las chicas y encontrar a aquel hombre del tatuaje.

Una vez se reencontraron con las chicas, Jacob se sumo a los saludos. Alegrándose de que estas hubieran llegado bien.

-¿Que hacemos ahora? ¿nos separamos para buscar?- Preguntó mirando alrededor como si esperara encontrar a aquel hombre.

Este sería el pequeño mall

Imaginad que a los lados del espacio central con mesas hay tiendas y restaurantes diversos, aunque no todos están abiertos. Y que arriba todo es una discoteca a la que se accede por el espacio que veis 

- ¿Contratiempo? ¡Ja! Que nos han timado y casi nos pegan un tiro, tío... Venga, os lo contamos de camino mientras buscamos a ese tal. Por cierto, ¿alguno sabe cómo es la flor esa, no?

Mientras llegamos a la zona de las mesas se lo cuento. Al llegar allí pienso que todos juntos damos mucho la nota. Yo, por mi parte, acepto la sugerencia de Jacob.

- Me parece bien, Jacob. ¿Qué tal si nos sentamos por grupos en varias mesas y miramos a ver si vemos a ese tío? Diamond, podríamos pasar por hermanos, ¿te vienes conmigo?

Pienso en sugerirle a Diamond que use su conexión con Brandon para buscarle también, pero supongo que ya lo habrá pensado ella, si es que no están conectados las 24 horas.

El pequeño Mall era hermoso, y como había imaginado dicho y hecho... lo primero que vio cuando encontraron a las chicas era a la pequeña Diamond que se encontraba discutiendo con Eva como de costumbre, ¡Ja! esta niña es lo más divertido que vi en mi vida, pensó.

Cuando se acercaron dejó hablar a los muchachos pero cuando Kwanda hizo mucho barullo de lo ocurrido le dijo: Tranquilo, que no fue para tanto, hemos pasado por cosas peores. Ahora hablando con las chicas dijo: ¿Como les fue? Si desean puedo usar mi poder para acelerar el temita de encontrar a este hombre del tatoo, pero debería ser en un lugar menos concurrido.

- Buena idea Kwanda. Nel podrias ir con Sigrid, al ser rubios podeis pasar casi por hermanos. Y si vais a un sitio discreto puedes intentar usar tu "truco" para dar con el.Se giró de nuevo hacia la mesa donde estaban sentadas. Eva te tocó conmigo y con Jacob. Le dijo sonriendo a su amiga que justo terminaba su batido Light.

- ¿Si vemos algo nos avisamos con los móviles no? Añadió justo antes de separarse de los demás.

- John... hola... recuerda que yo también estoy ahora- dice Matt

- Jajaj, tranquilo, Matt, vente tú conmigo y que Jacob y John vayan juntos, que parecen hermanos. 

- Vale, todos preparados, entonces- dice Sigrid- ​pero no hace falta que nos dividamos mucho. Estaremos cerca, sólo que por parejas cubriremos más campo y llamaremos menos la atención. Pero de vez en cuando nos vamos cruzando y nos contamos todo ¿vale? Venga, Nelkhael, tú yo subiremos arriba

- Kwanda y yo cubriremos el puesto de helados ese, ¿verdad? Creo que es el punto clave- dice sin miramientos Diamond

- ¡Y yo el de pollo frito!- dice John como un impulso. 

- ¡Cómo se os ve el pelo, eh cabroncetes!- dice Kwanda- Vale, pues Eva y Matt que vayan a las tiendas. Estad en constante movimiento eh y que rule la información

Separándose por parejas y coordinados todos se distribuyen por el pequeño Mall junto al resto de visitantes, casi todos jóvenes a excepción del personal de los establecimientos. 

Veinte minutos después de que nosotros lleguemos hay un incendio, sin explosiones ni nada, justo en el lugar en el que estamos nosotros. ¿Coincidencia? ¡No lo creo! Podría ser, o bien una trampa o una señal de Lotus (he decidido llamar así a nuestro contacto). Dentro de poco la gente empezará a salir, supongo.

- Bien, que unos cuantos vayan y otros se queden aquí conmigo, a ver si vemos algo. Puede que sea un truco para hacer a la gente salir y que nos quedemos solos.

Inmediatamente llamo a Eva. En función de dónde estén le digo que vayan donde el humo con los demás o donde nos hemos quedado otros.

Me parece correcta la idea de Kwanda, así que como el otro líder decido ir a ver que ocurre.

-Vale, yo voy a acercarme a ver que ocurre e intentar preguntar. ¿Alguien viene?

Antes de dirigirme hacia el humo miro a ver si visualizo a alguna chica del grupo o aquella mujer ¿Shao lin?

Bueno vale.
Me lo he pasado genial. Estos chinos son la bomba. GRACIAS, GRACIAS a Dios que nos metimos en el autobús ese.
Todas unas cachondas. Si Sigrid me hubiera dejado, mi amiga Ichigo me hubiera hecho un piercing en el clítoris.
Sé lo que es, lo tengo en el chocho. Fántastica Ichigo, muy guarra ella.

Bueno total, que os voy a contar que soy Otaku. No sabía lo que era hasta hoy pero es muy guay.  Os lo explico.

Es como ir al chino y comprarte toda la mierda de complementos que encuentres y plantártelos por encima y te pasas la vida entera leyendo tebeos, viendo dibujos en la tele y porno de dibujos animados.
¿Os lo podéis creer? ¡PORNO DE DIBUJOS ANIMADOS! La risión.
Pues eso, que Japón es como una tienda de chinos pero a lo bestia. Yo ahora mismo llevo, una diadema con orejas de gato, alrededor de veinte pulseras, cinco collares, una sudadera de hello kitty, unos calentadores de pelito de conejo  y he tirado mi bolso de minnie a la basura y me he comprado uno con forma de caca con ojos.

Kwanda hasta el cogote de mí, como siempre. Un sieso. No me ha dejado vender mis bragas. Sí, otra cosa molona.
Te vas a un barrio que hemos estado lleno de chicas de moral distraída (como dice mi tía), te quitas las bragas y ale, te las compran.
De verdad, esto es una locura maravillosa.

- Sí, Sigrid sí, el humo.

Sé que John me está mirando con recelo, a mí y a Brandon. No John, no voy a usar mi perro como cámara espía para ver qué es el humo. No sé... poned a Eva delante y que os diga si huele a torrijas o qué.

- ¿Nel, por qué no usas tu poder para ver que es el humo sin que ninguno de nosotros muera? - le digo en voz baja.

Sí, idea brillante, usar nuestros poderes. Es venir a Japón y BAM! una buena idea tras otra.