Partida Rol por web

Amanece. Cansados, algunos heridos y con una sensacion de derrota al no encontrar al misterioso encapuchado, os dirijis al puerto, donde Ikki afirma haber localizado, en el fondo, otro "vacio" que podria ser el lugar a donde se fue el enemigo.

Es de mañana, hay algunos barcos pesqueros que salen a trabajar y algunos aldeanos, ajenos a lo ocurrido en los tuneles, caminan despreocupados por la orilla, relajandose, a fin de cuentas, para ellos, este no deja de ser un pueblo tranquilo sin problemas

Chasqueo la lengua, desvaneciendo mi armadura. Mi ropa vuelve a ser el lindo vestidito de siempre y ya toda el aura y la presión a mi alrededor desaparece. -Como que ya está lo suficientemente contaminado el ambiente de este lugar.- Miro a Edvard e Ikki con desdén que se habían puesto a fumar. -Necesitaban apestarlo más con sus humos?- Echo las espadas a mi espalda y me sacudo el polvo de la falda del vestido. -Nos hemos pasado toda la noche dando vueltas y nadie ha podido dormir...

Vuelvo a estar bastante tranquila, pero todavía tengo en mente torturar a mi agresor, o agresores.

Ya en el puerto, noto lo pálida que está Lihl. Me da la impresión de que es la que más lo ha sufrido de los que quedamos vivos.
-Anda, tú sí estás cansada...- Me acerco hasta quedar mirándola frente a frente. -Dices que te han torturado? Encima eso?- Mis ganas de despellejar vivo a ese se van incrementando.
Coloco la palma de mi mano sobre el estómago de Lihl antes de que pueda reaccionar. -Quieta.- La mano brilla en azul, mientras que parte de mis energías mágicas le están siendo transferidas.
-Ahora bien, nos movemos?- Estoy apretando fuerte los puños, no solo surge un problema, sino que ni siquiera era este nuestro destino final, todavía nos espera un viaje en barco.

Por fin logramos logramos salir  del lugar sin apenas complicaciones, aunque ahora venia lo peor...

---Puuuf, un puerto ¿no podia haber elegido un lugar con menos agua?- digo mientras me mantengo a una distancia prudencial de esta odiaba el agua con odas mis fuerzas, sobre todo la del mar que al secarse te dejaba restos de sal en el pelo-Bueno ¿ a donde debemos ir?

Te agradezco el detalle con Lihl, Mune, pero intenta no quedarte sin energías. No sabemos lo que nos podremos encontrar allá abajo.- comento mientras señalo debajo del agua directamente.- La verdad es que me dio curiosidad cuando lo detecté, pero no sé si mi capacidad pulmonar dará para tanto, ya que tampoco sé si habrá oxígeno allá abajo... ¿Alguna idea?- Termino con una sonrisa, mirando a las dos magas que tenemos en el grupo y que, probablemente, tengan algo que puedan ayudarnos

- Nuestro objetivo está en el fondo del mar, o al menos muy cerca de este. Tiene un tamaño considerable , ya que no consigo verlo entero, y no se mueve, por lo que dudo mucho que sea algún tipo de ser vivo...

Termino de sacar un libro con pergaminos de mi mochila cuando Mune, ya con su vestimenta habitual se acerca a mi y se planta delante de mi. Antes de que me de cuenta trasfiere energía hacia mi. Siento el cosquilleo de la magia habituándose a mi cuerpo de manera rápida y cálida.

Gra… Gracias.- Susurro, mis pensamientos están divididos, por una parte me sorprendo de la cantidad que me ha trasferido, si ha combatido sus reservas también deberían estar también bajas… o es mucho mas poderosa de lo que me había imaginado. Mientras caminamos hacia el puerto empiezo a realizar algunos hechizos utilizando para apoyarme la tapa dura del libro.

El sol esta saliendo por el horizonte, los rayos de sol se sienten agradables tras haber estado tanto tiempo encerrada bajo tierra. Sin mucho reparo sigo concentrada en mi labor hasta que choco con la espalda de Touda quien iba delante. Gracias a dios ya había terminado de hacer el ofuda. Miro hacia delante confundida y veo como si hubiera seguido andando habría caído al agua, habíamos llegado al puerto. No sabia si disculparme con Touda por el topetazo o darle las gracias.- Perdón…

Me quedo observando las aguas algo reticente… mire los ofudas que acababa de hacer, si hubiera caído al agua todo el trabajo habría ido al traste.

Entonces Ikki empieza a hablar. ¿Teníamos que ir por agua? -Yo… yo puedo hacer algo… un momento…- sin esperar respuesta empiezo a hacer un nuevo ofuda el cual lanzo directamente una vez esta completo.

De pronto noto como mi respiración se corta y me agarro el cuello. -Nguah...- Vale, es ese hechizo, pero... -No es mala idea, pero no nos protegerá de la presión presente en la profundidad del mar. Shio, qué tan hondo piensas que esté?

Suspiro. Ya estoy sintiendo un poco el agotamiento, pero qué más da... puedo continuar peleando aunque mis reservas de zeon estén bajas sin problema alguno.
La sola idea de mojar mi cabello y mi ropa me disgusta, por lo que cambio mi atuendo por algo más práctico para sumergirse, siendo esto un traje de baño de una pieza de color azul oscuro, que en el pecho lleva un letrero con la palabra ムネ escrita en negro. -..Que? ...Hay algún problema?!

Por suerte, todavía está bastante cerca de la orilla, por lo que, mientras tengáis cuidado con vuestros oídos.- respondo a Mune mientras hago un gesto a todos, soplando por la nariz con esta tapada.- no deberíais tener ningún problema.

Sin dudarlo en absoluto, y teniendo en cuenta que no llevo nada encima más que mis ropas me tiro al agua de espaldas sin dudarlo. Doy una una voltereta en el aire y, justo en el momento exacto, do media vuelta y me pongo en posición para entrar en el agua, con una caída pefecta, sin que ni una sola gota de agua salga más que unos pocos centimetros por la superficie del marquedando unas cuantas plumas negras, que parecen de cuervo, flotando en el agua, claramente desprenidas de mi ropa. Salgo rápidamente a la superficie, dejando mi cabeza al aire y girándome hacia todos.- Venga, el agua está buenísima y no os váis a ahogar!!- grito con una sonrisa, ya desde el agua.- Yo os guiaré. Por suerte, si ocurre algo debajo del agua, mi estilo todavía es bastante efectivo!! En principio solo tenemos que ir hacia abajo

Vuelvo a sumergirme y hecho un vistazo, tanto visualmente como para detectar la zona exacta a la que nos dirigimos, esperando a que todos estén en el agua antes de comenzar la inmersión

Mientras pensais en como afrontar la situacion que os espera, Yuto, el chico que os acompaña desde el subterraneo, señala el cuello de Ueman

-Eee... creo que vuestro compañero esta herido...-en el lugar donde señala, se podia ver un pequeño corte, casi inexistente, del que brotaba un pequeño hilillo de sangre

Preocupados, Edvard deja al chico en el suelo y le toma el pulso... no tiene. Un rapido analisis indica que estaba envenenado con algun tipo de anticoagulante, pues, pese a ser una herida tan pequeña, no dejaba se sangrar y, al haber herido una de las arterias, se estuvo desangrando hasta ahora, perdiendo la vida entre toda la sangre que perdio.

Tras unas breves comprobaciones, el pulso ausente de Ueman no deja lugar a dudas, su espíritu ha dejado este mundo como lo hizo el de Neku hace apenas unas horas. La herida es minúscula pero la sangre continúa fresca. Antes de que cualquiera de sus compañeros pudiera si quiera preguntar, arranca un trozo de las ropas del chico y lo ata alrededor de su cuello, envolviendo firmemente el corte. Acto seguido vuelve a echárselo al hombro.

Gracias, chico. –dirigiéndose a Yuto.

Primeramente no alcanza a entender cómo no ha notado antes el estado de Ueman, no tarda en percatarse de que desde un principio lo ha cargado sobre su hombro artificial, haciendo imposible percatarse de cómo su cuerpo iba enfriándose poco a poco… o tal vez ya estaba frío antes incluso de cargarlo. Es probable que jamás llegue a saberlo, pero lo que sí puede imaginarse es lo que podría llegar a suponer esta pérdida en una persona tan voluble como Mune.

Carraspea, tratando de llamar la atención de una forma menos destructiva que la última.

Siento estropearos el baño, pero será mejor dejarlo para más tarde. Ha sido una noche larga, a todos nos vendría bien tomar un descanso y comer algo antes de meternos de cabeza contra un enemigo del que no sabemos nada. Cualquier muestra de agotamiento podría echarlo todo a perder, –recorre con la vista a todos y cada uno, deteniéndose finalmente en Mune, la cual mostraba signos más claros de desgaste que cualquier otro.- y no queremos que este viaje llegue a su fin tan pronto.

Como si su palabra fuera ley, prosigue sin dejar posibilidad alguna de réplica.

Solomon, Arryken; daos un paseo y conseguid algo con lo que cubrir nuestros oídos para aislarlos de la presión, haceos también de unas pocas bolsas de cuero… o de cualquier cosa que no deje pasar el agua, será imposible salir a flote si vamos cargados con montones de ropa empapada, y dudo que a tus pistolas les venga bien mojarse. –tras la orden, se vuelve hacia Mune y los novatos.- Vosotros buscad una buena posada y descansad lo mejor que podáis, necesitaréis estar frescos para cuando lleguemos los demás, ya que os tocará vigilar la zona mientras el resto reponemos fuerzas. Y el que queda... –toma una pequeña piedra del suelo y la lanza al agua en dirección al humedecido Ikki, captando su atención para hacerle salir.- Me acompañarás a buscar alguna carreta que pueda llevar a Ueman de vuelta a la Academia, el primer día ha sido demasiado para él, aún no está listo para esto y que continúe con nosotros únicamente nos traerá problemas… además, me niego a pegarme una tarde entera buscándoos por todas las posadas de la ciudad.

Pese a que el papel de sargento curiosamente le pega bastante, cada una de las órdenes está encaminada a garantizar el bienestar del grupo, por lo que no llega a transmitir la sensación de ser un simple abuso de autoridad sin sentido.

¿El motivo de hacer que Ikki le acompañe? Conoce de sobra su prodigiosa percepción y da por sentado que ya ha debido notar cómo el Ki ha dejado de fluir en el cuerpo de Ueman.

Arryken estaba de un humor de perros: Bajo sus ojos ya habia unas sendas ojeras morado claro; su pelo, siempre tan limpio, lacio y brillante estaba hecho una maraña llena de frizz; y ademas ahora casi arrastraba los pies, ya que el cansancio y la frustracion le habian ido mermando ese movimiento tan silencioso y harmonioso que siempre tenia.

Cuando llegaron al puerto e Ikki expuso el "plan", fue como echarle sal a la herida. Estaba abriendo la boca para protestar cuando Yuto intervino, haciendolo callar de inmediato. Otro mas de los jovenes, idos en un sinsentido.

-Lo siento mucho, Mune... dijo con voz queda y la cabeza baja. La muchacha podia no caerle del todo bien, pero seguia siendo una compañera, y estaba seguro de que esto le afectaria.

Las ordenes de Edvard lo aliviaron un poco, paradojicamente: Preferia tener la cabeza ocupada en algo en vez de pensar en cosas que ya no venian a cuento. Dio un gruñido bajo, dejando en claro que habia entendido. Pero no pudo contenerse y añadio: -Dai y  Ngan son tecnologia de Solomon, construidas por mis nobles antepasados y modificadas por MM misma. Dudo mucho que un poco de agua no les deje funcionar.

El cansancio estaba haciendo mella en la mente y raciocinio de mis compañeros, los cuales pretendían ir a luchar sin un plan y sin conocer al enemigo. - Que astutos... - La ironía pasó fugazmente por mi mente al observar a Ikki y Mune.

Vi como la pequeña usaba magia, de nuevo para cambiarse de traje. - Ciertamente tiene unas reservas de zeon enormes... Me pregunto por qué las Líneas del Dragón habrán dotado de este maravilloso don a alguien que no es digna de poseer si quiera la milésima parte de un átomo de energía que fluye en su interior. - Seguía pensando mientras miraba a Mune con gesto inescrutable.

La advertencia de Yuto para con Ueman me saca de mi ensimismamiento. Me quedo observando como el conserje hace de médico para luego dar órdenes, órdenes... curiosas.

- ... - Me quedo en silencio mirándolo a los ojos. - Tienes razón, en estas condiciones no podemos hacer nada. Será mejor descansar y hacer un plan. - Hice un leve gesto con la cabeza demostranndo afinidad a su plan. - Sería realmente estúpido hacer lo contrario... - Miré en dirección Mune e Ikki.

Doy media vuelta y camino pasando al lado de mi compañero. - Vamos Arryken. - Le pongo la mano encima del hombro sin mirarlo y sigo hacia delante.

“¿Todavía esta bastante cerca?” Me quedo confundida ante el comentario de Ikki mientras guardo mis pergaminos en mi bolsa. “¿El sitio se esta alejando?” Antes de que pueda preguntarle nada salta al agua. Me asomo al agua apoyándome en el suelo pero justo cuando asomo la cabeza la voz de Yuto me llama la atención detrás de mí y me giro.

Ueman estaba inconsciente, así que era probable que tuviera alguna herida, “¿como no se me había ocurrido antes?”  Intento acercarme para ayudar y intentar curarle, pero cuando llego Edvard ya lo esta examinando. Finalmente le deja reposary se dirije una serie de ordenes al grupo. Me parecen unos mandatos bastante lógicos, habitualmente huía del la gente que me quería hacer daño, no iba a enfrentarla. Y avanzar hacia el enemigo sin saber donde nos estábamos metiendo…

Buscar una posada donde descansar es una buena idea pero…- ¿No teníamos que encontrarnos con alguien en la posada?.- ¿Que había sido de el? ¿Y que demonios habia pasado en la posada? Sabiendo lo que me había contado Yuto que le había pasado a su grupo podía hacer algunas conjeturas pero podrían ser todas falsas. Y si vamos a hacer guardias podríamos ir a esa misma posada… si el dueño era el nigromante que habíamos vencido… ¿ahora estaría vacía no? Además podríamos obtener alguna clase de información sobre lo que estaba pasando.

Se… s que suena raro pero… ¿podríamos usar la misma posada de la que venimos para escondernos y descansar?.-Pregunto sin mucha seguridad, ante las miradas de mis compañeros intento explicarme como puedo.-Siempre y cuando vigile alguien… será seguro, si el enemigo intenta encontrarnos no creo que nos busque en su propio territorio… Además, es un sitio que todos sabemos dónde está. Cuando acabéis de hacer los preparativos podremos juntarnos sin problemas.- Intento asir mi bastón habitualmente colocado en mi espalda para tranquilizarme, pero mi mano no da con él. Instantáneamente recuerdo que lo deje en un tendero cerca de la posada, si finalmente vamos allí a descansar tengo que pasar a recogerlo.

-No.- Respondo rápidamente a Lihl. -No tiene sentido escondernos ahí. Ese lugar está completamente destruido, y de no estarlo, ya me encargaré yo de que lo esté.
-Por otra parte...- Sonrío. -Los que quieran pueden venir a mi casa a descansar.
Y antes de que alguien pregunte agrego. -Me negué a pasar la noche con ustedes compartiendo habitación, cuando me fui de allí opté por establecer mi propia vivienda mientras estuviéramos en este pueblo.
-Quien quiera venir conmigo pues que me siga~
Miro a Edvard con desdén señalando el cuerpo de Ueman. -Me llevaré también a este gorila, veré si puedo hacer algo para curarlo.- Cosa completamente obvia, claro que puedo hacerlo.

Una piedra cae sobre mi cabeza mientras intento observar el fondo del mar en busca del camino más rápido para descender a este, cuando mis compañeros decidan de una vez saltar al agua. "No están tardando demasiado?" pero justo en el momento en el que ese pensamiento pasa por mi mente, una piedra cae en el medio y medio de mi cabeza, sin hacer realmente daño, pero si desconcertándome por completo, por lo que subo a la superficie de vuelta y llego a tiempo de escuchar el final de lo que decía Edvard, además de  lo que comenta el resto de mis compañeros.. No le faltaba razón a Edvard. La verdad es que había ignorado completamente a mis compañeros, dando por supuesto que me habrían comentado si se encontraban mal o estaban heridos, así que, mientras el resto habla, salgo levitando del agua y me pongo al lado Edvard, estorbando directamente a Mune en el camino hacia el cuerpo de su alumno, que claramente ya no daba señal alguna de ki... Su recuperación era imposible

- No me había fijado en vosotros... me hagamos lo que ha dicho Edvard, después de todo es el jefe.- termino con una sonrisa mientras apoyo la mano en el hombro de este.- nosotros nos ocupamos de este... Por otro lado, Lihl. Aunque tu pensamiento es completamente lógico, y lo apoyaría sin dudarlo, Mune se ha agenciado una casa. Lo mejor es que estemos todos juntos, y conociendo los gustos de esta, no creo que sea muy complicado defenderla si algo sucediese.- Le sonrío directamente a ella, guiñándole un ojo. Había sido un buen pensamiento, ya que nadie en su sano juicio volvería al lugar donde habían sido atacados y sería el último lugar en el que buscarían, pero en esta ocasión tengo que pararle los pies.- Dejadme descansar 2 horas y yo mismo me encargaré de la vigilancia el resto de la noche para que todos descanséis a gusto.- Termino mientras me giro de vuelta hacia todos.- Mune, tu ve directamente a esa casa tuya, y no ocultes tu ki, y nos os acerquéis a las "Zonas vacías".- enfatizando en este último punto.-  así os tendré vigilados todo el tiempo

Las “sugerencias forzosas” parecen tener una buena acogida en general, todo un alivio ya que con un poco de suerte el reparto de tareas facilitará mucho su labor.

¡Oh! Me alegro de que haya alguien que no ha olvidado por qué estamos aquí, tendrás que echarme una mano para recordárselo al resto de vez en cuando. –responde a modo de elogio el primer comentario de Lihl- Debíamos encontrarnos con un viejo conocido en aquella posada, pero al parecer aún no ha llegado, así que nos convendría mantenernos en las cercanías para cuando aparezca.

Deja pasar la breve conversación sobre el alojamiento, en vista de que la casa parece una opción a todas luces perfecta, discreta y lejos de cualquier posible extraño de dudosas intenciones.

Por desgracia no todo en aquella farsa repleta de buenas intenciones iba a ser tan fácil. Mune, bien conocida por lo intensa que puede llegar a ser en el apego con sus pupilos, no tarda en reclamar lo que es suyo y ofrecerse para dar tratamiento a Ueman; es un alivio que Ikki haya captado la situación al instante, saliendo del agua con rapidez para prestarle ayuda en su papel a ese viejales que ahora le dedica una mirada poco amigable.

Me estás mojando la camisa… -farfulla entre dientes mientras toma el índice de Ikki, ejerciendo presión en las falanges hasta el punto de que las articulaciones sufren un ardor desagradable. De esta forma trata de guiar la mano de su compañero hasta apartarla de su hombro, aunque la huella formada por el agua ya no hay quien se la quite.

Salvada la integridad de su blusa, vuelve a dirigirse a Mune.

Ya nos ocupamos de él en el túnel, está fuera de peligro. –expone con convicción.-  Esta noche has evitado que varios de nosotros acabásemos heridos, o peor… te necesitaremos en las mejores condiciones cuando estemos allí abajo, puede que sea entonces cuando alguien de verdad necesite que cures sus heridas. Deja que nos encarguemos de esto y descansa, será un día duro.

Si hay algo que pueda competir con la sobreprotección que la hechicera vuelca en sus alumnos, es el colosal orgullo del que constantemente hace gala. Puede que alimentarlo un poco sirva para distraerla, o al menos Edvard deposita sus esperanzas en ello.

Contando ahora con el apoyo físico y verbal de su habitual compañero de sparrings , alza nuevamente la mirada hacia el resto del grupo antes de que estos se dispersen.

No perdáis el tiempo por ahí, debemos estar preparados para partir cuanto antes y mientras menos jaleo tengamos por el camino, mejor.

Ya alejados del grupo, recordé que no solía estar a solas con el pistolero, así que decidí mantener una conversación cuanto menos.. curiosa con él mientras buscábamos las... importantes cosas que Edvard nos pidió como... ¿Orden?

- Y bueno señor Arryken, veo que tienes bastante apego a esas dos reliquias del Imperio de Solomon. - Miré a sus dos pistolas. - Tienes en tu sangre la herencia de un maravilloso pueblo. - Lo miré con una sonrisa. - Tú y los tuyos tendréis un futuro brillante... Eres un elegido, siéntete afortunado. - Esta vez no lo miré, mis ojos estaban clavados hacia delante con semblante serio, como viendo algo... lejano, que aún no había sido creado.

Escuché cualquier palabra que dijera mi compañero atentamente, hasta que encontrar una tienda.

- ¡Oh, mira! Ahí está lo que nos habían pedido. - Señalé a un pequeño puesto regentado por un hombre. - Disculpe señor. ¿Cuánto cuesta esto, esto y esto? - Pregunté con amabilidad.

Esperé la respuesta del comerciante y le pagué sin problemas para luego volver. No sabía dónde estaba esa supuesta casa de Mune, y era dudoso que Arryken lo supiera. De modo que me concentré para detectar los atisbos de magia que pudiera desprender dicha casa, cosa que no sería difícil.

-Ooh~ A mí no me lo parece.- Cruzo los brazos poniendo una sonrisa altanera. El traje de baño ya vuelve a ser el vestido de siempre. -De ser así, por qué entonces no está despierto y caminando?
-Pero está bien, voy a confiar en sus técnicas inferiores de curación y usaremos las mías cuando realmente sea necesario.- Saco las alas y doy un salto. -Me apetece descansar un poco, sí, si recupero energías el castigo que va a recibir aquél desgraciado será el doble, y por lo tanto lo disfrutaré más.- Nadie me ve la cara pues estoy de espaldas, pero estoy relamiéndome.

Voy despacio y a pocos metros del suelo para que el que me quiera acompañar lo haga. -Y no se preocupen por eso otro, el edificio está algo cerca de la posada, si aparece de nuevouna presencia rara en lo que queda de ella nos vamos a enterar.

La perspectiva de algo planeado y un lecho en el que reposar habian calmado un poco al pistolero. Aun asi, las ojeras, el pelo enmarañado y el cansancio general seguian pesando en el. Seguia de un humor huraño hasta que su compañero le hablo del Viejo Imperio.

Durante un segundo, el sombra lo miro, y parecia que no iba a contestar. Durante un segundo, esa mascara tan esmeradamente construida de soberbia y arrogancia se despejo, y Solomon pudo ver a Arryken por lo que era realmente: un chico que hacia todo lo que estaba a su alcance para hacerse pasar por un hombre.

-Si, el mio fue el mas grande de los pueblos de Gaia dijo tras ese instante eterno, tratando de recuperar su compostura habitual Y no te falta razon: Brillante es el futuro que nos aguarda a aquellos que llevamos la Sangre Antigua. Elegido, quizas... Pero afortunado? No...

Volvio a callar, quedando con la mirada baja. Siguio avanzando en silencio durante poco menos de un minuto, y volvio a hablar, casi como si no pudiera contenerse.

-Es mi deber llevarlo a cabo. Yo no pedi esto, eso te lo aseguro. Una corona es pesada y el oro es frio, y aun asi, deberia atreverme a negarlo? No elegimos nuestro destino. Pero todos debemos cumplir nuestro deber, no es asi? Grande o pequeño... Todos debemos cumplir nuestro deber.

Finalmente, cayo y siguio andando. El resto del viaje se comporto como si no hubieran cruzado palabra, mas  que para remarcar alguna cosa del pueblo o burlarse de alguien: Volvia a ser el de siempre, y ese exabrupto, nacido sin duda de la privacion de sueño y quizas algun sentimiento de afinidad con el Tao.

-Dime una cosa pregunto de repente, despues de que el mercador comenzaba a tomar las cosas que Solomon le habia pedido Tu llevas el nombre de mi pueblo. Lo elegiste tu? O te ha sido dado? Debo asumir que llevas la Sangre del Viejo Imperior?