Partida Rol por web

El dolor, la agudeza del dolor, atravesando la carne, su carne dañandole el hombro, el hombro de la daga, no podía más que sentir el mandar de la sangre, el silencio vino a su mente, no sentía ni el rugir de las olas ni el grito del enemigo, ni los lamentos del fozo cavado por los hijos del hierro.

Había blandido con precisión la espada, solo que la lanza había sido más rápida, y no llegó a ser ni la mitad de preciso que el lancero, unos centímetros más a la derecha, y le habría atravesado el pulmón, otro poco más y le habría atravesado el pecho, matando le sin remedio alguno.

No había estado nunca en batalla, se dió cuenta de lo débil que había sido siempre, había desperdiciado su tiempo en mujeres y delicias, cuándo lo verdaderamente importante era pulir se así mismo, tanto en el manejo de la espada cómo en el conocimiento de la guerra, esto no era una corte, ni mucho menos, ahí podría llegar a tener alguna ventaja, pero aquí, solo era un animal de sacrificio. 

Apretó los dientes, e hizo frente a la terrible sensación que lo golpeaba y adormecia su brazo izquierdo, volviendo a blandir la espada larga que había heredado. 

La momentánea euforia por haber abatido a mi primer oponente saliendo ileso y comprobar que Lord Glover, junto a sus hijos también, se transmuta al hacerme saber que Lord Beron Stark está en dificultades. – A sus órdenes.

Doy un par de pasos en su dirección optando por no decir su nombre para evitar que todos los enemigos centren sus ataques hacía él. Señalo hacía su posición con mi espada gritando con el tono que uso en las sesiones de entrenamiento. – TODOS CONMIGO. ¡AVANZAD!

No me detengo para ver si me sigue alguien, o no.

El avance de Arlan en auxilio del Guardián del Norte logra insuflar algo de ánimos en los nobles norteños cercanos. Entre otros, distingues a Galbart Glover, primogénito de tu señor. Al alcanzar a Lord Stark, puedes comprobar que aunque su estado no es demasiado grave, es cuestión de tiempo de que la herida de su pierna le pase factura y sea superado por cualquiera que le plante frente.

— Debemos replegarnos y reorganizar el frente — Es cuanto dice al ver a Arlan, no deteniéndose en ceremonias y yendo directamente al grano. Pese a la entereza de sus palabras, es evidente que la herida le dificulta enormemente seguir en pie.

— Cargad con él y sacadle de aquí, yo os protegeré — Comenta el Glover a través de su yelmo, empuñando espada y escudo con decisión. 
 

Nuevos enemigos cargan directamente hacia vosotros por el flanco. Al encontraros dispersos es más que probable que os arrollen y acabéis acorralados contra el foso. Mas, la providencia se manifiesta en la forma de una flecha que se clava a pocos pies de donde Halbart se encuentra. Es la primera de muchas, las cuales logran frenar el avance enemigo cuando estos se detienen para protegerse con sus escudos.

Aunque tarde, los arqueros se han situado en posición y disparan. Son menos de los que deberían, pero os están concediendo un valioso tiempo para replegaros.

— ¡Vosotros dos, ayudadme! — La voz de Lonnel Nieve, bastardo de Invernalia y uno de los más reputados guerreros del Norte no deja margen a réplicas. En su diestra sostiene una ensangrentada espada, y en la izquierda una cuerda. No cuesta imaginar qué es lo que pretende, pues aún hay hombres en el foso, entre los que se encuentran Beron Stark y los Glover. Aden Forrester, acompañado de Rodrik Glover, heredero de Bosquespeso, trata de cargar con Beron Stark hacia el extremo del foso. Debéis prestarles ayuda.

Ellys se felicitó en silencio cuando su maza golpeó las costillas del enemigo, aquel sonido siempre significaba muerte en pocos minutos por lo que no se molestó en comprobarlo. Con una mano comprobó un momento su armadura - Joder, gracias por mantenerme vivo-  Aquel pedazo de hierro le había salvado de tantos golpes que no sabía si ponerle nombre por el cariño que acababa teniéndola. Pero no estaba el momento para pensar en otras cosas, los gritos se continuaban así como las órdenes. Los hijos del hierro preparaban una segunda carga tras haber fallado sus máximos salvajes y seguro que ahora comenzarían a moverse como unidades. Iba a montar una línea junto al foso cuando Lonnel grita ayuda. Parecía que querían tirar de una soga, supuso que era para sacar a los hombres que estaban ahí abajo cuanto antes. - Formar una línea, impedid que avancen mientras sacamos a los hombres del foso! - Comenzó a gritar ante los hombres de armas que allí estaban. Necesitaban conseguir tiempo y aquellas flechas no podían continuar indefinidamente. Sin pensarlo comenzó a intentar ayudar a aquellos hombres a salir del foso. Cuanto antes pudieran reorganizarse fuera de la trama mejores posibilidades tenían de salir con vida y él de cobrar sus honorarios. 

Aunque me parece que es una herida seria no soy quien, ni mucho menos es el lugar, para discrepar. Me cuelgo de la espalda el escudo he intento, junto a Lonnel Nieve retirarnos con Beron Stark, no es una tarea sencilla.

Afortunadamente hay algunos de los nuestros que no han caído en el foso, pero es evidente que no puedo gritar indicándole a quien llevamos, todos los Hombres del Hierro se lanzarían contra nosotros y nos sería imposible sobrevivir.

Guardó la daga cómo pudo, el dolor era algo que se podía tolerar, su primera batalla y había sido un fiasco, estaba claro que necesitaba más entrenamiento, ya no tenía tiempo para pensar, ahora los arqueros estaban haciendo su trabajo cómo debían.

-Cubran la retirada, replegaos, ahora, Ser Ellys ayúdeme. 

Corrió a dónde estaba el bastardo de Invernalia, tomando la cuerda con la surda, y haciendo fuerza como podía. 

Con ayuda de la cuerda, conseguís asistir al Bastardo de Invernalia en su intento por sacar del foso a cuantos hombres fuera posible. No son pocos los que se agolpan para ser rescatados, al menos media docena, pero os dais toda la prisa posible y sacáis fuerzas para alzar a todos esos hombres, con armas y armaduras incluídas. Desde luego, es una proeza que difícilmente habríais podido imaginar algunas horas antes. 

Mientras lleváis a cabo la tarea, algunos infantes norteños han conseguido formar una línea y detener el avance del enemigo con sus escudos. Finalmente, veis con claridad a Aden Forrester cargando con Lord Stark. Algunos enemigos han saltado al foso y le pisan los talones, siendo retenidos únicamente por Galbart Glover, quien únicamente puede limitarse a contrarrestar sus ataques y mantenerlos a raya.

No sin poco esfuerzo, lográis alzar al herido Stark a la superficie, pues el estado de su herida le impide trepar con facilidad. Tras de él, es el turno de Forrester. Apenas empieza a trepar, más enemigos descienden al foso con intención de acabar de una vez por todas con lo empezado. La situación se torna crítica cuando Lord Glover y su hijo caen presos en una red arrojada arriba. No corre mejor suerte el heredero de Bosquespeso que seguía los pasos de Forrester, pues cae en un forcejeo con un hombre del hierro y la soga queda lejos de su alcance. 

— Rápido, sacad al señor de aquí, llevadlo a la retaguardia — Ordena el bastardo, apremiándoos al percibir cómo los soldados norteños de la línea comienzan a ser rebasados. Es evidente que debéis retiraros de allí, al menos hacia donde se encuentran la línea principal de tropas norteñas. 
 

— Debemos reagruparnos antes de que suframos más pérdidas. — Ordena el Stark recomponiéndose en la medida de lo posible, siendo ayudado por un soldado a caminar. 

Halbart no sabía nada de mando, solo de las tácticas de guerra, y ningún consejo fue recibido por los señores del Norte, ahora era el momento de cambiar las cosas, de demostrar de lo que estaba hecho, cómo norteño, este era su bautismo de sangre, y mostraría lo que podía hacer. 

-FORMEN UNA COLUMNA A CADA LADO DEL FOSO, NO PERMITAN QUE AVANCEN, ESTOS MAL NACIDOS VIENEN A INVADIR NUESTRO AMADO NORTE, MANDENLOS AL FONDO DEL MAR CON SU DIOS AHOGADO, MATENLOS A TODOS-

Se podía sentir la furia en la voz del segundo hijo de Glover, cómo el más poderoso de los truenos sonando en el medio de una tormenta, inspirando en la formación el deseo de matar, y alimentando la fuerza de los soldados con ese sentimiento. 

-MAAAAATEEEEEENLOOOOOOOOOS-

Se había puesto en un lugar dónde podía ser escuchado por todos, y sabía lo que sus hermanos querían, las vidas de los hijos del hierro. 

Ellys seguía sacando hombres con aquella soga, el sudor recorría su cara sin parar a goterones formando cascadas a lo largo de su peto. Se estaba volviendo viejo para aquellas situaciones y deseaba tener diez años menos para poder hacer mucho más. Pero poco a poco la situación iba mejorando pues quedaban menos en el foso. Por desgracia no tenían tiempo de sacar a todos pero a Ellys sólo le importaban los Glover pues eran los pagadores. Su corazón dio un vuelco al verles atrapados por una red impidiéndoles subir. Malditos bastardos, estaban haciendo prisioneros aprovechando que tenían ganado el terreno y ellos sólo podrían retirarse o morir. Una vez subidos los últimos tuvieron que retirar la soga para que los hombres del hierro no intentaran tirar de ellos, por su parte los flancos comenzaban a flaquear pues los enemigos los asediaban. 

Haciendo caso omiso al cansancio de su cuerpo volvió a sacar su maza y escudo. Colocándose junto al Glover para evitar que el último noble de la casa cayera en la batalla. - Hac...ed caso... - Intentó apoyar las palabras del joven pero su voz se entrecortó por el esfuerzo. Necesitaba tiempo para recuperar el aliento y sólo era capaz de poner el escudo para evitar los empellones de los hijos del hierro sin posibilidad de devolver el golpe. Debían reagruparse con la infantería que venía detrás y eso podría devolver las tornas en su favor. 

La retirada logra llevarse a cabo con grandes altibajos. Algunos hombres se agrupan en torno a vosotros y forman un grupo cohesionado que consigue alcanzar las líneas norteñas. Desafortunadamente, no son pocos los que caen por el camino. En torno a Ellys algunos no logran entender o escuchar la orden y terminan siendo aislados. Otros alcanzan a retirarse pero de un modo desorganizado, arrojando sus armas incluso para salvar la vida. 

Más imprudente resulta la orden de Halbart, la cual por desesperada que sea tiene eco en algunos soldados, en su mayoría de la casa Glover. Estos logran avanzar y formar una línea, pero en inferioridad respecto a un enemigo que no tarda en rebasarles. De nuevo deben romper filas y ponerse a salvo, pues aunque han conseguido demorar al enemigo, las pérdidas han sido un alto precio por ese tiempo.

Una vez os encontráis junto al resto del ejército, el cual pugna en la playa por mantener sus posiciones, podéis evaluar la situación: El enemigo ha logrado desembarcar refuerzos a lo largo de la playa, y desde algunos pequeños barcos disparan a la costa. Aunque algunos de estos desembarcos han acabado saldándose con grandes pérdidas para el enemigo, al final al logrado su objetivo que no era otro sino el desbaratar el ejército norteño.

Debido a las heridas de Lord Stark y las pérdidas sufridas entre algunos de los principales nobles del ejército, que encabezaban la vanguardia, se opta por retirarse de forma ordenada del campo de batalla. A fin de cuentas, un ejército disperso puede pagar un sangriento precio por la victoria, y aun así no tiene garantías. Además, parece ser que esa era la intención del enemigo. La prudencia se impone sobre el deseo de seguir luchando, pues lo más sensato es reflexionar y combatir en condiciones más favorables.

Se inicia una retirada hacia Bosquespeso, el enemigo no opta por hostigar al ejército, más preocupado de reorganizar sus propias fuerzas y formar una cabeza de playa que de arriesgarse a combatir tierra adentro.
 

Fuera del foso la situación pasa de ser aniquilados inmediatamente a que suceda si algún otro intenta demostrar que los Hombres del Hierro son meros incursores de aldeas indefensas. ¿Estaremos luchando contra su Flota de Hierro? Cuando se decide replegarnos permanezco callado para evitar que alguien pretenda vengar a nuestros muertos aquí y ahora.

Me acerco a Halbart Glover observando que tiene dificultades para mover uno de sus brazos que esta recubierto de sangre.

– ¿Os han herido de gravedad, señor?

Ellys vio como los hombres no conseguían ajustarse a sus órdenes para formar una línea firme frente a los enemigos. Poco a poco alguno se quedaba retrasado y moría a manos de esos salvajes. Suspirando se recordó que nunca se sintió bueno liderando muchos hombres tras su voz, le podía fallar más de una vez. Por suerte el joven Glover lo había conseguido y la retirada no fue tan penosa como pensaba.

Una vez camino de vuelta al zona controlada por los norteños el caballero se acercó al señor Glover. - Mi señor, no deberíamos dejar de vigilar a los hijos del hierro, cuanto antes comencemos a enviar vigías mejor preparados estaremos para contrarrestar sus movimientos y poderles enviar de vuelta al fondo del mar. Si queréis puedo comenzar a montar una patrulla que vigile desde ya sus próximos movimientos. - Habían sufrido una derrota, era el momento de conseguir puntos.  

Estaban perdiendo, y una retirada era inevitable, Halbart estaba bastante molesto, incluso el dolor en el hombro no apasiguaba su molestia, soltando blasfemia tras blasfemia, a su maldito corcel, al idiota de su hermano, y a toda la sarta de incompetentes que estaban a su lado.

Se había encerrado en su mente hasta que Aden le habló, sacándole de sus pensamientos. 

-Eh? Lo siento maestro, por favor, llame al médico por favor - 

Ahora que lo notaba, sentía la izquierda entumida, costando le un poco mover todo el miembro superior izquierdo. 

No me sorprende la reacción del hermano de milord, no es lo normal, pero a veces no se sienten los efectos de las heridas en el fragor del combate.

Me giro hacía un par de soldados con la librea de la Casa Glover. – Ayúdalo a caminar, – le digo al más corpulento, – y tú ves a buscar a un sanador.

Una vez impartidas las instrucciones me coloco al otro lado de Halbart por si necesitara apoyarse también en mí. – Tranquilo ahora os pondrán un vendaje y en el castillo os atenderán los maestres, muchos de ellos son demasiado ancianos para acompañarnos al campo de batalla.

Tampoco podemos detenernos ahora, confió en que no haya perdido demasiada sangre.