Partida Rol por web

Han pasado dos meses desde que Edvard y el resto del grupo volvieran de su mision secreta, aunque solo la cabezoneria del susodicho ha evitado que el resto del personal supieran que hicieron en realidad, aunque el costo del viaje, las vidas perdidas y el hundimiento de una nave de alta tecnologia solo delataban lo importante que debia de ser y el haber encontrado a casi todas las organizaciones en la parada de Gabriel confirmaba ese hecho... lo unico raro es que el viaje consistia simplemente en ir a recoger un pergamino antiguo, ilegible a causa de los daños causados por el tiempo, algo completamente inutil para muchos de los presentes.

El viaje de vuelta fue mucho mas tranquilo, aunque sin nave de alta velocidad, pero si con una parada de 3 dias en la isla Paradis Paradis como "recompensa" por el trabajo, lugar donde Mune decidio quedarse un tiempo tras haber hecho un debut involuntario de idol. Dijo que volveria algun dia, pero la montaña de fans que consiguio ahogaba sus palabras... montaña que encabezaba Roxius, que parecia tomarse muy en serio la cosa pues, la ultima vez que lo visteis, llevaba una chaqueta azul con la foto de Mune en la espalda, conjuntado con un par de abanicos, tambien con su rostro, y dos de esos "palos brillantes" que portaban algunos fans para seguir el ritmo de las canciones sujetos en la frente con una cinta que llevaba escrito "Mune-chan" dentro de un corazon... pero esa es otra historia.

En la Academia, la Directora compenso al personal concediendoles un tiempo de descanso antes de volver a sus tareas habituales, asi que, de momento, el grupo no tiene nada importante que hacer salvo divertirse, aunque el tablon de misiones siempre esta accesible para aquellos que no quieran estarse quietos.

Así que esta es la famosa Academia...

Bueno, primero que nada, a encontrar a ese señor de barba. No tengo muy claro quién es, pero con seguridad me podrá enseñar lo que quiero aprender, o eso me dijo la directora.

Voy andando por los pasillos mientras cargo mi saco con ropa y libros hasta que me cruzo con un cúmulo de personas. Ah, ahí hay un tipo con barba, será él?
Está con más gente, no quisiera molestarlo.
...
Bueno, tampoco es que esté ocupado, lo veo muy tranquilo y no está hablando con nadie. Pero está rodeado de más gente, eso me cohíbe un poco.

Doy un suspiro y me acerco, al llegar hasta él le jalo un poquito de la ropa para llamar su atención. -Hola. Eres Ikki Shio?

El último viaje había sido algo rudo, al menos en la ida. No eran de esperarse tantos problemas cuando MM nos había enviado tan tranquilamente con los nuevos integrantes y alumnos. Había sido una gran falla que gente con tan poca experiencia apareciese en una misión de este rango, en el que varios maestros eran necesarios para llevarla a cabo... Prueba de ello es que varios de estos no han sobrevivido tan siquiera a las primeras semanas de viaje, pero todo esto tiene sus beneficios. Los novatos que han sobrevivido sabrán perfectamente que nuestro trabajo, aunque honorable, trae consigo riesgos y hay que actuar con más calma de la que puede parecer.

Una vez informado a la jefa y entregado el pergamino nos encontramos todos en la misma sala, aunque sin nada específico que hacer, ya que se nos ha dado algo de tiempo libre para hacer lo que nos plazca. No pienso quedarme ahí para siempre y parece que ninguno reacciona hasta que una hermosa joven de cabellos grises y ojos azules aparece directamente dirigiéndose hacia mí. "Será una nueva alumna? No... no es una alumna, su poder es demasiado elevado para ello, pero estoy seguro de que es nueva en la ciudad. Puede que necesite orientación inicial para ponerse a trabajar..."

- Si. Soy Ikki Shio. Podrías esperar un segundo? Ahora mismo estoy contigo. Contesto con una amplia sonrisa a la joven, para luego girarme hacia el grupo- Bueno chicos, aunque no ha ido como hubiésemos deseado, la misión ha finalizado. Hasta nueva orden tenéis tiempo libre para hacer lo que queráis, así que yo me voy a mi despacho a terminar unos trabajos que tenía pendientes.- Hago una pequeña pausa y miro directamente a Xamd.- Tu entrenamiento comienza mañana a primera hora de la mañana en el patio principal. Cualquier duda que tengas antes de eso, no dudes en venir a mi despacho o pregunta por mi. Siempre hay alguien que sabe donde estoy.- De nuevo pauso para dirigirme esta vez a Lihl. Su situación era algo más complicada, ya que su maestra se había quedado por el camino y no sabemos cuándo volvería.- Siento que la especialista mágica del grupo nos haya abandonado temporalmente, pero eres bienvenida para venir a tu situación anterior conmigo.- Le poso la mano en la cabeza.- Siempre serás bienvenida, así que no dudes en venir por mi despacho cuando desees. Tenemos algunas cosas de las que hablar.- Le guiño un ojo haciendo un gesto con mi mano señalando la mochila. Se me había olvidado completamente enseñarle a MM el artefacto que habíamos encontrado y ahora iba a estar demasiado enfrascada con el pergamino como para hacerle caso.

- Ahora si he terminado con ellos.- Sonrío a la joven que se me abalanzó- Por favor, acompáñame por los pasillos mientras voy a mi despacho; podemos hablar tranquilamente por el camino y en mi despacho.- Le apoyo la mano suavemente en la espalda para guiarla mientras comienzo a andar con calma.- Dime. Como te llamas? Y por supuesto, que te trae a mi presencia?- Siempre sonriente y con un tono de voz agradable y divertido, aún sabiendo que me espera algo de trabajo al llegar al despacho.

Después de un rato de intentar que las personas que atendían la academia me escuchasen (esto no es que no me prestasen atención, sino que hablaba demasiado bajo por el corte y si se acercaban otras personas a ayudar sólo lograban incrementar mi timidez), terminé por llegar a la conclusión de que el artista marcial más dispuesto a aceptar alumnos o al menos a escucharlos (no me enteré bien porque prácticamente me escapé de la conversación al sumarse otras dos personas) debía venir en algún momento al despacho que tenía a mis espaldas ahora mismo, así que estaba sentado al estilo japonés ante el despacho, aunque sin bloquear la entrada.

- Sora, eres idiota... -suspiré.

Ahora no podía más que imaginarme con cierta vergüenza las posibles (o más bien imposibles, dado mi escaso contacto social desde hacía unos años) situaciones que se podían dar con el susodicho maestro.

Al fin de nuevo en la academia, el viaje había sido largo y mentiría si dijese que no había servido para nada personalmente. Era una lastima haberme quedado sin maestra de manera tan rápida pero siempre quedaba Ikki. No me sorprendí mucho al escuchar sus palabras, aunque si al comprender las ultimas. No había entregado “eso” a MM? En mi rostro de dibujo una pequeña sonrisa, lo que en el pasado me habría ciertamente aterrado ahora por alguna razón no me asustaba.

-La verdad es que quería hablar contigo.- Dije a Ikki mientras miraba a la joven que había aparecido.- Si no te importa os acompañare.- Antes de partir a esta primera misión casi no había tenido tiempo de explorar la academia y no sabia que secretos tenia escondida. Prefería hablar con Ikki sobre aquello antes de empezar a explorar todo el lugar por mi cuenta.- Claro esta que esperare hasta después de que hables los asuntos que tengas con ella.- Dije mientras miraba a la chiquilla y me fijaba en su nivel. Igualaba al de mi maestro. Las teorías de quien seria ya habían empezado a formularse en mi mente antes de marchar.

Antes de empezar el camino me gire hacia los que habían sido mis compañeros de viaje durante los últimos meses.- Bueno, nos vemos, ha sido muy… instructivo trabajar con vosotros.- Dije mientras me volteaba y empezaba a caminar  pocos metros detrás de Ikki. Ciertamente lo había sido, aquel viaje me había hecho comprender muchas cosas, la mas importante posiblemente la de confiar mas en mi. No podía depender por siempre de un maestro, esto lo había comprendido cuando Mune decidió quedarse atrás. Este era uno de los temas que quería comentar con Ikki.

Bien está lo que bien acaba, aunque esto suponga la pérdida de vidas humanas que sin ápice de duda podrían haberse evitado de no haber subestimado el grado de peligrosidad que la misión podría llegar a tener. Llevadera para un grupo experimentado, un caos para un conjunto tan irregular.

Al finalizar la reunión, Edvard se dispone a entregar el deteriorado pergamino no sin antes marcar una pausa con él en mano, durante la cual aguanta la mirada a su superiora. El arrugado papel se ve frágil y quebradizo en manos del hombre, que lo sujeta ejerciendo cierta presión sobre él al cerrar el puño. Por lo que a él respecta unas anotaciones de semejante naturaleza solo deberían ser buscadas con la intención de destruirlas, más aún cuando la orden proviene de alguien que defiende unos principios de paz y entendimiento mutuo.

¿Los quieres? -pregunta por última vez resaltando la contradicción.

Finalmente, extiende el brazo y deja caer los documentos sobre las manos de la rectora. Tiene suerte de que a él mismo no le suponga dilema alguno tratar con datos semejantes, menos aún cuando en este caso están barriendo para la misma casa.

Sin más, se da la vuelta y camina en dirección a la salida.

Buen trabajo. -exclama al aire haciendo un gesto de despedida con su brazo menos frío.

El destino que se marca es el de regresar a sus dependencias, comprobar que esté todo en orden, que los perros sigan bien y retomar cuanto antes sus quehaceres habituales.

Bien, fue más fácil hablarle de lo que pensaba. -Sí. -Espero pacientemente detrás de él. Mientras tanto observo al resto de las personas, hay allí otros más que me llaman la atención, y me pregunto si también podría aprender de ellos. Cuando mi mirada se cruza con la de alguien la aparto enseguida.

Finalmente salimos hacia su despacho junto con la única chica de ese grupo. Debe de tener más o menos mi edad. Será su alumna también? Sería lindo si pudiéramos ser amigas... Ha dicho que sabe magia? ..Bueno, lleva un bastón, los que usan bastón siempre saben magia. Aunque los magos siempre se vuelven malos cuando se hacen muy poderosos.

Al notar su mano cálida en mi espalda doy un respingo, y avanzo junto a él y la otra muchacha de camino al despacho. -Soy Yunoha, y he venido aquí para perfeccionar mis artes de combate. La directora me ha enviado contigo para eso. Eres un artista marcial? -Le hablo con mucha ilusión, hace tiempo que estoy queriendo aprender más a controlar mi ki y poder hacer las cosas que hacían mis antepasados. -De momento solo sé lo básico... Puedo hacer fluir mi ki, pero necesito mucha más práctica para poder darle algún uso.
-...Lo siento, hablo demasiado. -Me callo y doy un pasito atrás para que ellos puedan tratar sus temas y continúo caminando en silencio.

Era bueno volver a la Academia. A pesar de las multitudes y los bulliciosos pasillos, el fantasma de Solomon no podia llamar "hogar" a ningun otro lugar en Gaia. Y ademas, tenian cañerias internas y duchas de agua caliente, cosa que el joven deseaba ahora mismo mas que nada en el mundo.

Recien salian de dar el reporte de mision a la directora. El, de paso, presento a Rikimaru y a Koi a MM, y llevaba bajo un brazo una carpeta con unas formas para llenar y hacer oficial su tutelaje. Era una formalidad, mas que nada, pero convenia llevar buen recuento de estas cosas. La burocracia era una herramienta util si uno se daba maña.

La aparicion de una preciosa muchacha interrumpieron sus pensamientos. Cuando se acerco a Ikki y pregunto si era el, Arryken, que estaba cerca, le dio un codazo jugueton a su compañero, con un guiño de ojo y sonrisa complice.

Cuando Edvard los despacho, Arryken asintio en forma de saludo e hizo una seña a sus dos pupilos para que se acercaran.

-Iremos a los lugares de reposo a presentar nuestro respeto a los caidos en esta mision dijo con voz solemne, tono que siempre adoptaba para hablar de aquellos que ya no estaban con nosotros - Luego tendran hasta la noche para descansar y refrescarse. Hoy hay luna llena, y deben aprender a moverse durante una noche con mucha luminosidad si pretenden seguir el camino de la Sombra.

Sin mas, se dio vuelta (el elegante abrigo revoloteo tras el) y camino con paso seguro en direccion opuesta a la de Ikki, camino al exterior donde estaba el lugar de homenaje a los caidos.

No me puedo creer lo rápido que está yendo todo. Hace a penas unos días tenía algo a lo que podías llamar trabajo, independencia y control sobre lo que me rodeaba. Y ahora, sin ton ni son, estoy rodeada de personas a las que no conozco de nada, en un lugar en el que jamás he estado y con un futuro de pronto incierto. Por suerte (supongo), tengo al arrogante Arryken y al impasible Rikimaru de mi lado. Supongo que dada la situación, no puedo pedir mucho más. Aunque no negaré que esta situación es, con diferencia, el mejor giro de acontecimientos que podía haber esperado.

Arryken, Rikimaru y yo nos dirigimos por un pasillo a mi parecer demasiado largo y estrecho. -Odio los lugares cerrados. Murmuro. Al entrar, paso con cuidado de no golpearme la cabeza. Frente a mí, tras la multitud, veo a una mujer sentada tras una gran mesa de madera maciza. Arryken se acerca y le tiende unos archivos. No presto demasiada atención a lo que hablan. En ese momento Arryken me nombra y mi atención vuela hacia él. Mis sentidos estaba confundidos. No lograba concentrarme. Al salir, en el pasillo, nos encontramos con el resto del grupo. Todos parecían estar en su ambiente. Todos y cada uno de ellos tenía una apariencia muy característica, personalidades muy variopintas. 
Me siento fuera de lugar, pienso, aunque supongo que no es algo nuevo para mí.
Sigo a Arryken de cerca y permanezco en silencio, observando. Trato de memorizar tantas caras como puedo. Pero para cuando me doy cuenta, Arryken no está. Me giro con brusquedad y le veo alejarse. Doy dos zancadas y me posiciono de nuevo a su espalda. -¿Dónde vamos, Maestro?

Nada más terminar la reunión la gente empezó a marcharse del lugar, todos parecían saber perfectamente a donde ir, todos excepto yo. Mi maestro se fue demasiado rápido y yo me quedé atontado mirando la academia. Cuando me quise dar cuenta me había quedado con las personas con las que menos me habían hablado en todo el viaje.

Ante tal situación me puse muy nervioso y no hice otra cosa que salir corriendo. Sin mirar ni siquiera a donde iba empecé a correr hasta que tuve que parar a coger algo de aire. Al mirar ami alrededor no sabía muy bien donde estaba.

Ya nos habíamos separado del grupo. Xamd no había tenido ningún tipo de respuesta, así que supongo que lo veré al día siguiente. Al menos sabrá dónde demonios vivo? Creo que solo Lihl conoce una de mis habitaciones, y porque la rectora nos dio un lugar en el que estar para conocernos, pero creo que es algo que no es de demasiada utilidad. Después de todo, por mucho que vivamos en el mismo lugar la cosa cambiaría bastante. Dejaré a su ver si quiere seguir en el mismo lugar ella sola, conseguir una vivienda en alguna zona de la ciudad o si simplemente quiere quedarse conmigo. Estoy seguro que por una temporada a mi hermana no le molestará que se quede alguien con nosotros y ahora mismo estará trabajando en el laboratorio.

Así pues los llevo a mi verdadero despacho, que está en mi casa privada. Cabría esperarse que con su personalidad estuviese viviendo en un lugar de poco calibre... una pequeña casa de madera en la que pudiese vivir con total tranquilidad, como la mayoría de artistas marciales que necesitan muy poco para vivir, pero no salen de la zona central del castillo de hielo, recorriendo sus laberínticos pasillos durante varios minutos mientras hablo con las dos jovencitas; o al menos creo que la chica nueva, Yunoha, también es una jovencita de la edad de Lihl. Fijo que se llevarán bien.

No hace falta que estéis tan calladas chicas.- comento con una pequeña risa.- Tengo suficiente capacidad para hablar de varios temas a la vez. Además, podéis aprovechar para conoceros también si queréis. Si vas a estar- Me dirijo directamente a Yunoha.- Es seguro que os encontraréis a menudo, por lo que es bueno que conozcas a la gente

Después de varios minutos andando y dejándolas hablar, llegamos a un pequeño pasillo que termina en una gran puerta. Al fin en casa, hacía tiempo que no venía... Pero hay algo raro. Ya lo había detectado antes, pero no me esperaba encontrarme a nadie así. Un joven de cabellos largos se encuentra sentado en sus piernas al lado de mi puerta, como si esperase por alguien. Parece que se fija en nuestra presencia, pero no llega a decir nada. Me acerco tranquilamente, con la llave en mano y me dirijo a abrir la puerta

- Hola jovencito.- Le sonrío.- Qué te trae a mi casa? Hay algo que necesites de mi?.- Le pregunto mientras abro la puerta y me pongo a un lado, haciendo un gesto para que tanto las chicas como el joven pasen, quedándome en el umbral de la puerta hasta que lleguen.- Sois bienvenidas a mi casa señoritas.- Les sonrío mientras hago una pequeña reverencia mientras mi mano se mueve haciendo ademán de que entren.- Tú también joven. Si tienes algo que tratar conmigo no dudes en entrar. Estaremos más cómodos hablando sentados en un cómodo sillón, no sentados en el suelo.

Tras un rato de esperar, contemplé al "maestro en Artes Marciales" que me habían indicado que podría encontrar aquí en algún momento... con dos chicas jóvenes escoltándolo. Poniéndome rojo, bajé la vista y apreté el pantalón de entrenamiento que era de las pocas prendas que tenía, pensando si no sería mejor dejar todo esto... Claramente ese hombre iba a estar mejor acompañado si no me metía. Al principio acerqué la mano a la mochila, que había dejado hecha un bulto al lado, pero luego lo pienso mejor y la devuelvo al pantalón.

Cuando se paró a mi lado y me preguntó si tenía algo que tratar con él, no sabía si decir que sí, que no o qué, haciendo un gesto ambiguo con la cabeza, y al levantar la vista y toparse mi ojo con las caras de ambas muchachas, inmediatamente volvió a bajar, más rápido que antes y poniéndome aún más rojo, aunque bastaba para ver que Sora era más o menos del montón... quizás un poquito mejor, pero no destacaba por belleza física, precisamente, y tanto menos por su capacidad comunicativa, al parecer.

El hombre cede paso a ambas muchachas y yo no abandono mi posición, aún indeciso sobre decir algo.

Cuando finalmente Ikki se canse de esperar o haga ademán de entrar, le sujeto por el pantalón para demorarle un momento más, y entonces sí que acerco la mochila, aún sin saber cómo decir lo que tenía que decir, y saco de ella un sobre de un blanco prístino con un lacre color ámbar sellándolo, y se lo tiendo.

-Es que, ella parecía que tenía algo importante que decir, no quería interrumpir. -No tengo problema en esperar un poco, ya la sola idea de conocer esta gente nueva me pone feliz y me interesa mucho oirles. -No tengo prisa.

Al ver al muchacho sentado junto a la puerta casi suelto una risita, parece alguien muy dedicado. Cuando mi mirada se cruza con la de él le sonrío, debe de ser muy tímido, así que le daré tiempo de que se adapte sin presionarlo.
Entro a la casa detrás de Ikki y me quedo de pie esperando a que todos se sienten. -Es una casa muy bonita, señor Shio. -La encuentro sobre todo prolija, debe de pagarle a algunos sirvientes para que la mantengan limpia, cuánto dinero gana la gente aquí?
Espero con tranquilidad a una oportunidad para hablar. -Bueno, em... como dije, sobre controlar mi energía espiritual, creo que ya tengo conocimientos básicos sobre el tema, pero prefiero empezar desde cero. -Miro a Ikki con los ojos iluminados llenos de ilusión. -Me gustaría poder aprender mucho acerca de las artes marciales y así poder desarrollar mis habilidades. Espero que no sea mucha molestia.

Veo que el chico de cabello largo está aún más avergonzado, así que le sonrío de nuevo y gesticulo la palabra "ánimo" para ver si se suelta un poco. Si ellos también son o serán alumnos de Ikki espero que podamos ser amigos.

Sacudo brevemente la cabeza mientras miro a el muchacho que ha aparecido. El si tenia la apariencia de ser un nuevo estudiante, pero me recordaba a alguien. Le dedique una sonrisa mientras entraba a la sala. En mi rostro se aprecia una mirada confusa al escuchar a Yuhona. Parece que Ikki gana aprendices incluso con su nivel, es realmente admirable el nivel de respeto que deben tener en el.

Finalmente me decido a hablar con el.- Shio, la verdad es que tenia algunas preguntas, eres conocedor de que quede sin maestra una vez mas y, viendo el panorama.-Digo mientras muevo el brazo para referirme al resto.- Tampoco me gustaría robarte mucho de tu tiempo, pero necesitare un maestro para terminar la instrucción. Intentare no resultar una molestia ni nada parecido, pero, ¿Podría estar bajo tu cargo hasta que alcance la experiencia suficiente para graduarme?.- Finalice preguntándole directamente

Di un tiempo para que me respondiera, fuera cual fuese su respuesta la admitiría. Entendería que no me quisiera como alumna una vez mas así que si sucedía aquello tendría que prepararme por mi cuenta o encontrar a otra persona.

Asentí ante su contestación.- Luego, otra duda que me surge es donde viviré, la señorita Mune me dijo que podía quedarme en un terreno que tenia en la zona rural y que hiciera lo que quisiera con el, aunque realmente no tengo idea de donde esta o si tendré que informar a alguien cuando me empiece a alojar allí... La verdad es que siempre he querido tener un lugar para plantar diferentes plantas. Supongo que por eso lo menciono. Y... por ultimo...- Me quedo dudando durante un momento, no tenia claro como comentárselo.- Recuerdas a un chico de mi edad que encontramos antes de llegar a la nave? Le facilitaste unos papeles para poder llegar aquí y... Me gustaría saber si finalmente llego, también me gustaría verlo, pero creo que con saber que esta en la academia me bastaría, ¿Hay algún tipo de registro de las nuevas personas que llegan?- Termine finalmente. Prefería dejar el asunto del objeto para otra ocasión, una ocasión con menos gente presente.

- Que pasa chico? No aceptas mi invitación a entrar?- Pregunto extrañado. Son raras las ocasiones en las que invito a alguien a entrar a mi propia casa, pero más extrañas son las personas que lo rechazan sin razón aparente. Este chico ha venido a mi... por qué no querría entrar y hablar con calma de lo que le pasa? Mientras estoy indeciso sobre lo que hacer, el joven coge una carta lacrada de su mochila y me la entrega sin mediar palabra. El sello es indiscutible... el maestro Nao... Hacía muchos años que no lo veía y que no tenía noticias de él. Habrá ocurrido algo?

- Por favor, entra.- Le comento a forma de orden, más seriamente y le ofrezco asiento en uno de los sillones del salón principal que se ve nada más se entra por la puerta- Queréis tomar algo? Una bebida fría? Un té caliente? Sake? Cerveza?- No tenía pensado ofrecer bebidas alcoholicas en principio, ya que no tengo ni idea de la edad de los presentes, ¿pero qué educación sería la mía si no lo hiciese en un principio? Es de suponer que Lihl no pedirá alcohol, aunque tampoco se lo negaría después de lo que ha pasado

Nada más se cruza el umbral de la puerta, lo primero que se ve es un gran salón en el que tranquilamente podríamos reunir a todos los miembros de la última misión y todavía estar cómodos para hablar entre nosotros. Hay bastante decoración, pero a diferencia de lo que se podría esperar, la mayoría de las cosas que hay no encajan con la personalidad del profesor. Todo es muy... femenino. Hay varios cuadros de hermosos paisajes en las paredes, el tapizado de los sofás tienen estampados de coloridas flores y, lo único que se puede ver que parezca realmente del profesor son diversos cuadros con  retratos de Ikki con diversos personajes de casi todas las razas; algunos completamente desconocidos, otros bien famosos en todo Gaïa y... aunque parezca extraño, también hay retratos con eminencias de las que se sabe que hace bastantes años que han muerto.

Desde los propios sofás solo se puede ver una pequeña parte de las habitaciones que componen la casa, siendo una habitación llena de estanterías en las que parece no haber un solo hueco libre para poner otro libro. También se ve lo que parece ser un despacho con la puerta entreabierta, en la que se puede ver también que hay varios objetos de combate como espadas, tonfas e incluso algún que otro traje de combate que parece estar expuesto sin tenerlo en cuenta para su uso.

Después de que me contesten preparo las bebidas que me pidan mientras voy abriendo la carta y leo su contenido. Estoy completamente tenso mientras abro la carta y, una vez leo las primeras letras mi cuerpo se relaja y sale una carcajada- Joven maestro dice! Que majo el Nao teniendo en cuenta su edad... Chico, vaya susto me has pegado, pensaba que le había ocurrido algo a tu maestro, pero parece que te ha enviado a mí para entrenarte... Dalo por hecho.- Le espeto con una sonrisa en los labios mientras me tiro en el sofá principal del salón, ya con las bebidas servidas a todos

- Bien, vamos al tema general...- Miro a Yunoha- Así que estás interesada en dominio de la energía espiritual  y las artes marciales- Comento pensativo mientras la observo detenidamente.- Pareces una persona con un nivel de poder equivalente al mío y con habilidades bien equilibradas...- Hago una pequeña pausa mientras pienso la razón por la que está aquí antes de seguir.- Supongo que MM ya te ha explicado que como artista marcial mi especialidad es el dominio del ki y el flujo espiritual y físico, ya que mis artes marciales principales son el tai-chi y el Lama, así que será un placer ayudarte en lo que necesites, pero el domino de tu energía espiritual te lo puedo asegurar.- Le sonrío.- Eres completamente bienvenida al grupo

A continuación continúo con Sora, que parece que todavía no quiere decir palabra. ¿Tan grave es su situación? No sé si lo debería controlar de cerca... pero le debo una al maestro Nao, así que no me voy a negar en absoluto en entrenar y cuidar de este chico, incluso aunque no lo conozca de nada. -Veo que eres un preciado alumno de un viejo colega, así que quiero que sepas que me haré cargo de ti en todo lo necesario. ¿Espero que puedas llegar a confiar en nosotros algún día, pero podrías empezar diciéndonos tu nombre? Alguna forma de llamarte al menos...

Una vez finalizado con Sora, esperando un tiempo a ver si me da al menos su nombre o incluso si se decide a hablar algo más continúo con Lihl, que al ser ya mi antigua alumna, conoce mi estilo y sabe perfectamente qué es lo que está buscando, por lo que sus preguntas son más adecuadas y directas.- Pequeña... ante la primera pregunta, ¿de verdad necesitas realizarla?- Le espeto con una gran sonrisa mientras  tomo un sorbo de la cerveza fría que me serví a mí mismo.- Por supuesto que eres bienvenida y siempre lo serás, incluso cuando te gradúes. Ahora continuaré directamente con la última pregunta, ya que la segunda os incumbe a todos realmente. Ahora cuando salgamos de aquí enviaré una carta a administración para que me den la información de Yuto- Hago una pequeña pausa con una sonrisa chistosa.- Si. Me acuerdo de su nombre también.- Me rio.- Tanto si está en la academia o si al menos ha llegado al destino que le marqué en mi carta, para saber su localización. Cuando llegue la información serás la primera en saberlo. ¿De acuerdo?

Ahora bien. Esto va por todos, ya que básicamente al ser nuevos supongo que no tendréis un lugar donde vivir y no voy a permitir que mis aprendices duerman en la calle o tengan que pagar por hospedarse en una taberna- Comento mientras me levanto y entro en el despacho para recoger un pequeño mapa de la ciudad, abarcando las diferentes zonas de esta. Vuelvo al salón y despliego el mapa en el medio de la mesa.- Ahora me voy a dirigir hacia allí, por si queréis venir directamente, ya que va a ser nuestro punto de encuentro para entrenamientos y reuniones. Aunque esta es mi casa, la comparto con mi hermana, que también trabaja aquí, así que no podemos hacer lo que queramos por aquí.- Sonrío mirando para uno de los cuadros... No destaca mucho dentro de la decoración de la casa, pero si hay algo extraño en esa pared (para quien pase una tirada de Advertir o buscar bastante alta se notará que algo pasó ahí y parece que hay alguna grieta como si alguien le diese un golpe que lo dejase a punto de romperla).- Aquí, en este punto de la zona rural- Comento mientras marco con una X en el mapa la situación.- Está mi vivienda privada. Hay varias habitaciones y podréis vivir allí si queréis mientras no encontréis un lugar mejor. Tiene un buen terreno en el que podréis entrenar sin preocuparos de romper nada y también otro sitio donde poder hacer un pequeño huerto si os gusta y apetece. Hace años que no lo uso, pero la tierra es fértil.

Ahora terminar vuestra bebida con calma y hablar de lo que queráis. Cuando todos terminéis quedaréis libres, aunque prefería que vinierais conmigo y conozcáis el camino a mi casa, así no os perderéis para otra.- Les sonrío.- Alguna pregunta en general.- Comento mientras cojo uno de los sobres y un papel del lateral del sofá y empiezo a escribir la carta para los del departamento de administración para cumplir mi palabra con Lihl

Finalmente sigo a aquel hombre al interior del amplio despacho. Murmuro "perdón" al entrar como si fuese una molestia, y sigo sus indicaciones hasta que termino sentado en uno de los sillones. La cercanía de las dos muchachas me abruma un poco, pero me esfuerzo por controlar mi actitud y me quedo sentado, aún con la vista baja el 90% del tiempo. Niego ligeramente con la cabeza cuando ofrece bebidas, dando a entender que no quiero beber nada en ese momento.

La decoración me descoloca, lo que es bastante lógico, puesto que de una casa campesina pasé a la nada ostentosa vivienda de Nao, que era poco más que un retirado dojo en las montañas sin casi elementos decorativos (a menos que las armas fuesen consideradas así), y ahora me encuentro entre estampados de flores y cuadros, aunque estos llaman mi atención según parece.

Su carcajada al leer la carta me dejó patidifuso, y más cuando habla de ese "creía que le había pasado algo"... ¿Sería que el Maestro Dao no había mencionado que su intención era dejar de emplear su dominio sobre el Ki y el Vacío, dejando por tanto de alargar su vida? Menuda catástrofe... ¿cómo le decía yo ahora eso? Abro la boca como si fuese a decir algo al respecto, pero entonces me entran las dudas: ¿y si decidía que al morir mi maestro no tenía mayor relevancia el entrenarme, entonces? Por supuesto, ésto sólo es mi imaginación disparándose haciéndome ver cómo vago sin maestro y con ciertos seres de mi pasado burlándose de mí, de suceder esa posibilidad... En cualquier caso, me quedo callado, dado que tampoco sabía lo que el Maestro Dao quería o no contar.

En cualquier caso, pasa a hablar con una de las dos chicas de la sala, la que había tratado de darme ánimo y tenía la voz de un ángel, aunque dada mi absoluta inexperiencia en mujeres veía así al 90% de ellas, encuadrándolas en las descripciones de las diversas historias que había leído... Cielos, tengo que parar de leer novelas y empezar a hacer vida social... Pero seguido a este pensamiento, recuerdo perfectamente por qué leo tantas historias de ese tipo.

Mi cerebro alcanza a escuchar las artes marciales en las que es maestro este hombre, y pienso que su estilo puede ser bien distinto de lo que yo busco, pero igualmente parece que no tengo ninguna opción mejor. En cualquier caso, a continuación se dirije a mí, preguntándome directamente cómo llamarme. Bueno, es un comienzo bastante lógico, así que hablo la boca con determinación, levantando la vista... Y entonces veo a los tres mirándome y sólo sale un pequeño hilo de voz ininteligible, volviendo a bajar la cabeza por la vergüenza. Venga, hombre, que vas a parecer idiota. Me regaño a mí mismo, y entonces vuelvo a tomar aire, sin levantar la cabeza esta vez y repito:

- Sora... -respondo ante la pregunta. Soltando un poco de aire, más confiado, añado- Mi madre y mi Maestro me llamaban Sora. -concluyo, soltando la primera frase completa y con sentido desde que me habían encontrado ahí fuera. Alrededor de cuatro minutos, no es una mala marca. Supongo.

En cualquier caso, sólo escucho mientras responde algo acerca de otro chico, al que al parecer buscaba la joven que más tiempo parecía llevar con el Maestro Shio. Claro, debe de tener novio. Deduzco de buenas a primeras. Cualquier parecido con la realidad, pura coincidencia. Tras terminar, trae un mapa de la ciudad, que ya había tenido tiempo de verificar que era enorme, y lo despliega sobre la mesa, marcándonos un lugar en el que al parecer nos dedicaríamos a entrenar y dormir. Ya me había agenciado un almacén (no quería nada más) con parte del dinero que el Maestro Dao me había dado, pero claro, no tiene mucho sentido dar esa información ahora mismo, dado que el lugar sirve, esencialmente, para guardar cosas. El hecho de no recordar la última vez que dormí tampoco es relevante, porque había hablado de un uso la mar de interesante: un amplio campo para entrenar.

Se me había agotado el fuelle de hablar de momento, pero ya tenía pensado que lo acompañaría hasta la casa para asegurarme del camino. No obstante, en este punto, al decirnos si teníamos alguna pregunta, recuerdo el último arte marcial que el Maestro Dao me había comenzado a enseñar y decido que merece la pena preguntar. Armándome una vez más de valor (ni que fuese ir a pelear contra un dragón, oiga), abro la boca, y sale:

- ¿Asakusen... -tras esto hago una pequeña pausa, pensando si con el nombre del arte marcial y el tono de pregunta será suficiente. No obstante, me obligo a terminar la pregunta con un- sabe?

Finalmente el chico aquél decide entrar, espero que se anime pronto a hablar, me interesa mucho conocer su historia. Por lo pronto me dedico a observar la habitación en donde nos encontramos, y me divierten las imágenes de Ikki que hay por todos lados. -Debes de haber conocido a un montón de gente, señor Shio. Los maestros aquí son así de populares?

Cuando veo que se dispone a ofrecernos bebidas enseguida voy hasta él. -Oh, de eso me encargo yo, por favor. No te preocupes. -Procedo a llevar una bandeja con vasos y servir las bebidas.

-Parece que serás el único en beber, señor Shio. Te acompañaré con un poco de sake de ciruelas. -Vierto el contenido de una lata de cerveza en su vaso y se lo acerco en su bandeja a Ikki, luego saco una botellita de cerámica del bolsillo de una de las mangas de mi furisode y me sirvo a mí, con toda la elegancia de lo que en mi tierra denominan "yamato nadeshiko". Por sus nombres asumo que Ikki y Sora también provienen de allá, pero no podría estar segura.
Doy un sorbito al pocillo mientras los escucho, y mi sonrisa se borra durante un momento cuando oigo decir "asakusen". Es un arte marcial muy violento, casi hexho exclusivamente para el asesinato, y me entristece un poco que este chico esté interesado en eso. Sin embargo no debo juzgarlo, tal vez busque usarlo para un estilo diferente, cosa perfectamente posible.
Lo mismo me pone feliz saber que Ikki podrá entrenarme en lo que busco, así que espero que este chico también pueda hacer lo mismo.

-Entonces podremos ir a la zona rural cada vez que queramos? O solo cuando te encuentres ahí para supervisar? No necesito sitio para vivir, ya he conseguido un lugar muy acogedor, pero estaré visitando diariamente, no creo que tenga espacio adecuado para realizar el entrenamiento. -Inclino despacio la cabeza y la levanto. -Muchas gracias.

También me da curiosidad la otra chica, la magia en Varja siempre ha dado muchos problemas y ahora que estoy en el continente tal vez pueda verla en acción más seguido.

-Demasiados musculos en los oidos como para oir, querida? contesto Arryken en un susurro que lo hizo parecer de pronto mas siniestro: No le gustaba repetirse, en especial con sus estudiantes Iremos a presentar nuestros respetos a los caidos en esta mision y nos han permitido volver a la Academia. Luego tienen hasta la noche para acomodarse, y comenzaremos con el entrenamiento propiamente dicho.

Asakusen... Susurro pensativo, examinando el cuerpo del chico y también su nivel de poser. ¿Cuán portentoso puede ser este chico para estar intentando aprender ese arte marcial a tan temprana edad?¿Y qué se le pasó por la cabeza a Nao para enseñarle un arte marcial tan peligroso? No se si será buena idea enseñárselo, al menos no hasta saber sus razones más concretas.- Aunque no está entre mis múltiples estilos de lucha si conozco sus bases, pero estás seguro de querer aprender un arte marcial exclusivo para el asesinato?- Pregunto, con voz de preocupación y sin ninguna expresión en mi rostro.- Primero deberás dominar el kung-fu y ver como actúas en situaciones peligrosas. Una vez me demuestres que eres digno, te podré empezar a enseñar.- espeto calmado. Ya he tenido malas experiencias en el pasado... no puedo arriesgarme a cometer el mismo error otra vez.- De todas formas, no te interesan otras artes marciales? O las conoces al menos? Si no conoces más artes marciales y solo te enseñó sobre estas el maestro Nao... puedo orientarte también en el que más se adapte a ti. Igual de efectivos en combate, pero menos específicos y con más utilidades...

En cuanto a ti, Yunoha... ¿puedo tutearte verdad? Vosotros no dudéis en hacerlo conmigo cuando queráis. Soy un superior en rango, pero no me considero por encima de nadie.- Sonrío a todos en la sala.- Lihl ya lo sabe. Y no. No todos los maestros son populares.- Hago una pequeña pausa, recordando ciertas actividades de algunos de los maestros e incluso sus personalidades, las cuales hacen que algunos sean odiados en general por la gente por su mala actitud o prepotencia.- Pero mi trabajo no es precisamente el combate, aunque así pueda parecer. Soy más un... como llamarlo... relaciones públicas, si.- Una pequeña risilla sale cuando digo esa palabra. No es el primero maestro que se burla de mi utilizando esa expresión, pero realmente es así. Siempre que puedo evitar el combate soluciono las situaciones por otro lado.- Eso no excluye que también sepa luchar a un nivel decente. Tenedlo muy en cuenta.

En cuanto al tema de mi vivienda en la zona rural, podéis ir cuando queráis. La casa comprenderéis que estará cerrada para quien no viva en ella, ya que no tendréis la llave, pero mis terrenos son utilizados por varias personas de la academia, no solo por mi.- Una vez termino mi bebida y veo que el resto más o menos está acabando, me levanto y comienzo a andar hacia la puerta, asomándo la cabeza hacia fuera un momento, buscando a alguien. Encontrando rápidamente a un trabajador que pasa por la zona- Tu, chico!!- Se me escucha mientras saco una mano fuera, para hacerle señas de que se acerque.- Hazme el favor de llevar esta solicitud a administración. No es urgente, pero no te demores mucho, por favor. Una vez entregada la carta, vuelvo a girarme y miro a los que son mis nuevos alumnos.- Qué decis? Queréis ir a la casa y así conocernos un poco? Mañana podríamos solicitar alguna misión, pero creo que por hoy Lihl y Xamd deberían descansar, todavía no están acostumbrados al trabajo.