Partida Rol por web

El golpe había fallado, y su contrincante volvía a la carga, pero ambos estaban cansados y los reflejos de Taokaka seguían siendo mejores. ¡No por nada tenía los genes de Jubei en ella! Cuando esquiva la patada del tramposo, vuelve a tropezar con la caja de antes, que se abre otra vez, y con un flash de luz, una tipa mu rara, rara, que le recuerda a la Conejita, sale de ella al grito de "¡Por la luna!"

"¿Dónde están los enemigos? espera, ¿Quién ha pegado a ésta pobre chica?" *Mira a Natsu* "Has sido tu, ¿Verdad?¿Toma ésta!"

De los cielos, cae un cacho de rayo que golpe a Natsu en todo el cabolo, dejándolo más atontado que de normal. Tras eso, la conejita II se retira fuera del ring con algo de molestia por haber sido traída a otro lado así cómo así y Tao se levanta.

"No sé que ha pasado, nya, pero voy a aprovechar, nya"

una vez más, salta sobre el tramposo, parece decidida a dejarle en el suelo hecho unos zorros.

Viendo que la gata, que era más dura y rápida de lo que pensaba (¿prima de Racer...?), abrió otra vez su caja con el resultado de dejar a Happy sin alas y otras cosillas, me acerco rápido a la mía y la abro también. De la luz ahora sale otro tipo raro, con pinta de flojucho, pero a veces esos eran los peores.

Pero el tipo, en vez de hacer algo productivo, se puso a contarme su vida mientras yo bloqueaba como podía los ataques de la gata.

- ¡Me aburres, haz algo! -le dije, enfadado mientras resistía.

Finalmente, terminé de aburrirme de escuchar las patochadas de ese imbécil mientras aguantaba los golpes de la gata, concentro mi magia en mi puño, cansado, y le grito a ella:

- ¡Dame un respiro! -y lanzo un puñetazo para darme espacio.

Pero realmente, el combate se para un poco más que por lo curioso de que el que había terminado empotrado en la pared era el tipo de la caja. Pues sí que era tan inútil como decía...

¡Otro tipo raro había aparecido! Y parecía que no iba a estar mucho tiempo ahí, por que enseguida el tramposo lo mando a volar de un puñetazo.

"Nyaa... Tao está aqui nya. Pareces cansado nya, ¡quizá encuentres algo entre todo esto, nya!"

Tras decir eso, empieza a lanzar montones y montones de trastos, basura, y mierda en general, que uno se encontraría en cualquier vertedero. Desde luego, si es que cuando dicen que los bolsos de las mujeres son agujeros negros... auqneu en este caso es una chaqueta.

El combate se ponía crudo y estaba muy cansado ya.

- ¡Maldita sea! -digo, enfadado, mientras la gata se preparaba para atacarme de nuevo.

A la caja le quedaba un compartimento, así que decidí que era ahora o nunca...

Genial, lo que me faltaba. Primero un idiota y ahora una colegiala extraña y guapita de cara. Se me quedó mirando con cara de felicidad con un chisme extraño en las manos, que de repente me agarró del brazo.

- ¡Oye, ¿qué es esto?! -pregunto, oliéndome lo peor, cuando el cacharro ese de repente salió a atrapar a Tao que no mucho pudo hacer para evitarlo, mientras yo gritaba arrastrado a la fuerza por la máquina del demonio esa- ¡Oye, maldi...!¿Eh? -mis fuerzas se restauraban rápidamente mientras que Taokaka, al contrario, parecía más lastimada...- ¡Menuda magia!¿Tienes gremio? -pero en muy poco tiempo parecía haberse liado a hacer otras cosas con varias herramientas en el borde del ring mientras hablaba para sí misma, y casi a bocajarro Taokaka comenzaba a acribillarme con una lluvia de cosas en mal estado.

Me cubro como puedo, quitándome de lo peor con mis manos, hasta que finalmente, aprovechando la cercanía, digo:

- ¡Fuera de mi camino! -y le lanzo una patada la mar de malintencionada al costado.

De repente, de la famosa caja que tanto por saco había dado, aparece otra tipeja más extraña si cabía, y le diparaba con un cacharro rarísimo que le atrapó. Empezó a  notar cómo sus fuerzas le abandonaban, y cuando el efecto terminó, se sentía muy cansada y apaleada. Para colmó, un ataque del contrario venía en dirección suya, así que lo bloqueó como pudo, pero salió volando despedida.

"¿Nyare?...¿Por qué Tao está tan cansada, nya?" en sus delirios de cansancio, no se fijo en que andaba otra vez en dirección a la caja de antes, y volvió a tropezar con ella. Esta vez, la visita que salio era muy parecida a la anterior, pero usaba lo que se podía decir era un uniforme.

Miró confundida, y se fijó en Tao, que estaba tirada en el suelo con claros signos de empezar a desmayarse.

"¡Ah! Pobrecita, ¿Pero que te ha pasado? Tranquila, enseguida estarás mejor" Dicho lo cual, le pegó un mordisco en tol cuello

"¡Nynyanayanyay! Para, a Tao le gusta morder, no ser mordida. ¿Nyare? Me siento mejor. No lo entiendo, pero ¡gracias Chica Mordedora!"

Se volvió hacia su contrincante, con energías totalmente renovadas y a toda velocidad , y se lanzó contra él. Una vez más, unos kakas más pequeños y el misterioso gato humanoide saltaron al campo a acompañar a Tao y jugar al voleybol un rato.

"¡Esto no ha terminado, nya¡"

Mi golpe había mandado a la neko a volar un poco y, viendo la devastación que mis golpes ígneos habían ido causando poco a poco, decido que ya es hora de un tentempie.

- Lo siento, neko-chan, pero me tomaré un almuerzo y después acabaré con esto. -le digo, con mirada decidida, abriendo la boca mientra el fuego comenzaba a volar hacia mí en serpentinas ígneas.

Pero, antes de que me de cuenta, la gata se abalanzó sobre mí (con un 25% extra de mala leche) y noté cómo me epezaban a venir golpes de todas direcciones al no haberme podido cubrir. No se si me hizo más daño la golpiza o el hecho de pensar que me estaban "transportando" de un lado a otro, de manera que terminé un poco mareado hasta instantes después de aterrizar.

Cuando la nube de polvo de mi impacto se dispersa, caliento ligeramente el hombro derecho y miro a la gata con una sonrisa:

- Interesante... ¡peleas mejor que Gray! -digo con cierta diversión y una mirada decidida a rematar el combate.

De repente aparece Gokudera gritando por ahí:

- ¿¡Quién de vosotros es el que está absorbiendo las llamas de el 10º!? - Parece muy cabreado, cuando ve a Natsu comer fuego coge y activa el Vongole Gear de la Tormenta - Te vas a enterar tu ahora - Pero en ese momento a Uri no apetecía hacer caso a su amo. Y comienza a arañarle la cara.

Reborn que ve el espectáculo de Gokudera salta del palco de comentaristas y le da una patada tan fuerte que lo manda a volar fuera.

- ¡Ahora no idiota!

Vió cómo aquel tipo tan raro comenzaba a comerse llamas. ¡Llamas!

"Nyara, que chulo. ¡Tao también quiere hacerlo!" En ese momento, se oye un rugido en todo el estadio. "Ahora que lo pienso, Tao también tiene hambre, nya..."

Se sentó en el suelo, y sacó una cesta lleno de bollos de carne al vapor, que empezó a devorar tranquilamente.

Natsu, sin preocuparse de ver que Taokaka se pone a comer también, Natsu ahora se centra en que las llamas reparen su cuerpo, sin dejar de comer.

La intervención del tipo le había distraído un instante y eso había cortado el flujo de llamas, pero seguí alimentándome de todo el fuego que encontrara a mi alcance.

Bueno, pues ya había comido suficiente. Tras darse cuenta de cómo estaban las cosas, decidió que había que ponerse serios.

"¡Terminemos esto, nya!" Y empezó a lanzar las cestas de nikuman vacías que había a su alrededor. Parecía que había vuelto con buena energía.

Un italiano con bigote salta al Ring

http://www.youtube.com/watch?v=RJcPc6OQ384&t=8

"It's a me, Mario"

Y se mete en una tubería, y desaparece.

Terminando de consumir llamas, veo entre el brillo del fuego que la gata ya se enfada y decide que es mejor arrojarme las cestas que tenía a mano. Algunas se prenden con las llamas que terminaban de llegar a mi boca, pero antes de que me alcance, pego un salto por encima de las bandejas que tira.

- ¡Estoy de acuerdo, neko-chan! -grito, desde el aire, con una sonrisa emocionada- Karyuu no Tekken! -digo, cayendo directamente en su posición con uno de mis puños imbuido en llamas.

Antes de impactar, una de las cestas se me enganchó en la cara, aunque no me hizo daño, pero por un momento me quedé sin ver, así que el golpe no iba orientado del todo.

Gruño un poco bajo la cesta, de modo algo cómico, y la lanzo por los aires, enfurruñado.

Ahí volvía, demasido rápido. Se empezaban a notar los efectos del cansancio, era difícil continuar para ella. Aún así, consiguió reducir al mínimo el daño recibido, y se dispuso a recoger y volver a lanzar las cestas de bollos de carne anteriormente mencionadas.